La semana pasada fallecía Mn. Antoni Oriol Vera, que fue rector del Seminario Menor Diocesano, enclavado en la montaña de La Conrería (Tiana) entre 1978 y 1992. Hacía poco, el 17 de septiembre, que había fallecido su sucesor Mn. Josep Anton Arenas, que fue quien clausuró el centro en 1998, para traspasarlo a la Fundació Pere Tarrés, y el 9 de diciembre también moría Mons. Carles Soler Perdigó, obispo emérito de Girona, que también fue rector entre 1967 y 1970.
Mn. Oriol había sustituido a Mn José Manuel García-Díe y Miralles de Imperial, miembro de una familia nobiliaria, vinculada al tradicionalismo carlista. Al estallar la guerra civil se incorporó como voluntario requeté, sufrió congelaciones y fue retirado de la primera línea en la batalla de Teruel, allí empezó a fraguarse su vocación sacerdotal como muchos otros clérigos de la post-guerra. Mi esposa y yo tuvimos la ocasión de tratarlo cuando estaba en la "Prote" (Protección de Menores - Ramón Albó), con su impecable sotana siempre nos explicaba "batallitas" de sus vivencias en la guerra.
Fue en la Protección de Menores donde conocimos a Mn. Antoni Oriol, compañero de fatigas de Mn. García-Díe, que posteriormente se fue con él, cuando fue nombrado rector del Seminario Menor, convirtiéndose Mn. Oriol en su vice-rector. Pero a pesar de tantas cosas que unían a estos dos personajes, cuando el recientemente fallecido fue nombrado rector, se dejó influir demasiado por los aires del post-concilio y lo que se destilaba en aquellos momentos en la diócesis de Barcelona. No era ciertamente un progresista, pero decepcionó al clero más conservador que esperaba algo más de él. Entre sus grandes defensores se encuentran los primos Turull, el sacerdote Josep Maria, párroco de la Sagrada Familia, y el político Jordi, condenado por sedición y malversación. Ellos y otros compañeros, entre los que se encuentra un hermano de Carles Puigdemont, organizaban encuentros periódicos con Mn. Oriol.
Mn. Oriol, arriba, el primero por la izquierda, junto a los primos Turull y otros ex-seminaristas menores
Era un hombre humilde, sencillo y servicial, con pocos dotes para el mando, algo que demostró cuando en 1992 fue nombrado párroco de Sant Miquel en la Barceloneta, aceptó que su antecesor, Mn. Pere Calders, se quedara como jubilado en la parroquia, y al final acababa mandando más el emérito que él, convirtiéndose prácticamente en su vicario.
No solo han muerto en poco tiempo tres rectores del Seminario Menor, también en estos últimos años ha muerto la institución. Actualmente, no hay seminaristas menores que residan en un Seminario, parece que les sale más a cuenta y les da menos complicaciones tener unos encuentros periódicos con chavales que han mostrado cierto interés por el sacerdocio que mantenerlos internos, con toda la logística que ello requiere. Quizá son los signos de los tiempos, pero me da a mí que alguna vocación se va a quedar por el camino, algo que no pasaba cuando había un seguimiento mucho más directo y continuado en el mismo reciento del Seminario.
Algunos infravaloran la importancia de los Seminarios Menores, pero curiosamente los cuatro obispos auxiliares que ha tenido Omella han pasado por ahí y no hace tanto. Gordo y Abadías en Barcelona, Vadell en Mallorca y Vilanova en Tortosa. Gordo y Vadell incluso fueron formadores de esos mismos Seminarios Menores. Quién sabe lo que hubiera pasado si a lo mejor no hubieran tenido ese primer tramo de encaminamiento vocacional.
Nos queda rezar por los que se han ido después de un servicio a esta institución diocesana y por los jovencitos que en una situación muy compleja se empiezan a plantear una posible vocación sacerdotal, aunque no tengan explícitamente un Seminario Menor.
Francisco Fabra
Los seminarios necesitan un buen equipo de libros, sin buenas herramientas culturales no se va a ninguna parte. https://silverigarrell.blogspot.com/2014/08/un-llibre-comprat.html
ResponderEliminarEn mi opinión, las políticas pastorales que contribuyen a la disminución y desaparición de los seminarios menores nacieron después del Concilio Vaticano II (1965), de una ideología modernista de la ruptura y cancelación con todo lo que se había hecho en el Concilio de Trento: se abandona lo antiguo y se inventa un supuesto "nuevo seminario acorde con la modernidad" que en esencia era todo lo contrario a un seminario tridentino. Como adolescentes entusiasmados, sin valorar las consecuencias de sus actos, se tiró adelante con un modelo de fracaso cantado como si fuera un Segundo Pentecostés y una Nueva Primavera... en fin...
