Ante la profesión de fe del papa Luna
He de confesar dos cosas contrapuestas: que me seducen y enternecen las profesiones de fe de Benedicto XIII que voy encontrando a lo largo de mis estudios de eclesiología de la época del Cisma de Occidente; y que, en una especie de diabólico choque frontal con esa profesión de fe, al parecer tan anticuada, me tropecé con unas declaraciones del P. Arturo Sosa, el flamante nuevo General de los jesuitas, que me escandalizaron terriblemente. Sus palabras se referían a la imposibilidad de tener una fe cierta sobre las palabras de Jesús, porque, como en esos tiempos no había grabadoras, nadie puede saber lo que realmente dijo.
Un aspecto interesante de la cuestión es que las palabras que el P. Sosa ponía en duda, eran las que se refieren al debatidísimo tema de la indisolubilidad del matrimonio: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Tema libremente debatido incluso en las más altas instancias de la Iglesia y, por muchos indicios, cuestionado. Ahí están los “dubia” de los cardenales, todavía sin resolver después de años…
Y se explicaba jesuíticamente el General de los jesuitas: no es que ponga en duda estas palabras de Jesús, solamente las pongo “en discernimiento”. Ahí está el enorme abismo entre la Iglesia de Benedicto XIII, el papa Luna, con todas sus turbulencias, y la del P. Sosa: tremendo abismo. La fidelidad a la doctrina de Cristo que, en la máxima vorágine del cisma, tanto para el primer Juan XXIII -el del concilio Pisa- como para Benedicto XIII (por citar a dos papas descartados por la “ortodoxia” católica), era sagrada, hoy, a partir del concilio convocado por el segundo Juan XXIII, es cuasi totalmente opcional: y la opcionalidad va por materias, como es lógico.
Para mí, esas manifestaciones eran estremecedoras porque delataban el estado de la Compañía de Jesús y, por extensión, el del alto y bajo clero católico. Si el P. Sosa es el representante de todos los jesuitas del mundo, y como tal ha sido elegido por éstos, es porque la mayoría de los jesuitas del mundo profesan ese pensamiento como dominante, digo yo, y se sienten fielmente representados por su nuevo General.
El P. Arturo Sosa, antes de ser elegido General de los Jesuitas
Pero no termina ahí la desgracia de la Iglesia: lo más grave es el arreglo. Explica el P. Sosa, y son muchos los que desde bien arriba han mostrado plena sintonía con su teoría de las grabadoras, que no se trata de poner en duda, en absoluto, sino tan sólo de poner “en discernimiento” las palabras de Jesús transmitidas por el Evangelio. Y como indicio del estado general de la Iglesia, el de la Compañía de Jesús parece un reflejo muy fiel de la realidad teológico-doctrinal de la Iglesia actual: como para echarse a temblar.
Arturo Sosa es hispanohablante y, por tanto, conoce a la perfección en qué consiste el discernimiento. Sabe perfectamente, porque es evidente, que “discernir” es un derivado de cernir o cerner. Con el prefijo “dis” se prefiere la forma “cernir”; sin prefijo, “cerner”. En cualquier caso, estamos en la forma culta del verbo “cribar” (tomada ésta del supino). Y, efectivamente, ahí está el gran arreglo del General de los jesuitas: como en tiempos de Jesús no había grabadoras, nos corresponde a nosotros cribar (¿con qué criterios?, ¿con qué cedazo?) las palabras y las doctrinas de Jesús. Eso…, que Jesús dijese lo que le pareciera, o que los evangelistas escribieran lo que mejor creyeran; que al no haber grabadoras que diesen fe de lo que dijo realmente, ni que nos dibujen el momento y el contexto, queda a nuestra capacidad de “discernimiento” determinar qué vale y qué no vale de lo que dicen los evangelistas que dijo Jesús. Vamos, que es nuestra prerrogativa separar el grano de la paja. No se trata de poner en duda, claro que no; se trata de desarrollar este sapientísimo invento genuinamente jesuítico: poner en discernimiento. Lo mismo que Margarita Bofarull, la directora del Instituto Borja de Bioética con la eutanasia y el aborto provocado.
Éste es el horripilante problema de hoy: cualquier chiquilicuatre se cree con derecho a “poner en discernimiento” la Palabra de Dios. Para que cuele, basta que lo haga en voz baja, con ademán humilde y merengoso, totalmente volcado en la misericordia a fin de que el pecador no se sienta interpelado ni incomodado por la Palabra de Dios. Si el pecador entiende que Dios detesta su pecado es que le estamos entendiendo mal: ¡nos falta discernimiento! Es impropio de la Iglesia del siglo XXI que se acepte la Palabra de Dios sin pasarla por el cedazo del discernimiento.
