Este lunes fallecía Mn. Miquel Barbarà Anglès a los 85 años después de haber sufrido un derrame cerebral hace una semana, se va uno de los sacerdotes que más ha estado presente en la historia de las últimas décadas de la Archidiócesis de Tarragona, ha sido un continuo "episcopable" en quinielas y listas e incluso llegó a dirigir la diócesis como Administrador Diocesano en unos momentos de sede vacante. Sin llegar a tener la mitra de obispo auxiliar ha sido una de las personas que más ha mandado y ha sido fundamental como segundo de a bordo, directamente o en la sombra de varios arzobispos y también jugó un papel destacado en la Iglesia que peregrina en Cataluña, como por ejemplo al lado del obispo Carles Soler Perdigó en la Secretaria del Concilio Provincial Tarraconense, que quedó en agua de borrajas, algo que disgustó enormemente al fallecido que creía plenamente en aquel proyecto que acabó siendo una enorme pérdida de tiempo.
En 1971 empieza a tener un papel importante en la archidiócesis cuando es nombrado Secretario General por el entonces arzobispo Josep Pont i Gol. En ese cargo gestiona la importante misión de trasladar los restos mortales del cardenal Vidal i Barraquer a la sede tarraconense en 1978 algo que no pudo hacerse durante el franquismo por el enfrentamiento entre el cardenal exiliado y el entonces Jefe del Estado.
A partir de ese momento se convierte en un hombre clave en la vida y el gobierno de la archidiócesis con todo tipo de responsabilidades, también en el ámbito académico e incluso musical. Pero el momento en que adquiere más protagonismo es en el cargo de Vicario General, de los años 1997 a 2004 bajo el pontificado del arzobispo Martínez Sistach que lo convierte en su número dos.
Ya le hubiera gustado a Sistach al venir a Barcelona dejar a Barbará como su sucesor en Tarragona, pero desde Roma donde aún estaba San Juan Pablo II como pontífice tenían otros planes, y enviaron como arzobispo a un sacerdote del Opus Dei, en la persona del Dr. Jaume Pujol Balcells. El disgusto de Barbarà fue monumental y ni siquiera guardó las formas en la toma de posesión del nuevo arzobispo en que le tocó hacer un discurso como Administrador diocesano, quejándose amargamente del nombramiento diciendo que rompía la "normalidad" de aquella diócesis y que se había gestado de una manera "extraordinaria", es decir fuera de lo que la lógica del lugar, según él, merecía.
Con Pujol como arzobispo estaba claro que Barbará saltaría ya que el que fuera sacerdote del Opus Dei aupó como número dos a alguien más próximo a él como fue el sacerdote Joaquim Fortuny. Barberà pierde fuerza y decisión en el palacio episcopal pero lo compensa con la catedral donde ejerce el cargo de Deán. En estos últimos años como es lógico ha tenido una vida más tranquila de sacerdote jubilado dedicado entre otras cosas a una de sus pasiones como es la música.
Barbarà también ha representado el prototipo de un tipo de clero nacional-progresista destinado a ocupar grandes responsabilidades en la Iglesia, aunque venido a menos en los últimos años, porque ya casi ningún obispo apuesta por este tipo de clero y mucho menos si son de una cierta generación ya demasiado amortizada.
Políticamente Barbarà ha defendido sin ocultarse sus deseos independentistas para Cataluña, no solo firmó el manifiesto de una parte del clero catalán a favor del referéndum ilegal de 2017, sino que después él mismo se puso al frente de otro manifiesto de cristianos solo de la archidiócesis de Tarragona criticando la implantación del artículo 155 de la constitución para Cataluña y la actitud del poder judicial español. Además en un acto de "Tarragona decideix" en 2013 Barbarà tuvo una intervención siendo Deán de la Catedral, defendiendo el supuesto derecho de la autodeterminación de Cataluña.
Simplemente he intentado detallar los hechos de la vida de este hombre, sin dejarme llevar por un espíritu demasiado crítico, después de su fallecimiento está en manos de Dios, descanse en paz.
Francesco Della Rovere