LA LIBERTAD DE OPINIÓN EN LA IGLESIA, SEGÚN CÓMO

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El affair Espíritu Santo, en el que ha habido una cierta libertad de opinión escorada a la sublevación, combinada con el más duro cierre de filas contra la dirección opuesta, me ha hecho recapacitar sobre el carajal que tenemos montado hoy en la Iglesia. Supongo que eso ha podido ocurrir porque no están implicadas en él las máximas autoridades eclesiásticas. En cualquier caso, ahí tenemos en pleno apogeo la consigna papal del “hagan lío”, como si el lío (que se inauguró solemnemente –no nos despistemos- en el Concilio Vaticano II), fuese un valor per se. La única alternativa al “hagan lío” no es ni mucho menos la modorra, la pasividad, la indiferencia, el pasotismo, el borreguismo. Hay en la Iglesia mucha vida antes de llegar al lío, muchas actitudes dignísimas, que no es justo alterarlas con una irresponsable convocatoria al lío.
Claro que el lío es el recurso revolucionario, indispensable para finiquitar lo que estaba en vigor e instaurar algo nuevo, cuanto más distinto, mejor: más identificable como lo auténticamente renovador-revolucionario. E inexorablemente, con las nuevas “ideas”, vienen los nuevos poderes, los nuevos mandos, que organizan su guerra más o menos sorda contra el poder constituido. Quizás esté ahí la explicación de la total inoperancia doctrinal de los mandos al uso.
Lo de la parroquia del Espíritu Santo es un claro ejemplo del alegre “hagan lío”. No está nada claro que el formato de “lío” que se le ha dado a ese conflicto entre visiones muy distintas y distantes, sea el más adecuado para la resolución del problema y para la edificación de las almas. Viendo los comentarios que ha suscitado el artículo de mosén Custodio la semana pasada disintiendo de las fuerzas de ocupación, me da la impresión de que algunas almas han perdido la paz interior. Y entre otras cosas, ha puesto de manifiesto que la Iglesia se ha contaminado con la obsesión del mundo por regirse en todo, absolutamente en todo, por el principio del pensamiento único y de la única voz. En todo, absolutamente en todo, hasta en lo más insignificante, prohibiendo cualquier discrepancia. Eso explica la tremenda virulencia de algunos comentarios en los que se esgrime la verdad única, incontrovertible, sobre esa batalla campal entre el obispado (personificado en el cardenal Omella) y los feligreses. Tampoco pueden ser las cosas muy de otro modo, si estamos en la hora de los laicos, si dentro del lío, son éstos los proclamados como nuevos salvadores de la Iglesia.
Lo que está ocurriendo en el proceso general de la inevitable reducción de parroquias, es totalmente inconcebible antes del Concilio (por ejemplo, con el Dr. Modrego). Igual que en su día el Dr. Modrego abogó por la creación de numerosas parroquias nuevas en su diócesis para atender las nuevas necesidades pastorales, optando por una arquitectura demasiado cercana a la propia de un almacén o de una nave industrial, y no sufrió la menor contestación; del mismo modo, hubiese parecido lo más natural del mundo que al cardenal Omella, en su camino de vuelta reduciendo parroquias para adaptarse a la nueva realidad pastoral de su archidiócesis, se le dejase hacer según los criterios del equipo que trabaja en ese menester. 