¿Y quién es el idóneo para discernir? ¿Quién? ¡Todo el mundo! No en vano los fieles de uno y otro bando del cisma protestante, ¡el de la Reforma!, hemos pasado por esa figura tan original del “libre examen”. ¡A ver si iban a ser sólo los protestantes los que viesen reconocida su capacidad de discernimiento de las Sagradas Escrituras!
Pues eso parece, que el gran Cisma de Occidente se consumó años más tarde con el empeño de Lutero por “reformar” la Iglesia. Pero una vez más, lo que había tras esos movimientos de falsa piedad y reforma, era el alineamiento con los príncipes germanos, que empezó en el concilio de Constanza, para colocarse fuera de la obediencia del papa de Roma.
Con Lutero empezó el cinismo doctrinal. Eso sí, poniendo el cristianismo al alcance de los más relajados pecca fórtiter, crede fortius: peca con fuerza, pero cree aún con más fuerza. Y desde entonces, las más altas instancias eclesiales ha sentido una inclinación irresistible hacia las formas más blandas del protestantismo (ut unum sint, dicen; para la unión de todas las iglesias), para confluir con ellos en doctrina, en liturgia y en todo.
Es estremecedora la distancia que hay entre la Iglesia de hoy y la del Cisma, ¡ya ves!, la de Benedicto XIII, el papa Luna. Con todas las diatribas, con todas las debilidades, con todas las traiciones, era infinitamente más sólida y más firme la Iglesia de los tres papas, que la de los dos papas (¡vaya casualidad, y uno de ellos, también Benedicto!) Y tampoco es que sea menos grave la razón por la que hoy tenemos dos papas -uno emérito, claro- que las razones por las que entonces se llegaron a juntar tres papas. No está mejor la Iglesia en el siglo XXI, que en los siglos XIV y XV. De hecho, hoy tenemos un papa reinante y un papa abdicado por… su propia conciencia, pues no hay instancia superior a él mismo.
Basta ver las profesiones de fe de Benedicto XIII y su férrea defensa del derecho de la Iglesia (de su organización y actuación conforme a derecho) para evitar la arbitrariedad que reina donde decae el derecho, para darnos cuenta de que nunca la Iglesia ha estado en tan gran peligro como en este siglo. Hoy está abierto en canal el debate doctrinal de la Iglesia, y su moral está a subasta. Y no en los niveles más bajos de la Iglesia, sino justamente en los más altos. Véase la genialidad del General de los jesuitas defendiendo, igual que Lutero, el libre examen de las Sagradas Escrituras, el discernimiento: lo mismo, pero con otro nombre. Véase el papa emérito. Véase la tremenda escandalera de la pederastia, y la cumbre vaticana para blindarla. Véanse los bufetes de abogados contratados para limpiarnos la cara ante la oligarquía política. Véase cómo el perverso cardenal McCarrick fue depuesto por decreto administrativo a fin de evitar juzgarles públicamente a él y a toda su tropa de beneficiados.
¿Es imaginable hoy una profesión de fe como la que sigue, de Benedicto XIII, no ya formulada por el papa, sino casi diría por cualquier cura o monja de aquel tiempo? Hoy todo el mundo se cree con derecho al discernimiento, al libre examen, a seleccionar lo que más le guste de la fe (cristianismo de supermercado), a reinterpretar, a defender novedosas y creativas lecturas de la Biblia (homo-lésbica, feminista, ecológica), a cutres innovaciones litúrgicas y a hacer mangas y capirotes del Derecho Canónico: sobre todo, claro está, los que por su responsabilidad jerárquica tienen el deber de guardarlo y hacerlo guardar, cayendo en la fácil tentación de la arbitrariedad cuando de él prescinden.
Adjunto una de las profesiones de fe de Benedicto XIII con su traducción. Sólo por comparar:
Sicut me semper tenuisse recolo fidem illam: per omnia teneo quam tenet et docet Sacrosancta Catholica Mater Ecclesia et quicquid damnat et reprobat damnatum et reprobatum habeo et sic semper tenere et habere intendo eius doctrinam sequendo per omnia cui hec et alia prolata et scripta mea, preterita, presencia et futura, subicio.
