Mn. Pablo Pich-Aguilera jugando al fútbol
Cuando uno era joven y veía un sacerdote ensotanado se trataba siempre de un cura muy mayor. De antes de la guerra, se decía. Después se les llamó preconciliares, cuando se impuso el erróneo mantra de que el Vaticano II había fundado una nueva Iglesia. Incluso se veía alguno tocado con la teja, como Mn. José Antonio Peray Batlle, que daba una expresión de enorme gravedad. Había más, pero fueron dejándonos y la sotana quedó en el baúl de los recuerdos, tan desaparecida como los sombreros. En los últimos tiempos, solo recuerdo al santo de Mn. Mariné, tan encorvado que parecía un interrogante, acudiendo a celebrar exequias en el tanatorio de Sancho de Ávila. Desaparecida aquella generación, hubo curas jóvenes que optaron por el clergyman; en un principio mal vistos e incluso desaconsejado su uso en el Seminario. Les llegaron a decir que cada día no era carnaval. Ya en los últimos años del siglo pasado el alzacuellos se vino imponiendo, sin más dificultades. En la diócesis barcelonesa todos los ordenados en los últimos 15 años lo han vestido, salvo alguna excepción. En las últimas vocaciones absolutamente todos.
Pero esta nueva generación de sacerdotes noveles está dando un paso más allá y algunos de ellos han rescatado la sotana. ¡Qué gozo da ver a un cura joven con traje talar! Además, son sotanas impolutas, brillantes, no como aquellas raídas y alguna con lamparones que vestían aquellos ancianos sacerdotes. Por ahora, son anecdóticas, pero se están poniendo de manifiesto en cada una de las nuevas hornadas. Ahí está el padre Pablo Pich, con su insultante juventud o dos de los sacerdotes que fueron ordenados tan solo hace un mes, concretamente el pasado 27 de febrero, Mn. Santiago Cellier y Mn. Federico Marfil; a este último le fueron impuestas las manos con él revestido de una preciosa casulla de guitarra, que hacía lustros que no se veía en una ordenación barcelonesa.
Mn. Federico Marfil, en el centro con casulla de guitarra
En los tiempos que corren lucir el traje talar es una demostración de valentía y orgullo sacerdotal. La sana arrogancia juvenil. Hasta me atrevería a decir que es un gesto de rebeldía. Ya no es la ausencia de temor alguno, sino la expresión del signo indeleble de su condición presbiteral. Cuánto daño ocasionó la actitud de aquellos curas que disimulaban su naturaleza, en la vestimenta e incluso en el encubrimiento de su vocación. No solo es que no se dejaban llamar mosén o padre, sino que escondían su profesión y se daban a conocer como sociólogo, profesor, historiador, incluso alguno albañil. Todo antes que sacerdote.
Ningún daño hace la sotana. Incluso dentro del templo, pues también muchos de estos curas jóvenes que aún no la llevan la lucen en el confesionario, no como aquellos que se revisten con alba o incluso otros que confiesan de paisano, con una estola puesta, que siempre me recuerda aquel dicho de “un Cristo con dos pistolas”. Esos hábitos muestran al sacerdote en medio del mundo y dan prueba fehaciente de su presencia, especialmente en estos tiempos de ignorancia - cuando no indiferencia- religiosa. Cierto es que el hábito no hace al monje y que hay extraordinarios sacerdotes deshabitados y otros pésimos con hábito. Pero el orgullo de mostrar su condición, aunque sea con el detalle de su vestimenta, en este mundo tan secularizado, es digna de encomio y merece ser elogiada.
Asistentes a la conferencia del cardenal de Rabat en Tribuna Joan Carrera
Al nacional-progresismo eclesial esa costumbre le sabe a rejalgar. Por eso los desprecian los del frente de juventudes. Un frente de juventudes que está dando publicidad a bombo y platillo de su encuentro con el cardenal de Rabat (ya incluido en nuestra nómina de impenitentes lectores) que fue convocado por 16 entidades y a la que solo acudieron 50 personas. El ridículo de una media de 3 asistentes por cada una de las convocantes. Incluso el avispado Llisterri, que les dedicó un artículo ad hoc, tuvo que confesar que “Quizás hoy es más fácil reunir a un centenar de jóvenes en una adoración eucarística o en una conferencia con doctrina de la buena. Y no soporta la comparativa con la mediana de edad del centenar de asistentes que reúne a la Tribuna Joan Carrera.”.
