Parece que, si Dios no lo remedia, la Organización Mundial de la Salud se hará con el poder universal, es decir sobre todos los países del mundo, en los temas de salud en general, pero muy especialmente en lo referente a pandemias. Han empezado ya esta semana los movimientos en profundidad para alcanzar ese objetivo. Y lo más grave es que estará en sus manos la propia definición de cada enfermedad: y por supuesto, la de las pandemias. Iremos a parar a algo así como a la omnipotencia del organismo más importante de la ONU: de momento, el único que tal como está previsto, pasará por encima de los derechos individuales y por encima de los Estados. Lo más chocante es que para más señas, vive gracias a la financiación privada en un 80%: empresas, personas y entidades vinculadas al negocio farmacéutico. Nada que se parezca a la veneradísima democracia.
Por todos los indicios, estamos entrando de lleno en el apocalipsis de la nueva religión única y universal. No os asustéis, el apocalipsis no es la hecatombe, sino la revelación: en fin de cuentas, el triunfo definitivo del bien; las calamidades sólo son el camino inevitable para llegar al bien supremo y definitivo (dejo esta cuestión semántica para otro momento). Y claro, la nueva religión universal, de la que la OMS es el brazo más potente, se nos impondrá por el camino de la salud.
El camino de la salud: es ahí donde acaban confluyendo todas las religiones. La religión de la New Age no podía salirse de ese camino si quería apostar por alcanzar algún éxito. Repasemos en el Antiguo Testamento la íntima vinculación entre religión y salud. La lepra, que era lo más parecido a una epidemia endémica de la sociedad, pero de tan baja incidencia como la pandemia del Covid, estaba controlada por los sacerdotes: a ellos les correspondía certificar la curación aparente, para asegurarse de que no iban a poner en peligro la salud de la sociedad, dejando entrar en ella a un leproso. La OMS será la encargada de certificar la salud de la población mundial y de su estado de enfermedad: ¡que Dios nos coja confesados!
¡Y qué decir del Nuevo Testamento! Jesús afianzó su credibilidad curando enfermos. Es que ésa era la mayor demanda de milagros. Eran los milagros los que empujaban a las gentes a creer. Y tenía un gran poder sobre los demonios, que se consideraban causantes de gran número de enfermedades: a las que había que añadir las ocasionadas por graves desviaciones de la moral.
Pues andémonos con cuidado, que la OMS ya tiene preparada la lista de enfermedades causadas por los pecados de maltrato al planeta. Y a cuenta de eso, impondrá también sus normas morales para proteger la salud del planeta y de sus pobladores y además la penitencia individual o colectiva por cada transgresión de esta nueva moral. La salud y el derecho universal a la misma, se impondrán como fuente de todos los deberes a los que se verá sometida la población, y origen de cualquier limitación de las libertades individuales y colectivas.
Por la experiencia cosechada en la pandemia de hace dos años, estamos en condiciones de vislumbrar lo que puede llegar a ser el “Tratado Pandémico” como palanca para ese añorado gobierno único universal en el que está trabajando intensamente la Onu a través de la Organización Mundial de la Salud. Ya tuvimos el confinamiento como supuesto gran remedio de la pandemia, que fue muchísimo peor que la enfermedad que se dijo querer atajar con él, y que nadie pudo explicarse, ni el Tribunal Constitucional. Y como fuimos sometidos al régimen de la verdad única, no hubo manera de cuestionarlo.
Tan verdad única fue, que el Vaticano fue el primer Estado en imponer el pasaporte Covid; y de tal modo lo arrasó todo esa verdad única, que a la hora de imponérsenos la vacunación como el gran remedio, hasta el papa proclamó que vacunarse era un acto de caridad. ¡Una virtud religiosa! Y con las distintas oleadas de vacunaciones, el Covid fue haciendo su camino, y se descoyuntaron las estadísticas de no pocas enfermedades que, poco a poco, van haciéndose públicas. El caso es que con tantos millones de vacunas que se pusieron, ninguna fue con receta médica: porque no hubo médico que quisiera o se atreviera a recetarla. De hecho, fue “recetada” a todo el mundo por las autoridades sanitarias. Las próximas vacunas nos las recetará la OMS.
El caso es que todos los medios de comunicación hablaron y gritaron e insistieron con una sola voz, y no se admitieron en ninguno de ellos ni dudas, ni preguntas ni debates. Y como en esos aspectos la operación funcionó perfectamente, ahora la Organización Mundial de la Salud está ilusionada en llevar a buen puerto su “Tratado Pandémico”, su ministerio mundial de la Salud. Y en paralelo, porque no podrían funcionar el uno sin el otro, crearían el Ministerio Mundial de la Verdad. ¡Contengamos la respiración!
Y volviendo a la historia de la salud como clave del sometimiento casi siempre a Dios y a sus mandamientos (pero últimamente de sometimiento absoluto al hombre) tuvimos, avanzando ya el cristianismo, los santos y los santuarios cuyo prestigio creció a rebufo de las curaciones que conseguían. Ahí tenemos el santuario de Lurdes como paradigma de fuente de milagros: “No te pensarás que esto es Lurdes”, suelen decir en los centros de salud cuando el paciente muestra expectativas de curación demasiado optimistas.
Es que la salud es desde siempre el mayor bien al que aspiramos los seres humanos. Y en su altar estamos dispuestos a sacrificar lo que no está escrito: dispuestos a sacrificar en primer lugar un girón importante de nuestra libertad. Como dice san Pablo, por huir de la muerte estamos dispuestos a hacernos esclavos de por vida. Es realmente la forma común de acceso a la esclavitud, empezando por la esclavitud de guerra, fruto evidente del empeño del vencido por no perder la vida: renuncia a la libertad por conservar la vida a toda costa.
Y luego estuvieron las enfermedades se consideraron un castigo de Dios: estuvo claro que la salud del alma y la buena conducta llevaban aparejada como premio la salud del cuerpo. Pues a ver qué será de nosotros cuando sea la Organización Mundial de la Salud la que premie nuestra buena conducta con la buena salud, y nuestra mala conducta la castigue condenándonos a calamidades y pandemias.
Porque aún, nos queda un gran capítulo de la salud, que obviamente caerá bajo el poder universal de la OMS, y es el de la administración de la muerte en sus diversos formatos. Y eso sí que es de aurora boreal. Resulta que la gran organización mundial de la salud tendrá como capítulos esenciales de su actividad, la eliminación de seres humanos que están en la cola para nacer: unos más avanzados y otros menos; en fin, el gran negocio y primordial quehacer sanitario del aborto en todas sus modalidades, sin descuidar la cada vez más próspera industria del rescate de órganos de los bebés abortados para remediar la salud de otros. Eso en el inicio de la vida humana, bajo la normativa y la supervisión de esa omnipotente organización. Y para cuando la vida se pone cuesta arriba por razón de enfermedad o vejez (no descartemos la onerosa enfermedad de la fatiga de vivir, que afecta cada vez a más seres humanos), la Organización contará con los protocolos, los medios y los sanitarios para convertir la muerte en el mayor bien, es decir para facilitar el acceso a la eutanasia.
Y visto lo que hasta ahora hemos visto, ¿quién nos asegura que la altísima gestión de las pandemias no será un capítulo más de ese bien supremo de nuestra sociedad, que es la buena muerte? Es que hasta los que durante la pandemia y sus secuelas anduvieron con los ojos cerrados, vieron claramente la brillante operación eutanásica (¡por decreto!) en las residencias: decenas de miles de ancianos empujados a la muerte como tributo que les impusieron los administradores de la pandemia, para “asegurarse” de que ésta no nos matase a los demás. Eso, los que andaban con los ojos cerrados. Y los más habituados al análisis y a la reflexión, han visto muy alargada la sombra de la eutanasia postpandemia. Sí, claro, es que la administración de la salud tiene sus costos.
Pero bueno, todos esos “beneficios” (a los que hay que añadir el derecho a la cirugía de cambio de sexo), serán verdaderamente universales gracias al principio de la “equidad sanitaria”, en virtud del cual se creará un fondo con el que los países más ricos pagarán los anticonceptivos, la esterilización, el aborto, las vacunas y el cambio de sexo a los países más pobres, además de toneladas de medicamentos (no de alimentos). Y por supuesto, pagarán también la eutanasia.
A la vista de lo que se nos viene encima, a la vista de que los poderes de este mundo se quieren adueñar de nuestra salud, de nuestra enfermedad, de nuestra vida y de nuestra muerte, y parece que van camino de conseguirlo, más nos vale encomendarnos a Dios y a su santa Madre con la invocación: Salus infirmorum, ora pro nobis.
Virtelius Temerarius
Los sacerdotes del Dios Ciencia, eso claro........
ResponderEliminarLa función de Germinans debería ser informar sobre la Iglesia, especialmente la catalana, no alentar el conspiracionismo anticientífico. Es verdad que en la medicina hay corrientes malas (aborto, eutanasia, FIVs, etc...), pero eso se combate haciendo buena divulgación bioética, no conspiranoias.
