Llevamos un tiempo dulce, por lo que a las encuestas sociológicas sobre religiosidad se refiere. Especialmente en un ámbito siempre difícil como es la juventud, donde nos llegan datos esperanzadores, de los que muy pocos pueden presumir. Si en otros tiempos de religión oficial católica lo rebelde por parte de la juventud era manifestarse como no creyente, parece que ahora la rebeldía de muchos jóvenes está en no dejarse llevar por esta sociedad materialista y sin valores, interesándose por la espiritualidad, en nuestro país, especialmente por la religión católica.
Que crezca el número de jóvenes que se declaran católicos y descienda el de ateos es una muy buena noticia, pero que nadie piense que este cambio se debe a una moda o a los discos de Rosalía, se debe sobre todo a unas propuestas espiritualmente interesantes para los jóvenes de hoy en día, centradas en la Adoración Eucarística y la formación cristiana, con métodos modernos pero con trasfondo tradicional y conservador. Durante décadas ha quedado claro que la propuesta nacional-progresista encallada en los años 70 y 80 del siglo pasado no tiene ningún interés para nuestros jóvenes. Una Iglesia basada en cuestiones sociales, como una simple ONG o identificada con una ideología política separatista, no interesa, unas celebraciones asamblearias, teóricamente muy participativas, pero sin visibilidad de la Trascendencia, tampoco interesa.
Más allá de los datos positivos de esta juventud insatisfecha con lo que les propone los dirigentes de una sociedad que quieren que sea sin Dios, los datos genéricos del número de católicos, aunque han descendido considerablemente con el paso de los años, aún mantienen unas cifras superiores al 50% de la población, el CEO catalán da un 55%, y el CIS, aunque sus datos siempre hay que mirarlos con cautela daba el año pasado más de un 58% a nivel estatal. Por mucho que quieran hacer ver que España ya no es un país católico, las cifras dicen que más de la mitad de la población lo es.
El repunte de jóvenes católicos es significativo en los últimos años
A pesar de que esos mismos políticos que aprueban leyes que puede dejar en descontento al casi 50% de la población porque tiene un 51% de votos en el Parlamento, le niegan a los católicos cualquier presencia en la sociedad, dicen por respeto a los que no forman parte de esa mayoría. De ahí que quieran quitar cruces y símbolos religiosos de todas partes, que ignoren o incluso se burlen de la fe de los creyentes, como nos ha sucedido por ejemplo en la era Colau en Barcelona, algo que no ha cambiado demasiado con la llegada de Collboni.
El respeto que se tiene, por ejemplo con la religión musulmana, para que los alumnos no coman cerdo en los colegios, o en apoyar al colectivo homosexual poniendo sus banderas en los balcones de los ayuntamientos cuando llega la semana del "Orgullo gay", no se tiene con la religión católica, que no es una simple minoría como en los casos antes citados, sino que es una mayoría como los estudios sociológicos confirman.
Quieren eliminar a Dios y a la religión católica de cualquier tipo de visibilidad, y se encuentran con el silencio cómplice o la falta de decisión de nuestros pastores para que se respete que somos la opción mayoritaria de la ciudadanía. A pesar de ese esfuerzo, el futuro no se le ve muy favorable a sus intereses, la izquierda anticlerical va reculando en todas partes, en España VOX es la opción mayoritaria entre los votantes de 18 a 24 años. Y para mayor desgracia para ellos, los jóvenes de esa misma edad cada vez se sienten más católicos.
Francisco Fabra


Los que tratan mal los gobiernos de derechas es a la otra mitad.
ResponderEliminarPara pacificar la conciencia de los vencedores de la guerra civil
mejor que los ejecutados republicanos queden sepultados en las fosas.
Los matrimonios por la Iglesia, así como las vocaciones sacerdotales y religiosas están en mínimos históricos, ¿dónde está entonces ese renacer católico de la juventud?
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