Pero estamos en otros tiempos: llevamos ya bastantes decenios de anarquía en el clero y en los laicos clericalizados: más en los de aquí, que en los de otras latitudes. Con una tremenda pasividad, cuando no connivencia, de los obispos. Todo un estilo. Quizás haya pecado de débil el cardenal, o quizá de demasiado tacticista. El caso es que estamos inmersos en el “hagan lío” que se promueve desde lo más alto. Por cierto, hay que ser un gran especialista del lío para salir casi indemne de la Leticia del Amor, del Camino Sinodal alemán, del Sínodo de la Sinodalidad, de la Fiducia suplicante y ya últimamente de la Dignidad infinita. Todo eso ha mantenido un notable clima de lío y alboroto en la Iglesia. Pero no, no es ése el estilo de nuestro cardenal, ni ésa su capacidad y su talante. Aunque ciertamente está en una diócesis levantisca en la que los obispos, uno tras otro, han doblado la cerviz aceptando el singular catolicismo localista de Cataluña, de lo más disidente-dogmático que puede echarse uno a la cara. 
En efecto, en ese entorno se ha impuesto a machamartillo el pensamiento único, con una ferocidad tremenda contra el que se lo saltaba: por ejemplo, contra el cura que se atrevió a predicar en español en los territorios más integristas.
Olvidando esa sentencia monacal, en su día proclamada solemnemente por la ministra María Teresa Fernández de la Vega, que reza: In necessariis, únitas; in dúbiis, libertas; in ómnibus, cáritas. En las cosas necesarias, unidad; en las dudosas, libertad; en todas, caridad. Efectivamente, el problema está en que cada uno asigna a las cosas la categoría que le apetece: necesarias o dudosas. 
El ensañamiento contra el Vetus Ordo, uno más entre la veintena de ritos reconocidos por la Iglesia, ¿seguro que pertenece al orden de las cosas “necesarias”? ¿Y seguro que se mantiene ahí el in ómnibus cáritas? Es evidente que si en estas cuestiones mayores es tan grande la oscilación entre lo aceptable y lo inaceptable, y tan amplio el margen de lío e indisciplina en que puede moverse cada uno, en una cuestión administrativa de competencia curial, como es el de cerrar provisional o definitivamente una parroquia, o reducir su capacidad en tantos o en cuantos metros, el margen de lío es considerable.
Y si a eso añadimos el modernísimo (en su interpretación) concepto de sinodalidad, las posibilidades que alcanza el “hagan lío” son, como dicen en catalán, per llogar-hi cadires”, o como dicen en español castizo, “para alquilar balcones”. Gran espectáculo. Es el signo de los tiempos de crisis en que vivimos. Claro, invocar hoy la falta de sinodalidad en la gestión del párroco o del obispo, es aportar al debate un argumento de enorme peso. Y de ahí no es nada fácil salir.    
Claro que ha existido el Tribunal de la Santa Inquisición para contener toda tentación de herejía o blasfemia; pero eso no impidió nunca el debate teológico: por lo general, de carácter apologético; o para abrirles camino a nuevas proclamaciones dogmáticas. Y sin embargo, nos encontramos hoy en la Iglesia con prácticas profundamente inquisitoriales a imitación del mundo, que ha optado por sus novísimas verdades indiscutibles: siendo su mera discusión, objeto de “cancelación” del disidente que llaman, ahora que ya no se lleva lo de la hoguera. Veremos cuál es el desenlace que tiene Dios previsto para el lío de la parroquia del Espíritu Santo.   
Virtelius Temerarius

