Es curioso, la Iglesia, por naturaleza y por historia, es tan clerical, que a la larga se lleva bastante mal con los movimientos laicos. La jerarquía clerical reina sobre ellos; pero en cuanto además de reinar pretende gobernarlos, se producen los choques. Es el reciente caso del Opus Dei, una organización eminentemente laica; tanto, que se la encuadra mal en la categoría de “congregación”. Incluso considerarla mixta parece excesivo, puesto que el número de clérigos que la integran es totalmente exiguo. Cierto es que al final de todo son los clérigos los que dirigen a los laicos. Se trata, por tanto, de una organización fuertemente clericalizada. Tal es esa percepción, desde la jerarquía eclesiástica, que el tema ha resultado ser finalmente la clericalización formal del movimiento, reduciéndolo a una más de las numerosas instituciones clericales: es decir, encuadrando en la Iglesia a los clérigos de La Obra y desestimando totalmente a los laicos que la forman.
A este tema del difícil encuadre de los laicos entre las fuerzas vivas de la Iglesia, le voy dando vueltas desde mi época de seminarista. Por eso me sedujo tan poderosamente la figura de D. Luigi Giussani, que al final decidí hacer sobre él mi tesina de licenciatura. En efecto, se trata de un extrañísimo fenómeno de renuncia a la condición clerical en la Iglesia, en la que estaba encuadrado el fundador de Comunión y Liberación, para hacer labor de simple laico, consagrando toda la vida a esa labor. Giussani, con una espléndida carrera clerical por delante (es razonable pensar que hubiese podido llegar a cardenal), prefirió dedicarse a la humilde y subordinadísima labor de catequista, ejerciendo de profesor de religión en un instituto. Y justo ahí, en ese puesto tan poco clerical (bueno, uno de los puestos que dejaron los clérigos para los laicos, cuando decidieron ahondar en su clericalidad), fue donde nació Comunión y Liberación. Gran oportunidad perdida por los dominicos, cuyo carisma es la predicación y la conversión. Pero resulta que cuando instituyó la Iglesia la categoría de catequista, a los clérigos ya no les quedaba fuelle para tamaña empresa.
Lo sorprendente de Giussani es que armó ideológicamente la catequesis. La convirtió en una actividad de primerísima categoría, capaz de llenar de sentido la vida de muchos cristianos laicos. Y fenómeno curioso, ¡hay que ver adónde llevó la palabra “liberación” el movimiento fundado por Giussani desde la humilde catequesis laica, y adónde fueron a estrellarla los jesuitas de Hispanoamérica convirtiéndola en la pretenciosa Teología de la Liberación. Sí, es lo que va de la humildad obligada de los laicos, a la soberbia a la que se ven tentados tantísimos clérigos: tanto más tentados, cuanto más encumbrados. Está claro que la pretenciosa Teología de la Liberación fue un tremendo y lamentable fraude: tanto como lo son las novedosas teologías de colorines (¡de igual autoría!) tan encomiadas hoy en las altas cumbres de la Iglesia. Clericalismo puro y duro.
Es que, una vez más, las palabras nos ponen frente a las realidades que denominan. La palabra “laico”, de la que, para mayor confusión, derivarán también el “laicismo” viene del griego “laós”, que es el pueblo, al que se llama “démos” cuando reclama su cuota de poder en virtud de su cuota de propiedades (vamos, como en las comunidades de propietarios). Pues eso, que el humilde “Pueblo de Dios”, del que se llenan la boca los clérigos, es muy mal digerido por el clericalismo reinante. Y por supuesto, sin derecho a reivindicaciones democráticas, es decir propias del démos, del “pueblo político”. Los laicos caben en la Iglesia clerical en tanto en cuanto se subordinan dócilmente a ella o en cuanto se mimetizan con el poder y se someten a él, clericalizándose en la medida en que se lo impongan o se lo consientan los clérigos.
Esa es probablemente la razón por la que han durado tanto las órdenes religiosas (las clásicas), y tan poco las organizaciones seglares. No olvidemos las órdenes terceras, los terciarios, una forma de encuadrar a los laicos en las órdenes religiosas. Bueno, y lo de los legos (procedentes también del humilde laós) es de traca. Me refiero a los hermanos legos que en los monasterios estaban al servicio de los clérigos. Maneras muy originales de incorporar a los laicos en la Iglesia. También entonces, igual que hoy, la Iglesia tuvo sumamente difícil eludir las presiones morales del mundo en que vivía.
