La Glosa Dominical de Gérminans ESTE DIOS QUE NUNCA SE CANSA DE ORGANIZAR FIESTAS

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Un Dios experto en fiestas: así nos lo esbozan algunas entre las más sublimes páginas de los evangelios. Desde Nazaret -que fue la anticipación y preludio de toda esta fiesta- hasta la mañana de Pascua, la vida del Hombre de Nazaret no fue otra cosa que un eterno festejar. De hecho, ¿cómo podía obrar de otra manera un Dios que en los caminos de aquí abajo quería anticipar las rutas de allá arriba? Aún más: como lo haría un Dios que en la complicada sucesión de los días se había metido en la cabeza el enseñar a los hombres a prepararse el futuro. 

Hizo fiesta: cuando las fiestas no las organizó Él en primera persona, demostró encontrarse a gusto. Como en Caná de Galilea, añadiendo siempre algo de su parte. Cuando fue Él el organizador, demostró una capacidad sorprendente: en ninguna de las fiestas narradas por los evangelios nadie se lamentó de haberse aburrido. Quien se lamentó lo hizo por haber perdido la oportunidad de tener cita con la Belleza.


Por otra parte en los evangelios no importa ir deprisa o despacio: lo importante es acudir cuando empieza la fiesta, cuando llega el Esposo, cuando se inicia el baile. Entre todas las posibilidades a disposición, escogió la fiesta como paradigma y anticipación de lo que será. El subtitulo de su biografía podría ser: “Que ninguna casa se quede sin la fiesta del corazón”. De los evangelios que son su biografía autorizada (aunque sabemos que no lo son como las biografías mundanas, que son más que una biografía, que son otra cosa…) Lo que quizás no calculó -o lo hizo tan maravillosamente que se mostró ingenuo para no hacer quedar mal a nadie- es que a veces los hombres no aman la fiesta. Parece que les interesa todo menos la fiesta. Su campo, sus negocios...Y los envidiosos y malvados que cogieron a sus siervos, los insultaron y mataron. Verdaderamente extraños los hombres: los invitas a una fiesta -que es la imagen de la máxima alegría- y éstos se niegan, encuentran cosas mejores que hacer. Parecen estar demasiado ocupados para dedicar un tiempo a vivir de verdad. ¿No debería ser la vida la ocupación más urgente bajo la bóveda del cielo? Los evangelios no dicen por qué: en sus páginas únicamente dejan entrever la terrible sospecha de que los buenos, a veces no tienen mucha fantasía. Una sospecha que nos concede una licencia: la de imaginar que aquellos incapaces de hacer fiesta tuviesen en su imaginación una idea equivocada del festejar de Dios. Que fuese una fiesta corriente, aburrida, una pérdida de tiempo y no propia de gente creativa y fashion. El evangelio calla: y en su silencio encuentran cobijo mil posibilidades diversas, al alcance de todos aquellos que tienen miedo a hacer fiesta.


El Evangelio se apresura a precisar una cosa: “La fiesta estaba preparada, pero los invitados no eran dignos. Id a las encrucijadas de los caminos, y a todos aquellos que encontrareis, llamadlos a las bodas”. Ninguna distinción: todos están invitados. He aquí el Dios que sabe organizar fiestas como ningún otro: al primer rechazo no cambia la fecha, no reduce sus expectativas, no recorta su entusiasmo. Lo dobla: del “muchos” invitados pasa al “todos”. Exagera hasta el límite: quien participó en sus fiestas, asegura que no existió jamás grandeza sin exageración. Quizás por ello nunca nadie fue excluido de sus banquetes: ni los malvados que, mira por dónde, la mayoría de veces serán los primeros en verse impactados por su premura. No porque necesite compensar nada, sino para ser verdaderamente Dios. El Dios de las sorpresas y las intrigas: el Dios del compromiso que asombra. No porque quiera pasar a la historia como el Dios de las juergas: en el evangelio, una cosa es hacer juerga y otra cosa es hacer fiesta. Aquella fiesta que, en la parte trasera del salón de fiestas, un día no tendrá jamás fin. En pocas palabras, parece un Dios obligado a la fiesta: porque es difícil hablar del Paraíso con imágines sacadas de la ordinaria cotidianidad. Por eso no siempre es fácil lidiar con hombres y mujeres tan atareados en lo cotidiano y fascinados por tantas quimeras que no gozan con el sentarse a la fiesta. Por otra parte el Paraíso es una posibilidad, no una orden.

