Lo que le está sucediendo a Jesucristo frente a las miradas atónitas de sus apóstoles, no tiene nada que ver con un desaparecer en la estratosfera o con un perderse entre los astros de la bóveda celeste. Nada tiene que ver con marcharse como un cohete de una rampa de lanzamiento mientras el vuelo va acompañado de un adentramiento en una nube oscura. Se trata más bien de un fenómeno mistérico, insondable para los sentidos; pero por el que podemos tomar conciencia de que Jesucristo, Dios y hombre verdadero, después de haber compartido largamente con nosotros todos los aspectos de la humanidad, comprendida la persecución y la muerte cruenta, ahora se sustrae a nuestra percepción sensorial y se aleja de la esfera propiamente terrena. Asume la dimensión plena de la gloria, aquella inefable de lo divino, aún continuando manteniendo la misma humanidad. Verdadero Dios y verdadero hombre, entra en la esfera de lo divino.
El contacto puramente humano con el
Señor Resucitado ya no será posible, porque Él asciende a los cielos y vuelve a
la derecha del Padre. Huelga decir que de ahora en adelante ya no será posible
experimentar según categorías terrenas; no tendremos manera de experimentar su
presencia material, pero podremos percibir su presencia aunque sólo con un
ulterior esfuerzo comprensivo de humildad, que es el de la fe.
Los sentidos ya no podrán garantizar la presencia del
Resucitado y Glorioso, sino aquella virtud infusa en nuestros corazones por la
cual podemos tener la certeza de que Él está vivo y que incluso nos hace
descubrir que más allá de estar vivo, Él es el Viviente.
Jesucristo
no ha dejado a sus discípulos con un palmo de narices y no se ha diluido de
manera que pierdan sus huellas, sino que continúa obrando con ellos, prosigue
en su acción su obra de redención y salvación, perpetua su presencia cierta y
efectiva en los sacramentos dentro de la unidad de la Iglesia. Pero las
condiciones de conocimiento nos vienen dadas por la fe y por el abandono
confiado, y estas son las únicas condiciones para poder interactuar con Él.
Ciertamente los apóstoles debieron
asombrarse inicialmente observando su partida. Y se dieron cuenta de que ahora
deberían organizar ellos mismos su convivencia y su ministerio. Y en esta tarea
no tardaron en experimentar la cercanía de su Señor a pesar de la ausencia de
posibilidades tangibles y auditivas. Vuelven a Jerusalén llenos de gozo,
motivados y fortalecidos por la certeza de que no quedaban huérfanos. Por lo
demás, Jesús les había prometido que estaría con ellos hasta el final de los
tiempos y que les enviaría un Consolador, es decir el Espíritu Paráclito que
les educaría en la verdad toda entera. Es pues obra del Espíritu Santo la
posibilidad de percibir al Señor Resucitado en nuestra vida tras la Ascensión;
porque el Espíritu propio del Padre y del Hijo, infundido en cada uno de
nuestros corazones y en la asamblea de Pentecostés, nos hace posible la
experiencia continua del Resucitado como Aquel que vive y que ya no muere más,
y que anima la misión de la Iglesia.
En su nueva dimensión de gloria,
Jesús nos invita constantemente a compartir la misma reciprocidad de relaciones
entre Él, el Padre y el Espíritu Santo, sumergiéndonos en la vida plena de Dios
y haciéndonos capaces para el mismo ámbito de gloria que se ha revelado al
mundo en el Espíritu Santo. Él nos empuja de ahora en adelante dándonos fuerza
para que rompamos los temores y superemos nuestras incertidumbres, miedos y
titubeos. La Presencia de Jesucristo, aunque invisible, nos conforta y da
seguridad mientras sostenemos luchas, desafíos y dificultades. Todos estamos
llamados a perpetuar la presencia del Señor Resucitado, especialmente con una
conducta de vida que lo transparente como el Viviente y no sólo como Aquel que
está vivo.
"El contacto puramente humano con el Señor Resucitado ya no será posible, porque Él asciende a los cielos y vuelve a la derecha del Padre. Huelga decir que de ahora en adelante ya no será posible experimentar según categorías terrenas; no tendremos manera de experimentar su presencia material, pero podremos percibir su presencia aunque sólo con un ulterior esfuerzo comprensivo de humildad, que es el de la fe."
ResponderEliminarEsto es cierto, pero hay casos muy contados en la historia en que Jesús se ha aparecido en cuerpo físico, como por ejemplo, Sor Faustina Kowalska, pues dicen las monjas de un convento donde estuvo que se conservan las pisadas de Jesús cuando hablaba con ella.
La misma Faustina, cuando era pequeña, dijo:
“Yo estuve caminando de la mano de la Madre de Dios en un jardín precioso”.
Otro momento de Faustina:
"En el momento en que empecé a bailar, de repente vi a Jesús junto a mí. A Jesús martirizado, despojado de sus vestiduras, cubierto de heridas, diciéndome esas palabras: ‘¿Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañarás?’ En aquel momento dejaron de sonar los alegres tonos de la música, desapareció de mis ojos la compañía en que me encontraba, nos quedamos Jesús y yo."
