La basílica de Sant Just i Pastor, reconvertida en comedor para la comida de Navidad
Hace un tiempo les informaba de una comida solidaria que tuvo lugar en la basílica de Nuestra Señora de la Merced, patrona de la ciudad, para recaudar fondos para la obra caritativa mercedaria. Aquel día, el espacio sagrado, donde se celebra por ejemplo la Misa Patronal de la Fiesta Mayor de la ciudad, se convirtió en un restaurante de lujo para acoger benefactores dispuestos a dar un suculento donativo para la acción social.
Ahora me ha llegado otra fotografía muy similar, en concreto de la basílica de Sant Just i Pastor, en la que se ha celebrado una comida de Navidad, que ya hace años que se viene realizando, organizada por la Comunidad de San Egidio, a imagen de lo que se hace en otras grandes ciudades del mundo. El objetivo es dar una comida navideña a aquellos que no pueden permitírselo, es decir, a pobres y vagabundos que deambulan abundantemente por esas calles. El gesto es muy bonito y elogioso, pero lo que me molesta es que tenga que hacerse en el interior de un templo. Hay espacios de sobra para esa misión y si no, seguro que el Ayuntamiento puede dejar alguno y de paso se marca un punto, como acostumbran a hacer los ayuntamientos de izquierda, poniéndose medallas por la obra social que realiza la Iglesia.
Las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta, de una forma silenciosa y discreta, están ayudando a diario a montones de pobres y marginados en ese barrio y no solo en fechas señaladas o puntuales, pero jamás se les ocurriría convertir la iglesia de San Agustín en un comedor para esas personas a las que ayudan. Pero para otros parece que tiene más glamour y marketing decir que se hace dentro del mismo templo que en otro local por muy parroquial o eclesial que sea.
El casco antiguo de la ciudad de Barcelona, lleno de iglesias de un gran valor artístico e histórico, se ha convertido en un barrio descristianizado, donde además de edificios oficiales e institucionales en los que no vive nadie, hay una inmensa población proveniente de todo tipo de países, mayoritariamente de otras religiones distintas a la nuestra. Lógicamente, la Iglesia tiene que resituarse, pero no convertir esos templos, que son la Casa de Dios en lugares para el turismo, las exposiciones o para acciones solidarias.
No olvidemos que Mn. Lluís Ramis, fue el responsable, hasta su trágica muerte, de tres de esas iglesias, concretamente la basílica del Pino, lugar de conciertos y exposiciones, algunos impropios del lugar que ocupan, la mencionada de Sant Just i Pastor que parece propiedad de la Comunidad de San Egidio y la de Sant Jaume que finalmente cerrará sus puertas como templo para dedicarse a exposiciones y actividades culturales. ¿Nadie se dio cuenta de que con ese panorama, Mn. Ramis, de carácter débil, se iba poco a poco deprimiendo y en vez de apoyarlo se le iban dando nuevas responsabilidades?
Al panorama de estas iglesias, hay que añadirle la basílica de la Merced, ya comentada por la comida en su interior, en la que los mercedarios están haciendo una excelente obra social, o la de Santa Ana donde está el famoso Hospital de Campaña, en el que se atienden pobres y marginados, dándoles acogida y dejándoles dormir incluso en el mismo templo.
Está muy bien que la Iglesia se reconvierta y que si no tiene feligreses potencie otras acciones pastorales como es la atención a los más necesitados, tan presentes en ese barrio, pero eso no tendría que ser excusa para que los templos acaben convirtiéndose en salas de conciertos y exposiciones, en restaurantes provisionales, o en posadas gratuitas para los pobres.
Hace unos años se reconvirtieron los inmensos locales de la parroquia románica de Sant Pau del Camp, en este mismo barrio, en espacios para algunas de las delegaciones diocesanas. ¿No sería más lógico que se hubieran dedicado esos espacios a la atención de los pobres, y poner esas instalaciones diocesanas en algunos de los muchos locales de la Iglesia que está vendiendo o alquilando la "Inmobiliaria" Omella?
Francesco Della Rovere
Una cosa es que se dé alojamiento a los que duermen en la calle, acto de caridad de la máxima urgencia para quien carece de lo más elemental, un hogar, y otra muy diferente es que se celebren banquetes en templos, algo sacrílego. Para hacer caridad no hace falta ningún acto como banquetes, bailes y demás festicholas, por muy "benéficas" que se las llame y en las que, aunque con buen fin, no se hace otra cosa que halagar y alimentar la vanidad y el gusto por el lujo de los que asisten. Menos aún en un recinto sagrado. En cosas de caridad, caridad de verdad, que no sepa tu mano derecha lo que hace la izquierda, pero al parcer prpepferimos al rico que hace sonar la trompeta cada vez que da limosna. Y por otra parte, la Iglesia es una potencia inmobiliaria de primer orden. ¿No puede ayudar seriamente a hallar alojamiento digno y permanente a los que viven a la intemperie?
ResponderEliminarTantos locales vacíos y tienen la desfachatez de mancillar la casa de Dios.
ResponderEliminarQue vergüenza 😞
Aquí habría que preguntar una cosa: estaba el Ayuntamiento dispuesto a ceder un espacio para esto. Quiero decir gratis o a un precio asequible.
EliminarA menudo damos por supuesto que los responsables están dispuestos a colaborar pero, lo están?
Elemental nada nuevo bajo el Sol, la primera misa se hizo en un comedor llamado Cenáculo, luego el "evolucionismo" eclesial lo perfeccionó. A esto se dice "iglesias de múltiple función" siempre con permiso de los obispos respectivos para que los actos sean moralmente cristianos. Sólo falta que en estos púlpitos ahora caducados por los micrófonos de reciente tecnología los sacerdotes se enfrasquen en predicar frecuente el Diluvio y la Pentápolis. Francesc de la Rovere no tiene inspiraciones literarias originales repite temas de pocos vuelos y caseros de cocina.
ResponderEliminarA ésa gente, si mientras se hartan, les predican el diluvio y la Pentapolis, correrían a gorrazos al predicador.
EliminarEn que siglo vive usted, Don Silver?
23.57 O quizá sufririan una catarsis al oír,por primera vez, la Palabra de Dios y se convertirían. También habría que predicar en la Casa Santa Marta
Eliminar¿No podria este obispado tan dado a las desamortizaciones, tener una carpa para cenas, galas y demas eventos mundanos? Buen Año 2025 a GG y a sus lectores
ResponderEliminarFeliz Año Nuevo! (el civil, que el litúrgico ya lleva un mes)
ResponderEliminarEn el artículo de finales de 2023, usted mismo nos recordaba que las monjitas de la Caridad organizaron la cena de Navidad en los bajos del Hotel Oriente; pero esta vez las menciona solo de pasada...
Con mis propios ojos he visto en la Capilla del Santísimo (sagrario vacío) de la Parroquia Mayor de Sta. Ana de Barcelona, varios chicos comiendo en una mesa dispuesta a tal efecto, mientras otro DEFECABA (!) con disimulo en una caja de cartón en una capilla donde se encuentra la Virgen de Montserrat. Creo que las cosas se pueden y se deben hacer muy diferentes.
ResponderEliminar