El Papa muere el día del cumpleaños de Omella

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Amargo 79 cumpleaños del cardenal Juan José Omella, mientras recibía las felicitaciones le llegaba la noticia del fallecimiento del Santo Padre. Era evidente la cercanía entre el arzobispo de Barcelona y el Pontífice, de ahí que recibiera en diversas ocasiones el título de "hombre del Papa en España", Bergoglio lo trajo a Barcelona desde la humilde diócesis de Calahorra-La Calzada-Logroño, lo creó cardenal, lo puso en la Congregación para los obispos y en el G-9 o grupo de cardenales de confianza, y lo catapultó para que fuera elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española, bajo la amenaza a los obispos electores de que el Papa tendría un disgusto si no lo hacían.
 
Sin muchas ganas para celebrar el cumpleaños, Omella empezó a organizarse para marcharse para Roma, porque por algo menos de un año, será uno de los cardenales que elegirá al nuevo Papa. Su proyecto de reestructuración territorial de la archidiócesis barcelonesa, que quiere dejar casi como uno de sus legados, tendrán que acabarlo sus auxiliares Vilanova y Abadías y como no el salesiano Juanjo Rodríguez. El cardenal turolense tendrá que estar por cosas más importantes, primero el entierro papal, a continuación los encuentro preliminares de cardenales en los que también puede participar el ya anciano antecesor Martínez Sistach, y después ya en solitario en el Cónclave, como representante de las diócesis catalanas.
 
Con la muerte del Papa Francisco, Omella pierde a su gran valedor y protector, un futurible Pontífice que no fuera especialmente de su cuerda, podría retirarlo de la diócesis de Barcelona en cualquier momento, porque ya hace cuatro años que presentó su preceptiva renuncia. Pero incluso en el mejor de los casos, es raro que nuestro arzobispo esté más de un año en nuestra diócesis. El próximo 21 de abril, cuando cumpla 80 años, ya no tendrá derechos electores ni podrá tener responsabilidades importantes en Dicasterios o lugares de poder en el Vaticano. 
 

No va a ser fácil este año para Omella, teniendo que participar del entierro de su querido Francisco y participando de la elección de su sucesor, en un Cónclave que nunca se sabe por donde saldrá, y en una diócesis en la que ya sabe que está en sus últimos meses al frente y con un clero que está bastante descontento en como se están haciendo las cosas por las prisas que conlleva este final atormentado de pontificado. 

Y es que nadie es eterno, más allá de Jesucristo resucitado, los poderes de este mundo, por muy altos que sean, tienen caducidad, las personas mueren o son relevadas de sus cargos. Así es la limitada existencia humana. Hoy he repasado el nombre de los cardenales mayores de 80 años, en los que hay nombres de los que más mandaron en la Iglesia hace unos años, entre ellos Martínez Sistach, hoy todos jubilados y sin ninguna responsabilidad eclesial importante.
 
En el día de la muerte del Papa Francisco, se ha puesto en marcha el contador de los 365 días que les quedan a nuestro cardenal para llegar a los 80. No hay nadie que pueda evitar el inexorable paso del tiempo ni la muerte, y, sino que se lo digan a Omella o a Bergoglio.
 
Pietro Romano

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17 comentarios

  1. La renuncia de un obispo, en mi opinión, no es un cese y no es una jubilación. Es un acto jurídico y espiritual en el que el protagonista entrega lo que no le pertenece, el munus episcopal, en nombre de la obediencia, pero también de la libertad. Un acto, en definitiva, de gobierno y humildad, al menos ésta es la intención en la reforma del código de derecho canónico de 1983 (que puede cambiar, pues antes se conservaba el munus y ministerium episcopal, título y ejercicio, hasta el fallecimiento, como el papa).

    En el lenguaje técnico del Derecho Canónico, esta renuncia no se impone, sino que se sugiere. No se ordena, se ruega: rogatur ut renuntiationem ab officio exhibeat Episcopo dioecesano / Summo Pontifici. Al párroco que cumple los 75 años se le ruega que presente su renuncia al obispo. Al obispo que alcanza esa misma edad, se le ruega que la presente al Papa. Y en ambos casos, el verbo central es revelador: rogatur. Se le pide, se le invita.

