FILANTROPÍA, MISANTROPÍA, CRISTIANOFOBIA ISLAMOFOBIA Y OTRAS FOBIAS

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Para cerrar estas vacaciones estivales intemporales, ahí van unas reflexiones también intemporales. Las dudas están ahí desde tiempo inmemorial. Por lo menos desde que Sócrates dijo aquello supuestamente tan sabio, pero en realidad, tan subversivo, de que “sólo sé que no sé nada”. Es el maravilloso invento de la manipulación del lenguaje: herramienta genial para manipularlo todo y llevar a todos del ronzal. Imagínense: si el saber basado en la propia experiencia no vale nada, ¿qué es lo que vale? A ese paso, dándole la vuelta a la tortilla y quemándola por ambos lados, acabaremos en esta otra sentencia tan sabia de Descartes (1596-1650): Cógito, ergo sum: la clave de la existencia de absolutamente todo, incluida mi existencia (y de paso, mi esencia), no es la realidad, sino mi pensamiento, son mis cogitaciones. “Soy lo que pienso que soy”. Enfervorizados aplausos, ovación apoteósica.
Ahí está, lo tenemos hoy de moda, más que nunca. Esta sentencia entroniza la total desconfianza en las informaciones que nos entran por los sentidos y en la experiencia (empirismo), y nos remite a la razón: una razón tan retorcida, como el Cógito, ergo sum”. Y por ese glorioso camino iniciado por el aprendiz de sabio (filósofo) Sócrates y por el iluminadísimo Descartes, llegaremos al invento ese de que, si me siento mujer, lo soy (aunque todos los sentidos nos digan a mí y a los que me contemplan, que soy hombre), o si me siento araña, soy realmente lo que pienso-siento que soy, por encima de cualquier otra consideración. Frente a eso, la realidad más real es una filfa.
Me gustaría detenerme en la sentencia de Sócrates (¡menudo revolcón de la “filosofía!”) en la que empezó todo este enredo, pero paso directamente a la engañifa de las fobias, tan de moda, tan legisladas y tan judicializadas. ¿No nos hemos hartado de escuchar que el miedo (¡al que llamamos fobia!) es libre? ¿Qué significa, pues, islamofobia? ¡Miedo al Islam! ¿Acaso no estamos viendo lo atroz que puede llegar a ser el Islam, sobre todo cuando es mediatizado por nuestros amos y protectores justo para mantenernos a raya? Initium sapientiae, timor Dómini, dice Proverbios 1,7: Arjé sofías, fóbos Kyriu. El principio de la sabiduría es el temor del Señor. O como dice esa otra sentencia, “el miedo guarda la viña”. Así que no condenemos el miedo sin haberle dado previamente la oportunidad de defenderse en un juicio justo.
 
No en vano, fobein (poner en fuga, ahuyentar, y finalmente tener miedo) deriva directamente y es un efecto de fóbos (miedo). Por otra parte, es inútil buscar en el mejor diccionario griego, el significado de “odio” para fóbos. O el de “odiar” para fobéo. No existe tal cosa ni en la voz activa, ni en la media ni en la pasiva. La asignación del valor “odio” al lexema fóbos y a las fobias que de él hemos derivado, es algo totalmente arbitrario. Tanto más cuanto que el mismo griego nos aporta el lexema mísos-miséin para expresar el odio. Ahí tenemos, en efecto, formados con mejor fortuna los términos “misántropo”, “misoginia” (de gyné-gynaixós; de este último, el genitivo, se ha formado el término gineco-logía). En la psicología (la factoría de las fobias habidas y por haber) veo registradas cerca de medio centenar de fobias. No hay ni una sola que la expliquen como “odio a”, sino que todas ellas se explican invariablemente como “temor a”, que es lo propio.
Volviendo a las fobias, ese helenismo usado tan a la ligera en nuestros días (no tienen por qué saber griego los psicólogos que dominan las variedades de antropomorfosis que nos ofrecen hoy), tiene una absoluta claridad en el nombre, que no pierde en ningún caso su significado de “miedo”, frente a una curiosa complejidad en el verbo. La más notoria, la referida a la voz (activa, pasiva, media) y por tanto al sujeto de la acción.
Curiosamente, el primer significado que le asigna el diccionario Montanari (otro tanto hace el Bailly) al verbo fobéo para la voz activa, es poner en fuga, hacer huir, asustar, aterrorizar, causar miedo. Siendo el sustantivo fóbos miedo, uno esperaría que el verbo significase “temer”; pues no, el sujeto del verbo fobéo no es el que teme, sino el que se hace temer, el que causa miedo hasta el punto de poner en fuga. El sujeto no es la víctima del miedo, sino el que lo causa. Al pasar a la voz media (de la que nace la voz pasiva), el sujeto es ya la víctima del miedo: ser puesto en fuga, tener miedo, temer, ser asustado, huir. A las palabras las ha labrado la historia, el rodaje que han tenido a lo largo del tiempo. 
Y como quien no quiere la cosa, nos encontramos en las “fobias” inducidas. Sí, se parte del supuesto de que las fobias son propias del que las “sufre” y se originan en él. Pero visto lo visto, queda en pie la duda de si el sujeto de las fobias es el que las sufre o el que las provoca. En el caso tan clásico de la islamofobia, es pertinente preguntarse si el autor (el sujeto agente) de la fobia no será el islam, mientras que el sujeto paciente de la misma, el que la padece, no será precisamente el acusado de tal “delito”. Y tendremos que tentarnos la ropa igualmente y preguntarnos quién es el sujeto agente-causante de la cristianofobia.
 
