En estos días en que se habla del juicio a la familia Pujol, en el que finalmente el expresidente no tendrá que personarse en el juzgado, pero sí seguir el proceso telemáticamente, como consecuencia de su delicado estado de salud, a sus 95 años, se ha producido el 80 cumpleaños de uno de los sacerdotes de máxima confianza del que fuera Molt Honorable, el jesuita P. Enric Puig Jofra, efeméride que se ha celebrado con todos los honores en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en la céntrica calle Caspe de Barcelona donde se encuentra también el colegio de la Compañía de Jesús, que ha sido noticia por diversos escándalos de pederastia perpetrados por compañeros jesuitas, que abusaron de sus alumnos.
Tanta confianza tenía el expresidente catalán en el P. Puig que le nombró director general de Juventud de sus primeros gobiernos, entre 1980 y 1989, un caso bien excepcional, que un sacerdote tenga un cargo tan importante, en una cuestión en la que tanto interés tenía Pujol. Entonces veíamos al jesuita vistiendo con traje y corbata, bajando del coche oficial con chófer y secretaria en diferentes actos oficiales de la Generalitat.
Después de dejar el gobierno catalán, el P. Puig empezó una carrera impresionante en importantísimas responsabilidades eclesiales, convirtiéndose en unos de los hombres que más poder e influencia ha tenido en la Iglesia catalana en estas últimas décadas, no solo por los cargos sino también por todos sus discípulos, recomendados por él, que se han ido colocando en diferentes cargos tanto políticos como en la Iglesia.
El cardenal Carles lo puso al frente de la secretaría general del arzobispado, recomendado por el obispo Joan Carrera, que no olvidemos que fue uno de los fundadores de Convergència Democràtica de Catalunya en Montserrat en 1974. sólo duró cuatro años en el cargo, porque había perdido progresivamente la confianza del entonces arzobispo valenciano, su salida fue traumática y provocó la dimisión del obispo Carrera como moderador de la Curia, y sobre todo que Convergència entonces en el poder, no le perdonara nunca a Don Ricardo, aquella afrenta.
Pero el jesuita no tardó demasiado en recolocarse y ponerse al frente de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya, entidad poderosísima que engloba todos los colegios religiosos catalanes, cargo que ha ejercido desde 2005 a 2021, en ese periodo vivió el vergonzoso referéndum ilegal de 2017, en que muchas de esas escuelas colaboraron activamente para que se hiciera aquella consulta fuera de la ley. Siendo máximo responsable de la FECC fue requerido en 2010 por el cardenal Martínez Sistach para ser el coordinador de la visita del Papa Benedicto XVI a Barcelona. Para asegurar la continuidad en el espíritu nacionalista de la FECC, cuando se jubiló el P. Puig fue sustituido nada menos que por Meritxell Ruiz, la que fuera consejera de Educación en el gobierno autonómico de Carles Puigdemont.
Parecería que con Omella las cosas serían distintas, pero con Puig ya octogenario y con el cardenal turolense a punto de jubilarse, ha sido requerido para dos de los últimos proyectos del aún arzobispo de Barcelona, uno de ellos es el refundado Seminario Interdiocesano de Cataluña que se come el Seminario de Barcelona, en el equipo conjunto figura como uno de sus directores espirituales el P. Puig, que también está en el proyecto TARS, un servicio de atención psicológica para sacerdotes de nuestra diócesis, y es que aunque Omella no es nacionalista, pesa mucho el consejo de otro jesuita, el P. Germán Arana.
Francesco Della Rovere