    La Iglesia, que sabe de tiempos y transiciones, no actúa con la presteza de un reloj de funcionario, sino con el intento de un discernimiento.

    El canon 538,3 establece que, una vez alcanzados los 75 años, se ruega al párroco que presente su renuncia al obispo diocesano. Este último, valorando las circunstancias personales del sacerdote y las condiciones de la parroquia, decidirá si la acepta, la difiere o propone otra solución. En cualquier caso, debe asegurar al clérigo renunciante su sustento y vivienda digna, conforme a lo dispuesto por la Conferencia Episcopal.

    El canon 401,1 aplica el mismo principio al obispo diocesano: cumplidos los 75 años, se le ruega que ponga su oficio a disposición del Romano Pontífice, quien, considerando las circunstancias, tomará la decisión definitiva.

    Pero esa edad —los 75— no es más que una convención, una cifra simbólica, pragmática, administrativa. Podría haber sido otra: 68, 73, 85. Lo importante no es la cifra, sino lo que representa: el momento en que el pastor ha de considerar, con prudencia y generosidad, si conviene ceder el báculo.

    Y, precisamente porque no se trata de una imposición, el obispo —como también el párroco— conserva un margen de discernimiento. Ante ese rogatur, puede adoptar diferentes actitudes legítimas:

    1. Puede no presentar la renuncia. Y no pasa nada. El Vaticano conoce perfectamente la edad de todos sus prelados gracias a sus bases de datos informatizadas. No hay olvido posible, ni necesidad urgente de recordatorios. No se trata, entonces, de cumplir un trámite administrativo, sino de asumir un gesto de disponibilidad personal.

    2. Puede presentarla, y aquí se abren tres caminos:

    a) Puede hacerlo de manera sobria, sin añadir nada más que lo que el canon establece.

    b) Puede acompañarla de una solicitud de aceptación inmediata, motivada por razones de salud, fatiga u otras circunstancias personales.

    c) Puede presentar la renuncia pero explicar que se siente aún en condiciones de seguir sirviendo, y solicitar un obispo coadjutor —que asumirá en su momento— o un auxiliar que le ayude mientras tanto.

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  2. Este margen de libertad revela el fondo humano y pastoral del gesto. Porque la renuncia, en la Iglesia, no es sinónimo de jubilación civil. Es una forma jurídica autónoma, mediante la cual se pierde el oficio eclesiástico, sin que ello implique automáticamente la percepción de una pensión ni el ingreso en una situación de retiro definitivo. De hecho, salvo que la diócesis disponga otra cosa, deja de ser responsable del sustento del clérigo renunciante. La renuncia libera, pero también desliga.

    Y, sin embargo, el Derecho Canónico vigente no impide que un párroco o un obispo permanezcan en su cargo hasta la muerte, como era habitual en épocas pasadas.

    La ley lo permite, la vida lo determina. Incluso el Papa permanece en su ministerio hasta su último aliento, salvo que —como Benedicto XVI— decida lo contrario. El actual Pontífice, Francisco, continuó en funciones con 88 años hasta su muerte. No hay norma que lo obligue a renunciar. Y eso dice mucho.

    La praxis, en todo caso, muestra tendencias interesantes. En general, los obispos son relevados a los 75 años, el obispo-cardenal a los 80 y los cardenales pierden el voto en cónclave a los 80.

    Pero hay excepciones notables. El obispo de Saint-Denis-de-La Réunion, por ejemplo, fue relevado con 81 años y dos meses. En el polo opuesto, el caso del arzobispo Gabriel Antonio Mestre, designado por el Papa para La Plata en septiembre de 2023 con apenas 55 años —dentro de la estrategia de Francisco de colocar obispos jóvenes y afines en sedes clave— terminó con su cesación apenas siete meses después, en mayo de 2024. Un nombramiento meteórico que refleja también las tensiones internas y externas del gobierno eclesial.

