Empieza la renovación en San José Oriol

Mn. Antoni Casas Miguel junto a Mn. Emili Gil Batllori

Se cumplió cuanto anunciamos antes del verano en primicia y Mn. Enric Termes dejó la parroquia de San José Oriol, sin ser designado párroco de otra comunidad, aunque extrañamente siga conservando el cargo de vicario episcopal. Su sustituto es Mn. Emili Gil Batllori, hasta ahora rector de San Ambrosio en el barrio de la Pau, al que en su día dediqué un artículo ponderando sus logros sacerdotales en aquella comunidad de la periferia barcelonesa. No deben ser tan perjudiciales los elogios de Germinans, cuando al bueno de Mn. Gil se le designó, hace un año, como adjunto al Provicario General (lo cual con la enfermedad y posterior fallecimiento de Mn. Galtés lo ha convertido en Provicario de facto) y después como rector de la Basílica de San José Oriol. (Sirva como aviso para todos aquellos pusilánimes que no quieren que se hable bien de ellos en esta página; por suerte, cada vez menos).

Este domingo se llevó a cabo la toma de posesión del nuevo párroco y ahí acudí, tanto por la importancia del acto como por el revuelo que me constaba que había causado la designación. San José Oriol ha sido una de las parroquias progres por antonomasia, especialmente durante el largo mandato de Mn. Josep Boix Puig (1977-2009), al cual sustituyó Mn. Enric Termes, sin la beligerancia del primero, pero bien recibido por los laicos que cortaban el bacalao en dicha comunidad. Cuando entró como nuevo párroco se alegraron “perque es del nostre tarannà”. Parece que a esos mismos laicos (disminuidos en número y avejentados en edad) no les gustaba el “tarannà” del párroco que llegaba este domingo.

La verdad es que el nuevo rector recibió un notable apoyo sacerdotal en su entrada en la parroquia. Aparte del vicario episcopal Mn. Antoni Casas Miguel y el otro vicario episcopal, el saliente Mn. Enric Termes, concelebraron el rector del Seminario, Mn. Salvador Bacardit, el arcipreste, Mn. Nino Rodríguez, el párroco de la Miraculosa, Mn. Xavier Pagés, el vicario de la parroquia, Dr. Juan Ramón La Parra y el adscrito Mn. Longimos Nguema. Además de ese notable apoyo presbiteral, se unió a la celebración una nutrida presencia de fieles de su antigua parroquia de San Ambrosio, los cuales, a pesar del disgusto por perder a quién revitalizó una comunidad que estaba muerta, venían a apoyarle en su nuevo destino, únicamente por el cariño y agradecimiento que le profesaban. 

Mn. Antoni Casas Miquel, vicario episcopal zona 3

He de confesar que me sorprendió muy gratamente el vicario episcopal Toni Casas que presidió la celebración y que se permitió introducir el castellano, a pesar de que la misa era en catalán, en atención a los feligreses de la Verneda. Casas es un cura de su época, nacido en 1949 y lo podríamos calificar como un progre simpático. No es un progre sectario. Su homilía resultó absolutamente atinada para el acto que se estaba desarrollando y la polémica creada. Aprovechando el evangelio dominical que hablaba de aquel que expulsaba demonios sin ser de “los nuestros”, puso el dedo en la llaga sobre ese “los nuestros” que permite anatemizar a los que no piensan como nosotros, marginarlos en nuestras herméticas comunidades y cerrarles las puertas, por mor de aquella supuesta discordancia. A buen entendedor… Los del “tarannà” seguro que lo comprendieron. Eran los principales destinatarios de la plática.

Al finalizar la misa, tomaron la palabra el nuevo párroco y una representante del Consejo Parroquial. ¡Qué diferencia! Mn. Emili Gil estuvo humilde, conciliador, didáctico y cercano a la feligresía, a la que recordó que él fue fiel de San José Oriol, pues vivió con sus padres -los cuales todavía viven y estaban presentes en la Basílica- en Calle Casanova con Diputación. Explicó que hasta los 15 años acudía allí a misa con su abuela y que recordaba como siempre visitaban la capilla de la Virgen de Montserrat, una vez acabado el oficio. El ridículo lo hizo la septuagenaria representante del Consejo Pastoral que, dirigiéndose al nuevo rector con un incalificable tuteo, como si fuese un compañero del metal, se permitió recordarle que llegaba a una parroquia del Siglo XXI, a una parroquia acogedora, a una parroquia con una historia que no podía cercenarse. A la septuagenaria señora se la trajo al pairo la homilía de Mn. Toni Casas y le marcó las líneas rojas bien claras a Mn. Emili Gil. No es de los nuestros y ahí solo había unos nuestros.

Mn. Emili Gil Batllori

Esta señora, de provecta edad, es el típico ejemplo de aquellos o aquellas que dominan los consejos pastorales de muchas parroquias. Ellos definen la parroquia, ellos son la parroquia, ellos representan el “tarannà”. Tanto da que la parroquia languidezca hasta límites insospechados, allá películas si la gente ha emigrado hacia iglesias cercanas. Ni cenamos ni muere padre. Son como aquellas comunidades religiosas que prefieren cerrar antes que permitir la entrada de aires nuevos. La parroquia es de ellos. Y ellos mandarán por encima del párroco, al que solo aceptarán si se doblega a su modo de obrar.

El problema de estos “dueños de parroquias” es que cada vez son menos y más viejos y ello ha quedado evidenciado en la parroquia de San José Oriol, que hace años que va cayendo por el precipicio. Una iglesia que es la basílica de la Izquierda del Ensanche. Una basílica histórica en la que tantos sacerdotes fueron ordenados. Una basílica que se convirtió a principios de los 80 en uno de los estandartes del nacional-progresismo eclesial, cuyas magras mesnadas han dejado en la obsolescencia.

Mn. Emili Gil puede revitalizar la comunidad. Tampoco entrará -ni tiene necesidad- como un elefante en cacharrería. Con la ayuda del vicario José Ramón La Parra, un joven sacerdote, doctor en teología, sabrá como levantar esa parroquia comatosa, sin tan siquiera enfrentarse a aquel consejo parroquial de cabezas canas y calvas. El futuro es suyo. Solo le pido que abra las puertas del templo bien abiertas, que pasa mucha gente por delante y es muy triste verlo cerrado hasta última hora de la tarde, en que se abren para celebrar la única misa del día.

Oriolt