Es preciso indicar que esos conflictos de interpretación que ofrecen el miedo y las fobias, no se dan en el odio. Ahí, todo es más lineal y transparente. 
Y, claro, en el campo opuesto de las fobias (más ciertamente de los odios) están las filias, que por sí mismas no tienen el poder de librarnos de los temores. Para las “filias”, conformémonos de momento con Fil-adelfia (el amor de los hermanos) y con la filo-sofía (el amor a la sabiduría) que nos regaló Sócrates a cambio de la “Sofía”, la sabiduría (que, por cierto, en el griego entra por el sentido de la vista (óida, éido, eidéia), y en latín por el del gusto (al que refuerza y completa el olfato): sapere, sapientia, para acabar en Homo Sapiens: el que sabe-saborea). Digo que estos amores especulativos no alcanzan a librarnos de las fobias inducidas.
Al final nos encontramos con severas mutilaciones de nuestras capacidades (sensitivas las primarias), que nos hacen depender de nuestros proveedores de sensaciones, ideas, sentimientos y valores. Es a lo que nos han traído el “sólo sé que no sé nada”, y eso tan maravilloso del “pienso, luego existo”, que ha derivado en el actual “como me pienso, así existo”, donde el sujeto no es cada uno, sino esa abstracción humana impuesta que se ha convertido finalmente en la medida de todas las cosas y hasta de nosotros mismos.
Virtelius Temerarius     

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12 comentarios

  1. Entre los métodos filosóficos uno de los más importantes es el de arqueología de las palabras. Y de los más fecundos. En esto Heidegger y Gadamer fueron maestros, tradición que en España fue recogida por el segundo, maestro de Emilio Lledó, a quien tuve la suerte de tener por profesor en la Universidad de Barcelona. Virtellius sus glosas iluminan ideas centrales de la doctrina cristiana.

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    1. Señor Valderas, también yo tuve la suerte de disfrutar de la sabiduría del dr. Emilio Lledó. Fue una gozada. Era un gran maestro de la arqueología de las palabras.

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    2. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.

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    3. Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.

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  2. Sr Virtelius, muchas gracias por esta digresión sobre el estado de absoluta necedad líquida en la que vivimos. Personalmente, más que referirnos a filósofos señeros como Sócrates o Descartes, habríamos de mencionar el magisterio vivo del Santo Padre : "¿Quién soy yo para juzgar?". Y, en el plano laico, al gran estadista Macron con su "Francia, es esto". En Catalunya también hay filón de fobias, filias y mismas varias, en manos de sofistas estamos