    Otros casos, parece que ocultan vendettas eclesiásticas: el obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla, fue retirado por Francisco a los 75 años y 2 meses, sugiriéndose que por represalia ante el hecho de abrir las iglesias durante el covid y tener "ideas propias" al seguir la línea pastoral y doctrinal de San Juan Pablo II y Benedicto XVI: defensa de la vida, la familia y el matrimonio, la educación de los hijos por los padres y el bien común de España.

    Y en los curas, el cura de más edad en activo en la Archidiócesis de Barcelona y uno de los más mayores de España, Valentí Balaguer, se jubiló el 2022 a los 90 años después de 65 en activo como sacerdote, los últimos 61 en la parroquia de la Virgen de los Desamparados de L'Hospitalet de Llobregat.

    En Ham-sur-Heure-Nalinnes, Bélgica, el Padre Jacques Clemens, quien fuera considerado el sacerdote católico vivo más anciano del mundo, falleció el 7 de marzo de 2018 en Bélgica a la venerable edad de 108 años. Nacido en los Países Bajos el 11 de julio de 1909. Ya en 2014 aún celebraba servicios religiosos con regularidad en su parroquia de The Bultia a los 105 años. Tras 67 años de servicio en la misma parroquia, se retiró como párroco en 2015, pero continuó ofreciendo misas dominicales hasta poco antes de su deceso.

    Otros retiros de obispos han sido "misteriosos", realizados motu proprio por el pontífice, antes de la edad de los 75, lo que sugiere problemas muy agudos y graves que se encubren bajo una fórmula "negociada" o "pactada", por la que su salida anticipada no implica ninguna queja del afectado so pena de iniciar un proceso.

    El problema de Omella es que puede salir antes de los 365 días, según qué papa se elija.

    ¡Maletas preparadas, en todo caso, adiós, Omella!

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  3. El Papa Francisco falleció el 21 de abril de 2025, y parece que el cónclave se celebraría entre el 6 (martes) y el 11 (domingo) de mayo de 2025.

    Hay que rezar por el cónclave, pues sin duda alguna, visto el terrible pontificado de Francisco, hay que solicitar un pontificado en la línea de San Pablo II y Benedicto XVI, sí o sí, y que no se repita lo de la Mafia de San Galo y la Operación Primavera Católica de Obama-Clinton...

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  4. Ya me harta un poco el articulista con lo de humilde diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. Es una diócesis pequeña, pero diócesis de una comunidad autónoma uni provincial. Barcelona tiene varios millones de habitantes, pero no llegan los católicos a los 800.000.
    Por tanto, un poco de rigor y de empatía.

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  5. El fallecimiento del Papa Francisco el pasado 21 de abril de 2025, fue en el aniversario de la fundación de Roma en el 753 a.C., marcada por el fratricidio de Rómulo contra su hermano Remo, evoca el mito fundacional de la Ciudad Eterna, un relato de violencia redimido, según la tradición cristiana, por el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo.

    Es el Natalis Urbis, celebrada con rituales en honor a la diosa Palas, reinterpretada por los cristianos como un recordatorio de la redención de la ciudad.

    Desde San Agustín hasta San León Magno, si no yerro, los Padres de la Iglesia interpretaron el origen pecaminoso de Roma como parte de un plan divino que convirtió a la ciudad en la sede del vicario de Cristo y el epicentro de la Fé católica.


    EL MITO DE RÓMULO Y REMO: LA SANGRE FRATRICIDA QUE DIO VIDA A ROMA

    El relato de Rómulo y Remo, inmortalizado por historiadores como Tito Livio y Plutarco, es el corazón del mito fundacional de Roma. Los gemelos, hijos de la vestal Rea Silvia y el dios Marte, fueron abandonados en el río Tíber por orden del rey Amulio, quien temía su reclamación al trono.