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15 comentarios

  1. El verdadero católico sea laico o sacerdote debe obedecer a su obispo.
    Lo demás son excusas de mal pagador.
    De momento el Sr Obispo de Barcelona esta en sus cabales.
    No se si se puede decir lo mismo de los que secuestran el Santisimo con su custodia, con la anuencia del responsable de la llave del sagrario a él confiada.

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    1. Un Obispo , por ser Obispo, tiene que defender que no se derribe una Iglesia,por pequeña que sea.

      Mi total adhesión a los Parroquianos del Espíritu Santo.

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    2. 17/16, usted como sabe que está en sus canales?

      Cuando invitó al ministril eutanasico con mangas de camisa en Cretas a comer una suculenta comida, usted entiende que es estar en sus cabales???

      Demuestran que solo les interesa el dinero y nada más.

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  2. Tengo que hacer un paréntesis. En Cataluña y especialmente en Barcelona, los fieles hemos sido/han sido unos borregos. ¿El por qué? Pues se lo digo, en el periodo post conciliar, cuando el clero empezó a destrozar los templos retirando las imágenes de las iglesias, eliminando las prácticas de piedad, las procesiones de semana santa, Corpus, la Merced, etc.
    (estas 2 últimas estuvieron casi 50 años sin salir). El ordinario de turno y sus secuaces decían que todo esto sobraba, que pertenecía a otro tiempo y los fieles no hicieron más que agachar la cabeza sin protestar. Yo ahora les pregunto : Si en Toledo hubiesen suspendido las procesiones de Corpus en esos años oscuros, qué habría hecho el pueblo toledano? Si las procesiones de semana santa hubiesen sido prohibidas en Sevilla como lo fueron en Mataró ¿los andaluces habrían callado? Si en el Rocío, el clero hubiese prohibido la romería, los devotos de la blanca paloma, ¿habrían callado también? ¿Y en Valencia con la Geperudeta?
    Qué ocurre con el despropósito de la capilla del santísimo de Santa Maria del Mar? Se hubiese consentido en otra latitud de España? ¿Los conciertos profanos y graffiti blasfemo en Santa Maria del Pi?
    Creo que en esta zona de España no hemos sido muy creyentes y si lo hemos sido, hemos sido de los creyentes menos convencidos porque aquí se tolera lo que no se toleraría en ninguna otra diócesis de España.

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  3. Está muy mal eso de derribar Iglesias, son la casa de Dios .

    Ya tienen suficientes terrenos para edificar Blanquernas que no sea lugares Consagrados.

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    1. El arzobispado es la principal inmobiliaria de Barcelona, contando con la fundación del Hospital de Sant Pau, que gestiona su patrimonio privado:

      fundaciosantpau.cat/es/gestio-del-patrimoni/alquileres

      Lo que se quiere hacer es ahorrarse el coste de compra de un solar en Barcelona ciudad, zona céntrica, para edificar un negocio universitario cercano al Hospital de Sant Pau, es decir, no haber de pagar unos millones de euros.

      La parroquia simplemente se reedifica empequeñecida al máximo para que quepa y sea lucrativa la facultad de marras...

      Muchas capillas de Barcelona se cierran porque no garantizan la ventilación adecuada para evitar epidemias respiratorias en invierno (covid, gripe, pulmonía...), y menos aún el mosén, que es quien ha de hablar en la misa, y al ser anciano casi todos, es el que más riesgo de enfermedad tiene.

      La capilla nueva de la parroquia del Espíritu Santo es mínima, y nada menos han pensado que puedan caber apretados como lata de sardinas unos 130-140 parroquianos, cuando las normas epidemiológicas de enfermedades por vía aérea y respiratoria, en realidad reducen el aforo de seguridad sanitaria a 40-30 fieles o menos...

      Todo es un despropósito, quieren poner una actividad religiosa no lucrativa con una actividad universitaria altamente lucrativa con calzador y a la fuerza, con fórceps, compatibilizando dos usos absolutamente dispares, lo que implica que todos, parroquianos y estudiantes, estaremos apretados y comprimidos en un mismo edificio para dos usos, uno para la salud de las almas, el otro para enseñar salud biológica y psicológica, sólo por cuestiones de negocio.

      Y es que la avaricia rompe el saco...

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  4. Ya se trató el tema papal del "hagan lío", hace 9 años en Germinans, ¡¡¡como pasa el tiempo!!. https://silverigar.blogspot.com/2015/01/el-papa-que-arma-lio-con-los-conejos.html

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  5. Monseñor Modrego mandó construir Iglesias, en ningún caso derribarlas.

    Se levantaban con el poco dinero que había, por eso no eran monumentales.

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  6. Mi opinión, extensa, pero el problema en la parroquia del Espíritu Santo sirve como un microcosmos para explorar las tensiones más amplias dentro de la Iglesia Católica. Este problema refleja las relaciones entre diferentes visiones y perspectivas dentro de la comunidad religiosa, así como la manera en que estas diferencias son manejadas por las autoridades eclesiásticas, que son el núcleo del problema: Mons. Omella y su política inmobiliaria y pastoral, mezcladas ilegítimamente.

