Antoni Matabosch ha publicado un libro, titulado La penúltima paraula (Ed. Viena), que pretende ser las memorias de su vida sacerdotal. Todavía no he terminado totalmente su lectura, pero sí he completado los capítulos que me llamaban más la atención. Que nadie espere unas memorias explosivas. Como suele pasar en el género memorialista, el autor explica lo que le conviene y suele omitir muchas más cosas de las que habla. Y en este caso, el autor es un hombre feliz, encantado de haberse conocido, que acumula una carrera académica y eclesiástica de interminable recorrido, que le ha permitido estar en la pomada curial desde los tiempos de Jubany. Quizás, por ello, en agradecimiento, no encontrarán ni una crítica hacia los cinco prelados con los que ha coincidido. Ni tan siquiera con Carles, al que llega a considerar que fue el último obispo de Barcelona con preocupaciones culturales, en detrimento de los dos posteriores.
Matabosch no esconde que fue un niño de casa bien, hijo de un prestigioso ingeniero industrial, que no pasó por las penurias de la posguerra. Pero de su juventud cuenta poca cosa, pasando rápidamente al Seminario, a su ordenación sacerdotal y a su único destino parroquial en Arenys de Mar, en aquel entonces perteneciente a la diócesis de Barcelona. Luego el Dr. Modrego lo mandó a la Gregoriana, donde se doctoró en teología y, a partir de ahí, se inicia su ingente labor académica y curial. Su actividad pastoral se reducía a acudir el fin de semana a la parroquia de la Santísima Trinidad, en el barrio barcelonés de dicho nombre, si bien no se quedaba a dormir en el piso de 12 metros en el que residían sus compañeros sacerdotes.
Pocas críticas existen en un libro bienintencionado; únicamente destacaría una bastante enigmática a sus sucesores en la delegación de economía, respecto a alguna maledicencia sobre su mandato, pero como no da ningún detalle ahí queda como una nebulosa. Cierto es que para él una parte de la Iglesia en Barcelona no existe y ahí podemos ver como en el índice onomástico no aparecen eminentes sacerdotes, con casi tantos títulos como él, como el Dr. Ramón Corts, el Dr. Pere Montagut, el Dr. González Padrós o Monseñor González Agàpito. En cuanto al Dr. Corts podría haber tenido mayor magnanimidad, cuando en la Concepción hizo su primera comunión, como hijo de esa parroquia, en cuya demarcación todavía reside y cuando se ha cobrado su cabeza de la Balmesiana, que exhibe como una de sus batallas ganadoras en el propio libro de memorias. A los 88 años, con esa melenita graciosa que se ha dejado para disimular su provecta edad, sigue dando guerra (y ganándola) nuestro amigo Matabosch. Su último triunfo ha sido esa supresión de las Fundaciones de la Balmesiana.
En ese libro de muchos parabienes y demasiadas omisiones, sí muestra Matabosch un recelo repentino: no le gusta el auge de las Adoraciones Eucarísticas. Considera que son una simple devoción y que se contraponen a la Eucaristía. El argumento, como sucede en el libro, no se desarrolla más que con esa frase, tan lapidaria como incierta. Pero Matabosch no tiene un pelo de tonto. Él siempre otea el horizonte y observa que ese resurgir de la Adoración está calando entre la juventud. Y ese no es el movimiento juvenil por el que ha apostado en su dilatada vida eclesiástica. Más bien es una constatación de su fracaso. Ha formado a padres y abuelos de la juventud actual. Sea como capellán de colegio, como consiliario del MUEC, como consiliario del Movimiento de Profesionales Cristianos, como delegado de la Pastoral Universitaria, como decano de Teología, etc., etc. y los hijos y nietos de esta ingente masa de personas a los que ha acompañado en la fe han desertado de la misma. Los que se han quedado en la Iglesia han sido los hijos y nietos, cuyos padres jamás fueron formados ni acompañados cristianamente por Antoni Matabosch. No en vano, al final de su obra reconoce que quizás se ha perdido el sentido de lo sagrado y el sentido del misterio. ¡Ah, Matabosch, llegas tarde! ¿Por qué nunca lo dijiste antes? Ahora observas la necesidad espiritual del pueblo, que se canaliza, especialmente por la juventud, en la Adoración Eucarística, como una práctica más, no la única como insinúas. Lo observas y lo señalas, porque a ti no se te escapa nada, pero un poco de autocrítica por la deserción de la descendencia de tus dirigidos se habría agradecido. Algo tendrá que ver quién ha dominado la docencia, la cultura, la economía e incluso el diálogo ecuménico en esta diócesis los últimos 50 años.