Comparable al movimiento de D. Luigi Giussani, centrado en la catequesis, tenemos hoy también el potentísimo movimiento del “Camino Neocatecumenal”, que propone a los católicos emprender un largo camino de catequización post bautismal para mantenerlos fieles a la doctrina que quizá no aprendieron en la catequesis infantil que precedió a la Primera Comunión, o acaso olvidaron ya. A los que se adhieren a esta propuesta se les conoce popularmente como “los kikos” por su fundador laico, Kico Argüello. Es otro imponente movimiento que igual que Comunión y Liberación, se dedica especialmente a la catequesis. Con su liturgia singular (gran tentación clerical) y su “jerarquía” paralela, privilegio del que gozan -gozaron- las grandes órdenes religiosas.
Claro que en sus primerísimos inicios (lo vemos en los Hechos de los Apóstoles) la Iglesia instituyó el diaconado. Como dice la RAE, diácono significa propiamente servidor, sirviente (procedente del griego diákonos). Un oficio reservado a los laicos. Entre sus principales misiones estaba la atención a los pobres. Cosa a la que hoy se abrazan tantos clérigos con entusiasmo, como si no fuese ése un oficio diseñado para los laicos. A eso había que añadir el servicio a los “clérigos” en la liturgia y los servicios propios del templo. Eran laicos todos ellos; pero no se tardó en clericalizarlos y en jerarquizarlos: ahí están las órdenes mayores y menores. Hoy está en marcha un nuevo movimiento de clericalización de los laicos (¡y de las laicas!) que ejercen ministerios de variados géneros en la Iglesia. Se reclaman órdenes sagradas para ellos…. y para ellas.
Pero queda un vacío enorme en el campo de la evangelización básica, es decir en el de la catequesis. El número de catequistas aquí en España, incluyendo en esta categoría a los profesores de religión, es realmente grande: como para cubrir todos los objetivos. Pero está claro que esta pieza tan importante de la evangelización, no funciona. Cubre unos espacios y unos presupuestos, pero con unos resultados lamentables. Es quizás en el segmento de población estudiantil donde mayormente se aprecia el fracaso. ¡Y pensar que un personaje como D. Luigi Giussani fue capaz de darle la vuelta al problema hasta convertir la catequesis y las clases de religión en el frente más potente de la Iglesia! Un clérigo que asumió la labor de los laicos y trabajó entre ellos para demostrarles que ésa es la verdadera trinchera en que la Iglesia se juega su futuro.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www.sacerdotesporlavida.info
Y tanto que es la hora de los laicos. Hace unos días se me reveló esto significativamente. Pasé por la tarde por la capilla que tienen unos religiosos en el Guinardó (són de los que la abren solo un ratito antes de la misa, el resto del día deben estar muy ocupados). Dentro tres laicos (2 señoras y un señor) arrodillados ante el Sagrario. Fuera en la puerta dos religiosos con hábito contando chascarrillos... Pues esta cada vez va a ser más la realidad de nuestra Iglesia: laicos rezando con seriedad y religiosos o sacerdotes inutiles traicionando su vocación y dedicados a la cháchara y a la tonterìa... y es una pena, porque esta Orden se había distinguido en el pasado por una profunda espiritualidad.
ResponderEliminarNo puede usted llamar "revelación" a una anécdota fuera de contexto. Usted pasa por la tarde por un sitio, pero no sabe lo que ha pasado el resto del día. Quizá los religiosos han dedicado la mañana a orar y meditar, y por la tarde están en la puerta para escuchar a la gente, escuchar sus penas, estar disponibles y atenderles. Seguro que los fariseos también acusaban a Jesús de estar dedicado "a la cháchara y a la tontería", a jugar con niños y hablar con gente por ahí.
EliminarAnónimo de las 8:44, trate usted de defender lo que quiera y acuse de fariseismo a quien le parezca. Yo sé lo que vi y oí, ni escucha, ni atención, ni pena, ni cuentos. Chàchara pura y le aseguro que para nada edificante. Tristemente es lo que hay.
EliminarEl clericalismo ha destruido siempre al Iglesia. Lean Amar al Mundo Apasionadamente de San Josemaria allí lo encontrarán.
ResponderEliminarFíjense bien entren en cualquier iglesia y todos absolutamente todos los Santos llevan hábito, cuando en el cielo solo son una pequeña minoria.
Pues San Isidro no lleva hábito.
