Los dueños de este mundo nos han mantenido durante unos decenios en la convicción de que la pederastia fue un fenómeno exclusivo de la Iglesia católica, con presencia apenas perceptible en el resto del mundo. Y se dedicaron a clamar justicia en todos sus medios y a rasgarse las vestiduras por semejante escándalo; llegando a implicar en su condena a los dos papas anteriores por no haber denunciado y perseguido los abusos del clero. Acusaron a toda la jerarquía católica de haber callado durante mucho tiempo, alentando con su silencio ese estado de cosas. Fue un órdago a la grande, al que la Iglesia no supo (o no pudo) responder adecuadamente. No vio por dónde le venían los tiros (quizá porque había demasiado fuego amigo, el del lobby, ayudando al enemigo). Es cierto que los medios “conspiranoicos” iban destapando los inmensos escándalos de pederastia al por mayor, protagonizados por las élites de todos los estamentos. Pero más cierto es que en todo ese tiempo se mantuvo rigurosamente silenciada esa información, que hubiese ayudado a contextualizar y relativizar lo que ocurría en la Iglesia. Esa información se mantuvo en el área de las conspiraciones y las paranoias.
Pero he aquí que aparece el film Sound of Freedom y hace saltar toda esa
podredumbre de pederastia institucional (ésta sí que celosa y eficazmente
silenciada) del plano de la conspiración, al de la información. Todas esas
paranoias que rondaban en círculos muy limitados, saltaron al plano de la
información universal y se convirtieron de golpe en una verdad asfixiante,
respecto a la que no podemos permanecer pasivos. Nos puso en la pista del gran
resorte que han puesto en marcha nuestros nuevos dioses, sedientos de
sacrificios humanos, preferiblemente de niños: ese resorte no es otro que la
liquidación del tabú del incesto, en el que se asentó la civilización
(finalmente cristiana) que se han empeñado en aniquilar. Sí, la cuestión fue y
sigue siendo abrir la veda sexual también para los niños.
Lo que hace Sound
of Freedom es cerrar el círculo de una operación muy bien diseñada de
demolición de la civilización que nos ha configurado. Naturalmente que lo que
nos muestra el film, y el calvario por el que ha pasado la Iglesia con la
pederastia clerical, son dos estadios de un mismo fenómeno. Sí, sí, la tremenda
corrupción pedófila que nos muestra el film y la menos espectacular corrupción
pederástica en la Iglesia, pero igual de grave en el proyecto de demolición
moral de occidente, forman parte de un mismo proyecto diabólico. Ninguno de los
dos fenómenos se ha producido por generación espontánea inducida únicamente por
la debilidad de la carne. En absoluto. Ambos fenómenos han sido cuidadosamente
diseñados. Eso sí, han contado con el potentísimo auxilio que les ha aportado
la debilidad de la carne. El diseño está ya en la ONU.
Viendo lo que nos muestra Sound of Freedom, entendemos que esa forma de incesto en que se ha
enfangado la Iglesia Católica no es un fenómeno aislado, sino que forma parte
del diseño global de liquidación de nuestra civilización. Si querían tener
éxito en su diabólica operación, tenían que enrolar en ella al mayor número de
eclesiásticos de alto rango: tanto más eficaz sería su trabajo de corrupción,
cuanto más alto fuese su rango.
Y digo que ambos fenómenos forman parte de un mismo
plan, porque lo que se percibe con absoluta claridad es que las víctimas
elegidas en ambos casos para el terrorífico atropello sexual, son niños. Son
precisamente el segmento de la población al que quiso proteger el tabú del
incesto (la prohibición del acceso sexual a los más pequeños de la familia). Un
atropello que en el caso de la Iglesia presenta los caracteres que definen la
incursión en incesto, puesto que se trata de abuso sobre niños confiados a la
protección de los clérigos ya en iglesias, ya en colegios, ¡ya en seminarios!
Ni que decir tiene que esta forma repugnantemente incestuosa en que ha actuado
la Iglesia, le añade un plus de gravedad al abuso de los clérigos, obispos y
cardenales implicados. Mucha, muchísima perversión ha tenido que juntar la
Iglesia para llegar hasta donde ha llegado en esta infamia. Con el agravante
añadido del silencio jerárquico, que tal como avanzamos en información, parece
en buena parte fruto de chantajes diabólicamente encadenados.
Conviene advertir en el mismo núcleo del
razonamiento, que esta infamia afecta a una ínfima minoría de los clérigos.
Ínfima minoría. Pero exactamente igual que ocurre en el mundo, una minoría
tremendamente poderosa ha escalado el poder hasta lo más alto; y está tan
entrelazada con el poder, que a efectos prácticos se ha vuelto intocable:
porque el encadenamiento de chantajes acaba salpicando mucho más allá de lo
imaginable.