Oriolt
Opino que se perfila el fin definitivo de la Vieja Iglesia de Matabosch y Omella, y se divisa un esbozo de Nueva Iglesia regida por la sinodalidad, pero no la del falso Sínodo de la sinodalidad, que quiere implantar el cisma herético del camino sinodal alemán en la Iglesia Universal, sino en el sentido de San Hipólito de Cartago:
ResponderEliminar- "Consultando a todos los presbíteros, diáconos, confesores y fieles laicos presentes", y
- "Cuando al comienzo de mi episcopado decida, no haré nada sin vuestro CONSEJO y sin el CONSENTIMIENTO DEL PUEBLO, de forma privada y personal".
...
Un libro con un título de rebajas y retirada de esta Iglesia que ya está a punto de desaparecer, como diversas diócesis se quedarán pronto sin presbíteros: la penúltima palabra, Iglesia renovada.
¡¡¡Vaya!!! ¡Quién vio a esta triunfante Iglesia nacional-progresista¡, prostituida de izquierdismo e independentismo, elevada al Olimpo de la Església Alternativa, Nacional i Progressista, propuesta por el ya fallecido Jaume Reixach, allá por los principios del 2000, y que elevó a partido el movimiento Procés Constituent, creado por el ya fallecido Arcadi Oliveres y la ya neutralizada Teresa Forcades en el 2013, con sus programas laicistas, izquierdistas e independentistas. Cuando los curitas del nacional-progresista querían tener la primera y última palabra para construir la referida Iglesia Alternativa, Nacional y Progresista, ahora abaratada y degradada a Iglesia renovada.
Una Iglesia sinodal renovada pondrá, pronto o retardado, el tema de patrimonio, contratos y economía bajo la transparencia, acceso a la información pública y buena gobernanza sinodal: consultar a los presbíteros, diáconos y laicos, el Pueblo de Dios que paga, que dona, que lega, que testa, que marca la X a favor de la Iglesia, y que espera recibir lo que no recibe: defensa de la Fé, salvación de las almas.
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Un ejemplo de arcaica, vetustez y caduca mentalidad del nacional-progresismo es la afirmación de Matabosch: "la Adoración Eucarística es una simple devoción que se contrapone a la Eucaristía".
En el protestantismo, la "devoción" es el estudio e interpretación de las Sagradas Escrituras (la Biblia) en grupo: se ora (hablar con Dios), se lee la Biblia y luego se medita para interpretarlo.
En el catolicismo, la "devoción" es una virtud de la religión, derivado de la virtud moral de la justicia (dar a cada uno lo suyo), que propone dar a Dios el culto debido como fuente de todo ser y principio de todo gobierno de las cosas, dándole sentimientos de adoración, alabanza, acción de gracias, lealtad, amor, oración, sacrificio, oblación, votos; por extensión, prescribe los actos de otras virtudes, como las devociones a la Virgen María, los ángeles, los santos, las benditas almas del purgatorio.
Las devociones proceden de las órdenes religiosas (Rosario), de apariciones, de costumbres y tradiciones, etc. En el catolicismo hay muchas, pero la mentalidad luterana de la Iglesia de hoy las desprecia incomprensiblemente, dejándonos desamparados: oraciones, fórmulas, ejercicios, meditación, examen de conciencia, Santa Misa diaria, Sagrada Comunión, Estación y Visita y Vigilia y Exposición al Santísimo, Trisagios, Sagrado Corazón de Jesús e Inmaculado Corazón de María, primeros viernes y sábados de mes, Rosario, Vía Crucis, Retiro, Coronilla a la Misericordia, Sacramentales del agua, aceite y sal, medallas y estampas, reparación de blasfemias...