ResponderEliminarEstas políticas variaron según las decisiones y enfoques adoptados por las autoridades eclesiásticas en diferentes diócesis y regiones, pero algunos de los elementos comunes que se han observado en los estudios incluyen estos aspectos:
1. Cambio en la prioridad pastoral: se adopta la política de alejarse de la formación centralizada en los seminarios menores. Los modernistas se enfrascaron en su propia ideología: "el centralismo unificador es malo porque bla bla bla...". Las autoridades eclesiásticas se enfocaron más en la pastoral parroquial y comunitaria, considerando que esta es una manera más efectiva de nutrir las vocaciones y formar a futuros sacerdotes. Resultado: fracaso, como se vio en la Casa de Santiago.
2. Énfasis en la formación en el contexto parroquial: las políticas pastorales se dirigieron hacia la formación de vocaciones dentro de las parroquias. Esto implica que los jóvenes que expresan una vocación al sacerdocio reciban su formación inicial directamente en sus comunidades de origen, bajo la guía de párrocos y líderes pastorales locales. Otra borrachera de ideología progresista: "Lo minimalista y lo próximo son lo mejor porque personaliza y bla bla bla...". Resultado: fracaso, esto está bien en el inicio de los inicios, pero se necesita una estructura educativa más seria que una parroquia y una comunidad de laicos sin formación alguna y con un cura sobrecargado de trabajo.
3. Colaboración con instituciones educativas laicas: Algunas diócesis optaron por colaborar con instituciones educativas laicas para proporcionar formación académica a aquellos que buscan el sacerdocio. Esto podría incluir enviar a los aspirantes a sacerdotes a estudiar en universidades u otras instituciones educativas, en lugar de mantener seminarios menores independientes. Otra fantasía progresista: "el seminarista está incardinado en el mundo real y bla bla bla...". Resultado: fracaso, la comunidad de seminaristas hace que no se pierda la identidad de grupo, lo cual es lógico.
4. Uso de medios modernos y tecnología: En un esfuerzo por adaptarse a los cambios culturales y tecnológicos, algunas diócesis pueden implementar programas de formación que utilizan medios modernos, como plataformas en línea, para brindar educación teológica y espiritual a los candidatos al sacerdocio a distancia. Esta es una moda de los años 1990, cuando se impuso en los EEUU la educación a distancia por internet (estaban más avanzados): pagas 30.000 dólares, vienen los mejores profesionales, te dan tutores y mentores, las lecciones son sólo esquemáticas, para aprender lo mínimo lo más rápido y fácil posible, y todo desde la butaca de casa. Resultado: fracaso, pues el futuro sacerdote necesita tratar personalmente a la gente, no verla a través de pantallas...
5. Evaluación de la efectividad de los Seminarios Menores: Las políticas pastorales también se basaron en evaluaciones de la efectividad de los seminarios menores en la formación de vocaciones y en la preparación de sacerdotes. Si se percibe que los seminarios menores no están cumpliendo con los objetivos deseados, las autoridades eclesiásticas pueden tomar decisiones para redirigir recursos y esfuerzos hacia otras formas de formación.
ResponderEliminarEsta es una moda también universitaria de los EEUU: se hacen extrañas y curiosas evaluaciones que conducen siempre milagrosamente hacia el único resultado deseado y preestablecido desde el inicio por las autoridades: que hay que abrir, cerrar, reducir o ampliar lo que deseaban antes de hacer la evaluación, la cual tiene la virtud de que nunca falla: justifica todo lo deseado por la autoridad. Resultado: otro fracaso más en el cesto; obviamente, desde un punto de vista de efectividad mercantilista, tener un edificio con personal que genera gastos sólo para formar a chicos que quizás serán sacerdotes es, por definición neoliberal, un mal negocio, se mire por donde se mire.
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"Actualmente, no hay seminaristas menores que residan en un Seminario, parece que les sale más a cuenta y les da menos complicaciones tener unos encuentros periódicos con chavales que han mostrado cierto interés por el sacerdocio que mantenerlos internos, con toda la logística que ello requiere. Quizá son los signos de los tiempos, pero me da a mí que alguna vocación se va a quedar por el camino, algo que no pasaba cuando había un seguimiento mucho más directo y continuado en el mismo reciento del Seminario."