Esta es la pura realidad que voy reiterando desde hace años. El completo fracaso del nacional-progresismo eclesial que hace lustros que no aporta ninguna vocación sacerdotal; que contempla impertérrito como aquello que han venido sosteniendo y predicando carece de adeptos y renovación generacional. Eso sí, sin la más mínima autocrítica, con la misma suficiencia, incluso con el poco evangélico desprecio hacia las vocaciones más jóvenes. No han entendido nada y se resisten a comprender.
Oriolt
Qué problema hay en confesar con alba?.
ResponderEliminarEso opino yo. Qué problema hay? Vaya tonterías...
EliminarTodo el mundo con Sotana y las religiosas con HÁBITO.
EliminarSi no quieren llevarlo...
A coger fresas a Huelva, que va muy bien para lumbalgias varias!!!
Si
El alba es una vestidura litúrgica que se utiliza para ciertas cosas.
EliminarNo es que no se pueda confesar con alba. Naturalmente que se puede; ¡y en calzoncillos en caso de urgente necesidad!, pero es mejor seguir las rubricas.
Como confesar es la administracción de un sacramento y además es en sí un juicio sumario del que depende la vida eterna, es mejor darle la importancia que merece y, en principio, deberá utilizarse el lugar, la urbanidad y las vestiduras apropiados.
Cuestión de respeto mínimo debido por el sacramento que se administra y por el penitente que lo recibe.
El canon 284 del CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO establece el modo de vestir de los clérigos, de acuerdo con la Tradición de la Iglesia, a la vez que con la conveniente flexibilidad para las necesidades de la vida moderna y la variedad de circunstancias locales:
ResponderEliminarCanon 284: Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar.
El canon 24.2, niega la costumbre del traje laical, pues ha sido expresamente reprobada por el derecho (c. 284)
El DIRECTORIO PARA EL MINISTERIO Y LA VIDA DE LOS PRESBÍTEROS da sus argumentos:
Importancia y obligatoriedad del traje eclesiástico
61. En una sociedad secularizada y tendencialmente materialista, donde tienden a desaparecer incluso los signos externos de las realidades sagradas y sobrenaturales, se siente particularmente la necesidad de que el presbítero —hombre de Dios, dispensador de Sus misterios— sea reconocible a los ojos de la comunidad, también por el vestido que lleva, como signo inequívoco de su dedicación y de la identidad de quien desempeña un ministerio público[247]. El presbítero debe ser reconocible sobre todo, por su comportamiento, pero también por un modo de vestir, que ponga de manifiesto de modo inmediatamente perceptible por todo fiel, más aún, por todo hombre[248], su identidad y su presencia a Dios y a la Iglesia.
El hábito talar es el signo exterior de una realidad interior: «de hecho, el sacerdote ya no se pertenece a sí mismo, sino que, por el carácter sacramental recibido (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1563 y 1582), es “propiedad” de Dios. Este “ser de Otro” deben poder reconocerlo todos, gracias a un testimonio límpido. […] En el modo de pensar, de hablar, de juzgar los hechos del mundo, de servir y de amar, de relacionarse con las personas, incluso en el hábito, el sacerdote debe sacar fuerza profética de su pertenencia sacramental, de su ser profundo»[249].
Por esta razón, el sacerdote, como el diácono transeúnte, debe[250]:
a) llevar o el hábito talar o «un traje eclesiástico decoroso, según las normas establecidas por la Conferencia Episcopal y según las legitimas costumbres locales»[251]. El traje, cuando es distinto del talar, debe ser diverso de la manera de vestir de los laicos y conforme a la dignidad y sacralidad de su ministerio; la forma y el color deben ser establecidos por la Conferencia Episcopal, siempre en armonía con las disposiciones de derecho universal;
b) por su incoherencia con el espíritu de tal disciplina, las praxis contrarias no se pueden considerar legítimas costumbres[252] y deben ser removidas por la autoridad competente[253].
Exceptuando las situaciones del todo excepcionales, el no usar el traje eclesiástico por parte del clérigo puede manifestar un escaso sentido de la propia identidad de pastor, enteramente dedicado al servicio de la Iglesia[254].