EliminarY su esposa tampoco
EliminarPara el futuro de la Iglesia, además de los sacramentos, que son esenciales en la vida de cualquier cristiano, hay dos elementos que van a ser cruciales para mantener la fe, que son la catequesis (hace dos días el Papa dijo que 'los catequistas son un tesoro para la Iglesia' y la vida en comunidad, como también indicaba el Papa en su primera Encíclica Evangelii Gaudium; ' los discípulos del Señor son llamados a vivir como comunidad que sea sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-16). Son llamados a dar testimonio de una pertenencia evangelizadora de manera siempre nueva. ¡No nos dejemos robar la comunidad! (EG 92). Las nuevas realidades eclesiales, como Comunión y Liberación, Neocatecumenales, Schola, Schonstad, Opus Dei, que comparten en mayor o menor medida estos pilares, son las que dentro de dos o tres décadas van a permitir que la Iglesia no se acabe extinguiendo, al menos en Europa. Lo triste de Cataluña es que todas estas realidades, que dan familias numerosas, donde se transmite la fe a los hijos, de donde surgen vocaciones y que llevan adelante tantas pastorales, son ninguneadas, despreciadas y criticadas fundamentalmente por el clero, más pendiente de mantener 'su' poder y mirar más allá de sus propias narices. En fin, aquí es lo que tenemos.
ResponderEliminarP. Custodio. Como siempre ha dado en el clavo. Lamentablemente, no
ResponderEliminarEl Opus Dei fue creado por San José Escribá de Balaguer crea en el 1928 (Ignacio crea a los jesuitas en 1540) la organización del mismo nombre, cuando estaba la etapa terminal de la dictadura de Primo de Rivera, el último tramo de la Restauración con Alfonso XII, a tres años de la fuga de este rey ante el resultado de unas elecciones municipales y el advenimiento de la II República, masónica y marxista (los anarquistas la aborrecían), para cubrir el verdadero vacío de poder. Escribá estuvo por Barcelona, una huyendo de la persecución de los rojos, y otra escondido de la persecución de los jesuitas y otras órdenes, incluso femeninas, y con algún predicador jesuita famoso, allá por los 1950, que lo estaban dejando caldo, con las acusaciones de guardia pertinentes y habituales que todos sabemos...
ResponderEliminarEl título de ordenación o funciones pastorales habituales del 4% de curas obreros es la dirección espiritual y atención del 96% de los laicos obradores, pues el carisma central del Opus es laical. Aunque desde el Concilio Vaticano II la vocación universal de todos es a la santidad, existen diferentes vocaciones en red y cruce de estratos verticales, horizontales, paralelos y transversales, que dan un sentido o dirección a la vocación a la santidad, es decir, a llegar a la Iglesia Triunfante:
- vocación a la santidad (Iglesia Triunfante, huir de la 2ª muerte) es la vocación universal
- vocación al estado de vida: cura secular o seglar, del Opus, Jesuita, Benedictino, religioso (cientos de órdenes), celibato consagrado, matrimonio, soltería
- vocación a las relaciones interpersonales: ser esposo, padre, hijo (de su padre), nieto (de su abuelo), sobrino, yerno, amigo, hermano
- vocación a la profesión o carrera, miles de profesiones, que los opusinos llaman la santidad en el trabajo
- vocación a los intereses y aficiones personales: uno puede buscar la santidad en el tiempo libre
Para Escribá, la fórmula jurídica era vital, puso a la Obra rezando para que el Vaticano le aprobara como instituto secular (canon 710 CDC, institución pensada por el médico franciscano Gemelli y el cura político Giuseppe Dossetti), pues consideraba lo mejor para la perfección de vida (los votos específicos de los laicos del Opus) dentro de la santificación en el trabajo y la vida ordinaria.
Con San Juan Pablo II obtuvo la prelatura personal, pero con los jesuitas Bergoglio y Ghirlanda, han tomado la catastrófica decisión de romper estúpidamente lo que iba muy bien: de una prelatura personal con obispo con estatutos propios a degradarla a asociación clerical. Ahora sin estatutos, habrá que crear dos asociaciones laicales (hombres y mujeres), y un estatuto que regule las tres asociaciones (curas, laicos y laicas) y las relaciones entre todas ellas.