Confirmo que siempre he tenido esa fe: respecto a todo sostengo lo que sostiene y enseña la Sacrosanta Católica Madre Iglesia, y todo lo que condena y reprueba, lo tengo por condenado y reprobado, y así siempre me esfuerzo en tener y sostener su doctrina siguiéndola en todo; y a ella someto estos y los demás escritos míos difundidos: los pretéritos, los presentes y los futuros.
Hoy, cualquier cura creativo o cualquier monja con un poco de inventiva (imitando al ínclito General de los jesuitas), está a años luz de esa fidelidad tan diáfana del que al fin la Iglesia colocó entre los papas réprobos: antipapas les llamaron. Y, aun así, nadie se atrevió a hacerlo hasta el siglo XVIII. Nadie antes se había atrevido a adoptar uno de los nombres de los papas del Cisma de Occidente. Por si acaso... Aunque, con el paso del tiempo, la ignorancia se hizo atrevida.
Sólo la férrea fidelidad del papa Luna al derecho y a sus cánones lo convirtió en un pontífice sumamente incómodo para resolver el cisma, en el sentido en que lo había decidido la combinación de poderes civiles y eclesiásticos.
La misma Madre la Iglesia -afirmará luego D. Pedro de Luna- por todas partes miserablemente es combatida por las infructuosidades externas de las persecuciones y los conflictos interiores de los vicios. A la vista está la perenne verdad que acompaña a la comunidad eclesial a lo largo de los siglos…. Sin embargo, a pesar de todo, el anciano pontífice expresará su confianza de que quien nos eligió para este ministerio nunca abandona a la Iglesia, su esposa, sino que siempre la gobierna e instruye, y a vosotros, fieles padrinos (cardenales y eclesiásticos leales), os confía su custodia en los conflictos de las presentes guerras, para que, siendo él mismo quien la dirige, si se presenta el caso, la conservéis y entreguéis sin mancha al verdadero Esposo. Que el Señor, en su misericordia, nos lo conceda.
Custodio Ballester Bielsa, Pbro.
www.sacerdotesporlavida.info
Goyo
ResponderEliminarP. Custodio, quiero manifestar mi total adhesión a cuanto manifiesta. Para mí es una lección magistral que todo católico debería reflexionar. Tal como dice, en el siglo XXI la Iglesia no está mejor que en XIV y XV. Es preocupante que haya tantos "salvadores" que arrastran a sus feligreses por el camino de la confusión y los mayores responsables de la obediencia al Evangelio, estén mirando hacia otro lado. Hay que rezar más por nuestra querida IC. Que el Espíritu del Señor nos dé santos y fieles sacerdotes.
En esto consiste el Modernismo, condenado por Pio X, y ensalzado a partir del CV II, en que todo es opinable, pero según mis conveniencias.
ResponderEliminarLuteranismo puro y duro. El libre examen de antaño se llama discernimiento, que queda más guay, pero es lo mismo, y engaña más a los incautos.
Totalmente de acuerdo con el Señor Fred.
EliminarEl P. Arturo Sosa tenía razón: ya en el Imperio Romano existían los fonoautógrafos, el fonógrafo con cilindros y el gramófono de disco, y el más famoso de todos, el marmorófono, hecho de discos de mármol de basanita de Tebas de Egipto, los mejores para grabar la voz...
ResponderEliminarcylinders.library.ucsb.edu/index.php
Y es que somos unos genios, y el más tonto hace relojes...
omnia cui hec et alia prolata et scripta mea, preterita, presencia et futura, subicio.
ResponderEliminarTenía un sentido de la eufonética el Papa Luna, un latín poético, quizás, no lo sé, y no sé si se declina así, lo habría bordado si fuera así:
omnia cui hec et alia prolata et scripta mea, praeterita, praesentia et posteritas, subicio.
"Hoy, cualquier cura creativo o cualquier monja con un poco de inventiva (imitando al ínclito General de los jesuitas), está a años luz de esa fidelidad tan diáfana del que al fin la Iglesia colocó entre los papas réprobos: antipapas les llamaron. Y, aun así, nadie se atrevió a hacerlo hasta el siglo XVIII. Nadie antes se había atrevido a adoptar uno de los nombres de los papas del Cisma de Occidente. Por si acaso... Aunque, con el paso del tiempo, la ignorancia se hizo atrevida."
ResponderEliminarHay que indicar que, si no yerro, incluso los Antipapas no tocaron la materia de la fe y la moral, menos aún la liturgia y la eclesiología como se cree investido el actual...
