Año 965 «Gran Cisma»: el cristianismo quedó partido en dos mitades
Es que, como dice nuestro sabio refranero, “Quien mucho habla, mucho yerra”. Y
seguramente es eso lo que le está ocurriendo a nuestro Sumo Pontífice en la
euforia de la celebración del décimo aniversario de su pontificado. Se ha
prodigado muchísimo en declaraciones a los medios, e inevitablemente ha soltado
reflexiones que hasta podrían estar bien en una tertulia de bar; pero que no
son nada oportunas cuando las hace para todos los públicos, la máxima autoridad
de la Iglesia, a la que se acude en demanda de magisterio. Y como es el papa, y
tiene el estilo de mandar que tiene, nunca le llegan las críticas, algunas
merecidas, que se le hacen a sus palabras. Nadie de su entorno más próximo se
atreve a hacérselas llegar.
“Eres el único que me lleva la contraria”, me dice
un amigo empresario octogenario y en estos últimos tiempos, sufriendo las
secuelas de un ictus. A pesar de sus limitaciones (tanto mentales, que no
reconoce, como físicas indisimulables), sigue al frente de la empresa, donde
nadie se atreve a cuestionar sus órdenes o a llevarle la contraria, por más que
desbarre. El resultado es que la empresa va por el despeñadero: aunque teme
reconocerlo, tanto como teme reconocer su debilitamiento mental. Por eso me
visita con mucha frecuencia y me cuenta sus andanzas y sus genialidades para
hacer de su empresa la envidia de sus competidores y el objeto de deseo de sus
clientes. Le llevo la contraria, claro que sí, y me esfuerzo en sacarle de la
cabeza las ideas absurdas. Poniendo sumo cuidado, por supuesto, en no echarle un
jarro de agua fría a su autoestima, que ni la edad ni el ictus han conseguido
mermar. Y bueno, generalmente consigo que recapacite. Por eso persiste en visitarme
con frecuencia y contrastar sus ideas conmigo; es que según confiesa y reitera,
le escama que los directivos que tiene en la empresa, le den siempre la razón,
mientras yo se lo cuestiono casi todo, hasta conseguir afinar las ideas o que
las deseche si eso no es posible. Si yo le discuto y casi siempre le convenzo,
¿por qué no lo hacen sus empleados?
Y por lo visto, el papa no tiene quien le lleve la
contraria, por más que desbarre. Nadie le ha hecho la menor advertencia sobre
su forma de gobernar la Iglesia, mientras circula por ahí toda clase de
objeciones e incluso de descalificaciones sin paliativos. Algunos de los
críticos no se recatan de llamar a eso, desgobierno. Sobre todo, viendo la
deriva doctrinal -¡y litúrgica!- en que está embarrado, con un cisma al que no
sólo no frena, sino que al parecer de cada vez más analistas, alimenta asiduamente.
Uno pudiera esperar que el cardenal Omella, su más
fiel confidente, con quien conversa a menudo por teléfono, ejercería la caridad
que ejerzo yo con mi amigo empresario. Es evidente, sin embargo, que las cosas
no van por ahí. Basta seguir la deriva doctrinal de Omella, tan voluble, tan
maleable, tan amigable con todo el mundo, para entender que con toda seguridad
no es él el amigo que necesita el papa para llevarle la contraria, para
discutir sus propósitos o sus decisiones discutibles. No es él, con toda
seguridad, puesto que hemos asistido a sus vaivenes doctrinales y declarativos,
siempre manteniendo la más perfecta sintonía con el papa, que es quien le marca
la pauta y el compás. Si no fuese así, el papa no lo habría designado para
formar parte del selectísimo grupo de sus consejeros. Con lo que parece
evidente que después de todo, a la hora de tomar graves decisiones, el papa
está dramáticamente solo, al menos en la zona de más acá del cisma, y no tiene
quien le lleve la contraria. No tiene quien le ayude a pulir y modular sus más
graves actuaciones.
En cuanto a la adaptabilidad del cardenal Omella a
la voluntad de su superior, hemos visto cómo ha pasado del silencio sinodal (no
recuerdo ataques suyos ni siquiera al Camino Sinodal de los obispos alemanes:
por algo será), al encendido fervor religioso por los dogmas de ese Camino, al
servicio de cuya convergencia tenemos ya en marcha el gran invento pontificio
del Sínodo de la Sinodalidad, al que está contribuyendo con arte y maña y siguiendo
el designio papal, desde su doble cargo de arzobispo de Barcelona y Presidente
de la Conferencia Episcopal Española. Respecto a ese sínodo nos dice un
entusiasmadísimo Omella: Como viejos, no
tenemos que tener miedo de embarcarnos en este nuevo camino que el papa nos
señala. Es un camino que nos guía hacia nuevos tipos de familia, nuevas
relaciones familiares, y no tenemos que tener miedo de abrirnos a esto. Y
atención, que Omella estaba trabajando su fidelidad al papa en un momento tan
temprano como el año 2018, antes de poner en marcha “el camino de la sinodalidad que el papa nos señala”. Y reclamando
fidelidad al papa nada menos que para abrirnos a los nuevos tipos de familia. (infovaticana.com/2018/10/14).
Está meridianamente claro que, para algo tan audaz, lo que se necesita por
encima de todo, es fidelidad al papa. (N.B. Sospecho que donde dice viejos quiso decir viajeros).
Pero no, no, no. No nos hagamos ilusiones: el papa
no está solo en estas cosas sinodales ni en sus graves decisiones. Está atado a
un cordón umbilical que ni él mismo ni nadie ha sido capaz de cortar. Y nos lo
ha explicado, ¡claro que sí!, en una de las entrevistas de su décimo
aniversario. Charlando (ése parece el verbo que viene más al caso) con el
periodista del periódico argentino Perfil, dijo exactamente (claro, como en su
primera entrevista a Scálfaro, siempre podrá decir que se transcribieron mal
sus palabras): Trato de ser coherente,
soy una persona limitada, con mis pecados, soy un pecador, me confieso cada 15
días. Ayer me llamó el confesor que
habían pasado 15 días, va a venir en estos días. Pero hago lo que pienso que se debe hacer hoy día, y lo que me pidieron los cardenales en el
Cónclave, yo no inventé nada. Puse en obra, ayudado por la Comisión de
Cardenales, aquello que en el Precónclave se dijo que el nuevo Papa tenía
que hacer. Y esa va a ser la huella, una
huella histórica de todo “el grupo cardenalicio” que se animó a hablar tan
claro en el Precónclave".
Palabras enormemente reveladoras y clarificadoras.
El papa confiesa, tras 10 años de su elección, que hace lo que le pidió el
grupo cardenalicio, que el nuevo papa tenía que hacer. Se trata de una figura nueva
no recogida en el Derecho Canónico: un precónclave consistente en las reuniones
que hacen los cardenales antes del cónclave. Y asegura el papa que hace lo que
ese grupo de cardenales le pidió que hiciera. Si el cónclave no tiene poder
para ponerle condiciones al futuro papa, menos las tiene ese precónclave al
que, sin embargo, confiesa el papa que obedece. Ahí está, detrás del papa, ese
grupo cardenalicio que se animó a hablar tan claro en el Precónclave,
inspirándole (suponemos que sólo inspirándole) a él y a los promotores del
Camino Sinodal. El papa hace lo que le pidieron los cardenales que hiciera. Se
lo pidieron. Y por lo visto, al cabo de 10 años, por fin el papa está haciendo
lo que le pidieron que hiciera y lo confiesa. Y los que le pidieron que le
diese a la Iglesia un giro copernicano, ellos lo están dando sin el menor
rubor, y están empujando al papa para que también él lo dé, ateniéndose a lo
que en el precónclave le pidieron. He ahí las tres claves de lo que está
ocurriendo hoy en la Iglesia, con su extrañísima gestión del cisma:
- -El precónclave pasando por delante del
cónclave y de la autoridad del papa.
- - El grupo cardenalicio que se animó a
hablar tan claro en el precónclave y que en la actualidad le está marcando el
camino.
- -“Pero hago lo que me pidieron los
cardenales en el cónclave”. “Yo no inventé nada”. El papa confesando abiertamente
que hace lo que le pidieron que hiciera.
Así que el papa no está solo; y sobre todo, no actúa
solo. Él no ha inventado nada de nuevos
tipos de familia y nuevas relaciones familiares que dice Omella. Están
detrás de él los cardenales que se animaron a hablar tan claro en el
precónclave. Él hace lo que le pidieron los cardenales. Hemos de suponer que el
periodista transcribió correctamente lo que le dijo el papa. Su acción está
inspirada-impulsada por lo que le pidieron los cardenales en el precónclave y
en el cónclave. El papa sigue instrucciones, obedece órdenes. Y por todos los
indicios, no ha cesado la presión sobre él para que siga por el camino (¿el
Camino Sinodal?) que le pidieron los
cardenales en el cónclave, aquello que en el precónclave se dijo que el nuevo
papa tenía que hacer. Y está trabajando por dejar huella, una huella histórica de todo el grupo
cardenalicio que se animó a hablar tan claro en el precónclave. La más alta
probabilidad es que ese grupo cardenalicio no le haya dejado solo durante estos
diez años, ni menos en la recta final, sino que le esté apoyando y animando
para que no se frustre esa “huella
histórica” para la que se han organizado espléndidamente, por cierto. No, el papa no está solo. Con él están los
cardenales del precónclave a los que le ata un poderoso cordón umbilical. Y
estos sí, éstos sí que se atreven a llevarle la contraria y a echarle en cara
lo que él mismo confiesa: soy una persona
limitada, soy un pecador.
Una vez más se cumple lo que dijo Jesús : Habéis convertido mi casa de oración en una cueva de ladrones...
ResponderEliminarVirtellius son días duros. Días de ignorancia y atrevimiento. Días de disparates sin cuento. Días trágicos. Días de mucha dejación de funciones. No hay un teólogo que se diga francisquita y sí mucho silencio. ¿A qué temen? ¿Por qué non denuncian los disparates de santa Marta? ¿O las salidas de tono pueriles del cardenal de Barcelona? La denuncia es evangélica. Y el decir, señor no disparate más, sea quien sea el que pone la doctrina por montera, es obligación moral. Me uno a su desazón y dolor.
ResponderEliminarPara esto Dios ya nos ha revelado lo que sucederá si seguimos despreciándolo.
ResponderEliminarProfecías de San Malaquías.
110,- El trabajo de sol, Juanpablo II
111.- La Gloria del olivo. Benedicto XVI
112.- En la Persecución, Francisco
113,- Petrus Romano. Fin del papado.
Para mas información. Revelaciones de La Salette, aprobadas por el PAPA y revelaciones de Garabandal.
En todo caso un gran aviso final que lo vera todo el mundo, luego sino rectificamos,..................
Artículo tremendo. Quiero recordar a propósito que el Primado de la Tarraconense escribió igualmente sobre los diversos tipos de familia en La Vanguardia y Hoja Dominical de 29 de diciembre de 2019.
ResponderEliminarSi obedece a lo que un grupito de cardenales le ordenó en el precónclave del 2013, es que tienen más medios y poder que el papa, lo que confirma que la libre dimisión de Benedicto XVI el 2013 de cansancio por edad y enfermedad, se debió a que fue de cansancio por edad y enfermedad debido al estrés que le causó la coordinación de la anunciada mafia de cardenales de San Galo junto con la supuesta operación Primavera Católica Eclesial de Podesta, Soros, Biden, Clinton y Obama (presidente del 20 de enero de 2009 hasta el 20 de enero de 2017), que pusieron todos los palos en las ruedas de su pontificado, las llamadas semillas de la revolución. De Bergoglio sólo hay que decir que parece que se puso de lamentable "tonto util" y "cara visible" manipulable de una revolución inhumana y antidivina de la Iglesia. De Omella sólo hay que tener en cuenta y mucho cuidado de que sólo es "de tal palo, tal astilla"... Gobierno títere de jefes ineptos y necios bajo un gobierno real en la sombra, que los son los verdaderos autores intelectuales, no Bergoglio ni Omella, carentes de talla intelectuale alguna por parte de ambos para llevar a puerto tal trayecto de esta envergadura... A cambio, es muy posible que reciban un feliz status en la nueva cosa... Y esos dos estudiaron en el seminario...
ResponderEliminarOmella, recuerda una cosa: la papolatría entendida como obedecer todo lo que diga un papa aunque sea una aberración de Fé, moral, litúrgica y eclesiológica, es una idolatría contra el primer mandamiento de la Ley de Dios, y ello es un pecado grave. Y lo mismo a Bergoglio: tú no creas nueva Fé, moral, liturgia y eclesiología que no esté autorizada por la Sagrada Tradición, la Sagradas Escrituras y el Magisterio vivo de la Iglesia, es decir, que no venga de Dios, tú no eres ningún tipo de vida divina, eres un simple administrador, y si no quieres recibir correcciones fraternas ni cumplir el dogma, pecas gravemente.
Un detalle que con el tiempo cada vez me gusta más del papa Bergoglio, es su cara seriosa de cuando salió al balcón recién nombrado papa, con este gesto rompia el estereotipo de las sonrisas obligadas a los católicos que aclamaban al nuevo papa después del cónclave. No estaba el horno para bollos ni la Iglesia para sonrisas, es la mejor imitación de Cristo del que en los evangelios no se dice que prodigara sonrisas. Solo le falta un paso ahora al papa Bergoglio, proceder al rodado de cabezas de los cismáticos alemanes. Si tan serio se presentaba en el balcón después de su nombramiento ahora su "seriedad" debe demostrarla aplicando tajantemente el Derecho Canónigo que corresponde las malas hierbas alemanas. El artículo de Virtelius realmente lo encuentro surrealista que al final no aclara nada.
ResponderEliminarSe. Garrell, le hago saber que a ese señor que usted admira tanto no es diluvia lista como usted.
EliminarMal vamos!!
Querido Silveri aquí el surrealismo es la nota predominante
ResponderEliminarO sea, se está hablando de PRECÓNCLAVE... Y uno desde su insignificancia piensa: también debió haber otro pre-cónclave para elegir quien sería el nuevo papa...(?)
ResponderEliminarSe ha dicho : El papa sigue instrucciones. Obedece
órdenes.... Y yo, una persona creyente de la calle me pregunto ¿ Queda algo en la Iglesia en lo que creer ?..
Y mi respuesta es puro evangelio : Amarás a Dios con todas tus fuerzas y con todo tu corazón y al Prójimo como a ti mismo, esta es la ley y los profetas..
Lo demás tristemente se está convirtiendo en algo digno de lastima.. por lo que muy pocos apuestan ya.
Si es verdad que hubo un pre-cónclave, o tambien llamada mafia de S. Gallo, significa que todos los participantes estan excomulgados, incluido Bergoglio, con lo cual las consecuencias son terribles.
ResponderEliminarAsi estamos ...
Pues el precónclave que sigue claramente es el de la mafia de Saint Gallo, más claro ... y como quien mucho habla pues mucho yerra lo suelta como lo más normal pues total las normas jurídcas canónicas como no las entendemos pues le importan un pepino. Y en el precónclave se introdujeron los Clinton, los Soros y los criados del NOM y por eso en la Iglesia católica y en muchospaíses y no digamos España y dentro de España pues Cataluña tienen éxito los más mediocres, los más sinvergüenzas y los más demagogos que por escándalos que tengan no se van ni con aceite hirviendo. Conforman un conjuunto de líderes de medio pelo, poco formados, sin capacidad de gobierno no se si natural o adrede y eso a quien beneficia pues blanco y en botella.
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ResponderEliminarCONSTITUCIÓN APOSTÓLICA
UNIVERSI DOMINICI GREGIS
DEL SUMO PONTIFICIO
JUAN PABLO II
SOBRE LA VACANTE
DE LA SEDE APOSTOLICA
Y LA ELECCIÓN
DEL ROMANO PONTIFICIO
JUAN PABLO II
SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS
PARA PERPETUA MEMORIA
..
LO QUE SE DEBE OBSERVAR O EVITAR
EN LA ELECCIÓN DEL SUMO PONTÍFICE
78. Si en la elección del Romano Pontífice se perpetrase ―Dios nos libre― el crimen de la simonía, determina y declara que todos aquellos que resulten culpables incurrirán en la excomunión latae sententiae, y que, sin embargo, sea quitada la nulidad o no validez de la provisión simoniaca, para que ―como ya existieran mis predecesores― no sea impugnada por este motivo la vigencia de la elección del Romano Pontífice[23].
79. Confirmando también las prescripciones de mis Predecesores, prohíbo a quien sea, aunque tenga la dignidad de Cardenal, mientras viva el Pontífice, y sin haberlo consultado, hacer pactos sobre la elección de su Sucesor, prometer votos o tomar decisiones a este respecto en reuniones privadas.
80. De la misma manera, quiero ratificar cuanto sancionaron mis Predecesores a fin de exclusiva toda intervención externa en la elección del Sumo Pontífice. Por eso nuevamente, en virtud de santa obediencia y bajo pena de excomunión latae sententiae, prohíbo a todos y cada uno de los Cardenales electores, presentes y futuros, así como también al Secretario del Colegio de los Cardenales y a todos los que toman parte en la preparación y realización de lo necesario para la elección, recibir, bajo ningún pretexto, de parte de cualquier autoridad civil, el encargo de proponer el veto o la llamada exclusiva, incluso bajo la forma de simple deseo, o bien de manifestarlo tanto a todo el Colegio de los electores reunidos, como a cada uno de ellos, por escrito o de palabra, directa e inmediatamente o indirectamente o por medio de otros, tanto antes del comienzo de la elección como durante su desarrollo. Quiero que dicha prohibición se extienda a todas las posibles interferencias, oposiciones y deseos, con que las autoridades seculares de cualquier nivel o grado, o cualquier grupo o personas aisladas, quiisieran inmiscuirse en la elección del Pontífice.
