Omella, séptimo año

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El pasado 6 de noviembre se cumplió un sexenio de la designación de Omella como arzobispo de Barcelona. Por tanto, va a iniciarse el séptimo año de su pontificado y, tal como les anunciamos en nuestro Directorio de ayer, va a ser cuando se comience a llevar a la práctica la que va a ser la obra medular de su mandato: la Operación Cierre que va a suprimir 160 parroquias de la diócesis, quedando únicamente 48. Suprimir jurídicamente, no cerrar, que esto no se consignó en ninguna información, por mucho que se empeñe el purpurado aragonés con los revuelos que montó ante las informaciones que se publicaron al respecto tanto en este portal como en el diario El Mundo y que provocaron que el cardenal se molestase en escribir dos cartas achacando las revelaciones de noticia falsa.
 
Parecía que la reordenación pastoral iba a ser reconsiderada en algunos aspectos, especialmente porque en la última provisión de designaciones parroquiales se nombraron rectores de alguna de las parroquias que se hallaban destinadas a ser suprimidas, según los borradores facilitados por la diócesis, tales como las de San Esteban o San Narciso; extrañas decisiones, cuando en aquel borrador se decía que el párroco seguiría hasta su retiro, fallecimiento o remoción, pero que, una vez vacante la parroquia, no se cubriría con un nuevo responsable, pues pasaría a depender directamente del rector de la unidad pastoral. Pero no, todo sigue tal como estaba y, salvo alguna pequeña modificación, el nuevo mapa parroquial avanza inexorablemente. 
 
Omella, como buen maño, se caracteriza por su terquedad y no suele dar su brazo a torcer. Algunos piensan que el cardenal barcelonés no se ocupaba del tema, por los múltiples desempeños que desarrolla o por la enfermedad del auxiliar Vadell (parece que bastante mejorado), que era quien dirigía la comisión preparatoria del proyecto. Resulta patente que Omella tiene muchos frentes abiertos, tanto en la Conferencia Episcopal como en la Congregación para los Obispos, pero al arzobispo de Barcelona no se le escapa ningún asunto. Sabe delegar en sus auxiliares, con los que mantiene una relación más que fluida y con los que forma un eficaz equipo de trabajo, pero él está pendiente de todo, nada que le afecte queda en el tintero y tiene adquirido un perfecto conocimiento de la diócesis y de sus sacerdotes. El cardenal es un adicto al teléfono móvil y habla constantemente tanto con cualquier obispo español como con el más insignificante de sus sacerdotes diocesanos. No es Omella persona que se duerma en los laureles. De costumbres austeras, come poco, se mantiene delgado como un pincel, suele madrugar y no se le notan los años. Sus colaboradores más inmediatos saben que el relajo no va con él. 
 
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Seis años han pasado desde que se designó al turolense para la sede San Paciano. ¡Qué rápido pasa el tiempo! En este período ha conseguido la púrpura cardenalicia y ganar las elecciones a la Presidencia de la CEE. Con esos aires que aparentan un híbrido entre Paco Martínez Soria y San Josemaría Escrivá de Balaguer se ha sabido hacer con el clero barcelonés y -lo que era más difícil- con el resto de sus compañeros en el episcopado catalán. Omella manda y manda mucho. También en la Tarraconense, donde el primado Planellas se le halla totalmente subordinado.
 
Hasta marzo-abril de 2024 le queda al obispo aragonés de mandato en la Conferencia Episcopal. Si se siguiese el ejemplo del cardenal Blázquez (anterior presidente), no le aceptarían la renuncia al arzobispado hasta los 80 años. Nos vamos, con toda probabilidad, a 2026. Tiempo más que suficiente para abordar la reforma del mapa parroquial diocesano. Como ya dije en su día, hay muchas parroquias en Barcelona y un gran número siguen generando gastos difíciles de costear. Solo faltaba ahora la subida de la luz. Se tienen que cerrar comunidades, porque es obvio que el actual modelo es insostenible, más bien por falta de feligreses que de sacerdotes, de los cuales tampoco vamos sobrados. Ahora bien, en la propuesta no falló el qué, sino el cómo. Parece que no hay vuelta atrás. Ahora veremos cómo se aplica y cómo se desarrolla. No obstante, lo más lamentable fue la escandalera episcopal acusando a los medios de proporcionar noticias falsas, que luego se han revelado ciertas. No fue precisamente un acierto de Omella. Más bien, estoy seguro de que es consciente de aquel error. 
 
