El padre Emilio Lavaniegos, director de la Residencia Mosén Sol, leyó mi artículo “Alquerías del cura perdido” y me dirigió un atento y educado correo electrónico facilitándome una serie de aclaraciones sobre los hechos narrados, las cuales paso a transcribir, sin quitar ni una sola coma:
-“Entre los objetivos de la encomienda recibida está la colaboración con las comisiones diocesanas de formación permanente de los sacerdotes. Me suelen llamar no para los sacerdotes jóvenes, sino para todo el presbiterio. Es una parte hermosa del trabajo, porque compruebo que los sacerdotes tienen mucho interés por su propia formación.”
-“De 90 sacerdotes que han pasado por esta Residencia no ha habido ningún abusador de menores. Siempre advertimos a los obispos que la residencia no es para enfermos mentales, ni para personas que estén en una fase crítica en las adicciones. Lo que ofrecemos es una comunidad fraterna que ayude a la recuperación de los sacerdotes.”
- “Yo conozco al P. Arana desde 1987. Fue una de las cerca de 30 personas que consultamos antes de poner en práctica este proyecto. Mons. Rocagliolo vino a esta casa por mandato expreso del Dicasterio para los Obispos, en donde yo era conocido porque trabajé siete años en la Dicasterio para el Clero.”
- “Ha pasado un número significativo de sacerdotes, no por influencia de D. Juan José Omella o del P. Arana, sino porque existe una necesidad. Los sacerdotes que han pasado por aquí proceden de todas las regiones de España y sus obispos son de muy diverso tipo.”
-“No es feliz la comparación de nuestra casa con hospitales psiquiátricos. Que quede claro que no es una clínica. Es una comunidad sacerdotal que, como es natural, recurre a los profesionales y a las instituciones que pueden ayudar para la recuperación de los sacerdotes.”
-“Tenemos diariamente la concelebración eucarística y rezamos en grupo laudes, hora intermedia y vísperas todos los días. Lo primero que les recomendamos es la recuperación de la vida espiritual, en los materiales les ofrecemos un método de oración personal y hay un sacerdote operario encargado exclusivamente de la dirección espiritual.”
- “De 90 sacerdotes que han pasado por la casa cerca de 15 han dejado el ministerio y los demás se han reincorporado felizmente a sus diócesis. El primero que experimenta un dolor cuando hay que acompañar a uno para dejar el ministerio soy yo. La Residencia no es un sanatorio mental, sino un [centro de reeducación vocacional] expresión muy desafortunada, aunque fuera verdad. Procuramos ayudar a cada sacerdote a dar pasos hacia una mayor autenticidad, lo cual implica también hacia una mayor sanidad sacerdotal.”
- “Nosotros nunca hemos hablado de patologías y mucho menos de enfermedades mentales. No es verdad que el clero joven sea más “patológico” que el resto.”
- “ [Centralizar en una sola residencia en España, más parecida a un centro de reeducación o desprogramación, se aproxima más a un castigo que a una sanación] Esta afirmación es totalmente falsa. Ponemos todos los medios para evitar la sensación de castigo o de centro psiquiátrico. [Esa residencia única guarda lejanas consonancias con la cárcel concordataria de Zamora] Esta comparación es ofensiva.”
- “ [¡Pobre Mosén Sol, si levantase la cabeza! ¡Cómo se ha llegado a pervertir su espíritu fundacional!] Estoy convencido de que Mosén Sol ve desde el cielo con mucha alegría esta obra. He aquí sus palabras: “Porque esta obra está
destinada a vivir con el sacerdocio y trabajar por medio del sacerdocio”.
Cual han podido leer la versión del Padre Lavaniegos difiere completamente de la versión que me contaron mis fuentes, muy cercanas a internados en la residencia. (Salvo la cercanía con el padre Arana y el caso del obispo Rocagliolo). Por mi parte, es de justicia contraponerlas e invitar a quienes han sido residentes o muy cercanos a ellos para que nos cuenten cual de las dos es verdadera y comprobar si eran infundadas las alarmas que me hicieron llegar.
Oriol Trillas