El poder de Dios puede permitirlo, le es muy fácil.
El Padre Toro, explica que hay visiones que no significa que el Cuerpo espiritual este en la tierra.
EliminarLas visiones implican conexión del ser humano con la visión divina .
Es mi duda que aunque la Virgen y Jesús, también Elías y Ennoc están con cuerpo y alma, porque fueron arrebatados estos últimos. Ellos puedan o no regresar.
Jesús está presente con su cuerpo alma y divinidad en la Eucaristía.
Pero su venida en gloria será publica
En el caso del Arcángel San Rafael , las escrituras cuentan como con forma humana acompaño a Tobit durante el camino hacia sus parientes, donde hallo a su futura esposa, entonces como acompañante, comió y descanso con con tibit y le dio consejo como curar a su padre ciego.
EliminarRafael confiesa que ha sido una visión su visibilidad, pues en realidad es un ángel enviado por Dios para ayudar a su padre, por su gran misericordia y fidelidad.
Tobit 5:4-6
Traducción en lenguaje actual
El ángel Rafael acompaña a Tobías
4 Tobías fue a buscar a alguien que conociera bien el camino y lo llevara al país de Media. Cuando salió, se encontró con el ángel Rafael, pero Tobías no sabía que era un ángel de Dios.
5 Entonces, Tobías le preguntó:
—Joven, ¿de dónde eres?
Y el ángel le respondió:
—Soy israelita, al igual que tú, y estoy buscando trabajo.
Tobías le preguntó:
—¿Sabes cómo llegar al país de Media?
6 —¡Por supuesto! —contestó el ángel—. Conozco bien todos esos caminos. He ido muchas veces, y me he quedado en la casa de Gabael, un israelita que vive en Ragues, ciudad de ese país. El viaje de Ecbatana a Ragues se hace en dos días, si es que no se encuentran dificultades en el camino. Esas dos ciudades están en las montañas"
Jesús se denomina frente a a los discípulos y frente al Sumo Pontífice como Hijo del Hombre, porque había una visión en las Sagrada Escritura del Hijo del hombre en gloria, es decir, que los eruditos judíos, reconocían algo del Misterio de la Santísima Trinidad, pues el Dios Altísimo coincidía con un humano lleno de Gloria en las alturas..
ResponderEliminarAsí el profeta Ezequiel lo menciona:
año sexto, el día quinto del sexto mes, estaba sentado en mi casa y los ancianos de Judá estaban sentados frente a mí. Entonces la mano de Yavé se posó sobre mí.
2.Miré, era una forma humana; por debajo de la cintura no era más que fuego, y de la cintura para arriba era como un metal incandescente.
3.Extendió lo que podía ser una mano y me agarró por los cabellos: inmediatamente el Espíritu me levantó entre el cielo y la tierra. Me llevó a Jerusalén en una visión divina hasta la entrada de la puerta que mira al norte, allí donde está el ídolo que provoca los celos del Señor.
4.Allí estaba la Gloria del Dios de Israel, tal como la había yo visto en una visión en el valle.
Aquí otro pasaje de Ezequiel lo describe mejor, quizá la presencia de Dios y la Gloria de Jesús estára replicada en la santidad de vida de los hijos de Dios , en los hijos de Adán que viven las virtudes tras se
regeneración del bautismo.
Ese mismo hijo de Hombre regresesará como lo vieron irse los testigos el día de la Ascensión entre las nubes, así lo declaran los Angeles.
Vendrá no de forma de Concepción en María sino vendrá entre la nubes y con Gloria.
Sobre la visión de la Gloria de Jesús hay dos pasajes, uno en el apocalipsis y otro en Ezequiel.
El último Habla de en un trono en las alturas, una figura de un hombre una cintura para arriba y cintura para abajo con fuego, rodeado de ángeles y seres vivientes muy impresionantes
.Ezequiel, 1
1.El año treinta, el día cinco el cuarto mes, encontrándome yo entre los deportados, a orillas del río Kebar, se abrió el cielo y contemplé visiones divinas.
2.El día cinco del mes - era el año quinto de la deportación del rey Joaquín -
3.la palabra de Yahveh fue dirigida al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, en el país de los caldeos, a orillas del río Kebar, y allí fue sobre él la mano de Yahveh.
4.Yo miré: vi un viento huracanado que venía del norte, una gran nube con fuego fulgurante y resplandores en torno, y en el medio como el fulgor del electro, en medio del fuego.
5.Había en el centro como una forma de cuatro seres cuyo aspecto era el siguiente: tenían forma humana.
...
se produjo un ruido.
26.Por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas, había algo como una piedra de zafiro en forma de trono, y sobre esta forma de trono, por encima, en lo más alto, una figura de apariencia humana.
27.Vi luego como el fulgor del electro, algo como un fuego que formaba una envoltura, todo alrededor, desde lo que parecía ser sus caderas para arriba; y desde lo que parecía ser sus caderas para abajo, vi algo como fuego que porducía un resplandor en torno,
28.con el aspecto del arco iris que aparece en las nubes los días de lluvia: tal era el aspecto de este resplandor, todo en torno.
Era algo como la forma de la gloria de Yahveh. A su vista caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba.