Hace unos años, concretamente en 2019, Oriolt escribía un artículo titulado Una gerontocracia que no quiere jubilarse, refiriéndose a unos cuantos sacerdotes de la diócesis que a pesar de su avanzada edad no tenían ningunas ganas de retirarse de la vida activa sacerdotal como párrocos. Es evidente que a partir de los 75 años, las facultades de las personas no son mayoritariamente las óptimas para estar al frente de una parroquia, aun así algunos quieren perpetuarse casi eternamente, y morir con las botas puestas, como si los años no pasaran para ellos y sobre todo para unas comunidades cristianas que necesitan de savia nueva, para regenerar la vitalidad pastoral. Es por ello que los párrocos están obligados a presentar la renuncia a los 75 años y dejar en manos de los obispos la posibilidad de ser retirados o de continuar en el cargo.
El problema es que con la falta de clero, los obispos son reacios a jubilar a un párroco que manifiesta por activa y por pasiva que está bien y que puede seguir un año más, cantinela que a veces puede repetirse durante una década o incluso más. En el hipotético caso de que una diócesis tuviera sacerdotes jóvenes para dar y para vender, está claro que el obispo de turno jubilaría a los 75 a sus párrocos o al menos los apartaría de la primera línea de responsabilidad pastoral, pero como eso tristemente no sucede prácticamente en ninguna diócesis de nuestro mundo occidental, los obispos van manteniendo a párrocos que a veces ya se encuentran en una situación de grandes limitaciones físicas e incluso mentales.
Entre los citados por Oriolt estaban dos históricos del nacional-progresismo eclesial, ambos firmantes del manifiesto a favor del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Se trataba de Mn. Josep Hortet y de Mn. Carles Sauró. Pues a pesar de sus deseos de no jubilarse, tarde o temprano les llega la hora, el año pasado sucedió con Mn. Hortet, maestro e ideólogo de varias generaciones de clero progresista, y este año le toca el turno a Mn. Sauró, atrincherado hasta ahora en la parroquia de la Bonanova, casi como esos okupas que se encuentran justo al lado de la iglesia que regenta.
No sería justo meter a estos dos sacerdotes en el mismo saco, a pesar de que han compartido longevidad parroquial y notoriedad en varios gobiernos diocesanos. Hortet nacido en 1937, llegó a ser vicario episcopal, formador del Seminario, fundador no oficial de la JOBAC, luego integrada en la JOC, muy bien relacionado con la Unió Sacerdotal, aunque no militante, y amigo personal y compañero de curso del cardenal Martínez Sistach. Pero sobre todo formador intelectual e ideológico de una buena parte del clero nacional-progresista. Los que le conocen dicen que es un progre puro, de los que no negocian sus principios, de los que tienen sus esquemas prefijados y vaya a la parroquia que vaya aplicará los mismos criterios, por mucho que conduzcan al fracaso. Jamás permitiría mientras él estuviera al mando que le llegara un vicario con alzacuellos o aceptar un grupo eclesial que no fuera "progre" en su parroquia.
Sauró, nacido en 1935, ha sido un hombre más moldeable, que aunque tenga sus ideas, sabe que no puede imponer en la Bonanova los mismos esquemas que en una parroquia de barrio popular o marginal. Hay que tener un poco de señorío, de saber estar, de savoir faire, y en eso hay que reconocer que es un maestro. Así, mientras tiene una relación exquisita con los progres del lugar, no cierra las puertas de su parroquia, a algunas realidades eclesiales que no son nada progresista, así por ejemplo es famoso el grupo de la Renovación Carsimática Católica de la Bonanova o más recientemente un grupo de Hakuna.
El incombustible Sauró, ha estado al frente de dos importantes realidades diocesanas, durante años fue el presidente de la Fundación de Escuelas Parroquiales, que intentó llevar bien, lo mejor que pudo, en unos tiempos no tan politizados como los actuales, actualmente el presidente, Ignasi García Clavel, y el vicepresidente Carles Armengol han convertido esa institución en un ariete de la educación independentista en sus colegios.
Por otra parte, ha tenido un gran prestigio en la diócesis por ser el presidente del Colegio de Párrocos, una institución actualmente fantasmagórica, que hace unas décadas agrupaba a la mayoría de los párrocos, en una entidad independiente que no tenía injerencias de la jerarquía eclesiástica. En estos momentos está muerta, los últimos párrocos que asistían a las reuniones ya han fallecido o están jubilados y, por tanto, ya no son párrocos, es más que evidente que con el paso de Sauró a párroco emérito ya ni siquiera se pensará en buscarle un sustituto.
A todo el mundo le llega la jubilación, excepto al Papa de Roma, el único que puede permanecer en el cargo hasta su fallecimiento, todos los demás, por muy intocables que parezcan, llega un momento, en que el que está por encima, decide que ya es la hora del relevo, te guste más o menos.
Franceco Della Rovere
En mi diócesis, que no está ni mucho menos sobrada de clero, los párrocos se jubilan automáticamente al cumplir los 75 años.
ResponderEliminarPor otra parte, tanto la Renovación Carismática como Hakuna sí son movimientos progresistas. Se apartan enormemente del catolicismo tradicional.