Complejidad y complicación absurdas y un sinsentido ridículo: estropear y crear disfuncionalidades en lo que iba bien. Otro disparate demencial es poner al Opus dentro del Dicasterio del Clero, poniendo a laicos hombres y sobre todo mujeres, que viven en la vida ordinaria, bajo este dicasterio que nada sabe de mujeres laicas y sí de hombres curas.
En 1928 los jesuitas no lo sabían, pero José María les robó la tostadora, la tostada, la mantequilla, la mermelada y el café con leche: el Opus Dei ha tomado el papel de los jesuítas al ser el nuevo brazo ejecutor del Papa y defensa de la Fé católica y la Iglesia. En 1965 los jesuitas consiguieron el máximo número de miembros, 36.000, siendo el brazo ejecutor del papa (con 38 santos y 138 beatos), con grandes hitos como la vuelta a la fe en Trento, Hungría... pero con Arrupe y su orientación asombrosamente marxista, progresista, modernista y nuevaerana-sincretista, seguida neciamente por sus superiores, los han despeñado a 14.000 miembros actuales, sólo 9.000 operativos, desapareciendo en 15 años. Por contra, el Opus se comió toda la comida de la nevera, pues tiene más de 90.000 miembros, los que debería de tener esta catastrófica orden jesuítica.
Por eso, hay que notar que las dos grandes corrientes que seguían escrupulosamente las rúbricas de los misales latinos, son:
ResponderEliminar- el Opus Dei para la misa normativa del Vaticano II
- los tradicionalistas para el rito tridentino con la última reforma de 1962
y que con alevosía y premeditación, han sido atacados por los jesuitas y la masonería eclesiástica a través del jesuita Bergoglio: el Opus rebajado a asociación clerical, y la misa tridentina casi prohibida por Traditionis custodes. Lo que sugiere un ataque desde el Vaticano contra los Sacramentos del Orden y de la Eucaristía, pues recordemos que hay tres grupos que se han puesto la liturgia eucarística por montera y capirote:
1. Los jesuitas, que hacen la misa que les da la gana
2. Lo mismo para los nacional-progresistas catalanes, los progresistas del mundo del rito romano y los curas del apostático camino sinodal alemán (con sus mujeres que oficían).
3. El cisma dentro de la Iglesia Siro-Malabar, cuando la diócesis de Ernakulam-Angamaly se ha negado a cumplir el sínodo de 2021 sobre la unificación de la misa de la Santa Qurbana
...
Pero para el Opus también hay jarabe de palo en el crostó. Desde la muerte de su fundador, se han dormido en los laureles y han de meter gasolina en la moto y espabilarse que vaya sobre ruedas y a toda pastilla. La masonería eclesiástica los tiene en el punto de mira, y la disolución es su opción, si pueden, tal como pasó con la disolución de los Jesuitas con Clemente XIV en 1773; sí, el Opus será disuelto.
En las últimas entrevistas con el prelado de la Obra, hay una serie de cuestiones que el Opus ha de mejorar por falta de conocimiento teológico:
1. No tienen conocimiento de la escatología, sobre todo la escatología llamada social, porque dicen que viola el carisma de santificar lo ordinario, y se refiere a las cuestiones del Anticristo, Falso Profeta, las dos Bestias, los sucesos que acaecerán en el mundo: Resurrección primera (Ap 20, 5-6), Cuerpo glorioso (1Cor 15, 48-49), Transformación de los vivos (1Cor 15, 51), Resurrección final (Ap 20, 5), Juicio universal (Ap 20, 12), Gran Tribulación, Abominación de la Desolación, Transformación, Juicio de las Naciones, Nueva Tierra, Nueva Jerusalén, Reinado Eucarístico o Milenio: Reino de Cristo y los santos consumado en la Tierra, o también Reino del Pueblo de los Santos; Batalla final; Resurrección de los muertos; Juicio Final; Paraíso Celestial, Jerusalén Celestial, Bienaventuranza eterna en el Reino del Padre. El Opus dice que ya estamos en el Reino Eucarístico y que todo es ordinario, no hay nada extraordinario, no hay que ser fanático de la escatología: no audacia, no Dios...
2. No se habla del deseo del advenimiento del Reino Eucarístico que quería San Escribá. Quería escribir Libros de Fuego para que Cristo reinara, para que los pobres corazones sean brasas para ser rubíes en la Corona de Jesús Rey (Jesús dijo que quería traer la espada y enviar fuego a la tierra, Mateo 10 y Lucas 12)
3. Escribá sufrió el desastre del Concilio Vaticano II con la apostasía de miles de curas, obispos y cardenales, la situación del papa (de Pablo VI), de las profecías de Dios, Jesús y la Virgen sobre el mundo y la Iglesia. Por eso pedía orar, saber y conocer.