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  3. El artículo contiene reflexiones muy interesantes, pero no por ello deja de ser algo sofístico y tendencioso. Me explico. No soy un entusiasta de Descartes ni de su racionalismo con tendencia al materialismo, pero debo decir que el cogito cartesiano, bien entendido (y no como lo pervierte Virtelius), es correcto. De ningún modo fue la intención de Descartes el fundamentar un principio ontológico en la subjetividad y en la arbitrariedad. El descubrimiento de que si pienso (o duermo o como o camino) soy, no niega de ningún modo el hecho de que yo haya sido creado. El reconocimiento de que soy es la condición previa al reconocimiento de que he sido creado y de que Dios es mi Creador. Por otra parte, Descartes no dice aquí nada nuevo. Lo curioso es que se haya dado tanta trascendencia a su cogito, cuando en realidad es sólo una paráfrasis de lo que escribe San Agustín en De civitate Dei (XI, 26): "Si enim fallor, sum. Nam qui non est, utique nec falli potest ac per hoc sum, si fallor".
    Con respecto a Sócrates, podría decirse que es el padre de eso que más tarde se llamaría docta ignorantia. El reconocer la propia ignorancia es un acto de modestia. La paradoja de sólo saber que no se sabe nada es una imagen de la sabiduría del santo, que reconoce su nimiedad frente a Dios.
    Por otra parte, no acabo de entender el miedo y el odio al Islam. Ciertamente en él, como en otras religiones, hay corrientes peligrosas y aspectos criticables. Pero a fin de cuentas el Islam es, fuera del Cristianismo, la única religión que, aunque no del mismo modo que nosotros, venera a Jesús y a la Virgen. Eso es algo que debe inspirar respeto y simpatía. Mucho más peligrosos son el agnosticismo y el ateísmo. Y si debiéramos señalar a una religión demoníacamente enemiga de la doctrina cristiana, ésa es sin ninguna duda el judaísmo talmúdico; es decir, el judaísmo posterior al Antiguo Testamento, el que no descansó hasta ver a Cristo a la cruz, el que desató las primeras persecuciones contra los cristianos, el que en el Talmud blasfema ferozmente contra Cristo y su Madre. Es el mismo judaísmo que está detrás de muchísimos de los males que aquejan a este mundo actual. Pero aun así no creo que pueda culparse a todos los judíos ni a su religión de modo general. Lo de presentar al Islam como si fuera el coco o el hombre del saco es, en gran medida, un invento del sionismo. Lo tristísimo es tantos cristianos caigan en la trampa de convertirse en sionistas inconscientes y así, sin advertirlo, en enemigos de su propia fe.

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    1. El judaísmo talmúdico es la "Sinagoga de Satanás" de la que habló Cristo. Desde luego está plenamente operativa y extiende sus tentáculos a través de la historia. No vamos a pararnos en que sea la "Sinagoga" la que obstaculiza la santificación de la reina Isabel porque la vemos día si y día también plenamente operativa y a cara descubierta...el último ejemplo aquella mujer grotesca que presidía la parodia blasfema en los Juegos Olímpicos de París, ella declaró "soy gorda, lesbiana y...judía" y "sí, esto es el gay testamento". A este ser emanado de la kabhala y el Talmud, el mundo decadente actual la "venera" pero...dudo que Noe la hubiera subido a ella ni a su elenco trans en el Arca, ni aunque se hubieran declarado Unicornios

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    2. Anónimo 1:26. No coincido con usted. Con el “Cogito ergo sum”, se extendió el subjetivismo en la filosofía, y no es casualidad. Si pones Pensar antes que el Ser, el resultado es subjetivismo. El Ser es anterior al Pensar, por tanto la frase correcta sería "Soy luego pienso".
      La filosofía Aristotélica-Tomista define la verdad como la adecuación del pensamiento a la realidad, pero a partir de Descartes, se convierte en lo contrario.

      Tampoco coincido con su opinión del Islam. Esta religión ha perseguido a los cristianos desde tiempos de Profeta. ¿Ya no se acuerda de la Orden de la Merced, dedicada durante siglos a redimir esclavos cristianos?. Todo el Norte de África hasta lran eran países cristianos, y casi no queda nada. ¿No se acuerda de la barbarie del Estado Islámico de los años 2014-2019?. Las encuestas hechas en países islámicos, señalan que el 60% de la población está de acuerdo con la guerra santa.
      Debería saber que el Corán establece que, cuando los musulmanes son minoría, se hagan amigos de los infieles, pero cuando sean mayoría ya no hace falta, y les impongan la sharia.