Los Antipapas lo eran en virtud de su elección ilícita e inválida, es decir, que carecían de legitimidad de origen o munus, por lo que no eran Papas aunque usaran el título de Pontífice y ejercieran el ministerium (ejercicio del poder de orden sacramental y jurisdiccional -legislativo, ejecutivo y judicial-) como tales Papas.
Un Antipapa que fue santo lo tenemos con el obispo San Hipólito de Roma (+236), quien además fue cismático durante un tiempo por cuestiones de la herejía monarquianita (Dios es un Rey sin Tres Personas) a la que combatió, y fue un cismático durante los papados de San Calixto I, San Urbano I y San Paciano (por cierto, el primer Papa que renunció en la historia eclesial), pero que murió reconciliado con la Iglesia como mártir al morir con el Papa San Paciano, y además de ser un prolífico autor de obras teológicas.
San Hipólito es nada menos también que el autor o recopilador de la Plegaria Eucarística II, la que más se dice en el Misal de Pablo VI de 1970, al ser la misa del cohete de lo breve que es, aunque parece ser más bien un fósil litúrgico reconstruido hipotéticamente y resucitado por el equipo de Bugnini en los 1968 para dar una capa de tradicionalidad y vetustez a la misa del Vaticano II, haciéndola pasar como de venerada Tradición para así, muy posiblemente, acabar con la bimilenaria Misa del Canon Romano o tridentina.
Hay que notar que la Misa Moderna de 1970 sólo tiene este fósil hipotéticamente reconstruido como supuesta misa de presunta acreditada tradición antigua de más de 1.700 años, pues la Plegaria Eucarística I es la Misa del Canon Romano pero mutilada y abreviada en lo esencial, y el resto de Plegarias Eucarísticas (III, IV y Va/b/c/d, de niños y de reconciliación) son simples inventos del equipo de Bugnini, de los suizos (PE V) o de los actuales (niños).
La vida da muchas vueltas, y por eso, la historia es nuestra salvación hoy en día frente a los intentos del poder político de desculturizarnos, para que no aprendamos la historia de España y de la Iglesia: para lobotomizarnos, primero se manipula la cultura, y luego se retuerce el cuello de la política con leyes de género y de la muerte. Por eso, estos escritos del P. Custodio carecen en realidad de precio, son innegablemente cultura y de la buena: la verdad nos hace libres, y la cultura y la historia de verdad, de verdad nos hace libres, no la basura hedionda de la oficial memoria histórica y democrática impuesta por corruptos y corruptores políticos ígnaros estultos...
El viernes 25 se hizo la consagración de Rusia y Ucrania por la paz por Bergoglio en el Vaticano.
ResponderEliminarPor alguna razón, se conectó dicha consagración con la pedida en Fátima, cuando no debía de haberse hecho tal correlación, pues el mismo Vaticano certificó en el 2000 que todos los tres Secretos y la Consagración a Rusia ya eran historia acabada y finiquitada, pues la consagración de 1984 de Juan Pablo II, aún sin nombrar a Rusia, afirman que fue perfecta y completa, consumándose su eficacia plena con la caída de la URSS en 1991 y el fin de la Guerra Fría, entrando así en el hermoso fin de la historia en que estamos viviendo [1-2].
Hay no obstante, en el libro El secreto mejor guardado de Fátima: Una investigación 100 años después, libro de José María Zavala, se dice que hay un cuarto secreto de Fátima consistente en la apostasía de la Iglesia liderada por un Papa y algunos cardenales y obispos, una hoja con 26 líneas de 1944 de Sor Lucía.
Es evidente que la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María para la conversión en unión con todos los obispos NO se ha hecho con las condiciones impuestas por Dios. Esta historia complicada y compleja de los Secretos y la Consagración de Rusia en Fátima está bien descrita en este documento [3].
El Vaticano y los Papas no cumplieron dos cosas: consagrar completa y perfectamente a Rusia y revelar completa y perfectamente el Tercer Secreto en 1960 (lo revelaron en parcialmente el 2000).
Fue tal el grado de dejadez pontificia y la perentoriedad de la consagración, que a empujones lo realizó Pío XII en 1942 a pedido de otra vidente, Alexandrina da Costa en Belasar el 1935: que se consagrara a Rusia al Corazón de María "sólo" para abreviar la guerra.