Oriolt 

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13 comentarios

  1. Que Omella continúe en activo hasta los ochenta años va a depender seguramente del próximo Papa.

    En cuanto a la operación Cierre, parece claro que la supresión jurídica de las parroquias es la antesala de su cierre porque, si se mantienen abiertos los templos, ¿qué recursos se ahorran?

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  2. Sinodalidad: la esencia de la Iglesia10 de noviembre de 2021, 3:39

    "Nos vamos, con toda probabilidad, a 2026. Tiempo más que suficiente para abordar la reforma del mapa parroquial diocesano... hay muchas parroquias en Barcelona y un gran número siguen generando gastos difíciles de costear... Se tienen que cerrar comunidades... el actual modelo es insostenible, más bien por falta de feligreses que de sacerdotes..."

    EL INVIERNO ECLESIAL

    El trajín de Omella hace cierto aquel refrán de que "no por mucho madrugar amanece más temprano", aunque en su caso, quien madruga Dios ayuda algo, es decir, que estamos metidos dentro del invierno espiritual de Bergoglio, que hay que recordar que es quien aprobó la herética comunión y absolución de los adúlteros impenitentes en Amoris laetitia y en el rescripto del 5 de junio del 2017 que lo eleva a magisterio auténtico.

    Nuestra Cabeza, el Papa, está fuera de la plena comunión con la Iglesia, por lo que carece de unción, y por ello, la Iglesia está sufriendo a todos los niveles: vocaciones, ordenaciones, sacerdotes, el caso Novell (pérdida de la Fé), ingresos, pérdida de comunidades religiosas y parroquias, pérdida de fuerza misionera, escándalos, herejías, malas praxis (ortopraxis y ortodoxia fraudulenta). Como dijo Clinton, es la economía de la gracia, estúpidos (the economy of grace, stupids).

    BLOQUEO ESPIRITUAL

    En resumen, tenemos hoy un bloqueo espiritual objetivo dentro de la Iglesia, empezando dentro del mismo pontificado, el Papa, y bajando a nivel de cardenal, obispo, presbítero, diácono, religioso, teólogo, catequista, laico dirigente, bien por omisión de su deber de condenar el error, bien por comisión por seguir el error (sobre todo Amoris laetitia)... todo está infectado por un o unos errores y temeridades de fe (Amoris laetitia), por lo que la economía de la gracia entra en cortocircuito, y Jesús mismo no puede hacer mucho, al menos de manera inmediata, tal como demuestran los artículos del P. Custodio y los graves escándalos históricos en la Iglesia, que duran decenios, dicenios, decalustros e incluso siglos (herejía luterana) o un milenio (herejía ortodoxa, 1054).

    NO HAY SINODALIDAD

    Lo cierto es que la agrupación de parroquias y la delimitación territorial parroquial se ha hecho carente de sinodalidad, y lo mismo los traslados de presbíteros, es decir, cuando nos sacan un cura bueno y nos envían a otro, o bien nunca se trasladan o sancionan a presbíteros que no son católicos debido a sus herejías y violaciones de las verdades definitivas y seguras, diciendo errores y temeridades. Por lo que hace a las comunidades religiosas con parroquias a su cargo, también tenemos el mismo problema de fe, agravado por el amparo y beneficio de su jurisdicción extradiocesana. Predicamos la sinodalidad a futuro, pero a presente, nada de nada.

    EL RECTOR COMO PADRE

    Un rector es un padre espiritual de su familia, las diferentes Iglesias Domésticas, o sea, las familias, y empezar a crear parroquias sin rector y a multiplicar el esfuerzo del rector entre diversas parroquias, es ir contra el principio de misericordia, la cura animarum, la salvación de las almas, que se ve en el precepto jurídico de que "el párroco debe procurar conocer a los fieles que se le encomiendan (canon 529.1).