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    3. Apreciado Anónimo 14.43, 26 de agosto:
      No se puede negar que el Islam tiene aspectos incompatibles con el cristianismo. Pero eso no significa negar sus virtudes y demonizarlo sin más. No sólo se cometen atrocidades en nombre del Islam. Pondré un ejemplo contemporáneo: los presidentes estadounidenses se las dan de muy cristianos, hablan una y otra vez de Dios, piden su bendición, juran por la Biblia, piden que Dios guíe sus actos, etc. Y sin embargo son los peores bribones de la política mundial y los que cometen las peores fechorías. Sería injusto juzgar al cristianismo y al conjunto de los cristianos por los hechos de estos fascinerosos. Y hay muchos más ejemplos en la historia. Es absurdo negar que haya musulmanes virtuosos por influencia de su religión y que, en calidad de musulmanes, condenan la violencia islamista.
      En relación a la conversión al Islam de los cristianos del norte de África y del Próximo Oriente, no sólo la violencia y las persecuciones fueron la causa, sino también el interés económico, pues convertirse al Islam sigificaba eximirse de impuestos. Y por otra parte también hubo cristianos que se convirtieron al Islam por convicción. Es innegable que los musulmanes han perseguido en diversas ocasiones a los cristianos. Pero los primeros fueron los judíos, siguieron los paganos, lo han hecho los budistas, los hindúes, los ateos, etc. Por no hablar de los cristianos que han perseguido a otros cristianos, a menudo por motivos religiosos. Y no olvidemos que en algunos casos también se hizo uso de la espada para forzar conversiones al cristianismo.
      Ud. hace mención de la filosofía aristotélico-tomista: no olvidemos que quienes transmitieron a la cristiandad de los siglo XII y XIII los textos de Aristóteles fueron los musulmanes, y que nos llegaron en traducciones del árabe al latín. Gracias a esas traducciones pudo Sto. Tomás profundizar en el estudio de Aristóteles. Adecuemos el pensamiento a la realidad para hallar la verdad. Si no lo hacemos, podemos acabar pareciéndonos a los islamistas fanáticos.
      Con respecto a Descartes (por el que no siento afinidad ni simpatía), por supuesto coincido totalmente con usted en que para pensar primero se ha de ser (¡Y el Ser Supremo antecede a todo otro ser!). Sólo el que es puede pensar. De ningún modo el hecho de pensar puede preceder al ser. Pero tampoco puede negarse que el hecho de pensar pone en evidencia al ser, prueba su existencia. Reconocer esto no es subjetivismo. Si digo que el árbol está en el jardín, estoy afirmando implícitamente que ambos, árbol y jardín, son. Y si concluyo que “el árbol está en el jardín, luego el árbol es” no abro ninguna puerta al subjetivismo. En el texto de San Agustín que cité se ve clarísimamente cuál es el verdadero sentido del cogito cartesiano, que, insisto, es una reformulación de la idea de San Agustín, nada más. La frase que usted me propone (“soy luego pienso”) me parece errónea o como mínimo imprecisa: el pensar no es consecuencia NECESARIA del ser (la silla es, pero no piensa; mientras duermo sigo siendo, pero no pienso). En cambio, si pienso, es NECESARIAMENTE porque PREVIAMENTE soy. Me parece que usted interpreta “cogito ergo sum” como si significara “sum quia cogito”, pero en realidad se trata de dos cosas totalmente diferentes.
      Un cordial saludo.

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  4. Para más inri las lecturas de los Hechos de este domingo donde creo que es Pablo que aconseja a las mujeres ser sumisas a los maridos y el "milagro" si es que existe es la Iglesia que no haya censurado esta parte de los Hechos, prefiere censurar el Diluvio y la Pentápolis sin tener en cuenta que el "machismo" en los Hechos saca chispas hoy día.

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    1. Sr. Garrell, es la carta de San Pablo a los Efesios, no los hechos de los Apóstoles.

      Y perdone si he molestado.

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  5. Perdone Sr Garrell, no hay machismo en.los Hechos, olvida usted que se exige a los maridos que amen a sus mujeres. Lo que tiene usted razón y mucha es que las lecturas dominicales se hayan "capadas" de muchos versículos importantes. Lo de los salmos clama al cielo...se elimina todo.lo que tenga que ver con la Santa Ira de Dios. Por eso, nada de Diluvio, ni Sodoma, ni los todos.los impíos que querían "conocer" a los ángeles. Ya sabe, cosas del "espíritu del Vaticano II"

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