    Las aguas los llevaron a la orilla del monte Palatino, donde una loba los encontró y amamantó en una cueva conocida como el Lupercal. Este acto de la loba, un símbolo de ferocidad y maternidad en la cultura romana, aseguró la supervivencia de los niños como emisario divino.

    Tras ser alimentados por la loba, los gemelos fueron rescatados por Faustulus, pastor de la región, y su esposa Acca Larentia, quienes los criaron como hijos propios. Faustulus, hombre humilde pero astuto, reconoció el linaje noble de los niños, según Plutarco, y los educó en los valores de la lealtad y la valentía.

    Acca Larentia, figura maternal casi divina, proporcionó a los gemelos un entorno de cuidado que contrastaba con la violencia de su abandono. Algunos relatos sugieren que la pareja vivía cerca del Palatino, lo que permitió a Rómulo y Remo crecer en conexión con el lugar que luego fundarían.

    El 21 de abril del 753 a.C., los hermanos, ya adultos, decidieron establecer una ciudad en el sitio de su salvación. La disputa sobre la ubicación —Rómulo favorecía el Palatino, Remo el Aventino— desató una tragedia. Remo, en un gesto de burla y desafío, saltó sobre el muro que Rómulo construía, provocando la ira de su hermano. Rómulo lo mató, proclamando: “Así perecerá quien cruce mis murallas”. Con este fratricidio, Rómulo se convirtió en el primer rey de Roma, bautizando la ciudad con su nombre.

    Los arqueólogos han hallado restos de asentamientos en el Palatino que datan del siglo X a.C., pero la fecha del 753 a.C. es una convención establecida por el erudito romano Varrón. La loba y el pastor son elementos mitológicos que reflejan la cosmovisión romana, donde la intervención divina legitimaba el destino de la ciudad.


    EL PECADO DE ROMA Y SU REDENCIÓN CRISTIANA CON PEDRO Y PABLO

    El fratricidio de Rómulo y Remo, paralelo al asesinato de Abel por Caín, fue objeto de profunda reflexión por parte de los teólogos cristianos. En La Ciudad de Dios, San Agustín (354-430) interpreta como símbolo de la “ciudad terrena”, fundada en la ambición y la violencia, en oposición a la “ciudad celestial” guiada por la Fé. El origen pecaminoso de Roma no impedía su elección divina como centro del cristianismo, gracias a la capacidad de Dios para transformar el mal en bien.

    San León Magno (papa 440-461) dijo que el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo bajo el emperador Nerón (64-67 d.C.) purificó el origen violento de Roma. Pedro, crucificado cabeza abajo en el Circo de Nerón, y Pablo, decapitado en la Vía Ostiense, convirtieron a la ciudad en un lugar santo.

    “La sangre de los mártires”, dice León, “redimió las culpas de Rómulo”, transformando a Roma en la sede legítima del sucesor de Pedro y el faro de la evangelización. Compartido por otros Padres de la Iglesia, como San Jerónimo, quien vio en Roma una “nueva Jerusalén” destinada a expandir la fe, la justicia y la santidad, misión de la Iglesia.

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  6. LA LOBA: ¿SÍMBOLO DE RAPACIDAD O PROVIDENCIA?

    La loba que amamantó a Rómulo y Remo es una figura central del mito, inmortalizada en la estatua de la Loba Capitolina, hoy en los Museos Capitolinos. En la cultura romana, la loba encarnaba una dualidad: su ferocidad evocaba la fuerza guerrera de Roma, mientras que su cuidado maternal simbolizaba la protección divina.

    Algunos teólogos cristianos, como San Ambrosio, interpretaron a la loba como un instrumento de la providencia, un medio por el cual Dios preservó a los fundadores de la ciudad que luego acogería a la Iglesia. Sin embargo, otros, como San Agustín, veían en su naturaleza salvaje un reflejo del pecado que marcó a Roma desde sus inicios.

    ¿Transmitió la loba su “rapacidad” a los hermanos? La tradición retrata a Rómulo como un líder implacable, capaz de matar a su hermano, y a Remo como un provocador ambicioso, aunque algunas fuentes, como Ovidio, lo presentan como una figura trágica.