    Es por tanto, el apaño que nos venden desde Milán y París, la agrupación de parroquias, es una fórmula economista de distribución de recursos crecientemente escasos (curas, fieles, ingresos, gracia), pero con los años, los curas van a envejecer, enfermar, cansarse o marcharse (caso Novell), y los fieles también, con lo que la fórmula agrupacional es un desacelerador de la inevitable decadencia y desaparición.

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    1. Negros presagios cubren el cielo. No hay futuro. Según los comentarios esto se acaba.

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    2. 11:44, sólo son previsiones teniendo en cuenta los datos pasados y proyectándolos hacia el futuro. Aunque el futuro no se sabe qué pasará, los datos proyectados son inflexibles: decadencia y extinción, como les pasa a los jesuitas.

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  3. Buen gobierno sinodal (bis)10 de noviembre de 2021, 3:39

    DIÓCESIS MORIBUNDA

    Por mucho que se pase Omella con el golpe de móvil conociendo a todos los curas de madrugada a medianoche, la falta de curas y fieles va a imponer su dictadura: la diócesis se hunde.

    CASO DE MILÁN

    Pronto va a pasar lo que acaeció en Milán. Una agrupación de 5 parroquias, llevada por un único presbítero, con los años, llegó a un punto de colapso global, de tal manera que el párroco ha concentrado las misas y la vida sacramental en dos parroquias, y el resto, con reducción de misas, oraciones, confesiones, vida devota y horarios de apertura, incrementando las deudas y el déficit, recortando la calefacción y la luz, llegando a plantearse el cierre de parroquias no esenciales, con lo cual, el desplome de fieles y donaciones entra en un bucle infernal: menos horas de misa, menos fieles, menos parroquias, menos fieles aún.

    CASO DE GERONA

    Es lo mismo que va a suceder en Barcelona, la agrupación sólo es una atenuación de la decadencia y desaparición, tal como sucede con Gerona, donde el reparto de funciones es masivo para evitar la absoluta desaparición: unos 40 seglares presidiendo la celebración de la Palabra los domingos (misa sin cura ni consagración), unos 640 catequistas haciendo algunas funciones presbiterial, y sólo quedan unos 130 curas con una media de edad de 74 años, cuando en 1950, Gerona tenía 584 curas, desplomándose aceleradamente la vida sacramental: bautismo (pérdida del 25%), primeras comuniones (-20%), confirmaciones (-30%), matrimonios (-10%), exequias...

    CASO DE BARCELONA

    Actualmente, cuenta con estos medios:

    I. 564 presbíteros:169 diocesanos, 395 religiosos, 228 jubilados

    a) Sacerdotes diocesanos: 427
    - Con cargo en la diócesis: 169
    - Con cargo fuera de la diócesis: 24
    - Capellanes: 6
    - Jubilados: 228
    b) Sacerdotes religiosos: 395
    c) Sacerdotes españoles en misión: 111

    II. 208 parroquias, reducidas a 48 comunidades pastorales (un decanato o parroquia principal, el resto parroquias sin rector, centros de culto, cerradas y vendidas), cada una con 1 rector-decano y con 3-6 sacerdotes vicarios volantes.

    III. Dos millones de fieles: capital de Barcelona, 5 ciudades medianas (Badalona, Cornellá, Hospitalet, Mataró, Santa Coloma) y los 20 pueblos pequeños.


    HACIA LA EXTINCIÓN

    CURAS. La experiencia de Gerona y Milán indican que el número de curas disminuye junto con el incremento de su edad, lo que implica disminución de efectivos (muerte, jubilación, abandonos, sancionados) y la progresiva discapacitación de los existentes (envejecimiento, trastornos, enfermedades). Si tengo 100 curas jóvenes y tengo 100 curas ancianos, estos por discapacitación natural, llegarán a ser 50-30 curas reales: una o dos misas al día o el domingo, y no harán más. Es lo que pasará en Barcelona, tarde, pero llegará.