4. El Opus aún no ha publicado oficialmente, porque están escondidas, sí, las llamadas tres cartas proféticas o Tres Campanadas, reservada su lectura a selectas personalidades, pero aparecen por internet. Su contenido es profético y apocalíptico, escatológico, y sería de mucho provecho espiritual que lo publicaran ya de una vez por todas.
5. Pérdida de la pureza y el amor a la liturgia eucarística y su corrupción modernista: antes del covid, en los centros de la Obra, se hacía de rodillas y en la boca en los reclinatorios y con uso de bandeja; después, casi todos comulgan de pie y en la mano. La degradación litúrgica del Opus vino con la beatificación de San Escribá el 17 de mayo del 1992: para evitar que cientos de miles de miembros del Opus tomaran la Eucaristía de rodillas, prohibieron esta opción. Donde digo digo, digo Diego...
6. Como consecuencia de la pérdida del sentido escatológico eclesial (Anticristo, Gran Tribulación, Reinado Eucarístico), se ha perdido el sentido finalista de los cuatro aspectos de la espiritualidad católica, que son Dios creador, Dios redentor, Dios santificador y Dios consumador, remunerador o escatología. Al perder el sentido escatológico, que es el Reino Eucarístico, entonces se pierde el sentido final de la vida laical y sacerdotal, por lo que el Opus ya empieza a tener bajadas de vocaciones en todos los aspectos, laicos y sacerdotales. Si no hay una finalidad, entonces ¿qué es el catolicismo? "de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
ResponderEliminary su reino no tendrá fin", y "Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.". Sin escatología personal y social-eclesial, no hay una finalidad, y la gente quiere saber el motivo final de sus vidas y de la sociedad.
7. En este último congreso del Opus, los curas, siendo el 4% del Opus, y los laicos el 96%, resulta que sus miembros han sido el 100% curas. Un verdadero sinsentido que contradice el carisma laical. Hay, por tanto, en el Opus, una gran hermetismo y secretismo, así como de clericalismo.
8. El Opus debe de pensar en el hecho de que Bergoglio y los jesuitas los van a liquidar totalmente, tanto por envidia como por ser de la masonería eclesiástica. Así se puede deducir de tal como van las cosas: no irán a mejor en absoluto, y el mismo Bergoglio ya dijo a los dirigentes que eran muy atrevidos de ir a pedir lo que pedían, sobre mantener la unión de los curas con los laicos, la prelatura personal con el prelado como obispo y depender del Dicasterio de los obispos, como era hasta ahora, pero que Bergoglio quiere aniquilar. A ello se suma el latrocinio del santuario de Torreciudad por el obispo de Barbastro, y el obispo de Teruel convertido en el juez inicuo para juzgar al profesor del Opus en el caso Gaztelueta por abusos. Bergoglio los ha liquidado en un 96%, al sacarle los laicos, al ser cooperadores dominicales u ONG, con riesgo para las sociedades económicas, afectando a impuestos y herencias. Van a por ellos, y saldrán "razones" de peso (abusos, fraudes...)
9. Cuando los jesuitas fueron liquidados en 1773 por Clemente XIV, se perdió a todas las escuelas gratuitas jesuíticas, lo que se perdió la formación religiosa del pueblo y de la élite. Los jesuitas también fueron grandes científicos, por lo que la Iglesia sufrió el ataque cientifista racionalista y materialista. Las élites se enriquecieron con los despojos de los jesuítas. Al perder el brazo armado de los jesuitas, en 1789 llegó la Revolución Francesa y la Independencia de la América Hispana y Lusa. También se desnaturalizó el papado y la Eucaristía. El Anticristo de la época fue el poder engañoso enviado por Dios a los incrédulos: la revolución francesa, la guillotina, el Terror de Estado, la persecución de religiosos y curas, Napoleón, el materialismo, el racionalismo, el empirismo, las democracias liberales, el cientifismo, la masonería...
10. Al Opus Dei le diría: que piense en las defensas bizantinas (en 1453, en Bizancio, 1/3 de su ejército era extranjero, como catalanes, italianos...); que piense en su Prusia y Rusia (los jesuitas, al ser liquidados, se fueron a estos reinos luteranos y ortodoxos para servir a la educación y para rehacerse). Y que piense que han sufrido un ataque progresivo del jesuita Bergoglio destinado a su disolución, y que el Espíritu Santo está viendo de nuevo la misma situación y peligro que en 1773 con los jesuitas. Que recen ante la virgen y pidan consejo y ayuda.