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5 comentarios

  1. Muy oportuno este artículo sobre la Fiesta en esta época del año que coincide con las fiesta mayor de la mayoría de pueblos en las que se venera un santo patrón y la fiesta y el santo van de la mano unidos históricamente. Respecto a la Fiesta de La Mercé ya se ha dicho casi todo, solo falta incidir en que los obispos deberían escribir más en El Full este origen cristiano de las fiestas mayores y el Diablo Usurpador que trabaja para desviar al pueblo hacia actos festivos contrarios a la santidad. Esto me recuerda al gran escritor Josep Plà que se ponía a escribir sobre la Navidad y sólo mencionava "els torrons".

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  2. Una curiosa nota de los obispos de la CET, la típica nota del avestruz cuando hay temas nacional-progresistas del prusés, donde nuestros obispos-avestruces esconden sus mitras bajo el suelo de la "neutralidad":

    tarraconense.cat/nota-de-premsa-en-relacio-al-posicionament-dels-bisbes-en-el-tema-de-lamnistia/

    El punto 2:

    La Iglesia siempre se guía para favorecer la igualdad, la cordialidad, el diálogo y el trabajo por hacer una sociedad nueva y buena.

    (mundo Happy-Yupi, está bien, puro mesianismo del anticristo -ver catecismo-, pero está bien, sueno bonito, es majo... aunque un cero en escatología social y eclesial para los obispos)


    Atiar al partidismo o alabar una determinada posición no es ni bueno ni, desgraciadamente, nuevo.

    (¿Es partidismo el defender contra golpistas la constitución que proclama en el art. 1 los valores superiores de la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, y la soberanía nacional reside en el pueblo español?)


    Por eso, los obispos, pastores de una Iglesia que es afortunadamente plural debemos mantener una neutralidad edificante y respetuosa, neutralidad que sólo podemos romper cuando se lesiona el derecho a la dignidad del ser humano, centro de toda la Doctrina Social de la Iglesia.

    (¿Y se ha de ser neutral y no se lesiona la dignidad del ser humano cuando los golpistas van contra la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo político y la soberanía nacional? ¿Pero qué dicen? No tienen ni idea de derecho constitucional...)

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    1. Esto es el ideal para los clérigos, ser neutrales, pero en la práctica no se produce y vemos el ejemplo en los patriarcas ruso y ucraniano que cada cual tira para su casa. Le faltaba a la nota episcopal tarraconense poner este detalle de la debilidad humana clerical.

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  3. El Trucho ya viste de ROJO, jeje.

    Que Dios nos coja confesados!

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  4. El dueño de la Finca, como Dios se presenta en la parábola , como el que es el Señor y dador de los bienes y de la misión terrenal y espiritual de cada hombre
    nuestros afanes y nuestra forma de crear y participar es un plan divino donde Dios cuenta con nuestra libertad, donde los primeros serán los últimos y viceversa, es un motivo de alegría y de reflexión:lo propio de esta vida terrenal o de esta etapa es el "trabajo" la santificación del trabajo es lo fundamental para colaborar en la redención con Cristo.

    Pero que nos dicen las parábolas del Reino de los Cielos?

    Si el reino inicia aquí con nuestra decisión de aceptar la llamada de Dios a construir Su Reino, a servir, entonces que es lo esencial de la promesa?
    Una boda y un banquete celestial.

    Si laSanta Musa tiene ese componente místico de Boda con su donación, Dios que se doña en la persona de Su Hijo hasta la muerte de Cruz y una Iglesia que se renueva y baña de la gracia para lucir limpia y luminosa, y un gran banquete, al que todos estamos invitados.

    Entonces si vemos las alegría de las bodas, que inician con arduo periodo se preparación que culmina con tantos elementos, el primero de ellos es el compartir la alegría, un servicio casi invisible del trabajo de chefs y camareros , y músicos,mientras el resto, familiares, amigos y novios, están ahí para expresar su amor y delicadeza, tanto con su mejor ropaje, sus mejoresarreglos, para elevar la dignidad de la fiesta, esto es una fiesta que reúne a niños y abuelos, ancianos y jóvenes..donde se sabe que la bendición divina reina, cuántas horas para compartir bailando y cantando y abrazándonos.

    No sé si el Cielo será esto, pues Cristo prometió que El sería quien nos servirá en la Mesa.
    Quizá el trabajo como el Sabath...el que nos ofrece el dueño de la finca se detenga después de la recolección de la uva, la fermentación del zumo del lagar y luego la boda, si es algo que tieneas de un inicio de una nueva vida, la vida matrimonial.Dios dirá!

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