Para D. Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, el método del encuentro entre la realidad, en su totalidad, y el yo, en su libertad, es el método sacramental. Ciertamente, Cristo acontece hoy en mi libertad ante el signo que cada circunstancia (alegre o desgraciada, favorable o incómoda) y cada relación representan, pero la forma completa de tal signo es el sacramento. El Misterio de Cristo muerto y resucitado se da para desvelarse a su criatura a través de este método desacramental: signo que contiene el Misterio del que es signo. La comunidad eclesial es el aspecto de este signo, el aspecto visible del rostro de Cristo. Jesús se hace perceptible en la comunidad eclesial como si ésta fuera el vestido por medio del cual nuestra pequeñez entra en contacto con su presencia real. Esta es la autoconciencia de la Iglesia, fundada sobre la certeza de que Cristo está vivo, obra en el presente y cambia la vida. Dios en Jesucristo se hizo hombre, murió y resucitó y puede encontrarse hoy en la Iglesia de tal manera que nuestra humanidad sea regenerada a través de los siete sacramentos. Este hecho, si te ha sucedido, no puedes acallarlo, lo debes testimoniar.
En el movimiento de comunicación de una experiencia –personal y comunitaria-, la situación histórico-cultural debe valorarse críticamente de tal modo que a la libertad del interlocutor le sean más accesibles las razones de la conveniencia de esa experiencia que el sujeto propone. Uno no se puede convencer del cristianismo a base de estudiarlo sólo en abstracto como una teoría cualquiera. Sólo se puede uno convencer de que es verdadero comparándolo con la propia experiencia por entero. Por eso el cristianismo es verdadero. Porque corresponde a todas las auténticas necesidades del hombre: la necesidad de justicia, de amor, de perdón y belleza, de infinito…
Por ello, la categoría de experiencia es el eje fundamental de la propuesta educativa del Rvdo. Giussani. La realidad, con su invitación ineludible a afirmar su significado, llama a la libertad a asumir el riesgo del compromiso: La realidad no se afirma nunca verdaderamente si no se afirma la existencia de su significado, porque la realidad como un todo se corresponde con el corazón, con las exigencias constitutivas del hombre.
Giussani afirmará la existencia y la cognosciblidad del fundamento verdadero de lo real. El misterio del ser se da en lo real y puede reconocerse en la Iglesia de Cristo. Cada manifestación de lo real se presenta como un evento que interpela a nuestra libertad provocándola a adherirse a él, reconociendo que existe un fenómeno experimentable de una realidad que es signo de otra cosa, que remite a otra cosa: a Cristo. El fenómeno comunitario -la Iglesia Santa y Católica- es el cimiento que transforma la experiencia del riesgo -la de poner la confianza en aquello que no se ve y sin embargo se espera- en una auténtica exaltación de la libertad, sin sustituir a la decisión personal de cada uno.
El pensamiento de Luigi Giussani puede calificarse como un pensamiento original, ya que tiene capacidad de mostrar, de modo articulado, la experiencia elemental de lo humano, tal y como la ha recibido de la tradición católica. Tradición que es el imprescindible punto de partida para alcanzar la integridad de la experiencia. Tradición que es un lugar de práctica y experiencia, dato originario, con toda su estructura de valores y significados, en el que uno ha nacido. Realidad viviente, que exige la acogida (libertad) de un hombre vivo como lugar de su presencia. D. Giussani muestra su calidad pedagógica a través de un notable estudio filosófico-teológico.
Giussani es consciente de la soledad terrible del hombre contemporáneo que ha cortado el vínculo con el Misterio y del drama de un cristianismo reducido a discurso políticamente correcto. El afirma que el cristianismo es una fiebre de vida, un torbellino de caridad, una belleza encontrada que es preciso llevar, anunciar y compartir con los demás.
