Quizá sea el momento de repasar nuestro concepto de Iglesia. Sí, claro, Tu es Petrus y lo que quieras; pero Petrus no es la Ecclesia, sino la piedra sobre la cual Cristo edifica su Iglesia. Podría ser incluso que Petrus fuese el suelo firme, la petra sobre la que Jesús edifica su Iglesia; es decir que podemos entender perfectamente que esa piedra de base ni tan siquiera forma parte del edificio. Es que la tendencia a hablar como si no hubiese más Iglesia que la Iglesia de las instituciones (órdenes religiosas), de los clérigos, y por encima de todo, la de los altos mandos (de obispos para arriba), está profundamente instalada en nuestro lenguaje y en nuestra forma de vivir.
Viene a cuento esta reflexión a raíz de la singular
situación en que es mucho más lo que hacen en la Iglesia y por la Iglesia
algunos francotiradores laicos, que lo que hace el inmenso ejército jerárquico
para el que solemos reservar (entiendo que erróneamente) el nombre de Iglesia.
Y no sólo eso, porque hay que añadir lo mucho que ha hecho a lo largo de la
historia y lo mucho que está haciendo ahora esa gran construcción llamada
Iglesia para ponerla en riesgo, trocearla, dividirla, confundirla. De modo que al
final de todo, más Iglesia son la inmensidad de fieles, que ese enorme ejército
de instituciones eclesiásticas con sus cuadros de mando. Traigo esto a colación
pensando en un par de laicos, cristianos de base, bastante críticos con las
altas cúpulas.
Ante ese panorama, le da a uno por ahondar en las
palabras de Cristo en el sentido que indicaba más arriba. Tu es Petrus no es Tu es
Ecclesia, de manera que de acuerdo, lo que ate Pedro en la tierra será
atado en el cielo; que sí, que la potestad de la Iglesia la tiene Pedro. Pero
eso no indica necesariamente que Pedro sea “la” Iglesia. Claro que es Iglesia;
pero no toda la Iglesia; ni siquiera su parte más importante y esencial. De
modo que llegados al non praevalebunt,
es forzoso entender que se refiere al inmenso mundo de los bautizados: que esos
sí son “la” Iglesia, la totalidad de la Iglesia. Y en el mejor de los casos,
cuando los poderes de la Iglesia deciden que actuarán conforme a la divina
democracia del mundo, la voluntad de esa totalidad es manejada por la voluntad
y los manejos de apenas un 1%, a imagen y semejanza de lo que hace el mundo. Y
a eso lo llaman osadamente “sensus
ecclesiae”.
Y evidentemente la Iglesia total, la de todos los
bautizados, no está en esas peligrosas maniobras a las que se ha lanzado la más
alta jerarquía eclesiástica. Esas son maniobras del poder de la Iglesia, del
más alto poder de la Iglesia; pero de ningún modo son actuaciones y tendencias
de “la” Iglesia. Como dice Weigel, veterano profesor y crítico en cuestiones
religiosas, ajeno a la jerarquía eclesiástica, si la Iglesia está todo el día
en reuniones sinodales, ¿cuándo sale a evangelizar? Efectivamente, ¿cómo puede
una Iglesia que está permanentemente en reuniones, ser una Iglesia
permanentemente en misión?
George Weigel se adelantó a examinar el “Instrumentum laboris” del Sínodo de la Sinodalidad,
el de los buenos; y ya de entrada lo calificó de vacuo, con gran cantidad de ‘sociologés’,
con una fina capa de lenguaje e imágenes cristianas. “Cristológicamente vacuo,
tiene algunas menciones rápidas a Jesús –añade el crítico Weigel-, pero por lo
demás el texto podría ser el de una ONG buscando más socios y donantes. La
sensación general que da la hoja de ruta del Instrumentum Laboris, concluye Weigel, es que la Asamblea Sinodal,
con todo prefijado, se parecerá a una clase de guardería: niños y niñas,
coloread sin saliros de las líneas.
En efecto, concluye Weigel, hay muchas cosas en la
Iglesia que necesitan renovación y reforma. El Instrumento de Trabajo del
Sínodo de la Sinodalidad no ayuda a que eso se haga. Ni refleja tampoco la
enseñanza cristocéntrica y el Espíritu del Vaticano II. Ni tan siquiera refleja
el “Espíritu”, hijo difícilmente reconocible del Concilio Vaticano II.