Y es que la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María es ECUMÉNICA, es decir, pide la CONVERSIÓN AL CATOLICISMO DE LA IGLESIA ORTODOXA RUSA, lo que implicaría la conversión del resto de las 14 Iglesias autocéfalas ortodoxas. Los ortodoxos son cismáticos y heresiarcas, pues no reconocen el Filioque, el dogma de 1854 del Inmaculado Corazón de María y la Iglesia Purgante, la consagración eucarística, la unificación de la fecha de Pascua, y tienen un canon bíblico y un santoral algo diferentes.
Por eso se consagra a Rusia al Inmaculado Corazón de María para que se convierta al catolicismo y acepte el dogma del Inmaculado Corazón de María, junto con toda la verdad del catolicismo romano.
Evidentemente, esta consagración ecuménica entre 1917-1930, era una verdadera obra de Fé en la palabra de la Virgen María transmitida por orden de Jesús y en el milagro de la conversión de Rusia al catolicismo, pues entre 1917-1930, la Iglesia Ortodoxa estaba totalmente perseguida por el Estado Soviético de la URSS, y literalmente destruida y enviada a la clandestinidad más radical, con el genocidio biológico de casi todos los popes y el genocidio cultural mediante la destrucción casi total de los iconos, libros y vestimentas sagradas y templos ortodoxos.
ResponderEliminarPor eso se entiende que Jesús, a través de María, pidiera la consagración de Rusia en unión con todos los obispos católicos para la conversión y la paz de Rusia, era para el Papa y los obispos católicos tener una Fé en una Matrioska de milagros en cascada, entre 1917 y 1930:
1. La Iglesia Ortodoxa, perseguida y destruida biológica y físicamente, renacería
2. La Iglesia Ortodoxa se convertiría al catolicismo, y gracias a ello, al ser la primera de las Iglesias Ortodoxas en poder, arrastrará a la conversión al resto de las 14 Iglesias Autocéfalas Ortodoxas (iglesias de los 7 concilios) y las restantes iglesias orientales de los 2 ó 3 concilios (nestorianos, no calcedonianos, coptos, sirios, armenios), es decir, UNA SOLA IGLESIA
3. Por ello, la Iglesia Ortodoxa creería en el Inmaculado Corazón de María que hoy no cree
4. El Estado genocida soviético de la URSS, responsable de delitos contra el derecho de gentes (delicta iuris gentium) o genocido de tipo biológico (barbarie) y cultural (vandalismo), nada podría hacer ante el poder de Dios
5. Según Jesús, hasta 1931 hubo tiempo de consagrar a Rusia para evitar la difusión mundial de los errores del comunismo (lucha de clases, y luego la actual ideología de género, feminismo y cultura de la muerte), más el terrorismo, guerrillas, guerras, partidos comunistas y socialistas, dictaduras e ideología marxista y la persecución a la Iglesia: estos no se habrían esparcido nunca por el mundo. Hoy, 2022, queda por saber si la consagración actual podría anular su extensión e intensificación, en especial, el feminismo, la ideología de género, la cultura de la muerte y los nuevos partidos socialistas y comunistas perseguidores del catolicismo (PSOE, Podemos, ERC, CUP, laicismo liberal de derechas...)
6. Se ha de mencionar expresamente a "RUSIA" por parte del Papa como una prueba de su creencia en el poder milagroso de Dios sobre esta nación y ante el mundo. Por eso, todas las consagraciones han sido imperfectas e incompletas, porque faltaba este elemento de Fé en la acción milagrosa de Dios como Rey de Reyes y Rey de las Naciones. Se requiere, por tanto, la mención expresa de "Rusia" por parte de la Cabeza visible de la Iglesia de los viadores: "lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo"...
7. Se hace en unión con todos los obispos, obligatoriamente convocados para tal fin con una norma jurídica compulsiva bajo sanción en caso de desobediencia (bula, rescripto...) porque los obispos forman parte del COLEGIO APOSTÓLICO, el cual es el conjunto de todos los obispos en comunión con el Romano Pontífice, que es su Cabeza; el Colegio Episcopal es, con su Cabeza y nunca sin esa Cabeza, la SUPREMA AUTORIDAD en la Iglesia católica y se trata de un órgano colegial basado en la común recepción del sacramento del Orden en su grado pleno, en la sucesión apostólica y en la actuación conjunta en comunión, garantizada por la aquiescencia papal a las actuaciones particulares de cada obispo.