Hasta donde yo conozco, y la conozco MUY bien porque la llevo viviendo 6 lustros, la Renovación Carismática no tiene nada de progresista. Es un aliento del Espíritu que podría hacer un bien incalculable a una Iglesia que ve, con resignación, cómo los jóvenes se "pasan" al protestantismo, porque la Iglesia del catolicismo tradicional como Hermenegildo califica, no les ofrece la visión alegre del Mensaje del Salvador. Personalmente, la Renovación me salvó de perderme en un mundo de los "no valores católicos" porque conocí a un Dios que me llenaba por dentro de Amor y Felicidad.
EliminarNo conozco tanto a Hakuna, pero cuando tantos jóvenes se sienten atraídos por el movimiento...por algo será.
Soy opuesto a los postulados de Sauró, pero insto a Hermenegildo a pasarse por la Bonanova, durante la Santa Misa del domingo por la tarde, que dinamiza la Renovación Carismática y opine si lo que se ofrece a la parroquia no le alegra el alma.
Se refiere al fondo, Hermenegildo, no a la forma. Claro que la RCC y Hakuna suponen un cambio respecto al catolicismo tradicional. Pero su fondo y su fidelidad doctrinal se asemejan a la de cualquier otra institución eclesial que se mantiene unida a Cristo y a la Iglesia sin negar sus dogmas ni su magisterio. Algo que no se puede decir del progresismo, el catalanista acentúa esto
EliminarCompletamente de acuerdo con Hermenegildo. Las respuestas de sus contradictores no hacen más que confirmar hasta la exactitud de sus palabras.
EliminarCita: "Es evidente que, a partir de los 75 años, las facultades de las personas no son mayoritariamente las óptimas para estar al frente de una parroquia".---------------------Respuesta: Por lo que vemos el papa de Roma SI que esta siempre con las facultades óptimas para estar al frente de su "parroquia", y todo que aún tuviera 90 años y muchos más. Algo no funciona y lo debe revisar un especialista. Es la Iglesia de las contradicciones y no se da un mensaje coherente. El Papa es similar a un monarca que mientras esta vivo aunque muy viejo puede reinar porque tiene a muchos servidores que le hacen el trabajo pesado. Los sacerdotes de parroquia también tienen el derecho de reinar hasta sus últimos días y deben tener sus fieles practicantes que reciben la Eucaristia para que le ayuden en sus trabajos más pesados. Únicamente un sacerdote anciano solo debe tener fuerza para recitar cuatro palabras en la Consagracion, fuerzas para levantar los brazos en el altar, y fuerzas para confesar a cuatro penitentes, lo demás por algo existen los parroquianos jóvenes que comen la Eucaristia gratis.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el Sr. Silver Garrell.
EliminarEn Roma tenemos un problema, en Roma!!!
Y muy gordo por cierto!!!!!
En mi opinión:
ResponderEliminarCuando un clérigo cumple 65 años, puede acceder a la jubilación civil debido a la imposibilidad, teóricamente legal, de realizar sus funciones en la Iglesia. Al pedir y tener la jubilación, debe dejar de ejercer su ministerio y perder la titularidad de todos los oficios que tenía. Pero esto afecta negativamente a la comunidad de fieles, dejándolos desatendidos y afectando su salud espiritual y moral.
Según la disciplina canónica de España, la edad de jubilación del clérigo es la general de 65 años (67 para el 2027; pero se prevé 74 para el 2060), pero no se hace automáticamente, por las circunstancias de la falta de clero, las necesidades de los fieles y las características particulares de vida y trabajo del clero. No obstante, la jubilación civil a esta edad es bien vista en la sociedad eclesial, ya que alivia a la Diócesis de la responsabilidad de mantener al clérigo y se reconoce su contribución a la Seguridad Social.
El código de derecho canónico no establece edad de jubilación del cura, el canon CDC 281.2. dice que los curas "gocen de asistencia social... en caso de enfermedad, invalidez o vejez", porque cada país tiene la suya propia, de ley o de hecho, según su esperanza de vida: Sudáfrica a los 60; Kuwait 50; Turquía 52; Indonesia 58; Lituania, 59.
El canon 22 dice que las leyes civiles de jubilación son las que se remite el derecho de la Iglesia. El canon 538.3 dice que la renuncia -no jubilación- es a los 75, y NO ES OBLIGATORIA, el obispo puede prorrogarla hasta, hipotéticamente, los 120 años, si el cura aguanta y quiere (jeje). El canon 1274.2 dice que el fondo de jubilación o lo hace el obispado o la seguridad social del país. El canon 184.1 dice que el oficio eclesiástico, en cuanto ministerio sacerdotal, se pierde, entre otros motivos, por «cumplimiento de la edad determinada en derecho» (cosa que en la práctica no se cumple por falta de curas).
La jubilación debería de estar estrechamente relacionada con la cesación en el oficio parroquial debido a la edad o incapacidad. Son conceptos independientes, jubilación y cese, sería lógico que el derecho a la jubilación se aplique cuando se deja el oficio por razón de edad. Por ello, en la práctica, la jubilación y la cesación en el oficio se consideran una sola entidad llamada jubilación.