    FIELES Y VIDA. Por otro lado, van en paralelo el desplome de los ingresos económicos junto con la disminución de la presencia de fieles, y todo ello implica el empobrecimiento de la vida sacramental y espiritual, la progresiva ausencia de un estresado rector, y la degradación de la doctrina.

    ESTRUCTURA EN AGONÍA. Ello conduce a una estructura parroquial económicamente inviable, con la pérdida de activos causados por la venta o alquiler de parroquias y conventos. Es una retroalimentación infernal, el pez que se muerde la cola. Y la Operación Cierre es el definitivo adiós a la existencia de la misma Iglesia a largo plazo: cerrar es renunciar a atender y a misionar. Es la Iglesia encerrada y enclaustrada, un tronco podrido y carcomido en medio de un pantano, esperando unos especuladores la venta y enajenación de bienes adquiridos por el paso del tiempo y los siglos.

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    1. En Girona el número de sacerdotes en activo es de solo 34. Uno solo para todo Figueres, con 44.000 habitantes. Yo no veo nada claro que coexistan dos parroquias a cargo del mismo rector y a poca distancia, las del Carmen y del Mercadal en Girona; mientras está en una no está en la otra; pura ficción.

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    2. 14:07, gracias por el dato, pero indica un número que, objetivamente, es un verdadero desastre, pues indica que 100 curas están totalmente jubilados, inactivos y pasivos por razones lógicas.

      Teniendo en cuenta la edad media de los curas (74) y el número en activo (34), no hace falta decir que Gerona va a desaparecer a medio plazo, en pocos años...

      Sobre el reparto del mismo rector en dos o más parroquias, lo que dice es totalmente lógico, una perogrullada, pero que los obispos no lo entienden: donde está el rector, no está en el otro lugar, y máximo cuando el rector agrupante llevará 5 o más parroquias...

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    3. 14:07, el obispado de Gerona da una información sobre sus curas:

      El Bisbat de Girona té en aquests moments 123 capellans, dels quals 7 resideixen en altres diòcesis. També hi ha 4 capellans extradiocesans i 7 de la Prelatura de la Santa Creu i Opus Dei residents al Bisbat, i 8 religiosos amb càrrecs pastorals diocesans i 13 diaques.

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  4. Transparencia y participación sinodal (tris)10 de noviembre de 2021, 3:39

    CONCLUSIÓN


    1. EMPEZANDO POR EL PAPA Y LA FE. El papado está sin plena comunión con la Iglesia-Cuerpo y su Cabeza Mística, Jesús (Amoris laetitia). O Bergoglio cambia o se cambia a Bergoglio ya, es una condictio sine qua non indiscutible. Si la opción elegida es continuar con Bergoglio tal cual, lo que siguen sólo será la crónica de una extinción anunciada.

    Está bloqueada la economía de la salvación, sacramental y de la gracia porque su Pastor-Cabeza y docenas de miles de pastores conducen a sus ovejas al estéril desierto de la sed y el hambre del grave error de fe. Los cardenales y obispos lo soslayan en pro de una falsa unidad en paz dentro de la mentira (sínodo alemán, Amoris), y nadie quiere que su nombre aparezca como el mártir que defendió la unidad en la verdad aún a riesgo de causar una ruptura con los heresiarcas.

    Señores, ¡¡¡sólo auténtica doctrina, sólo amor martirial a la unidad en la verdad de Fé!!!


    2. ESPIRAL DE DESGRACIAS CONCATENADAS. El plan de agrupación es inevitable dentro de un hecho objetivo de derrumbe general de los números en todos los sentidos, que la pandemia sólo ha hecho dar la puntilla, llevándonos hacia la extinción a largo plazo: caída general del número de fieles, ingresos económicos, actos de participación en la vida devocional, sacramental y oracional, del trabajo de Caritas y las instituciones educativas de la iglesia, del oficio de teología y magisterio, y de las vocaciones, curas, diáconos y religiosos disponibles, física y psíquicamente capaces y en plena comunión con la verdadera Fé. Quien esté en el error es sólo un anticristo que ataca desde dentro de la Iglesia, esto es, el pecado interior de la Iglesia.