Además, el hábito talar —también en la forma, el color y la dignidad— es especialmente oportuno, porque distingue claramente a los sacerdotes de los laicos y da a entender mejor el carácter sagrado de su ministerio, recordando al mismo presbítero que es siempre y en todo momento sacerdote, ordenado para servir, para enseñar, para guiar y para santificar las almas, principalmente mediante la celebración de los sacramentos y la predicación de la Palabra de Dios. Vestir el hábito clerical sirve asimismo como salvaguardia de la pobreza y la castidad.
Por su parte, este numeral 61 sobre el traje eclesiástico está dentro del contexto de la obediencia (no la obediencia ciega a mandatos ilegales, inmorales o antifideísticos, o la obediencia que afecta a materia grave y causa perjuicio grave):
ResponderEliminar56. La obediencia es una virtud de primordial importancia y va estrechamente unida a la caridad. Como enseña el Siervo de Dios Pablo VI, en la «caridad pastoral» se puede superar «el deber de obediencia jurídica, a fin de que la misma obediencia sea más voluntaria, leal y segura»[225]. El mismo sacrificio de Jesús sobre la Cruz adquirió significado y valor salvífico a causa de su obediencia y de su fidelidad a la voluntad del Padre. Él fue «obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2, 8). La Carta a los Hebreos subraya también que Jesús «aprendió, sufriendo, a obedecer» (Heb 5, 8). Se puede decir, por tanto, que la obediencia al Padre está en el mismo corazón del Sacerdocio de Cristo...
¿Hoy solo dos raciones de copia-pega?
EliminarNo le dé ideas!!!!
EliminarYo lo siento, pero me temo que esta vez la cuestión no es la sotana ni el debate entre progres y tradis... Me temo que la gravedad de la situación alcanza mucho más allá.
ResponderEliminarConozco algunos de estos jóvenes y, con mucho dolor, percibo en ellos una posición psicológica muy parecida a otros situados en el extremo ideológico opuesto...
Hace unos años te declarabas gay, ahora transexual o líquido o víctima de alguna fobia cualquiera, en el otro extremo te pones sotana no como testimonio sino como exhibición...
Ojalá me equivoque...
Me temo que no se equivoca. Efectivamente, lo hacen por pura ideología, no por valores religiosos.
EliminarAnónimo 9:58
ResponderEliminarSi te quedas con hambre, puedes leerlo dos veces. Es gratis.
Martín.
ResponderEliminarConozco al menos a tres sacerdotes que visten sotana en la diócesis de Barcelona, ejemplos que ha conocido mn Pich. Los mismos que con frecuencia se revisten con casulla de guitarra, cómo también hace mn Federico...por cierto, curioso el gesto del cardenal a sus espaldas ¿Serán unos cuernos o más bien unas tijeras?...
En cualquier caso, lo que asoma por Barcelona es la necesidad de combatir con las armas de la tradición, el desafío de unos pocos sacerdotes que se han mantenido fieles a su vocación ha sido escuchado y hoy vemos los frutos de su coraje.
Sin testigo no hay relevo.
Creo recordar que fue San Francisco de Asís que le pidió a un compañero de orden que fuera con él a evangelizar por el mercado de la ciudad.
EliminarEstuvieron como más de una hora dando vueltas por los puestos de verduras y carne, hasta que San Francisco regresó a casa.
El fraile compañero le dijo que si eso era evangelizar, pasear entre la gente sin decir nada, y San Francisco le replicó que sí, dado que habían visto a dos frailes dando tumbos, y viendo su traje, sólo su hábito, ya habían pensado en Dios.
Con Jesús pasó lo mismo. Pasar sin decir nada por entre los enfermos, incluso su sombra los curaba, y un sacerdote o fraile e incluso un laico es Cristo que pasa.