    El conflicto en esta parroquia ha generado una división marcada entre los fieles que han visto cómo pasa de largo la sinodalidad prometida en los "problemas realmente existentes en la proximidad de su ámbito": la Iglesia Doméstica y la parroquia como primer lugar de santificación de sus almas (canon 1752 CDC).

    Este enfrentamiento se ha exacerbado por la falta de un diálogo constructivo y una tendencia hacia la imposición del pensamiento único sólo por parte del Arzobispado, el único responsable por razón de ser propietario del solar y el edificio y, además, ser el responsable religioso del uso parroquial del edificio. El problema del P. Custodio es, sinceramente, el problema más microscópico que hay, al fin y al cabo, recibe un amable aprecio por su implicación.

    El problema, claro, está única y exclusivamente en el Arzobispado: decidió sin sinodalidad, e incluso decidió sin legalidad clerical, es decir, la transparencia informativa no queda excusada ni siquiera en las decisiones clericales tomadas sin sinodalidad, pues la legalidad canónica obliga como mínimo a la transparencia informativa y a la audiencia pública a la feligresía para alegaciones...

    Transparencia y audiencia ya se daba con la sinodalidad de la Iglesia grecorromana del Alto Imperio, pues procede de la democracia griega (Imperio de Oriente, Bizancio) y romana (Imperio de Occidente) a través del gran principio democrático del "CONSENSUS POPULI", que atravesó toda la Edad Media en los pactos del Rey con los Tres Estamentos (clero, nobleza y ciudadanos) en los Estados Generales.

    La sinodalidad sólo añade que la decisión del Pueblo de Dios es "vinculante", no consultiva, para el obispo, es decir, la decisión del Pueblo de Dios obliga al obispo, pues participa y decide todo el Pueblo de Dios, incluido el obispo.

    Esto es transcendental: incluso la legalidad clerical (menor que la legalidad sinodal) incluye la información transparente y la audiencia a la feligresía interesada para presentar alegaciones, la cual puede reunirse, debatir y decidir una respuesta colectiva a la pretensión del Arzobispado (alegación colectiva).

    La gestión de este conflicto ha sido influenciada por la tendencia más amplia dentro de la Iglesia hacia el "hagan lío", una consigna promovida desde Francisco. Sin embargo, este enfoque es para nada, nunca jamás, un método realmente efectivo para resolver problemas internos y fomentar la edificación espiritual de la comunidad: como se dice, es un método de pixarrins para pixarrins per a fer pixarrades.

    En última instancia, el problema en la parroquia del Espíritu Santo se ve la necesidad de aplicar la sinodalidad en toda la extensión, incluso la legalidad clerical en toda su amplitud.

    A. Sinodalidad

    1. Transparencia y comunicación: los feligreses denuncian la falta de transparencia y comunicación por parte del Arzobispado en este proceso.

    2. Toma de decisiones: Los feligreses reclaman una mayor participación en la toma de decisiones sobre el futuro de la parroquia.


    B. Consecuencias del conflicto


    1. División en la comunidad parroquial: El conflicto ha generado una gran división en la comunidad parroquial, con dos bandos enfrentados.


    2. Pérdida de confianza: La falta de transparencia y comunicación por parte del Arzobispado ha erosionado la confianza de los feligreses en la institución.


    3. Daño a la imagen de la Iglesia: El conflicto ha dañado la imagen de la Iglesia en la comunidad local.

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  7. C. Soluciones


    1. Anular totalmente el derribo y reparar los problemas que tenga el edificio de la parroquia.


    2. Diálogo y consenso en sinodalidad (lo prometido es deuda): es necesario un diálogo abierto y honesto entre el Arzobispado y los feligreses para encontrar una solución que satisfaga a ambas partes, pero conservando siempre la parroquia.


    3. Mayor transparencia sinodal (eso se prometió y se debe de cumplir): el Arzobispado debe ser más transparente en su comunicación con los feligreses y explicar claramente las razones de sus decisiones.