ResponderEliminar8. La consagración, al ser el triunfo de la Iglesia Católica al unir a todas las Iglesias Orientales de los 2, 3 y 7 concilios, a su vez tendría repercusiones ecuménicas en las comunidades evangélicas y anglicanas (no son iglesias). Pero además, también sería un triunfo contra el progresismo y modernismo católicos, compendio de todas las herejías, que se extendieron en la Iglesia Católica acabado el Concilio Vaticano II en 1965, y que en Cataluña se transformó en el nacional-progresismo, el catolicismo al servicio sumiso a los partidos de izquierdas y nacionalistas, hundiendo hoy en día a enteras órdenes religiosas (jesuitas, claretianos, benedictinos) y diócesis enteras como Gerona y Solsona (falta de vocaciones sacerdotales y religiosas, pérdida de participación de fieles).
La consagración a Rusia debía de hacerse por la década de los 1930, mejor al principio, porque el poder del Partido Comunista, por un lado, y el de Stalin, por el otro, se iban consolidando en una estructura de Estado como potencia mundial, a partir de la liquidación de las dos oposiciones, de derecha e izquierda, y por la implantación del Gran Terror, una copia del Gran Terror jacobino de la Revolución francesa de 1789:
1. OPOSICIÓN DE IZQUIERDAS: facción informal dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética existente entre 1923 y 1927, encabezada de facto por León Trotski.
2. OPOSICIÓN DE DERECHAS: fracción informal dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) existente entre 1928 y 1930, cuyos miembros más prominentes fueron Nikolái Bujarin, Alekséi Rykov y Mijaíl Tomski.
3. GRAN PURGA, GRAN TERROR, GULAG, HOLODOMOR Y PROCESOS DE MOSCÚ: campañas de represión y persecución políticas llevadas a cabo en la Unión Soviética por Stalin a partir de 1932 (Holodomor): expulsión de militantes comunistas, arresto, cautiverio, deportación, tortura, juicios sin garantías, asesinato y ejecución de comunistas de la primera generación, kuláks, miembros de otros partidos, oficiales de la época zarista, ucranianos (genocidio o Holodomor), finlandeses y otras etnias como enemigas de la transición del comunismo al socialismo. Al final de su criminal presidencia, Stalin mató a 20 millones de rusos.
Jesucristo, que sabe la historia desde el inicio del mundo, ya sabía que la Gran Bestia Roja del comunismo y socialismo iba a usar del genocidio criminal masivo y a gran escala, como nunca se vio en la historia (100 millones de asesinados) a partir del genocidio ucraniano del Holodomor en 1932. Por eso puso un primer límite en 1931, antes del Gran Terror Comunista-Socialista, y luego durante la década de 1930 hasta 1938, cuando Hitler ya tenía preparado su propia invasión de Europa y genocidio de etnias y opositores: el límite del punto de no retorno fue el 25 de enero de 1938, hace ahora 75 años, cuando tuvo lugar una gran aurora boreal que fue visible desde toda Europa, la conocida como Tormenta de Fátima. España, en plena guerra civil, vivió el acontecimiento entre la sorpresa y el miedo. En el segundo misterio, revelado por los niños y recibido de la Virgen el 13 de julio de 1917 se dice que: 'Cuándo veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que esto es el gran signo que Dios os da que Él está a punto de castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre,..'.
ResponderEliminarUna consagración que también iría muy bien sería la Consagración de Cataluña al Inmaculado Corazón de Jesús y María, ¿a qué esperan los obispos de la Tarraconense? Están en plena decadencia orientada a la extinción, y han tenido dos bajas episcopales inéditas, la fuga de Novell y la muerte de Vadell... ¿a qué esperan a reaccionar, no ven los signos de los tiempos? Iglesia catalana en cisma y apostasía, hundimiento por doquier, eclesiocatástrofe general, pérdida por todos sitios...
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REFERENCIAS
[1] vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_message-fatima_sp.html
[2] El fin de la historia y el último hombre (The End of History and the Last Man), libro de Francis Fukuyama de 1992, donde expone la tesis de que la historia, como lucha de ideologías, ha terminado, con un mundo final basado en una democracia liberal que se ha impuesto tras el fin de la Guerra Fría.
[3] quenotelacuenten.org/wp-content/uploads/2019/10/Fatima.-Estado-de-la-cuesti%C3%B3n.-LA-CONSAGRACIO%CC%81N-DE-RUSIA-Sequeiros.-Definitivo.pdf
Uno que vive como un Rey, con bigote incluido.
ResponderEliminarPara desgracia de nuestra Iglesia Católica, una buena pieza más para demolerla desde dentro!
Menuda chapa el padre Custodio Ballester de Benicarló. El fundamentalismo católico ya no es lo que era. Molaban más los tiempos de Sardá Salvany.
ResponderEliminarVCR