Lógicamente, se crearon los Seminarios Menores para tener más éxito tanto en el número de vocaciones como en el número de ordenaciones, como lo demuestra el mismo artículo:
"Algunos infravaloran la importancia de los Seminarios Menores, pero curiosamente los cuatro obispos auxiliares que ha tenido Omella han pasado por ahí y no hace tanto. Gordo y Abadías en Barcelona, Vadell en Mallorca y Vilanova en Tortosa. Gordo y Vadell incluso fueron formadores de esos mismos Seminarios Menores. Quién sabe lo que hubiera pasado si a lo mejor no hubieran tenido ese primer tramo de encaminamiento vocacional."
Pero las razones de la política pastoral de reducir y eliminar seminarios menores responde a cuestiones de decadencia religiosa de la diócesis: ésta colapsa por cuestiones morales y de Fé, por la crisis modernista actual del pontificado progresista de Francisco, por la misma desconexión de la Iglesia Doméstica (familias) con la Iglesia Jerárquica Diocesana, por la falta de sacerdotes formadores y por la pérdida de recursos financieros, formando una hermosa pescadilla que se muerde la cola y una madeja inextricable de problemas enredados, donde no hay dinero porque no hay fieles, no hay fieles porque no hay fidelidad a Cristo, no hay fidelidad porque hay orgullo en inventar una Nueva Iglesia Nacional, Progresista y Alternativa de Cataluña, la Nueva Iglesia no funciona porque no tiene sacerdotes, no hay sacerdotes porque no va nadie, no van porque todo es una farsa...
Algunas causas profundas de la crisis:
ResponderEliminar1. Crisis Vocacional: La disminución en el número de jóvenes que expresan una vocación al sacerdocio es una preocupación central. Esto puede deberse a cambios culturales, sociales y demográficos que afectan la percepción de la vida religiosa y vocacional. Pero la crisis vocacional no existe para los nuevos movimientos que forman a sus propios sacerdotes (opus, kikos...). El joven que va a dar toda su vida como sacerdote (50 ó 60 años), sólo lo da para diócesis y movimientos que tengan plena personalidad católica y garantía de conservación, fidelidad y continuidad. Esto es evidente: la Iglesia Doméstica (las familias) no son tontas, y nada dan, ni hijos, ni recursos, ni la presencia, a aquella iglesia que traiciona la Fé de nuestros padres: a esa, nada, ni bienes, ni dinero, ni servicios ni personas.
2. Falta de recursos financieros: La viabilidad económica de mantener seminarios menores puede ser un desafío. La financiación para la formación de futuros sacerdotes, mantenimiento de instalaciones y salarios de profesores puede ser un factor limitante. Donde no hay garbanzos, no llenas las ollas para repartir comida, y en la actual decadente Iglesia Católica de Francisco, fracturada en dos o tres iglesias incompatibles entre sí, como se ha visto en los casos de Traditionis custodes, Amoris laetitia y Fiducia supplicans, los recursos financieros bajan porque se reparten entre las diversas iglesias y muchos fieles desmoralizados ya hasta lo abandonan todo para irse donde estén mejor... besos y quesos, predicar y dar trigo, del dicho al hecho hay gran trecho, la lengua larga es señal de mano escasa, cacarear y no poner huevo...
3. Escasez de profesores y formadores: La falta de personas calificadas y comprometidas para servir como profesores y formadores en los seminarios menores puede dificultar su funcionamiento efectivo. Esto se da en Barcelona, con un colectivo decreciente, menguante, desmoralizado y envejecido de sacerdotes, entrando ya en los inicios del colapso sacerdotal por la falta de reemplazo mediante nuevos sacerdotes, pues se necesitan un mínimo de 10 nuevos curas cada año: ¿los ven? No, ni uno, entonces si colapsa la demografía, es fácil pronosticar la desaparición del catolicismo en Barcelona a medio plazo. Algunos potenciales sacerdotes formadores no quieren participar en un seminario y facultad de teología que no son fieles a la Santa Tradición. ¿Participar en el mal? Pues no.
4. Pérdida de Fé y moral. En la historia se ha visto mil y una veces cómo la moral de combate es la que define a una época y sociedad. Es aquel factor inmaterial de empuje y entusiasmo donde unos pocos son levadura y fermento para muchos. En las épocas de desmoralización, como la actual, tanto en el ámbito eclesial como civil, ni cientos de miles no llegan a tener más fortaleza que un simple molusco sin su caparazón, como se vio en el 711, en 1808, en 1939 con la "ensulsiada republicana" y hoy en día: crisis, división, odios, malos gestores, políticos estúpidos, desconexión de la realidad, egoísmo social. La moral, el entusiasmo, el optimismo, la fe combativa, son unos factores intangibles misteriosos, pero totalmente operativos por sus efectos desplegados materialmente.