Vaya por delante que soy un firme defensor de la sotana. Yo también en mis tiempos ( años 80) contra viento y marea la usé . Pero cada cosa en su lugar, sinceramente no creo que sea necesario ponerse a jugar a fútbol con una sotana, sobre todo por la incomodidad y eso no hace que el sacerdote sea ni mejor ni peor, al igual que usar casullas de guitarra, es solo una cuestión de criterio estético, es como el que usa bonete español o bonete romano .Yo personalmente me gustan mucho más las casullas se corte gótico, porque como usted bien sabe Oriol a muchos sacerdotes estéticamente les sientan bastante mal las casullas de guitarra por su particular forma física.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo; pero en tiempos pasados, cuando los seminaristas la vestían todo el santo día, Ramón Masats obtuvo esta icónica fotografía, "El gol del seminarista":
EliminarUna de las fotografías más icónicas de Masats es la del partido de futbol entre seminaristas realizada en Madrid 1959. “Estuve detrás del portero buscando la foto. Le chutaban hasta que salió esa, pero no sabía si había sido gol. Hace poco la amplié y ví, por la sombras, que la pelota había entrado”. En 2005 Masats, el portero Lino Hernando, hoy cura en Nuestra Señora de Covadonga de Madrid y el autor del gol, Mariano Enamorado, que colgó los hábitos tras 10 años como cura y hoy es un empresario de éxito, se volvieron a encontrar, 46 años después, y recordaron aquel día. “Es la foto que más me piden, pero he hecho muchas más”, se lamenta Masats.
https://elpais.com/cultura/2020/07/02/babelia/1593685796_759541.html
Es curioso, pero yo creía que esa icónica fotografía era italiana.
EliminarAhora resulta que es de Madrid y hecha por uno de Caldas...¡qué cosas!
En la diócesis de Tortosa tenemos varios sacerdotes que visten con sotana. Uno de los dos últimos seminaristas ordenados, se ordenó con una sotana del Patriarcado de Valencia. Luego está el incansable párroco de la Iglesia de Sant Miquel de Deltebre. Viste sotana o clergyman con normalidad y se reviste siempre muy dignamente para celebrar Santa Misa. Un sacerdote incansable, de buena doctrina, con gusto por la liturgia y a la vez, muy próximo a todo el mundo, confesor 24h y con un celo apostólico incansable.
ResponderEliminarCon estas 2 medidas humildemente creo que daría un vuelco la diócesis: 1) que los curas vistan siempre sotana (las calles del centro de Barcelona enloquecerían) y 2) estén en la iglesia de 6 a.m. a 10 a.m. rezando y disponibles para confesar. En tres días las iglesias se petan
ResponderEliminarvenga ya. No me parece mala idea pero por desgracia eso no hará que la gente vuelva a la Iglesia
EliminarEl hábito no hace al monje. ¿Ayuda a serlo de verdad?. No sé.
ResponderEliminarPues por aquí Girona y costa no recuerdo a nadie con sotana, clergiman o alzacuellos. Salvo en el siglo pasado.
ResponderEliminarHay varios curas que llevan.
EliminarEl Reverendo Antonio Gomez Mir de San Jorge, el Reverendo Carlos Barba de Santa Eulàlia y la Capilla de la Forja, el joven Reverendo Emmanuel Pujol o el infatigable Reverendo Custodio Ballester acostumbran a lucir sotana o mínimo clergyman.
ResponderEliminarCuando un sacerdote va por la calle y se muestra como tal hace que los necesitados de Dios se le acerquen. Eso es apostolado.
Me pregunto. ¿Qué ocurre cuando el sacerdote lleva la sotana y lo que hace o dice no concuerda con el evangelio?
ResponderEliminarNormalmente eso pasa con los que visten como mi tío Paco de Palafrugell
EliminarUy, gran pregunta! Me sorprende que no se la hayan censurado.
ResponderEliminarRespecto de los curas seculares quizás no se podría sugerir nada respecto de su vestimenta por la calle tal y como están las cosas. Pero sí del clero regular: religiosos, monjes, frailes o monjas y religiosas..etc. Siempre he pensado que debía existir plena libertad para que pudieran ir vestidos por la calle con hábito si así lo desearan. ¿No existe una gran libertad en el vestir de los jóvenes y no tan jóvenes actuales, en nuestra sociedad?. En MUCHOS CASOS los religiosos/as han desistido de vestir hábito por evitar problemas en sus mismas congregaciones que injustamente les condicionan. No es así entre el pueblo que en su mayoría preferiría verles con hábitos. Y creo que harían mucho bien actualmente en este mundo tan materializado ser manifiesto de una realidad espiritual que existe y que no hay porqué esconder. El mismo PAPA viste siempre sotana blanca y debía hacer un manifiesto explícito para que todos los religiosos/as, con plena libertad, pudieran vestir hábito sin miedos ni reparos de nadie ni de progresistas ni conservadores sino en pro de la santa libertad de los hijos de Dios y de su realidad y opción religiosa.