    Desde una perspectiva teológica, el fratricidio refleja el pecado original, una mancha que solo la gracia divina pudo redimir a través del sacrificio de los mártires Pedro y Pablo.


    ROMA Y LA ECLESIOLOGÍA: EL CORAZÓN DE LA FE

    La transformación de Roma en la sede del papado es un proceso histórico y teológico que comenzó en el siglo I, cuando la comunidad cristiana de la ciudad adquirió preeminencia debido a su tamaño y la tradición de que Pedro había establecido allí su liderazgo.

    El Concilio de Nicea (325) y el Edicto de Tesalónica (380) consolidaron la autoridad del obispo de Roma sobre otras sedes cristianas. La eclesiología católica, articulada por figuras como San Ireneo, subraya la primacía del papa como sucesor de Pedro, a quien Cristo confió las “llaves del Reino” (Mateo 16:18-19).

    Roma se convirtió en el epicentro de la misión evangelizadora de la Iglesia, enviando misioneros, convocando concilios y defendiendo la ortodoxia. Para San León Magno, la ciudad era “la cabeza del mundo por la Fé”.


    CONCLUSIÓN: ROMA, ENTRE MITO Y FÉ

    La muerte del Papa Francisco el 21 de abril de 2025, en el aniversario de la fundación de Roma, entrelaza el mito de Rómulo y Remo con la misión de la Iglesia.

    La loba y el pastor Faustulus, figuras de protección y cuidado, salvaron a los gemelos para que fundaran una ciudad cuyo origen pecaminoso fue redimido por la sangre de Pedro y Pablo.

    Reflexionada por San Agustín y San León Magno, la historia de Roma es una de transformación: de la violencia a la santidad, del fratricidio a la fraternidad en Cristo.

    Mientras la Iglesia enfrenta un nuevo capítulo tras la pérdida de Francisco, la Ciudad Eterna se encamina hacia el fin de la historia auténticamente católica, que es la ESCATOLÓGICA del ANTICRISTO: antes del retorno glorioso de Cristo, la Iglesia enfrentará una prueba final que sacudirá la Fé de muchos: una impostura religiosa que ofrecerá una falsa solución a los problemas humanos al precio de la apostasía. Esta será la manifestación del Anticristo, un seudo-mesianismo donde el hombre se exalta a sí mismo en lugar de Dios. Tal engaño busca instaurar un reino terreno sin referencia divina, una esperanza intrahistórica que la Iglesia ha rechazado bajo el nombre de milenarismo, especialmente en sus formas políticas y secularizadas, consideradas "intrínsecamente perversas". La Iglesia no alcanzará su plenitud mediante un triunfo histórico, sino por medio de su propia Pascua: seguirá a Cristo en su pasión, muerte y resurrección. El Reino de Dios se consumará con la victoria final sobre el mal, el Juicio último y la manifestación de la Jerusalén celestial. La esperanza cristiana, por tanto, es escatológica, no utópica, no tecnocientífica, no democrática, no del bienestar, no mundana.

    ¿Qué significa espiritualmente esta coincidencia de fechas? Sabiendo que murió el Lunes de Pascua hacia Pentecostés, y que Francisco ha querido revolucionar, romper y "refundar" la Ciudad Eterna de Dios, Roma, la Iglesia Católica, parece que hay algo místico y simbólico, alegórico,

    pero,

    ¿qué querrá decir todo esto?

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    1. Parece que Bergoglio ha querido "refundar" y "refundir", pero en lo malo, refundarla en lo protestante y re-fundirla, de hacer pasar un sólido (la solidez doctrinal) al estado líquido (el relativismo moderno protestantizado) por medio del calor de la herejía amable y compasiva del aceptar a todos todos todos pero sin ninguna condición, sin ningún "a cambio de" una conversión de corazón: tú debes de abandonar la ideología de género incluso de corazón, tú debes de amar a tu esposa e hijos, no se puede usar de la anticoncepción...