    3. SINODALIDAD. No ha habido Sinodalidad alguna, y ésta se demuestra andando. El plan de agrupación se hizo en la oscuridad de un petit comité, cuando se filtró se negó su existencia (mentira), y ahora, se abre un período de consultas internas clericalistas, opacas al Pueblo de Dios, a la espera de la decisíon final. Muy mal.

    La Sinodalidad se hace desde la centralidad del Pueblo de Dios, consagrados y laicos, con publicidad y transparencia, libre acceso a la información adecuada y veraz, calidad sinodal, participación, consulta, deliberación y decisión, y buen gobierno.

    Y no sólo el llamado el centro a la participación, también debe oírse a la periferia y la marginalidad de los que se han ido. Hay que tomarse en serio a estas personas, incluida su decepción, su dolor y su rabia. Hay que hacer una especie de inventario moral, fideístico y litúrgico, así como del pecado interno de la Iglesia: empezando por el arzobispo, siguiendo por los consagrados y acabando en los laicos.

    Con sólo un comité de tres, episcopalidad de uno, negación y mentira, clericalismo de un centenar largo de curas, la sinodalidad, no está ni se la espera. Mal principio para un plan de agrupación destinado a cientos de miles de laicos... de risa.


    4. CIERRE TOTAL. Ignoro aún el plan de agrupación definitivo, las parroquias principales (decanatos), secundarias (vicarios volantes), terciarias (centros de culto) y cerradas (vendidas), y el número de curas y diáconos asignados y la delimitación territorial parroquial.

    Otra falta de sinodalidad es la carencia de revisión de las agrupaciones en caso de inadaptación a la realidad, de la comunicación de desastres (pérdida de fieles y de ingresos parroquia a parroquia), y del seguimiento de la vida diaria agrupacional.

    Todo se ha realizado desde el ejercicio de la monarquía absolutista: sin desglose parroquial de los ingresos, de la participación laical, de la labor presbiterial.

    Todo un verdadero desastre de Omella, y se nos pinta como el hombre agarrado al móvil, sin ser visto su rostro, atendiendo no presencialmente a las personas por conducto telemático o vía delegado... lo que hace presagiar una futura política de golpes de timón...

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  5. Si van a proceder efectivamente como se ha divulgado, es una pésima decisión que caerá sobre el sucesor de Omella. Si a la hora de la verdad se hacen cambios de cierto calado, el tiempo dirá si resultó o no.
    La única crítica previa a la aplicación que veo fundada es que, sea como sea, él no tendrá que apechugar ni con el éxito ni con el fracaso. Se lo encontrará el siguiente.
    Puede convertirse en un broche de oro a una carrera sin grandes fallos ni éxitos rotundos hasta ahora. O en el gran fracaso que empaña una gestión no brillante, pero sí buena.
    Personalmente, mi valoración final de su episcopado dependerá mucho de ese único resultado. Se lo juega a una carta a doble o nada. No sé si es eso lo que necesita o necesitaba el arzobispado.

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  6. Cuando la esperanza de vida era mucho más corta, era natural que a los 60 años una persona ya se considerara "vieja", hoy en día la esperanza de vida es mucho mayor. ´
    ¿Qué sentido tiene hacer jubilar a una persona por haber conseguido determinada edad si sus facultades de salud y mentales son plenamente normales ? Considerando además que hay una gran escases de vocaciones.
    ¿Será que los pocos que quedan empujan para sentarse en la poltrona antes que no se acabe su tiempo?
    ¿ o quizás se busca con estas maniobras "de la edad de jubilación" apartar del medio a quien no nos gusta?

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    1. La jubilación de un sacerdote, al tener menor desgaste que un laico debido a que no debe de llevar una familia y un matrimonio, y a que no desarrolla una profesión de riesgo o desgaste, hace que su jubilación efectiva sea alrededor de los 75 años, es decir, que cuando son sacerdotes a los 25 años, llevarán 50 años de vida activa prevista, salvo acontecer imprevisto...

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  7. 11:57, creo que se equivoca usted de block.

    Para eso tiene que entrar en la web de Sánchez o Escrivá.

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