En el año 2015 llegó la jubilación del cardenal Martínez Sistach, y la llegada a Barcelona de Don Juan José. Ni Sistach se quería marchar ni Omella quería venir, pero finalmente el primero tuvo que aceptar la voluntad del Papa y el segundo a pesar de su negativa inicial acabó aceptando la difícil misión que se le encomendaba. Reproducimos el escrito de Prudentius de Bárcino sobre la celebración de entrada del turolense como nuevo arzobispo de Barcelona
Don Juan José vino en carne mortal a Barcelona
El
día se presentó en Barcelona soleado y con muy buena climatología. Y
buen ambiente tanto en el exterior como en el interior de la Catedral.
Tanto los autobuses que habían salido de Logroño a las 4 de la mañana en
medio de la espesa niebla riojana como los que lo habían hecho desde el
gélido clima turolense de Cretas se encontraron con nuestro sol
mediterráneo.
¡Y qué fácil era identificar a los del Matarraña! Todos a una con el
pañuelo confeccionado ad hoc para la peregrinación hasta la Ciudad
Condal acompañando a su obispo paisano. Y más contentos que unas
Pascuas, nunca mejor dicho en estos días navideños, porque don Juan
José se lo merece. Le tienen cariño también los de Lledó que cuando don
Juan José prolonga algunos días en verano su estancia queretense con su
nonagenaria madre, lo tienen de sustituto del párroco celebrándoles la
misa los domingos. Así de sencillo es el pastor diocesano. No me imagino
a Sistach celebrando misa sencilla y llanamente los domingos en la
parroquia de Banyalbufar, sin pompa y circunstancia.
La
espera fue amena, no sólo por el entretenimiento que causa ver la
desfilada de los canónigos trepas Turull y Baró, primero vestidos con
clergyman con cuello Carpanta y después con los capisayos canonicales
departiendo con el paisanaje para hacerse los campechanos mientras no
pegan golpe. Si no por la belleza misma de la Catedral gótica iluminada y
vestida con sus mejores galas. Amén de los interludios musicales de
corte navideño con que el organista amenizaba la espera. A Omella la
espera se la amenizaron en el patio del Palacio Episcopal los kikos
de las Comunidades Neocatecumenales, que como suelen hacer en los
grandes eventos eclesiales cantan y lucen pancartas de bienvenida. ¡Qué
ocultación hizo de ellos el régimen sistachiano en Barcelona!
Tras
la bienvenida del Deán y del Cabildo, con la tradicional veneración de
la Vera Cruz, el inicio de la celebración presidida en un primer momento
por el Nuncio Fratini con el cortejo procesional: 59 prelados
concelebrantes entre ellos Mons. Blázquez, el Cardenal Sistach y dos
cardenales eméritos, 12 arzobispos, 25 obispos, ocho obispos eméritos,
cinco auxiliares, dos abades y un abad emérito. Todos los catalanes
incluido Godayol y Soler Perdigó. Por estar estaba hasta Uriarte y el
padre Ángel, el mensajero conchabo de Carmena, que pasa fácilmente de la
corbata roja descuidadamente anudada al impecable clerygman. No vimos a
Mn. Romeu. Quizás no se atrevió a aparecer después del artículo de la
Vanguardia de ayer en el que acusaba a Sistach de “haber sido un obispo
más de separación que de coordinación”. Y eso que el cuerpo de Sistach
está aún caliente y sin enterrar. Y lo dejó bien claro en su extensísima
y reincidente alocución de bienvenida a don Juanjo. Si no fuera porque
ya son dos los eclesiásticos barceloneses que cargan con el
mote-sambenito de “yoyá” (yo ya lo dije, yo ya lo hice, etcétera
etcétera) se lo podríamos aplicar a partir de ahora a nuestro siempre
bien amado Cardenal. ¿Se nos convertirá en el abuelo Cebolleta del
tebeo? ¿O desde el superático de la Residencia Sacerdotal ejercerá el
papel del intrigante Cardenal Richelieu de los Mosqueperros?
Sea
como fuere, don Juan José estuvo genial en la homilía: sencilla,
directa y catequética. Tres iconos para el inicio de su ministerio: el
de Abraham que deja su tierra y va hacia donde Dios le manda, el de
Jeremías atemorizado por sentirse sin capacidades para el ministerio
profético y al que Dios le pide confiar en Él, y la imagen de Pedro al
que el Señor dice que “otro te ceñirá y te hará ir donde tú no quieras”.