El otro personaje que traigo hoy a colación, profesor
universitario de ética, que centra su crítica (más bien lamento) en la
oportunidad perdida por la Iglesia de formar en la fe católica a sus alumnos,
es Miguel Ángel Quintana Paz. “Pese a los vacíos formativos de la Iglesia, hay
un despertar joven y rebelde”. Quintaba Paz es doctor en filosofía (rara avis), autor de un artículo
titulado “Lo católico está de moda”, publicado en The Objective. Lamenta, por supuesto, la gran oportunidad que tuvo
la Iglesia de dar formación católica a cientos de miles de niños (más bien
millones) de la última generación escolar. Y expone que a pesar de ello, hay un
despertar católico joven y rebelde. Estamos ante el extraño fenómeno de que los
déficits formativos de la escuela católica, no han conseguido apagar la sed
sobre conocimiento de Dios y de la religión en las jóvenes generaciones.
Echa de
menos la presencia de intelectuales católicos (a menudo por incomparecencia) en
los debates públicos para defender la cultura católica en la sociedad actual:
una cultura que, confrontada con las aberraciones de la nueva cultura, va
ganando prestigio. Y por supuesto define con gran claridad qué es y qué no es el cristianismo hoy (2021). Porque,
efectivamente, “En un mundo histérico, el
catolicismo va a contracorriente… y aporta sensatez incluso a ateos” (2022).
Donde deja
al desnudo la renuncia de la Iglesia a la evangelización, tanto en colegios de
la Iglesia como en los púlpitos e incluso en sus instituciones (es
paradigmático lo de Cáritas), es en el artículo titulado “¿Tiene sentido que la Iglesia se queje de que otros la acallen?” (2020)
Obviamente este artículo ha movido una polémica de gran impacto. Ante eso,
evidentemente, la Iglesia no puede alegar los esfuerzos de sus enemigos por
silenciarla. Son irrelevantes esos esfuerzos ante el esfuerzo inmensamente
mayor de la Iglesia por guardar silencio. Es totalmente revelador el caso que
cita él mismo del padre que se le quejaba de la lamentable formación religiosa
de su hijo en un colegio católico. Explica que ese niño, en clases de religión
se dedicó durante semanas a forrar un tetrabrik que representase la carta de
san Pablo a los Filipenses sin saber y sin llegar a aprender nada sobre san
Pablo y sobre los filipenses.
Y claro, se
ve obligado a denunciar que en esas clases se les enseña a ser ecosostenibles y
buenos vecinos, feministas e inclusivos. Con el resultado de que los alumnos de
esos colegios religiosos salen de ellos “con menos conocimientos de historia
sagrada que del argumento de la serie Élite;
con una idea de la doctrina católica que se reduce al mandato de ser buenines y
poco más”. “Es terrible -lamenta Quintana Paz- cuando detectas más deseos de
saber en un infante, que ganas de enseñar en una institución”.
Virtelius Temerarius
Muy buen artículo. La Iglesia ha dejado y deja de lado la evangelización, que debiera ser su primera y principal tarea. Y a veces da la impresión que más que desgana, es falta definitiva de fe por parte de aquellos que más debieran ostentarla.
ResponderEliminarSólo un matiz: la labor de los llamados intelectuales, de la ideología que sean, está muy cuestionada hoy en día. Quizás haya que repensar su función y utilidad. Pero fuera de este punto, no podría estar más de acuerdo con lo que se dice en el referido artículo.
"La labor de los llamados intelectuales está muy cuestionada hoy en día. Quizás haya que repensar su función y utilidad".
EliminarUsted y los que se dediquen a repensar (este tema o cualquier otro) se convertirán en intelectuales. Llamamos intelectuales a los que se dedican a eso, a pensar y replantearse las cosas. Luego están los que de forma valiente y profética anuncian lo que ven y piensan (otros piensan pero ni anuncian ni denuncian, son como el tampax: no se ven, no se notan, no traspasan). El Evangelio dice que la sal que no sirve para salar se arroja, es inútil.
En éstos momentos, humanamente un servidor no ve a Pedro por ningún lado.
ResponderEliminarSólo veo y noto confusión!!!
Pues tenga mas altura de miras
EliminarEncuentro un poco rara su manera de interpretar los textos. Especialmente cuando insiste en la interpretación de Mt. 16,18. Entiende que "portae inferi" se refiere a todos los bautizados. ¿Realmente lo cree así?
ResponderEliminarPues debe tener muy poca fe... A pedirla!!!
ResponderEliminarAh! si no ve bien... al oculista... seguro que le cura!
Un ciego no puede guiar a otro ciego.
ResponderEliminarQuién dijo eso?????
Pues lo dijo Jesús.
EliminarEl rompecocos al que nos tiene acostumbrados Virteluis.
ResponderEliminarUn rompecocos post-diluviano, Garrell.
ResponderEliminarY esperando el próximo.....
Magnífiveleidoca reflexión de Virtellius que nos infunde esperanza de que la semilla de Cristo ha sido plantada entre los jóvenes. Por mucho que otros, con ropones y veleidades ecologistas de baratillo intenten ahogarlas.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Valderas Gallardo.
ResponderEliminar