Esta pérdida de Fé y moral es palpablemente visible en el total derrumbe de las escuelas y hospitales católicos, en la falta de unidad entre las mismas parroquias (cada rector hace su guerra por su cuenta), los medios de comunicación católicos-anticatólicos (Catalunya Cristiana [ya no la veo], Ràdio Estel), los hospitales católicos como el Sant Pau, unos obispos y superiores carentes de carisma y unción, de fortaleza de combate... toda una infraestructura demolida durante decenios de herejía y heterodoxia nacional-progresista, sin que la autoridad episcopal pudiera o quisiera hacer nada.
De estos vientos, estas tempestades, de estas lluvias, estos barrizales...
Gracias por la mención detallada del P. José Manuel García -Díe. Tuve la inmensa suerte (gracia) de tratarlo, pero, aunque recuerdo algunas sabrosas anécdotas, desconozco su biografía. Quiera Dios que alguien con conocimiento (¿usted?) pueda escribir al menos un esbozo.
ResponderEliminarSí, existe una biografía bastante completa titulada "Mn. José Manuel García-Die Miralles de Imperial. Notas biográficas", publicada el año 2013.
EliminarEsta biografía de Mn. García-Díe se puede consultar en la Biblioteca Episcopal (Seminario Mayor) y en el Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona (Casa de l'Ardiaca).
EliminarAún está por aclarar la muerte del Sacerdote Mosén Antonio Bordás Belmonte de la Diócesis de Tortosa.
ResponderEliminarAlguien sabe lo que pasó?
Según este artículo de enero de 2019, murió de muerte natural:
Eliminarhttps://elcierredigital.com/sucesos/33227284/parroco-ametlla-antonio-bordas-belmonte.html
Muy sencillo una muerte subita. No hagan series ni peliculas donde no las hay
EliminarEl Seminari Menor de La Conreria (cerro) y se traslado y bajo a la calle Diputació, por deseo y "orden" del entonces Rector del Seminari Conciliar de Barcelona Joan Enric Vives Sicília.
ResponderEliminarQue queria controlarlo todo.
Mn. Oriol no pudo hacer nada al respecto. Todo se lo dieron por hecho.
Mn. Oriol, Mn. Jordi Sotorra, Mn. Joan Villegas, Mn. Antoni Babra y dos laicos que después uno ha llegado a sacerdote, hacian un equipo muy bueno. Junto con Mn. Nicolau, Mn. Sust, y otros profesores laicos que subian a dar clases a la ESO y al Bachillerato.
No podemos olvidar al director espiritual Mn. Jaume Masvidal, y a Mn. Laureà Guibernau que venia un día a la semana a confesar desde Badalona.
Por desgracia ese cambio de La Conreria a Diputació hizo que todo se perdiera.
Los domingos unos cuantos ibamos con algún superior a rezar visperas con los Cartujos que siempre nos acogieron con agrado.
Recuerdo con agradecimiento las visitas que al menos una vez durante el curso nos hacia el Cardenal Narcís Jubany, intesandose por el ambiente y funcionamiento del Seminario Menor de La Conreria. Compartiendo la comida con todos al mediodía.
Incluso recuerdo la reparación y embellecimiento que encargo Mn. Oriol del Claustro, de los campos de futbol, de la casa en general, clases, capilla,..
Y el conserje una bellisima persona también, ahora no recuerdo su nombre.
Una pena que aquel ambiente de familia y cristiano se perdiera.
13/13, no se lo tome a mal.
EliminarNo era mi intención.
Mn. García-Díe fue destinado de Rector a la Basilica de la Mare de Déu de la Mercè.
ResponderEliminarDónde un día fue encontrado muerto, murio solo el pobre.
Lo senti mucho era también una muy buena persona y un buen sacerdote.
No, fue destinado a la basílica de la Purísima Concepción, en la calle Aragón de Barcelona.
EliminarEl Mn. García-Díe, rector de la basílica de la Mercè, fue Jordi, hermano de José Manuel, el rector del seminario menor. Mn. Jordi fue benemérito en la pastoral gitana. Otra hermana era religiosa. Una familia, en fin, que merece al menos un esbozo biográfico para dar gracias a Dios por tantas vidas ejemplares.
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