Hace bien en rezar por el papa, como lo pidieron hace poco, pero que lean historia y teología, recuerden también a Clemente XIV y a Clemente V, que disolvieron a los jesuitas (los dejaron miserablemente abandonados) y a los templarios (quemaron a los dirigentes, Jacques de Molay y 38): el papa no es falible, no es inerrable, no es inequivocable, puede no hacer caso al carisma de la inspiración del Espíritu Santo...
Falta una catequesis para adultos y de estos puede surgir un gran plantel de voluntarios y diáconos. En algunas parroquias se ha probado de montar unas reuniones para catequesis de adultos pero la gente no acude y solo van los amigos más cercanos del rector de la parroquia. La catequesis para adultos ya existe de 2000 años, son las prédicas arriba del púlpito, pero si evolucionan estas prédicas hacia un sistema que contente a todos ya estamos bien apañados, se deberán suprimir citas bíblicas y una la más espectacular cita bíblica es el DILUVIO UNIVERSAL. Los que tenemos 70 hemos mamado las clases de religión con el Diluvio de Noé, hoy este pasaje el más espectacular de las Escrituras se mantiene censurado para contentar a los adoradores del Dios Ciencia. Más claro que el agua.
ResponderEliminarSr. Garrell, además del DILUVIO UNIVERSAL, ¿sabe de algún tema en el que se pueda basar radicalmente le fe?
EliminarGiussani es el pensador católico más relevante del siglo XX. Su pensamiento aún está por descubrir en la Iglesia.
ResponderEliminarDesde los inicios de la Iglesia, se ha asociado ésta a distintas figures: Reino de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu y Pueblo de Dios. Las cuestiones del Cuerpo Místico y Templo del Espíritu nos definen la esencia de la Iglesia, en tanto que la imagen de Pueblo de Dios allude a una dimension histórica, existencial. El término que mejor la define es su sacramentalidad. Sus propiedades, una, santa, católica y apostolica, con “ocurrencias” de un Dios que no es católico. En los ultimos años se habla de una suerte de quinta propiedad, la indefectibilidad, si bien, con mayor exactitude es una característica común, la permanencia.La Iglesia es un tiempo medio de salvación en una comunidad de pecadores, en la que cada uno cumple su misión
ResponderEliminarPues va a ser que van a seguir sin descubrirlo; la Iglesia de HOY, a rebosar de masones, pasa (como mínimo) de Guiusani.
ResponderEliminarSaludos.
En el clero ha habido siempre personas y organizaciones, estructuras, entidades, etc. tanto benéficas como maléficas. Entre los laicos ha sucedido siempre exactamente lo mismo. En este mundo la ciudad de Dios y la ciudad de Satanás están inevitablemente mezcladas, incluso en lo más hondo de las almas. Ciertamente estamos pasando por un momento lamentabilísimo y la mayor parte de la culpa es del clero, del alto y del bajo. Pero también los laicos tienen una inmensa culpa, quién puede dudarlo. La estéril discusión sobre las estructuras eclesiásticas no lleva a ningún lado. Las cosas no se resuelven simplemente "desclericalizando" la Iglesia. Es curioso que en el fondo tanto el autor del artículo como los comentaristas reproduzcan las tesis del llamado "camino sinodal" alemán. Ninguno de todos estos movimientos ha sido capaz de salvar a la Iglesia de su declive. Muy al contrario, si consideramos el asunto desde un punto de vista histórico, la atomización de los católicos en docenas de grupos y grupúsculos cada uno con su real o imaginario "carisma" ha coincidido cronológicamente con la larga gestación de la gravísima crisis en que nos encontramos (y cuyas raíces están muy lejos en el tiempo), por lo que es más que evidente que todos ellos han contribuido, quizá sin querer, al desastre actual.
ResponderEliminar'Es curioso que en el fondo tanto el autor del artículo como los comentaristas reproduzcan las tesis del llamado "camino sinodal" alemán.'
ResponderEliminarDer deutsche Weg:
Tan tan tan tan protegit pel silenci còmplice del nostre Sant Pare; sempre buscant oportunitat per 'hacer lío'
Tan hostil a l'Església de Crist
F.E.M.