La señora que ven en la fotografía junto al logo de Omnium y al lado de la bandera catalana, no es una dirigente de este colectivo independentista, es nada menos que la Superiora General de las Oblatas del Santísimo Redentor, la catalana Lourdes Perramon Bacardit. Participó en un acto de esta entidad cultural y política en Manresa para hablar de la prostitución, un tema que afecta al carisma de esta Congregación.
En el acto como se puede ver en la fotografía de más abajo también aparece un hombre, que es sacerdote aunque como la monja también vaya de paisano, Mn. Joan Aurich Casals, que debe encontrarse como Pedro por su casa, ya que fue uno de los firmantes del manifiesto independentista del clero catalán en el año 2017. Éste sacerdote, que actuó como presentador, pertenece a la diócesis de Vic, de la que forma parte la población de Manresa. La otra señora que aparece en la misma instantánea, se llama Ángels Rius Bou, esta no es monja, y pronunció en el mismo acto una conferencia titulada "Actividad pastoral y política en el exilio" centrada en la figura del jesuita también manresano Joan Vilar, que se exilió en Francia por haber formado parte del Comisionado de Propaganda de la Generalitat de Companys y que lógicamente fue muy crítico con la carta colectiva de los obispos españoles a favor de Franco.
Angels Rius, Mn. Joan Aurich y la Hna. Lourdes Perramon en el acto de Omnium
Dejando aparte el tema del hábito, no entiendo que hace esta religiosa de tan alta graduación, participando en una entidad independentista en un acto claramente politizado, donde se mezcla descaradamente a la Iglesia que apoya el nacionalismo catalán con un tema tan delicado como es la prostitución. Pero parece que en Manresa, donde reside la monja Lucía Caram, cualquier cosa que me cuenten de religiosas es creíble.
Más allá de no entender la presencia de esta monja en un acto como éste y de su vestimenta, no quiero empañar para nada la gran obra que realizan estas religiosas en un mundo muy complejo como es el de la prostitución, ya no solo de mujeres, porque ahora también trabajan en el ámbito LGTBI+, perdón por si me he dejado alguna letra, ya que existe la prostitución masculina y transexual y de otros tipos que ya no me quiero ni imaginar, a la que estas religiosas intentan atender.
También tengo que decir que no he visto en esta religiosa ninguna declaración altisonante como las que he escuchado con otra monja que trabaja con pr
ostitutas como es Vicky Molins, o en su momento el ya fallecido sacerdote Manuel Pousa que afirmaron que ayudarían a prostitutas o a mujeres de la marginación a abortar.
Pero algo no debe ir bien del todo en las Oblatas, porque como la mayoría de las órdenes y congregaciones religiosas deshabitadas, es decir sin hábito, no tienen vocaciones, ella tiene 57 años y forma parte de ese esquema de maquillaje de muchas órdenes y congregaciones religiosas de elegir a la más joven o de las más jóvenes como provincial o superiora general. Pero la realidad es que la media de edad de las Oblatas es muy avanzada, lo que complica mucho las cosas teniendo en cuenta el carisma de trabajar en un mundo peligroso y complejo como es el de la prostitución.
Tampoco ayuda que en muchos casos estas religiosas hagan una encomiable labor social pero poco pastoral, está muy bien ayudar a personas con problemas de prostitución, para poder salir de ella y tener una vida digna e integrada en la sociedad, pero si no se acerca a estas personas a Jesucristo el carisma fundacional no está completo. Conozco personas y entidades católicas que trabajan en la rehabilitación de prostitutas, ofreciéndoles incluso casa y comida mientras salen de ese infierno, a las que se les invita a participar de la Eucaristía y de la oración en la misma casa de acogida. Así no solo ganas una persona para que vuelva a la sociedad sino también a la Iglesia, y quien sabe si incluso vocaciones a la vida religiosa. Para simplemente ser religiosa realizando una obra humana te haces asistenta social y te ahorras de vivir con unas señoras ancianas en lo que parecen mayoritariamente residencias de la tercera edad.
Francisco Fabra