ResponderEliminarPara salir a la calle, cualquier calle, en Barcelona con sotana hay que armarse de valor y paciencia, porque las miradas, las risitas, los indultos y hasta la agresión son inevitables. No me vengan con que no es así, me consta personalmente. Hace años que me rendí.
ResponderEliminarPues quizás de eso se trata de que reparen o perciban la realidad religiosa, que existe. Siempre habrá opiniones en la calle porque nunca llueve a gusto de todos. Pero creo que siempre sería mejor que la indiferencia y el desconocimiento que impera de la realidad sobre la vida religiosa. Ya sabemos: lo que no se ve o no se conoce no existe.
Eliminar"El hábtio no hace al monje" - a la monja -
ResponderEliminarLa monja Caram lleva hábito y de monja no tiene nada!
Otros y otras no lo llevan y son ejemplares!
No entiende la frase. El hábido no hace al monje o a la monja.
EliminarSi es " ser monja o no " el hábido, no entiendo nada si su vida no es coherente.
Ya me gustaría que el respetable anónimo anterior hiciera algo de lo que hace Sor Caram. Eso de que no tiene nada se lo monta Ud. instalado en su comodidad, como muchos de nosotros, y no lidiamos el tema. Aquello de " a mi no m´emboliquis". " No me compliques". Como se dice en italiano más o menos: " Il doce far niente"... Con hábido o sin, es la persona y su coherencia lo que "Hace".
Una de las razones -entre varias- de la desaparición del catolicismo de Cataluña ha sido que ha desaparecido visualmente de la sociedad.
ResponderEliminarNo se ven sotanas, ni suenan campanas, ni se reza el ángelus, ni se administra el Viático como Dios mandaba o la comunión del domingo de Quasimodo...
Lo que no se ve, no existe.
Y no hay que olvidar que la iglesia tiene mucha competencia con la televisión y los móviles, con la playa y con hacer el súper o la lavandería los fines de semana...
(Esa es otra: ya no se respeta el sabat ni se cumplen con las abstinencias y los ayunos)
La Iglesia Católica ha desaparecido de la sociedad catalana.
Mejor dicho: ha autodesaparecido (se ha autosuicidado, si eso no fuera una tautología).
Pues, lo siento, pero mientras el sacerdote sea una persona sagrada que hace funciones sagradas, sociológicamente no puede ser como los demás. Tiene que diferenciarse en algo, a ser posible relativo a su profesión, como el médico con su bata y su estetoscopio.
Un feligrés de una parroquia, a propósito de su sotana si, sotana no, visibilidad, lo que no se no existe, dijo:" este sacerdote nos convence más, NO POR LO QUE DICE, sino por lo que NO DICE. Convence la persona,no el hábito. y esto de que la Iglesia Católica ha desaparecido de Catalunya, no sé si es un impuesto en estadística, o como Diógenes, va con la " linterna" mirando si hay vida cristiana o no. No seamos tan taxativos.
ResponderEliminarLa vida consagrada prácticamente ha desaparecido a la vista de la sociedad. Ya resulta muy raro ver alguna persona con hábito por la calle. Y lo bien cierto es que, parece ser, nadie lo ha prohibido. Han sido las mismas congregaciones, ellas mismas, por antojo (?) las que han ido despojándose de sus hábitos inducidas por consagrados/as "idealistas".. que han ido surgiendo sin saber porqué. El caso es que la vida religiosa no existe en la calle pero tampoco dentro de los conventos que se están cerrando desenfrenadamente, vacíos. Pues eso : lo que no se ve no existe. O entre todos/as la mataron y ella sola se está muriendo..¡¡¡ difícil de entender!!!.
ResponderEliminarInsisto, la caram de monja no tiene nada. usa y se sirve del hábito, nada más!
ResponderEliminarAnónimo anterior. Malo, malo. Para Ud. dice se sirve del hábido. No tiene nada de monja. Afirmemor, pues, según este anónimo que los que llevan hábito " se sirven de él". No entiendo nada.
ResponderEliminar¿Qué es para Ud. ser o no ser monja, o fraile,.....Mírese Ud. a si mismo si su " habito" le hace coherente.
Anónimo 4 de abril de 2022, 15:07, ¿Quién es usted para juzgar?
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