Lo del incesto parece que es el núcleo de la
horrible guerra cultural que han emprendido las fuerzas del infierno. Han
señalado como víctimas preferentes de sus delitos, justo a los niños, a los
protegidos absolutamente preferentes de la civilización desde su inicio. La
civilización (¡y la biología!) tiene clarísimo que los máximos esfuerzos de
protección de cualquier grupo animal o humano, han de ser para los niños: ellos
han de ser el núcleo de los cuidados de todo el grupo. Por eso, los que han
emprendido esta guerra a muerte contra la civilización, tienen clarísimo que el
principal enemigo a batir son los niños. Corromper a los niños por todos los
medios, corromperlos sexualmente (desde la misma escuela primaria) es la hoja
de ruta que se han marcado los amigos del Nuevo Orden Mundial, los promotores
de la Agenda 2030. Hacerlos aptos para la explotación sexual. Los sacrificios
de niños a Moloc, Baal y Baal-zebú tuvieron una forma cruel pero expeditiva.
Nuestra civilización prefiere el sacrificio prolongado a imagen de la zootecnia:
rentabilidad a tope a costa de la prolongación agónica del sufrimiento.
Y presidiéndolo todo, la guerra doctrinal: sí, una
guerra doctrinal que ha permeado la Iglesia, como si ésta no tuviese su propia
doctrina multisecular al respecto. Estamos viendo cómo legislación tras
legislación van despenalizando el incesto en todas sus formas, y cómo éste va
avanzando culturalmente como un nuevo bien de la sociedad del futuro. La
Iglesia guarda un silencio parece que reverencial. Y las fuerzas del mal siguen
avanzando hasta las formas más atrevidas de incesto, las que afectan a los más
pequeños de la familia: una familia hecha ya añicos en grandes sectores de la
sociedad, propicia a toda clase de abusos. Que dejarán de serlo a medida que
avancen las legislaciones incestuosas en las que trabaja ya intensamente la ONU,
ansiosa por ofrecerles a las nuevas generaciones de niños una formación sexual
lo más temprana y completa posible. Una educación y un entrenamiento a cargo de
corruptores profesionales.
Pero la Iglesia está con las manos atadas, no tiene
capacidad de maniobra. Sabiendo que más del 80% de los abusos del clero
católico son de carácter homosexual, la consigna es que la homosexualidad del
clero es intocable: tabú absoluto. El papa Benedicto, sabedor de la tremenda
gravedad del problema, hizo lo que pudo para evitar que los seminarios
contribuyesen a incrementar esa característica del clero. Pero es tal el poder
del lobby gay que tiene instaladas sus reales en el Vaticano, que desde lo más
alto se dieron las instrucciones para frenar en seco ese intento de depuración
de Benedicto. Y de paso, para defenestrarlo a él. Poder si hay, puesto que el
premio a ese gesto fue la larga tregua en que está viviendo la Iglesia, y no
porque ésta haya castigado ejemplarmente los abusos del pasado o haya puesto
remedio al problema, que no hay tal, sino porque ha asumido las doctrinas del
mundo respecto a la homosexualidad que, por muchos indicios, es promocionada en
la Iglesia ya desde los seminarios (¿hacia dónde apuntaba la visita canónica?)
Hasta que llegamos a una situación tan extrema que
ya desde hace años, los analistas se permiten decir cosas como que en la
iglesia americana el sacerdocio es una profesión mayoritariamente gay. Y no son
pocos los que comparten esta apreciación. O en el caso del célebre obispo
Maccarone, en tiempos del poder de Bergoglio en Argentina, que “el sensus ecclesiae de la iglesia argentina
y de su episcopado está íntimamente unido por el consenso grotesco de sexo
vomitivo y lujuria de poder”. Vuelve a ser una apreciación compartida por
muchos. Y sorprendentemente, mucho tiempo después de escribirse eso, gozamos
según unos, y sufrimos según otros, la prodigiosa tregua diseñada para que la
cúpula del poder siga en las mismas manos: el lobby supuestamente inexistente,
que además no reparte carnets. Y para colmo, los dos sínodos. En efecto, no hay
más que ver cómo se está configurando el más alto poder de la Iglesia para ver
que nos hallamos más cerca de Sound of
Freedom de lo que estamos dispuestos a confesar. Ojalá que este film sirva
también para destapar y hacer saltar por los aires el enorme poder del lobby
que ha resultado ser el máximo promotor, encubridor y protector de la pedofilia
en la Iglesia.
