La Glosa Dominical de Gérminans: LAS CUATRO DE LA TARDE

3
 
 
¿Quién de nosotros, especialmente los más “vejetes”, no tiene un año, un día, una hora para recordar, ligada a un momento central de la propia vida? Hay hechos -y quiero subrayarlo pensando en los más jóvenes- que no se borrarán de nuestro corazón, acontecimientos que en cierta manera han cambiado nuestra vida, trastornado nuestras existencias. Hechos que no queremos olvidar, sobre los que nos gusta volver con la memoria y el pensamiento, acontecimientos que forman el armazón concreto de nuestra existencia y que a veces -al menos así me pasa a mí- nos hacen preguntarnos cuántas cosas nos habríamos perdido si no hubiesen tenido lugar. 
Estos recuerdos están como cristalizados en nuestra mente, vivos y llenos de color como si hubiesen acaecido hace pocos días, aunque hayan pasado décadas. Somos capaces de recordar cómo íbamos vestidos; la luz y la atmósfera del día y el lugar los tenemos tan presentes que hasta la hora, el minuto y el segundo se convierten en fundamentales e imborrables.
 

"Venid y lo veréis" 
 
Leyendo y releyendo el fragmento del evangelio de este domingo II del tiempo ordinario, en la página siempre destaca aquel “eran casi las cuatro de la tarde”. Una hora insólita, quizás banal, pero que se convierte en una hora importante, fundamental en la viva memoria de la salvación, del anuncio evangélico, de un nombre nuevo que nos viene dado por un Maestro que viene a enseñarnos la gran alegría a la que somos llamados.

Así pues, aquellas “cuatro de la tarde” pueden ser consideradas como se leía la hora en el tiempo de Jesús: la hora décima, numero del cumplimiento, del paso definitivo: una hora deseada, buscada, la hora en la que se vuelve a casa tras el trabajo, y nos preparamos para “considerar” (con-siderare estar con las estrellas), para escrutar con el cielo el significado de nuestra vida. 
 
Jesús es un maestro raro. Aquellos que lo encuentran no desean acaparar su benevolencia y su persona llevándolo bajo el propio techo -aunque sabemos que poco tiempo después se hospedará en casa de Pedro-, sino que al seguirlo desean ver cuál es su casa, reconociendo implícitamente que es más importante donde Él vive que donde vivo yo, que donde vive cualquier hombre. Es por esa razón que estar con Él quiere decir poner entre paréntesis la propia vida, suspender el propio juicio, los propios sueños y sentarse a escuchar. Escucharle a Él, admitiendo que sabe más que tú, llamándole Maestro, reflejándote en sus palabras y en su vida. Mirar la vida y todo aquello que hasta entonces considerabas el “todo”, sólo como base de partida y no como meta; porque en el fondo todo hombre, aunque espera con ansia un Mesías, no se acaba de creer que éste llega de veras. Porque si llega, tú hombre de la cómoda espera, podrías estar obligado a dejar todas las seguridades que con esfuerzo te habías construido, e incluso reconsiderar toda tu persona, y hasta cambiar de nombre.
 
 
En este periodo ordinario de nuestro vivir litúrgico, dejando hablar únicamente a Jesús Maestro, quiero desearme a mí mismo y a todos los hermanos en Cristo, a mi comunidad, a los amigos y enemigos, a todos sin distinción: que nadie pueda volver a su casa. Que una alfombra, aunque sea un poco incómoda, nos ayude a sentarnos a los pies de nuestro único maestro. Que el Maestro nos rompa los tímpanos y nos haga sangrar los pies. Que el Maestro pueda cambiar nuestros nombres y revelarnos nuestra misión. Que este año pueda hacer sonar nuestra hora definitiva, aquella hora décima que llena de gozo a toda persona que espera al Mesías, que anhela la salvación. La alegría de poder estar con Él, en su casa, nos pueda hacer olvidar nuestras seguridades, nuestros proyectos humanos, nuestras llanuras cotidianas; y que nuestro nuevo nombre, que sólo Él conoce y nos revelará, pueda ser nuestro mayor consuelo porque será el nombre con el que nos llamará en su Casa, no la demora de paso sino la verdadera, aquella estancia que Él ha ido a prepararnos para estar siempre juntos.
 
Y esforzándonos en vivir los consejos que San Pablo nos da en la epístola a los Romanos (12,6-16) leída hoy en la Forma extraordinaria. Teniendo pues un mismo sentir los unos para con los otros (…) atraídos por lo humilde. Que el Señor consiga llenar las tinajas vacías de nuestra pobre existencia con ese buen vino que Él ha reservado hasta ahora para nosotros.

Entradas que pueden interesarte

3 comentarios

  1. El milagro de las Bodas de Caná es el mayor ejemplo de la creación instántanea sin ninguna "evolución" en periodos largos de un sabroso vino añejo. Làstima que algunos clerigos, laicos, y cristianos en general se creen devotamente este milagro pero a la hora de opinar sobre la Creación en 6 dias del Genesis, pasan de largo y aceptan los "dogmas" del otro "dios" llamado Ciencia y sus miles de millones de años. Pero bueno ¿¿es que no queda suficiente clara la Creación instantanea y en 6 dias con esto de Caná??.

    ResponderEliminar
  2. Sr. Garrell, ¿nos toma por tontos? Estudie, por favor, la teología de los milagros y sabrá de qué habla y qué interpreta.

    ResponderEliminar
  3. Totalmente de acuerdo con el Sr. Garrell.

    ResponderEliminar

ESCRITOS INTERESANTES ANTERIORES

ESCRITOS INTERESANTES ANTERIORES
«De cómo fue salvada la patrona de Barcelona»
PEDERASTÍA Y HOMOSEXUALIDAD EN EL MONASTERIO DE MONTSERRAT
L'arquebisbat de Barcelona aparta un dels sacerdots de la Casa de Santiago acusat d'abusos
El Vaticà pren el control directe del bisbat d’Urgell per “liquidar” la figura del copríncep episcopal
Apostolado “Transformados”: Dejan el mundo LGTB tras un encuentro con Cristo, sin terapias
La Iglesia catalana no para de arrodillarse ante el separatismo
La Iglesia catalana, partida en dos por el derribo de una parroquia
Omella destituye a un párroco crítico con un plan urbanístico de la Iglesia en Barcelona
Centenares de catalanes acompañan a la Virgen de Fátima por el centro de Barcelona.
El párroco de la Mercè, tras la retirada de la misa: «Tal vez recibamos a las autoridades tocando a muertos»
El Clínic traslada su proyecto de centro de investigación por la imposibilidad de instalarse en una iglesia del Eixample
El gran vitrall de l’església de l’Esperit Sant se salvarà de l’enderroc
Omella no está en su mejor momento: el cambio en Barcelona se acerca
La secta de la Casa de Santiago. El escándalo que la Iglesia catalana ocultó durante 30 años
Omella envía a un cura de 72 años a comerse el Santísimo de la iglesia que quiere derribar
Derribos Omella: el arzobispo desacraliza la iglesia del Espíritu Santo de Barcelona y suspende a divinis al párroco
Los memos del Bisbat de Sant Feliu de Llobregat
El hilo que une Monserrat con el Opus Dei: 85 años de amistad y protección