81. Los Cardenales electores se abstendrán, además, de toda forma de pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier género, que los podrán obligar a dar o negar el voto a uno o a algunos. Si esto sucediera en realidad, incluso bajo juramento, decreto que tal compromiso sea nulo e invalido y que nadie esté obligado a observarlo; y desde ahora impongo la excomunión latae sententiae a los transgresores de esta prohibición. Sin embargo, no pretendo prohibir que durante la Sede vacante pueda haber intercambios de ideas sobre la elección.
82. Igualmente, prohíbo a los Cardenales hacer capitulaciones antes de la elección, o sea, tomar compromisos de común acuerdo, obligándose a llevars a cabo en el caso de que uno de ellos sea elevado al Pontificado. Estas promesas, aun cuando resultaron hechas bajo juramento, las declararon también nulas e invalidas.
CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA
ResponderEliminarUNIVERSI DOMINICI GREGIS
DEL SUMO PONTIFICIO
JUAN PABLO II
83. Con la misma insistencia de mis Predecesores, exhorto vivamente a los Cardenales electores, en la elección del Pontífice,
a no dejarse llevar por simpatías o aversiones, ni influir por el favor o relaciones personales con alguien, ni mover por la intervención de personas importantes
o grupos de presión
o por la instigación de los medios de comunicación social,
la violencia,
el temor
o la búsqueda de popularidad.
Antes bien, teniendo presente únicamente la gloria de Dios y el bien de la Iglesia, después de haber implorado el auxilio divino, den su voto a quien, incluso fuera del Colegio Cardenalicio, juzguen más óptimo para regir con fruto y beneficio a la Iglesia universal .
84. Durante la Sede vacante, y sobre todo mientras se desarrolla la elección del Sucesor de Pedro, la Iglesia está unida de modo particular con los Pastores y especialmente con los Cardenales electores del Sumo Pontífice y pide a Dios un nuevo Papa como don de su bondad y providencia. En efecto, a ejemplo de la primera comunidad cristiana, de la que se habla en los Hechos de los Apóstoles (cf. 1, 14), la Iglesia universal,
unida espiritualmente a María, la Madre de Jesús,
debe perseverar unánimemente en la oración ;
de esta manera, la elección del nuevo Pontífice no será un hecho aislado del Pueblo de Dios que atañe sólo al Colegio de los electores, sino que en cierto sentido, será una acción de toda la Iglesia.
Por tanto, establezco que en todas las ciudades y en otras poblaciones, al menos las más importantes, conocida la noticia de la vacante de la Sede Apostólica, y de modo particular de la muerte del Pontífice, después de la celebración de solemnes exequias por él , se once humildes e insistentes oraciones al Señor (cf. Mt 21, 22; Mc 11, 24), para que ilumine a los electores y los haga tan concordes en su hecho que se alcance una pronta, unánime y fructuosa elección, como requiere la salvación de las almas y el bien de todo el Pueblo de Dios.
85. Recomendando esto del modo más vivo y cordial a los venerables Padres Cardenales que, por su edad, no gozan ya del derecho de participar en la elección del Sumo Pontífice.
En virtud del especialísimo vínculo que los cardenales tienen con la Sede Apostólica, pónganse al frente del Pueblo de Dios, congregado particularmente en las Basílicas Patriarchales de la ciudad de Roma y también en los lugares de culto de las otras Iglesias particulares, para que con la oración asidua e intensa, sobre todo mientras se desarrolla la elección, se alcance del Dios Omnipotente la asistencia y la luz del Espíritu Santo necesarias para los Hermanos electores, participando así eficaz y realmente en la ardua misión de proveer a la Iglesia universal de su Pastor .
86. Ruego, también, al que sea elegido que no renuncie al ministerio al que es llamado por temor a su carga, sino que se someta humildemente al designio de la voluntad divina.
En efecto, Dios, al imponerle esta carga, lo sostendrá con su mano para que pueda llevarla; al conferirle un encargo tan grave, le dar también la ayuda para desempeñarlo y, al darle la dignidad, le concederá la fuerza para que no desfallezca bajo el peso del ministerio.
(con razon Juan Pablo II y Benedicto XVI tratan siempre con caridad a los cardenales que estaban siendo agentes del mal, aunque podian repreenderles con las Cartas Apostolicas o con las de Doctrina de la fe, cosa que los cismaticos tambien de perfil tradicionalista no han desarrollado tía)