Y eso en un perfecto castellano y un timbre de voz colosal. Ni Modrego
lo tenía. Don Juan José no va a necesitar apuntadores ni padres Puig
para sus homilías y artículos. Mensaje esperanzador y aperturista en la
línea del Papa. Nada de encerrarnos en nosotros mismos y mirarnos el
ombligo eclesial: anuncio del evangelio a todos de manera luminosa y
especialmente a los más alejados. Confesó no haber tenido excesivas
cruces en su ministerio y con sorna preguntó si se la estaban preparando
en Barcelona. Sal y pimienta en una homilía amena y limpia de polvo y
paja. Sistach cada vez más hundido en su sitial a látere dextro. Con rostro circunspecto, formal como siempre el hombre, como corresponde a un exalumno marista.
La
liturgia cuidada y pulida a cargo del ceremoniero Obach, delegado
diocesano de liturgia, revestido de talar y sobrepelliz: cuán lejos de
las albas premamás del canónigo Arenas ejerciendo de maestro de
ceremonias, moviéndose como molinillo multicolor. A Obach ni se le
notaba. Como debe ser. La celebración en una buena conjugación de
castellano y catalán. Por cierto el catalán del neo-Arzobispo, el
estándar normativo sin ningún modismo de su Matarranya natal, sólo el
acento occidental. Le falta espontaneidad hablando con las normas
fabrianas pero resulta necesario y es imprescindible. Personalmente
prefiero su “chapurreao” de la Franja, pero es cuestión de gustos. Creo
que lo conservará en el tête-à-tète personal. Sobre todo cuando se
enfade, que alguna vez se tendrá que enfadar visto como está aquí el ganao.
Creo que don Juan José no escatimará esfuerzos por reconducir esta
porción de la Iglesia. Y no dirá aquello de “haced lo que queráis y
podáis mientras me dejéis en paz”. Creo que no le dolerán prendas si
tiene que dar un paso adelante o hacer que algunos lo den para atrás.
Menudos los aragoneses para batirse en retirada. Y él está muy orgulloso
de ser maño. Es vivo e intuitivo y no va a necesitar apuntador. En nada
nos coge la medida. Dadlo por cierto.
Es
muy devoto de la Virgen, lo era ya en su tierra, en su advocación
queretense de la Misericòrdia, y cómo no del Pilar, también lo fue de la
de Valvanera en La Rioja, ahora lo será en las advocaciones de
Montserrat y de la Merced. Lo manifestó, invocando con filial confianza a
la Mare de Déu. Que ella lo tenga bajo su manto.
En
esta tarde de domingo, con la Sagrada Familia a rebosar, pues no
quedaba ya el miércoles ninguna entrada más allá del aforamiento, se
encontrará con el gran pueblo de Dios barcelonés, en el Día de la
Familia. Va a ser su primera prueba de fuego. Allí estaremos
puntualmente para contárselo. Forma parte de nuestro servicio eclesial.
¡Bienvenido de nuevo don Juan José!
Prudentius de Bárcino
17 años de Gérminans Germinabit (9): 2024, el año en que jubilaron a Bergoglio y Omella y llegaron...
ResponderEliminar[titular de ficción :) ]
El cambio de Arzobispo...
ResponderEliminarYo no veo que haya cambiado NADA.
Salvo defenestrar a los buenos y enaltecer a los malos.
Véase Santa M. Reina y el lgtbro Romeu & company.
JEJE¡¡¡
Como en las películas del oeste. Buenos y malos. ¿Quiénes los buenos, quiénes los malos?. Ud,, respetable anónimo de las 13, 25, quizá Ud. es quien no ha cambiado. Eso de nada, es muy taxativo. ¡Qué fácil es, desde la barrera....! Ud. lo haría mejor, sin duda.
EliminarA Mosén González lo han tratado muy mal .
ResponderEliminarA su edad ,con toda la trayectoria ejemplar a sus espaldas , no se merece semejante defenestración.
Cambio de estructura y nombres de la curia: ¿funciona mejor y es mäs eficiente? Lo dudo. Comunidades Pastorales ¿Es la solución? Lo dudo. Omella ahora solo se dedica a la CEE, y a Congregación de los Obispos (Proximanente Dicasterio).
ResponderEliminarY ciertos nombramientos, mejor sin comentarios.
Sinó de avanza, se va para atras, estamos en tiempo de descuento, y parados esa es la realidad.
Pero siempre nos queda el consuelo en Tarragona, en Girona,… estan peor.