Virtelius
Temerarius
Virtelius, pones a la Iglesia por los suelos, no creo que el 0,2 por ciento de la pederastia mundial sea tanto problema para ventilar repetidamente este fenómeno eclesial cuando el gran mal lo tenemos en la sociedad del otro 99 por ciento. Hablando del "silencio jerárquico" mejor que rompan este silencio y empiecen por el principio de las Sagradas Escrituras que lo tienen censurado, luego al llegar a la pederastia ya tendrán las herramientas bien afiladas para hablar del tema. Si suprimimos la predicación de castigo divino del Diluvio presentamos al Dios bonista, y de aquí a las permisividades sólo hay un paso.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. Silver Garrell.
Eliminar"burdel bergogliano": un artículo repicado por Specola y Tossati, "Cristo a burdel bergogliano", por José Arturo Quarracino.
ResponderEliminarLlama poderosamente la atención que el actual obispo de Roma, ¿ex? Vicario de Cristo, avale que Jesucristo, el Señor resucitado, sea marginado y cancelado de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se llevará a cabo en pocos días más. El problema no es que avale semejante barbaridad, él mismo promueve esa estrategia, convirtiendo un evento católico en un encuentro internacional filantrópico. ¿Será el precio que se ve obligado a pagar para ser reconocido como capellán y bufón de la Casa Rothschild y promotor religioso de la agenda anticristiana y anticatólica del Foro Económico Mundial y de la Agenda 2030?
Gracias al “sincericidio” del obispo auxiliar de Lisboa y neo-cardenal (¿o papagayo?) de la “iglesia” bergogliana, nos hemos enterado que ya no está vigente y ha sido abandonada la misión milenaria de la Iglesia Católica de anunciar el Evangelio y conducir a los pueblos y naciones del mundo a la presencia del Redentor, porque esa misión evangelizadora ha sido reseteada y ha mutado en la promoción -impulsada por el Nuevo Orden Mundial y por el Gran Reseteo de la plutocracia globalista- de la Fraternidad global, como nuevo paradigma e ideal supra-religioso al que se ha sometido la jerarquía vaticana, pretendiendo arrastrar detrás de sí a toda la Iglesia de Cristo."
Y por el final:
"Salta a la vista que, según sus propias palabras, con su obrar actual don Jorge Mario ha mundanizado y está mundanizando cada vez la Iglesia de Cristo, que ya no esta in mundo sino que se la está transfigurando en inmunda, ya no Corpus sino porcus. Traicionándose a sí mismo, el obispo de Roma ignora el sabio consejo de Nuestro Señor Jesucristo: “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero” (Mt 6, 24). La prueba esta a la vista: por servir a los Rothschild, los Biden, los Clinton, los Soros, los Draghi, las Pelosi, las Bonino, don Jorge Mario calla el nombre de Jesucristo y se lo manda callar a sus papagayos..."
"Judas Iscariote se arrepintió de su traición. ¿Qué hará el pontífice que construye puentes hacia afuera de la Iglesia y grietas insalvables hacia el interior de ella? Siempre pide que se rece por él. ¿Para qué?"
...
1. Sube a un grado, ya esencial, el nivel de reproche y reprobación espiritual contra Bergoglio
2. La prostitución y el adulterio en el Antiguo Testamento son símbolo de la idolatría y la brujería, es decir, apostatar de los tres primeros mandamientos de la ley de Dios, amarás a Dios por encima de todas las cosas, reemplazando a Dios por la adoración a los falsos ídolos del dinero, del poder, de la fama, del prestigio, del honor, del Estado, de la Nación, de la raza...
3. Contiene el símbolo de la Gran Prostituta, Ramera o Meretriz del Apocalipsis, que fornica con los poderosos del mundo y bebe la sangre de los mártires hasta emborracharse y reírse de ellos, devorada luego por la Bestia, indicando la creación de una falsa Iglesia, siendo la Iglesia auténtica la Esposa de Cristo, siempre Virgen.
4. Remite también a la conversión de Roma en la ciudad del doble nombre apocalíptico Egipto-Babilonia, sede de la corrupción demoníaca, de la fornicación y concupiscencia, de la idolatría y la prostitución.
5. Remite también a los anticristos que salen del interior de la misma iglesia, pero sobre todo, al último renacer del mal en toda su extensión, el Anticristo, quien se hará Dios de sí mismo y se sentará en la sede de Dios para ser adorado como un ídolo.
6. Finalmente envía a las parábolas de la cizaña que será quemada al fin de los tiempos, y de los perros y los cerdos a los cuales no hay que dar nunca las propias perlas...
En relación con el burdel bergogliano aquí está el enlace donde se repite a los enlaces de otros grandes comentaristas quienes se han referido a dicho artículo reprobador:
ResponderEliminarhttps://infovaticana.com/blogs/cigona/a-mi-no-me-gusta-el-calificativo/
Virtelius: estás fatal. Céntrate. Espabila. Habla con Oriolt para que te ayude a afinar el tiro. Tu nivel de desconexión con la realidad es tal que ya no puede encajarse ni en GG.
ResponderEliminarEnric Sauler