Aunque la ley dice que la jubilación es incompatible con la titularidad de un oficio, en la práctica del cura no siempre se cumple. En teoría, un sacerdote titular debe dejar su oficio y obtener un certificado de su superior para tener la jubilación civil. Pero en la mayoría de los casos, continúan haciendo las mismas actividades, lo que permite cierta compatibilidad, y siguen siendo titulares de sus oficios, a diferencia de otros trabajadores por cuenta ajena.
En la práctica, se cumple con la legislación laboral en cuanto a la jubilación y el clérigo sigue realizando su trabajo pastoral (como los profesores eméritos o jueces jubilados que siguen trabajando). Pero por ley el sacerdote no puede recibir una remuneración por su labor pastoral. Esta compatibilidad en la práctica del día a día, permite el derecho del clérigo a la jubilación y le permite seguir trabajando en su oficio, evitando las consecuencias negativas que tendría para los fieles si se aplicara de manera estricta sin considerar las circunstancias peculiares del cargo de cura de almas.
Y es que un sacerdote, como un padre de familia, nunca deja de serlo aunque se haya jubilado, y sigue ayudando en la pastoral y en las distintas parroquias. El cura es, por voluntad de Jesús, junto con el religioso, el pilar fundamental del Pueblo de Dios y de la Iglesia doméstica (¡la familia) para el fin supremo de la salvación de las almas (canon 1752), son una figura fundamental y necesaria en la sociedad, y la realidad es que cada vez son menos y más ancianos.
"Señor, danos muchos, santos y buenos sacerdotes, y sostén a todos los sacerdotes que ejercen a ser santos y buenos".
Se espera en breve el nombramiento de Gerona cuando el elegido acabe su misión en Bolivia
ResponderEliminarDe Bolivia a Barna .
EliminarAl loro!!!
"Se espera en breve el nombramiento de Gerona cuando el elegido acabe su misión en Bolivia"
EliminarAixò és una altra manifestació de l'opció preferencial del papa Francesc pels abusadors clericals; especialment, encara que no exclusivament, des de la Companyia?
O només un exemple del tan famós desitg de 'hacer lío' del nostre Sant Pare humil?
Tots dos?
F.E.M.
Como feligrés de a pie, creo que todo párroco o sacerdote debe dejar los cargos a los 75 años o incluso antes. Las facultades no son las mismas.
ResponderEliminarMi padre médico quiso trabajar hasta el final.
ResponderEliminarCuanto más los médicos del alma, hay pocos obreros en la mies.
Felicito a todos los sacerdotes que gastan su vida en misión divina, esto es signo de santidad
Hasta consumir sus fuerzas.
Mientras no den manotazos como posesos, no hace falta jubilaciones.
EliminarLa jubilación obligatoria por edad para cobrar la pensión (régimen de la seguridad social) y no el salario, está entre los 65-66 años, también puede ser anticipada.
EliminarLa renuncia del cura, para el derecho canonico, está en 75 años, pero no es la jubilación, y el obispo le puede prorrogar su ministerio hasta los 80, 85, 95,ó 100 años...
El cese parcial o total operativo, efectivo y real de su ministerio sacerdotal puede coincidir incluso con la jubilación anticipada, con o sin descuento de la pensión, antes de aquellos 75 años, cuando cobra su pensión de la SS, porque, por ejemplo, se va a su casa de campo a cuidar a sus familiares y los plantíos, y ayuda espiritualmente a los de su pueblo.
Sigamos con la lista que un día puse
ResponderEliminar1. Curas viejos que dan su vida en parroquias y no les parece bien porque son catalanistas. Eso si, lamentablemente no se jubilan porque saben de la falta de vocaciones.
2. Cuando algún cura es destinado a Roma como no es de los suyos todo es malo.
3. Presumen de servicio y amor a la Iglesia y solo la critican en todos los aspectos
4. Presumen de apologética, y les recuerdo que es la defensa de la fe no el odio a la fe que anuncian siempre.
5. Solo parece que ustedes guardan el deposito de la fe. Anda ya
6. Presumen de la tradición de la Iglesia, eso si Su tradición y no la Universal que defiende la catolicidad Y LA INCULTURIZACIÓN, palabra que aquí suena fatal.
7. Ven al maligno en todo, lastima que a veces no lo ven nunca por aquí. Tampoco hay que buscar mucho.
Pues gracias a un anciano santo sacerdote, tenemos Misa dominical y comulgamos entre semana, yo me uno a una cantidad de pensionados suizos que logran mantenerse firme en la fe gracias a este santo anciano , que atiende varias iglesias, y que sino fuera por su amor y servicio, ya nos hubieran puesto diaconizas
ResponderEliminarConocí a un cura viejo que ayudaba en mi parroquia. Cuando los médicos le dijeron que no podía continuar por su estado de salud, se angustió y a los nueve días se murió. También sé de un párroco de Llanars que se jubiló a los 103 años, y del que la gente decía que los bautizaba, casaba y enterraba.
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