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La nueva Iglesia será transparente, nos permitirá exigir a cada obispo, a cada cargo curial, como Matabosch debería de hacer (¿no es progre, no es pro Vaticano II?):
¿Cuánto cobra?, ¿cuál es su patrimonio?, ¿cuántos cargos tiene?, ¿cuál es su relación de competencias jurídicas para intervenir en los asuntos?, ¿cuánto dinero y patrimonio ha administrado?, ¿cuál es su currículum completo y real?, ¿por qué ha estado tanto tiempo actuando?, ¿rinde cuentas de cada acción?, ¿cuál es todo su historial operacional?, ¿Omella le hará un juicio de residencia para que rinda cuentas y responsabilidades?
El zascandil de Matabosch, cuando le hicieron doctor de no sé qué academia, iba acompañado de Omella. Eso mostraba -entonces, ahora no se sabe- lo unidos que estaban, pero no creo que lo de la supresión por decreto de las fundaciones de la Balmesiana sea obra suya, que le gusta, sí. Lo hecho sólo puede atribuirse al capo en su estilo tozudo, precipitado y de nula finura jurídica, y al ejecutor de todo Santiago Bueno, el decano de los canónigos, a quien algunos -canónigos, laicos-, en tanto poco tiempo en el cargo ya no le soportan, precisamente por las mismas actitudes también chulescas y precipitadas. El tal Santiago Bueno es el simple -en amplio sentido de la palabra- ejecutor de su amo, interesados solo en asegurar para el obispado los bienes riquísimos de la Balmesiana y otras motivaciones. He aquí con quienes nos la jugamos.
ResponderEliminarEn unas auto-memorias no creo que tengan más interés que el psicológico. Sin maldad, lo definiría como parasito eclesial; entro en la iglesia, se comporto como un tirano y desprecio a los míos (considerar a la eucaristía una mera devoción es diabólico). Este señor se ha aprovechado de la iglesia como institución, de la misma forma que muchos de su generación han saqueado distintos ámbitos, Jordi Puyol como ejemplo.
ResponderEliminarLa adoración eucarística es una fuente de gracia, con orígenes en los primeros cristianos, incluyen autores no cristianos del siglo primero que hablan de gran reverencia hacia el pan. En las catacumbas se han localizado los primeros sagrarios o lugares donde reservar al santísimo.
Me ha venido a la mente una serie de Netflix de vampiros... Sale un demonio revestido y celebrando la misa...
ResponderEliminarOtro Curilla de salón que no cree en lo que hace.
ResponderEliminarDe pena!
Imagino que no seré el único que le gustaría nos facilitaran más imformación sobre el asunto de la Balmesiana, ustedes que están bien informados nos pueden informar a nosotros. Gracias
ResponderEliminarCierto. Parece que, como dicen los comentaristas, estamos ante un arzobispado omellín que parece más bien una fiestuqui de condes drácula revoloteando por donde tochana y dinerillo huelan, algo increíble... pasó con la reagrupación de las parroquias (reasignación de fronteras y empoderamiento económico de parroquias decadentes nacional-progresistas), la posible venta y demolición de la parroquia del Espíritu Santo para donar el inmueble a la universidad Blanquerna...
EliminarMe sumo a la petición de información sobre la Balmesiana.
EliminarDe cuántas Parroquias a sido Párroco el susodicho???
ResponderEliminarFui alumno suyo. Es un cáncer. Sacerdote que no celebraba misa, al que había que recordarle las rúbricas más elementales. Ha puesto a los peores profesores imaginables en el ISCREB.
ResponderEliminarTiene tiempo de confesarse.
El daño es gravísimo.