Mi torpe oído musical me impide valorar el fenómeno Rosalía, por lo que he tenido que acudir a mis hijos para que me expliquen cómo es que se habla tanto de su nuevo disco y porque se le está relacionando insistentemente con un rebrote católico, especialmente en la juventud. Por lo que me cuentan entre los temas del álbum, denominado Lux, se habla del cielo, de la pureza, de la oración (con referencia especial al rosario), de la gracia, de la eucaristía, del alma, del Espíritu Santo, de la penitencia, de la misericordia e incluso del Apocalipsis. Que una artista de nivel mundial haya roto todos los esquemas con sus nuevos temas, en los que muestra una finura espiritual bastante notable, sí es un fenómeno, por lo menos, digno de que se le preste atención. Si, además, a ello se añade que la propia Rosalía ha manifestado su admiración por las monjas y la vida religiosa, causando un revuelo inesperado, tampoco debe tratársela con displicencia.
Lo cierto es que muchos eclesiásticos, desde el obispo Argüello a la monja Caram, se han lanzado a ponderar las virtudes espirituales, hasta ahora ignotas, de la cantante catalana. Si a ello se une el éxito de la película Los domingos de Alauda Ruiz de Azúa, en la que la protagonista es una chica que quiere ingresar como monja de clausura contra la oposición de su familia, se puede entender que se esté escribiendo incesantemente de un rebrote católico, del que serían exponentes esa película y el disco espiritual de Rosalía, así como las obras del último premio Princesa de Asturias de Humanidades, el escritor coreano -convertido al catolicismo- Byung-Chul Han.
Mientras resonaba el eco espiritual del disco de Rosalía, se publicó una encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió que anunciaba que la asistencia a misa en la provincia de Barcelona se había duplicado en el último lustro. Esto ya son datos científicos, con el margen de error correspondiente, pero con el rigor de un estudio sociológico. Aunque, de ellos, sin desmentirlos, también se puede hablar mucho. No nos indica la encuesta cuál es la diferencia entre la zona urbana y metropolitana de la provincia y la zona rural. Tampoco nos habla del resto de Cataluña. En los pueblos del interior es imposible hablar de un resurgir católico. Les pondré un ejemplo que observé este verano en un pueblo de la diócesis de Tarragona de 2.200 habitantes: asistencia a misa vespertina de los sábados, 7 personas; a la de los domingos, 40 personas; dos años seguidos sin primeras comuniones ni niños a catequesis.
Adoración de jóvenes en la parroquia de Santa Inés
Esa enorme diferencia entre la Cataluña rural y la urbana también se percibe dentro de Barcelona y su área metropolitana. He insistido en muchas ocasiones: los templos que se llenan son aquellos más ortodoxos, mientras que los progresistas no gozan de incremento alguno de feligreses, sino que languidecen entre cabezas canas y calvas. La juventud sí está llenando, de una forma inesperada, las Adoraciones Eucarísticas o los retiros de Emaús y Effetá. Este sí que es un fenómeno singular de los últimos años. Para cerciorarse de ello, acudan un miércoles cualquiera, a partir de las 20 horas, a la adoración para jóvenes que tiene lugar en la parroquia de Santa Inés, y descubrirán la realidad de este insospechado auge. Es solo un ejemplo y el suceso se viene repitiendo en bastantes comunidades.
Luego está la emigración hispanoamericana que está contribuyendo también a relanzar el catolicismo en Cataluña. Un realce que, por cierto, no habla catalán. Y un realce que, si no se le cuida, puede peligrar, dada la facilidad con la que suelen pasarse muchos fieles al protestantismo evangélico, según se está viendo en la provincia de Madrid.
Que ese incremento de asistencia a misa no reza en catalán nos lleva otra vez a Rosalía y a la polémica que ha habido por la intervención, en su álbum, de la escolanía de Montserrat cantando en castellano. ¡Pobres niños! ¡Con la ilusión que les hizo participar en unas composiciones que darán la vuelta al mundo! Ahora acusan a la cantante y a la abadía de ultrajar la lengua catalana. ¡Provincianos! Qué manía de confundir la expresión artística con las cuitas lingüísticas. Cuánta mezquindad al renegar de la artista catalana más universal de hoy en día, solo porque canta mayoritariamente en castellano. Y una vez más, felicitémonos por el nuevo rumbo montserratino del abad Manel Gasch, que está ignorando tan absurdos litigios.
Oriol Trillas



Los fastos del milenario de Montserrat tendrán consecuencias intracomunitarias.
ResponderEliminarHe leído que Rosalía no está bautizada. Ni hay constancia de que haya pedido el bautismo. Por ahí debería empezar si de verdad se está acercando al catolicismo, algo que yo pongo en duda.
ResponderEliminarEn cuanto a la película "Los domingos", he ido a verla y no es una película cristiana. Una película cristiana habría prescindido de la carga de erotismo de algunas conversaciones y de alguna escena.
Y en fin, los inmigrantes hispanoamericanos son evangélicos en un alto porcentaje, por lo que poco pueden contribuir a revitalizar el catolicismo español.
Una de las canciones dedicada al Islam... Si monseñor Argüello y la Caram han ponderado, estamos apañaos...
ResponderEliminarLa escolania canta casi más en latín que en catalán a diario. Y nadie se queja. Ya lo dice bien Oriol: provincianos.
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