ResponderEliminarY recordemos siempre la enseñanza de la Biblia A FAVOR del médico:
Eclesiástico 38:1-15
Respeta al médico por sus servicios, pues también a él lo instituyó Dios. El médico recibe de Dios su ciencia, y del rey recibe su sustento. Gracias a sus conocimientos, el médico goza de prestigio y puede presentarse ante los nobles. Dios hace que la tierra produzca sustancias medicinales, y el hombre inteligente no debe despreciarlas.
Ofrece a Dios sacrificios agradables y ofrendas generosas de acuerdo con tus recursos. Pero llama también al médico; no lo rechaces, pues también a él lo necesitas. Hay momentos en que el éxito depende de él, y él también se encomienda a Dios, para poder acertar en el diagnóstico y aplicar los remedios eficaces.
Así que un hombre peca contra su Creador, cuando se niega a que el médico lo trate.
Tan médico fue Semmelweis como Mengele.
EliminarDespués están los aborteros con cientos de muertes de bebés en sus conciencias.
Ninguna idolatría es buena.
La OMS, organización benemérita entre las beneméritas, con sus campañas en pro de la erradicación de enfermedades que han venido asolando a gran parte de la humanidad, puede caer en extremismos cuando pierde su razón de ser, cuando se extralimita en sus funciones y confunde los fines para los que fue creada. Ni el aborto, ni la eutanasia, ni el cambio de sexo, ni la definición de familia son asuntos médicos exclusivos, sino que intervienen otros conceptos sobre los que no tiene autoridad alguna.
ResponderEliminarSe ha de confiar en ella cuando define una determinada enfermedad, pues, como otros colegios y entidades cuentan para esa labor con especialistas y consejos de especialistas. Sin embargo, cuando se adentra en la ética y la política, una deriva harto tentadora, carecen de peso moral.
Totalmente de acuerdo con el Sr. Valderas Gallardo.
Eliminar¿Especialistas y consejeros de especialistas, dice Ud.? ¿Quién les paga a esos "especialistas"? No seamos ingenuos. La OMS es actualmente un instrumento en manos de las grandes multinacionales farmacéuticas. Por una parte, sirve a éstas en sus inmensos y totalmente inescrupulosos negocios. Por otra, utiliza la política sanitaria como medio para influenciar y controlar a la población en aspectos de la vida que nada tienen que ver con la sanidad. Ni la salud pública, ni la conservación del medio ambiente natural, ni la justicia social ni ninguno de los otros argumentos aducidos es otra cosa que un pretexto para ejercer poder y acumular riquezas saqueando a los estados y a sus ciudadanos. Los asuntos de "género", con el crimen del aborto y las aberraciones lgtbquia...xyz+ no son en el fondo, desde el punto de vista de la OMS y del globalismo, más que niebla ideológica para contentar a una masa descarriada y confundida.
Eliminar"y que nadie pudo explicarse, ni el Tribunal Constitucional"
ResponderEliminarLo más indignante es que el TC declarara la inconstitucionalidad de los dos estados de alarma, sabiendo el Gobierno izquierdista de Sánchez-PSOE e Iglesias-Podemos que era inconstitucional [1].
Una muestra más de este desprecio de los supremacistas de izquierda contra la moral y la ley, que se ha demostrado en la ley del sí es sí, donde no han pedido perdón ni se han retractado de su gravísimo error (900 rebajas de penas a violadores, 100 puestas en libertad), ni los destrozos que hará la ley trans.
Otra muestra más de esta soberbia izquierdista y nacionalista fue el nefasto programa de Està passant de Toni Soler cuando se burlaron de Andalucía y de la Virgen del Rocío y del Niño Jesús. Soberbia, vanidad... en las elecciones, lo pagarán, junto con las negligencias médicas, pues se han ido de rositas... pues entonces, Sánchez y muchos políticos perderán el privilegio de casta aristocrática del aforamiento judicial, y van a responder ante el juez natural, no ante sus jueces políticamente nombrados.
En el caso de la Iglesia catalana y de Barcelona, con Omella, además, se dio la prohibición de la apertura de templos y la anulación de las misas y confesiones y extremaunciones, durante más de dos meses, más la prohibición vaticana de la Semana Santa, a pesar de que la ley permitía la apertura de iglesias y la celebración de misas, confesiones y extremaunciones presenciales en el recinto del templo, así como rezar, exponer el Santísimo y realizar otras actividades... nos abandonaron miserablemente:
Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.
