He leído la entrevista que le hacen a Josep Lluís Carod Rovira en el portal Catalunyareligio. La entrevistadora es Montserrat Dameson, esa chica mimada del nacionalprogresismo y de los medios afines, porque con solo 28 años defiende los postulados más independentistas sintiéndose católica, aunque de vez en cuando se le escape algún exabrupto como poner "P. España" en algún comentario en las redes sociales. Toda una "rara avis" en ese mundo de personas ancianas, prácticamente sin relevo, con alguna excepción que confirma la regla, como ella.
Carod Rovira fue un importante político catalán que dirigió Esquerra Republicana, entre 2004 y 2008, llegando a ser vicepresidente de la Generalitat de Catalunya en los tiempos del llamado "tripartito" que encabezaron los socialistas Pasqual Margall y José Montilla en la presidencia. Después abandonó la política activa e incluso la militancia en el que fue su partido.
En mayo de 2005, siendo vicepresidente de la Generalitat, viajó a Jerusalén junto al President Maragall y el conseller Antoni Castells para participar de un acto de homenaje al ex primer ministro israelí Issac Rabin, allí se fotografió burlándose de la corona de espinas, con una imitación de la que llevó Jesucristo en la cruz. El hecho fue ampliamente divulgado y muy criticado por los creyentes.
El dirigente republicano, hijo de guardia civil y madre muy religiosa, había estudiado en el Seminario de Tarragona, pero no solo no continuó el camino sacerdotal, sino que también abandonó el camino de la fe, declarándose agnóstico en diversos momentos. A pesar de ello, cuando se apartó de la política, se dedicó, entre otras cosas, al estudio de la historia del protestantismo en los mal llamados "Países catalanes" (Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares).
No es que se convirtiera al protestantismo, como el caso reciente del futbolista Dani Alves, sino que se dedicó a profundizar este tema desde un punto de vista meramente histórico. Lo cierto es que se ha convertido en un experto, y de ahí que dé charlas y conferencias para hablar de ello.
En la entrevista que le hace Dameson, aprovecha la ocasión para cargar contra el protestantismo por su vinculación mayoritaria con la derecha, dice: "La extrema derecha política hace una utilización ideológica del cristianismo evangélico", Carod se añora de los tiempos que él ha estudiado en que afirma que el catolicismo era de derechas y el protestantismo era progresista, democrático e incluso republicano. Y lamenta que esa tradición, por ejemplo, de antes de la guerra civil, "haya sido profundamente alterada por el crecimiento desbordante de las iglesias neo-Pentecostales", a las que acusa de fundamentalistas.
El ex-político se siente contrariado, porque le caían simpáticos los protestantes cuando se posicionaban en el ámbito "progresista" de la política, también cuando se integraban en la vida catalana como aquellos gitanos que abarrotaban las iglesias protestantes con el cantante Peret y otros en cabeza. Es cierto, hoy los protestantes en Cataluña se nutren básicamente de la cantera latinoamericana, no muy propicia a los postulados independentistas de Carod, son conservadores de ideas, y votan disciplinadamente a la derecha.
Algo que no pasa en la Iglesia católica, tal como reconoce el mismo Carod, que afirma que puede tener en su seno a dirigentes como Rouco Varela o Casaldáliga, y así nos va, tan poco disciplinados somos los católicos, que muchos acaban votando opciones claramente contrarias al Magisterio de la Iglesia.
Francisco Fabra