    El Arzobispado debe de exhibir las notificaciones "fehacientes" (fecha y firma) y toda la documentación integrante en el expediente administrativo-eclesial de derribo y reedificación reducida de parroquia y coedificación de facultad eclesiástica, dirigidos tanto al párroco y al Pueblo de Dios de la parroquia del Espíritu Santo, que empezaron, según se dice, a mediados del 2021: si no las hubo, es que no existieron, y hablo de "notificación fehaciente con publicidad para el Pueblo de Dios": así empiezan todos los procesos justos desde Grecia y Roma, con notificación fehaciente y pública...

    Está incluso en la Ley de las XII Tablas, Tabla I (siglo V a.C.) este principio de la publicidad y del conocimiento de un proceso:

    1. Si in ius vocat ito: si alguien es citado en derecho, que acuda

    2. Rem ubi pacunt, orato: cuando pacten, publíquese


    La transparencia no sólo incluye saber quiénes intervinieron y cuáles fueron sus decisiones probadas en documentos oficiales y firmados, dotados de competencia y capacidad (el expediente administrativo eclesiástico de derribo y edificación), incluye, además, las incompatibilidades de todos los intervinientes por parte del Arzobispado: hay que saber si los miembros del Arzobispado también tenían cargos en Blanquerna o la Universidad Ramón Llull, o sus familiares, lo que es la colusión o conflicto de intereses, que anula la objetividad, imparcialidad y neutralidad de la Jerarquía.

    Otra transparencia consiste en saber qué miembros intervinientes del arzobispado recibieron recompensas por favorecer las políticas de derribo de parroquias o enajenaciones del patrimonio eclesial sin mostrar oposición...

    Hay que saber los conflictos de intereses y las participaciones de Pipo, Pié, Termes, Xicoi, Joan Iglesias, Matabosch... para determinar la objetividad, imparcialidad y neutralidad...

    Y si no la hay, se crea un tribunal de arbitraje, mediación y conciliación ad hoc especializado para resolver la controversia, que es muy sencilla:

    1 ¿Se cumplió la legalidad canónica sinodal de transparencia y participación del Pueblo de Dios, se respetaron los derechos legales de los parroquianos y de terceros -los vecinos- y la legalidad patrimonial artístico-eclesiástica y urbanística?

    2. ¿Cuántos solares alternativos, de propiedad eclesial o privada, existen a 15 minutos caminando alrededor del Hospital de Sant Pau?

    3. ¿Cuál es la situación patrimonial y capacidad financiera del Arzobispado?

    4. ¿La facultad genera suficiente dinero como para autofinanciar la compra del solar? ¿Se puede financiar con donativos?


    ¡¡¡Transparencia de recompensas y conflictos de intereses!!!


    4. Participación sinodal de los feligreses (sí, eso es sinodalidad): los feligreses, junto con su párroco, deben tener una mayor participación en la toma de decisiones sobre el futuro de la parroquia.

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  8. 5. Las cinco tareas esenciales de la sinodalidad grecorromana eclesial, tome nota, Mons. Omella:

    1.- Diagnosticar la realidad

    La primera tarea es comprender la realidad de la Iglesia e identificar los problemas que deben solucionarse. Esto implica recopilar información, analizar datos y consultar con expertos.


    2.- Analizar la información

    Analizar los datos de manera objetiva para comprender las causas de los problemas y las posibles soluciones. Es importante utilizar metodologías científicas y evitar sesgos políticos.


    3.- Escuchar a la gente

    Escuchar las necesidades y opiniones de los feligreses. Esto se puede hacer a través de encuestas, grupos focales, reuniones públicas y otros canales de comunicación.

    4.- Tomar decisiones responsables

    El Pueblo de Dios y el obispo, en cada ámbito competencial, deben de tomar decisiones difíciles pero necesarias para el bien de la Iglesia. Estas decisiones deben basarse en la evidencia, el análisis y la consulta pública.


