Promocionando a De las Heras

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El nacional-progresismo eclesial en Cataluña no solo ya no es lo que fue antaño, sino que se ha ido reagrupando alrededor del poder de las monjas mediáticas, especialmente el de Lucía Caram y el de las benedictinas de Montserrat, hoy representadas más por su abadesa María del Mar Albajar, que por una Teresa Forcades en horas bajas. Los sacerdotes progresistas se han hecho muy mayores y la renovación sacerdotal ha seguido líneas totalmente opuestas. Al nacional-progresismo solo le quedan las órdenes religiosas, que además gozan de unos recursos económicos muy superiores al mundo diocesano, lo que les permite ejercer como lobby. Y como tal lobby, también quieren tener su palabra en la complicada sucesión de Omella. Por eso, a nadie debe extrañar que los paseos de este fin de semana con el obispo de León, Luis Ángel de Las Heras, respondan a la intención de promocionarlo como futuro arzobispo barcelonés.

El prelado leonés ha estado unos días en Barcelona, donde acudió a presentar al cardenal Radcliffe en las jornadas organizadas por el Grup Sant Jordi. Previamente, ambos pasaron unas horas con las benedictinas de Sant Benet con la compañía del obispo de Lérida, Daniel Palau. Luego pasó por el palacio episcopal, donde se retrató en la calle del Bisbe y después a la charla en el hotel Alimara. Resultan llamativas tanto las prioridades de los invitados como la preferencia del Grupo Sant Jordi (comandado por el comisario Armengol y refugio de lo poco que queda del nacional-progresismo) por el obispo de León: claretiano nacido en 1963 y que ha contado en su carrera con el aval del jesuita Royón, su antecesor en la presidencia de la CONFER y del cardenal claretiano Aquilino Bocos. 
 

Muy mal ha de estar el panorama eclesial catalán para que se vea con buenos ojos, e incluso se patrocine, a un obispo nacido en Segovia, por mucho que se subraye en su favor que es claretiano y que Cataluña es la tierra madre del fundador de la orden, San Antonio Mª Claret. También se destaca que terminó hablando gallego en su anterior destino de Mondoñedo, con lo cual se concluye que le será fácil hablar catalán. También es verdad que, si se tiene en cuenta la última encuesta del Idescat, solo hablan catalán el 22% de los diocesanos de Barcelona, lo cual minimiza la importancia de la lengua e incluso podría generar la paradoja de que el propio nacional-progresismo devolviera a la Iglesia en Barcelona la realidad lingüística de la calle, equiparando el idioma de los templos al idioma cotidiano.

Promocionar a De las Heras como sucesor de Omella sería una jugada hábil del progresismo eclesial para seguir teniendo la sartén por el mango. Esa sartén que no ha soltado en los últimos cincuenta años. Atraer a un “paracaidista” castellanoleonés, claretiano con evidentes ansias de medrar, miembro junto a Omella de la comisión que controlaba los nombramientos de obispos y representante del ala más progresista del episcopado, favorecería sus intereses y frenaría el avance de un clero catalán cada vez más conservador. En las cosas de comer (poder y dinero) cabe sacrificar la llamada lengua propia, aunque el comisario Armengol tenga que tragarse el discurso de toda su vida.


Esta semana llega a España el nuevo nuncio, Piero Pioppo, y comenzará la cuenta atrás del mandato de Omella. Solo queda por saber si lo retirarán antes de su cumpleaños en abril o si le permitirán seguir hasta junio para que presida el centenario de Gaudí y la inauguración de la torre de Jesús en la Sagrada Familia; y, en su caso, si el Papa le confiere una responsabilidad internacional simbólica. La importancia del nombramiento permitirá calibrar la política del Papa y del nuncio de la Santa Sede respecto a la Iglesia en España (y particularmente en Cataluña). El procedimiento sucesorio ni tan siquiera se ha iniciado y ya empiezan a circular nombres. Cuanto más se demore, peor.

Por ahora, nos hallamos con el contrasentido de que los que piden un obispo catalán son aquellos que abominaron de aquella nefasta campaña del Volem bisbes catalans, mientras que los herederos de quienes la idearon promocionan a un segoviano. La sucesión de Omella ha abierto un escenario en el que nadie defiende lo que predicaba y todos reivindican lo que antes criticaban. La vida te da sorpresas…  
 
Oriol Trillas 

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3 comentarios

  1. Tranquiliza saber que la malhadada comisión ya no existe y que Omella no va a poder hacer y deshacer más nombramientos episcopales. A partir de ahora, el nuncio confeccionará las ternas, las enviará a Roma y de ellas saldrán los nuevos nombramientos. Cómo debería haber sido siempre.

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  2. Lo llamarán Lluis de les eres de blat y Santas pasquas.

    El catalanitzador de cognoms , hace milagros jejeje.

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  3. El sucesor de Omella ya está decidido en la Secretaría de estado de la ciudad del Vaticano. Y no es precisamente Parolin quién ha puesto el nombre sobre la mesa.

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