      Ha sido un Rómulo que ha querido eliminar las doctrina tradicional por una doctrina falsa, mentirosa, vieja, ya existente del protestantismo luteranizado moderno: búscame en la moral de las circunstancias y de las situaciones una eximente o atenuante (amor, dolor) y te convierto un pecado mortal en una virtud salvífica. Más viejo que el ir a pie.

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    2. Simón y Saulo, pasaron a llamarse en Roma Pedro y Pablo (de la inicial S a la P); por lo que podemos ligar sus nombres a las siglas del tradicional estandarte SPQR...

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  7. Bien, ya solo falta que publiquen las 101 herejías del Papa Francisco como las han publicado de los papas anteriores. Aquí hay algo como aperitivo https://www.threads.net/@martin.rb1/post/DItYHmbNQaz

    No se salva ningún papa de decir herejías. Todo muy bueno que como humanos tenemos nuestros fallos. El problema principal del Papa es que lo acribillan a peticiones para que vaya a visitar países y lugares y esto se convierte en el fondo en una aportación de categoria para los gobernantes de los paises y lugares. El apostolado papal se puede desarrollar siendo un papa orante contemplativo encerrado en el Vaticano y con la única presencia ante el público en la bendición urbi et orbe. Si algunos gobiernos mundiales le piden su presencia la respuesta es "hagan plegaria ustedes que les vendrá Uno mayor que yo llamado Espíritu Santo". El nuevo papa debería ser un científico creacionista que pusiera en conocimiento al orbe católico de las mentiras del Evolucionismo y atreverse a citar el Diluvio, la Pentápolis, el gran pecado del Adulterio, y etc.
    No vale predicar siempre sobre la pobreza, no es "enciclopédico", el mensaje cristiano es multiforme. Sobre la austeridad papal, en realidad los "pobres" se acercan más a la Iglesia si esta ofrece una pompa enriquecida de adornos y filacterias, ahí tengo mis dudas, y tal vez el nuevo papa debería ponerse otra vez la tiara con pedreria como rey y señor. Luego que no cometa el error de decir que es "el Papa de todos" porque la verdad católica le convierte sólo en el Papa de los católicos, y punto.

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    1. Sr Garrell, enardecido está su espíritu hoy. Vamos a ver, Papa Santo ya lo tuvimos en Benedicto XVI cuya sede fue usurpada por el "golpe" que dieron los Obama/Clinton y tutti masoni para aupar a Francisco. Ese gran hombre estuvo encerrado, sufriendo y orando. ¿Habrá ahora un Papa Santo con arrestos para predicar la Biblia sin recortes, para hablar de misericordia y de justicia divinas, para echar a patadas a todos los "clerigos/mercaderes" que se han apoderado del Templo? ,No lo sé pero sé que para Dios nada es imposible y Dios es Señor de los Tiempos.

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    2. Yo quiero felicitar al Sr. Garrell porque el domingo pasado mejoró mucho su dicción en la segunda lectura 👏👏

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  8. Sic transit Gloria Mundi.
    Después del Cónclave empezará un nuevo pontificado y sólo Dios sabe el rumbo que tomará y bajo la dirección de quién. Omella empieza a ser pasado.

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  9. Cuando uno muere todo son alabanzas.....

    Cuando murió el verdadero Papa, o sea Benedicto XVI, en España, ni en Cataluña pusieron crespones negros en las banderas, ni decretaron tres días de duelo oficial.

    Pero que no ven, almas cándidas, que se nos mean en la cara y dicen que llueve.

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  10. Sr. Silverio Garrell, nunca dijo ni pío de la Pentapolis ni del diluvio.

    Al contrario, sobre la Pentapolis promulgó una especie de panfleto titulado Fiducia suplicans.

    Fastigos, tot plegat.

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  11. Se acabó la horrible pesadilla.

    Oremos para que no haya continuidad con despropósitos tan incómodos.

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  12. Dicen que cualquier Católico de a pie puede ser Papa.

    Yo voto por el señorito Illa.

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