    5.- Responsabilidad y rendición de cuentas

    La Jerarquía y el mismo Pueblo de Dios deben de estar dispuestos a rendir cuentas de sus decisiones y explicarlas al público en general.

    En resumen, los cinco verbos esenciales de la sinodalidad son diagnosticar, analizar, escuchar, decidir y rendir-responder (se pueden escribir mil veces en la pizarra...)


    6. Ejemplo:

    a) Qué quiere el Arzobispado: una facultad de las ciencias de la salud y la vida de Blanquerna, Universidad Ramón Llull.

    b) Qué comprende las ciencias de la salud: medicina, farmacia, enfermería, odontología, psicología, odontología, optometría, audiología, nutrición, fisioterapia, terapias, trabajo social, bioingeniería, bioinformática...

    c) Qué hace el Arzobispado: en lugar de comprar al contado un solar mediante un préstamo bancario y la venta de patrimonio propio, ha realizado la operación acordeón con una parroquia que está a 10 minutos caminando al Hospital Sant Pau y es de su propiedad tanto el solar como los derechos de edificación: la derriba, destruye la vidriera y la reconstruye más pequeña, optimizando la superficie ganada con un negocio universitario (20.000 euros la matrícula...) y ahorrándose unos 2-3 millones en la compra de un terreno.

    d) Qué debería de hacer el Arzobispado: presentar su patrimonio y contabilidad y los solares del Arzobispado o privados en venta más próximos al Hospital Sant Pau con sus precios. Conservar y reparar a la parroquia del Espíritu Santo, si la parroquia así lo decide en sinodalidad; si no, entonces se vende, pero con las condiciones que indique el Pueblo de Dios en sínodo.

    e) Antecedentes:

    i. Se destruyó el 2017 la parroquia de Sant Bernat Calvó para ampliar la escuela de la Mar Bella en Barcelona. El templo tenía deficiencias, se proyectó como monasterio Llum de l'Anell de las Hermanitas del Cordero, pero las presiones de la alcalde Ada Colau motivaron la venta al Ayuntamiento del solar eclesial por unos 820.000 euros (¿en qué se destinaron?)

    ii. La secreta y antisinodal agrupación de parroquias de Mons. Omella, "Operación cierre" de 160 parroquias, se hizo a través de una comisión que presidió el obispo auxiliar Vadell con cuatro personas: el propio auxiliar, Matabosch, Mn. Josep Mª Romaguera y el director de Cáritas Barcelona, el laico Salvador Busquets Vila (por cierto, qué curioso, al pobre fallecido Mons. Vadell le cargan también con el sambenito de la "operación acordeón" de la parroquia del Espíritu Santo... es el villano de todas las salsas... no está bien hecho maltratar la buena fama de Vadell, una vez que no puede defenderse, chicos).

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    1. Pues que derriben la Catedral para construir un lupanar gay, HOMBRE.

      Viendo los tiros por donde van, igual los altos mandos se animan.

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  9. Hace años que tenían en mente destruir está Parroquia.

    A los Obispos, que son el más alto cargo sagrado del orden, tendrían que tener más TEMOR DE DIOS.

    Es incompatible el honor a Dios y al dinero.

    Mucho cuidado ⚠️⚠️⚠️⚠️

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  10. No le veo yo, Virtellius, muchas cualidades evangélicas a la confusión, el alboroto, el lío. De hecho es antievangélico, por aquello de que vuestras palabras sean sí, sí y no, no. El evangelio de san Juan que estamos leyendo estos días es el evangelio de la luz, de la claridad, de la verdad. El lío es tiniebla, inseguridad, debilidad.

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  11. Hay que obedecer al obispo. Fue lamentable y bochornoso para la Iglesia el espectáculo dado ante los medios de comunicacion con el secuestro del santísimo, el párroco fingiendo estar cojo y con muletas y diciendo que no puede hacer nada porque cuatro mujeres latinoamericanas le cerraban la puerta de acceso al templo desde su vivienda. Un bochorno! Felicito al obispo Omella

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