Artículo 11. Medidas de contención en relación con los lugares de culto y con las ceremonias civiles y religiosas.
La asistencia a los lugares de culto y a las ceremonias civiles y religiosas, incluidas las fúnebres, se condicionan a la adopción de medidas organizativas consistentes en evitar aglomeraciones de personas, en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos de, al menos, un metro.
La pandemia ha sido un hecho bochornoso de la casta política, encabezada por el PSOE de Sánchez y Podemos de Iglesias, y luego seguida de casi todos los partidos políticos en autonomías y municipios, con alguna excepción.
En Cataluña, cayó el mito de tenim la millor sanitat del món: ni era la mejor, ni era la más moderna, ni la más adaptativa...
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[1] Tribunal Constitucional
NOTA INFORMATIVA Nº 74/2021
tribunalconstitucional.es/NotasDePrensaDocumentos/NP_2021_074/NOTA%20INFORMATIVA%20N%C2%BA%2074-2021.pdf
La sentencia, de la que ha sido ponente el Magistrado Pedro González-Trevijano, no cuestiona la necesidad de adoptar medidas excepcionales para hacer frente a la gravedad y extensión de la pandemia sanitaria ocasionada por el COVID-19; medidas que se consideran necesarias, idóneas y proporcionadas, así como parangonables a las adoptadas en otros países de nuestro entorno. Lo que se cuestiona es el instrumento jurídico utilizado para ello,
por considerar que algunas de éstas, en cuanto implican la suspensión de derechos fundamentales, no encuentran cobertura constitucional en el estado de alarma declarado, y habrían justificado la declaración del estado de excepción. Que no se hiciera así violenta la distinción constitucional entre una y otra situación de crisis, convirtiendo la alarma en un sucedáneo de la excepción, no sometida a previa autorización parlamentaria.
NOTA INFORMATIVA Nº 107/2021
tribunalconstitucional.es/NotasDePrensaDocumentos/NP_2021_107/NOTA%20INFORMATIVA%20N%C2%BA%20107-2021.pdf
...declara la inconstitucionalidad de la prórroga de los seis meses y el nombramiento de autoridades competentes delegadas fijada en la norma impugnada...
Excelente artículo. Rabiosa actualidad.
ResponderEliminarHemos sufrido el fraude médico más importante de la historia de la humanidad. Nos ha colado unas vacunas que no sirven para nada y además las han hecho obligatorias, saltándose los elementales derechos humanos, con una presión mediática, digna de las peores dictaduras de la humanidad.
ResponderEliminarTal como dice el Catedrático Joan Ramon Laporte:
-La vacunación masiva es un experimento global sin precedente en la historia.
-El fraude en los ensayos farmacológicos es habitual, y en este caso patente. ¿Se acuerdan de que nos vendieron una efectividad del 96%?
-Los ensayos clínicos no han demostrado que las vacunas de Pfizer y Moderna salven vidas
-Las evidencias sobre las vacunas no tenían nada de cierto ni nada de claro.
-Las vacunas tienen efectos adversos graves que han estado y siguen ocultados y silenciados.
-Las vacunas no evitan la transmisión de la enfermedad, y por tanto el pasaporte Covid, no tiene base científica y puede haber contribuido a propagar la enfermedad, por falsa sensación de seguridad.
-La Agencia Europea del Medicamento y la OMS están financiadas en un 80% por las farmacéuticas.
-España es uno de los países más permisivos en cuanto a los conflictos de intereses entre médicos y farmacéuticas.
Y para colmo los Obispos han querido ser más papistas que el papa, y sin que el gobierno lo pidieran ha cerrado los centros de culto, mientras los supermercados seguían abiertos con toda normalidad.
Y a pesar de que varios médicos sostenían que la comunión en la boca no tenía ningún problema médico, muchos obispos se han saltado este derecho de los fieles, obligando la comunión en la mano.
Y a pesar de todo este bochorno, nadie ha dimitido, nadie ha pedido perdón, cuando muchos de los que se han extralimitado en sus funciones y abusando de su poder, han tomado decisiones aberrantes, y contra los derechos de las personas.
Efectivamente: ningún obispo -ni cardenal- ha pedido perdón por conculcar el DERECHO del fiel. ¡Insuperable, soberbio ejemplo! Pero no teman, seguiré poniendo la "x" en la declaración del I.R.P.F., pues intento seguir la máxima: «al CULPABLE, se le debe tratar con respeto y caridad».
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