Así pues, la apologética de Giussani arranca de lo más íntimo del hombre y no de un código de conducta, parte de las dudas y no del dogma, de la existencia viva y no de fórmulas, pero para llegar finalmente a la doctrina de la revelación. El punto de partida no son ni las virtudes humanas ni las cristianas, sino el encuentro entre el hombre, con sus esperanzas y exigencias más verdaderas, y Cristo vivo en la comunidad cristiana, como respuesta a ellas. En un momento en que la vieja cristiandad se veía acosada y los métodos de los movimientos católicos se mostraban estériles, hacía falta algo diferente: un encuentro que lleva a la fe porque supone un acontecimiento que atrae. En primer lugar dentro, en el interior del corazón, aunque esta “liberación” enseguida se convierte en “comunión”, dado que la fe no es un intimismo patológico, sino una transformación interior que compartir con los demás hombres.
El fundador del movimiento Comunión y Liberación quiso que el cristianismo se asumiera no como una doctrina o una creencia, aunque fuerte, sino como un hecho que deriva de un dato real, de una experiencia ineludible, la de Jesús muerto y resucitado. La evidencia de este hecho llega a ser tal, si se vive en una compañía – la de los miembros de la Iglesia-, si se participa en la libertad – la de los hijos de Dios- que se adquiere estando en esa compañía, si se goza de la libertad que se genera al entregarse a la compañía de la comunidad cristiana.
Es la evidencia de que sólo en Cristo la existencia humana adquiere un sentido eterno de tal calado que ningún poder mundano podrá nunca reducir a la inoperancia por mucho que se esfuercen los heraldos de la mentira, siempre generosamente subvencionados desde el poder.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www sacerdotesporlavida.info
A partir de que nuestra situación en la tierra no nos permite ves de lo invisible, sino mediante la razón y la fe, sobre todo a partir de la Encarnación del Verbo.. nuestra situación espiritual no nos es visible, a partir de la desobediencia de nuestros primeros Padrss.
ResponderEliminarEsta situación espiritual invisible tiene una contrapartida que son los signos sensible que Cristo a querido unir a la gracia sacramental.
Quisiera dar testimonio de una situación personal , debido a que tome una negativa decisión de divorciarme legalmente, y considerando vivir más tarde en castidad , juzgue duramente a mi.marido por optar en consecuencia por convivir con otra mujer, respaldado por su confesor del opus Rei..
Ante ese escandaloso conflicto, implore a Jesús expuesto en la Eucaristía una respuesta a la infidelidad de ambos sacerdote y marido.
Mi encuentro con Jesús Eucaristía expuesto fue crucial, llevaba varios anos en Suiza sin encontrar una exposición del Santísimo
La noche siguiente tuve un sueno, que fue como un entrar a la conciencia divina y escuchar la voz divina en el resquicio de ella.
" Tu tienes la culpa de que ambos se hayan descaminado"
Advirtiendo que era era Dios mismo el del justo juicio me adhereri a su juicio y quise con todas mis fuerzas salvar a mi esposo y prvisuslizando un camino o vereda muy lejano al que tenía que acceder para traerlo al Camino correcto.
Por esa falsa seguridad de mi personal potencia pregunté si podía reparar????
Y la respuesta inmediata y humana más que divina de Jesús fue !Podemos!!
Muy alegre como la del hijo pródigo y el Padre alegre.
Luego sentí mi impotencia y mi limitación , mi sufrimiento y quería consuelo, de inmediato dijo
"Déjate inundar!
Y sentí que me moría que mi corazón latió tan rápido que estaba estallando, de verdad estaba muriendo.
De pronto desperté llorando y era como sentir que la pesadilla de mi vida real había terminado y que podía vivir con la gracia.
El dejarse inundar N me recordó el bautismo y la confesión.
Me recordó los lavados de pies y tantas abluciones.
Por supuesto me confesé e intente reparar ..
En la Iglesia actual, a la Cúpula me refiero, hace bastantes años que no se ve el Rostro de Cristo por ningún lado.
ResponderEliminarSólo veo a una serie de herétic@s y blasfem@s vestidos de religios@s ,que campan a sus anchas viviendo como Reyes sin pegar golpe y espantando a la Catolicidad verdadera.
Ya lo dijo Cristo a los Fariseos: NI ENTRAREIS VOSOTROS NI DEJAN ENTRAR A LOS OTROS.
Excepcional D. Giussani
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