Quizá haya que ir a buscar al obispo a Suiza

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Obispo Alain de Raemy
 
Nunca había estado tan poco clara la sucesión de un arzobispo barcelonés como en el caso de la remoción de Omella. El desconcierto es total y absoluto. Si retrocedemos a los tres cambios anteriores en el episcopado, en todos existían un par de candidatos claros. En la sucesión de Jubany figuraban Carles y Martí Alanis. En la de Carles, tras quemarse la candidatura de Manuel Ureña, Sistach aparecía en todas las quinielas. Y en la última, primero parecía que la pugna iba a ser entre Vives y Saiz Meneses, pero el claro favoritismo del papa Francisco hacia Omella inclinó la balanza a favor del turolense, meses antes de que su designación fuese oficial.

Ahora circulan quinielas en las que aparece un sinfín de nombres, sin que ninguno destaque de manera inequívoca. Hasta el punto de que, como es recurrente, vuelve a salir la persona del abad de Montserrat. Es un caso manido: sea quien sea el abad, tenga por delante muchos o pocos años hasta su retiro y lleve mucho o poco tiempo en el cargo, siempre se le menciona en el cruce de apuestas. Si se repasan las hemerotecas comprobarán que Cassià María Just era aludido en la sucesión de Jubany y Josep María Soler en la de Sistach.

Lo cierto es que todos los candidatos presentan más de un inconveniente. Los auxiliares Vilanova y Abadías nacieron en 1973, lo cual pronostica un desaconsejable período de casi 25 años de pontificado. El preconizado por Omella, el mercedario Florencio Roselló, solo lleva dos años en Pamplona y su traslado representaría un gesto muy feo hacia la diócesis que ahora pastorea. Los últimos obispos nombrados en Cataluña, con una edad razonable para un pontificado que no sea corto ni excesivamente largo, tomaron posesión de su diócesis hace demasiado poco: Gordo, Octavi Vila, Xabier Gómez. El claretiano De las Heras, a quien auspicia el sector progre que todavía conserva algún ascendiente (encabezado por la monja Lucía Caram) no habla catalán. El benedictino Piqué no ha sido obispo. Igual le sucede a Jordi Bertomeu y no parece que, tras la polémica del Sodalicio, el Papa esté dispuesto a relevarle de sus responsabilidades actuales. Y el único que parecía con cierta solidez (Conesa) se da por seguro como sustituto de Taltavull en Mallorca. De Planellas, visto el desastre, nadie habla.
 
Mons. Alain de Raemy, cuando era capellán de la Guardia Suiza
    
Ante un panorama tan complicado, y dado que lo quieren catalán, quizá habrá que acudir a Suiza. ¿Un suizo? Sí: Monseñor Alain de Raemy, obispo auxiliar de Lausana, Ginebra y Friburgo desde 2013 y administrador apostólico de Lugano desde octubre de 2022. Un suizo nacido en Barcelona, donde vivió y estudió hasta su mayoría de edad, que habla perfectamente español y catalán. Nacido en 1959, con suficiente experiencia episcopal, goza de un buen número de amigos en esta tierra, que suele visitar a menudo. Además, tiene un notable anclaje en Roma, no en vano estuvo allí destinado como capellán de la Guardia Suiza. 
     
El hecho de que no haya sido nombrado residencial de Lugano, pese a los tres años que lleva de administrador apostólico tras la traumática renuncia del obispo anterior -que dimitió con 59 años, por graves problemas financieros en la diócesis- augura que su destino será otro. Si Roma quisiese dejarlo en Lugano, ya lo habría designado ordinario de esa diócesis. En todo caso, en el cantón de Tesino están encantados con él y ha puesto orden a una caótica situación económica y financiera. Su don de lenguas le permite hablar italiano con una extrema soltura, lo cual ha encajado perfectamente en una joven diócesis, erigida en 1971 y sujeta directamente a la Santa Sede.
 
 Pau Manuel Durán Castillo 
 
Los que conocen al obispo hispano-suizo, catalán de nacimiento y bachillerato, me lo han definido como un hombre afable, con sentido del humor, muy inteligente y con una rica y sólida formación sacerdotal y académica. La diócesis barcelonesa está cambiando vertiginosamente en los últimos años. Una juventud católica -laicos y sacerdotes- muy militante está desbordando todas las previsiones. Incluso, el sector catalanista está intentando poner un pie en esos grupos que se reúnen en adoraciones eucarísticas y retiros espirituales y ha creado la Lliga Jove de Montserrat, presidida por Pau Manuel Durán Castillo, un joven canonista que trabaja actualmente como redactor en Catalunya Religió. Católicos nacidos a principios del siglo XXI que conforman una generación ajena a los tópicos progres de sus mayores; tópicos de los que la mayoría se está alejando. Por ello, quizá sea hora de enterrar otro tópico e ir a buscar al obispo de Barcelona a Lugano. Un obispo que no tenga nada que ver con un pasado que nos ha hipotecado y con él que quiere romper amarras la juventud católica de la presente época.
 
Oriol Trillas 

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1 comentario

  1. Me sorprende enormemente que Oriolt no tenga en cuenta para suceder a Omella al que yo creo el candidato más sólido para Barcelona: Sáinz Meneses. Su edad es perfecta para un pontificado no demasiado largo. Conoce perfectamente la diócesis de Barcelona y la realidad eclesiástica catalana y tiene experiencia de gobierno en diócesis grandes como Sevilla.

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