¿Qué importa un obispo más o un obispo menos?

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Lo preocupante no es el caso Novell suelto (con el accesorio de la literatura erótica como compañera), puesto que hemos de contar con la debilidad humana igual que contamos con los accidentes de circulación o los de trabajo y hasta con la muerte. Lo que chirría es la dejación que ha hecho la Iglesia jerárquica en todo el tema de la conducta sexual, poniéndose de lado y cediendo paso a paso en cuestiones que se han calificado como de escasa importancia; de manera que los más “progresistas” las han dejado a la conciencia de cada uno, silenciando totalmente en ellas el magisterio y la tradición de la Iglesia. Cuestiones como la anticoncepción y la pornografía, que obviamente quedan en cuanto a gravedad muy lejos del aborto (sobre el que, por cierto, el sector progresista de la Iglesia cree que no hay que dar demasiado la lata) han sido muy generosamente toleradas por la Iglesia. La tónica dominante en el episcopado y en el clero es el silencio, para no chocar con la hoja de ruta del asalto a la moral católica y a la dignidad de la mujer, que tan decididamente ha emprendido el Nuevo Orden.


Cuestiones, la de la anticoncepción y la práctica del sexo, en las que además siempre se aceptó, por razones totalmente obvias, que era la mujer quien tenía la última palabra. El poder de la mujer en estos temas (“empoderamiento” lo llaman hoy, ¿no?), no se ponía en cuestión. Y eso fue así hasta que con esas dos piezas, la anticoncepción y la llamada “creatividad sexual” sostenida en la pornografía, se hizo el traspaso casi total de la disponibilidad de la mujer a manos del hombre: hasta los extremos que hoy conocemos. ¡Toma empoderamiento! Y los pastores, en Babia. 


Quiero detenerme hoy, a raíz del suceso Novell, en el tema de la pornografía, contra la que la Iglesia tenía que haber puesto el grito en el cielo en defensa de la mujer: sí, sí, sí, en defensa da la mujer. La Iglesia ha sido con mucho la mejor defensora de la mujer, la institución que más ha hecho por su dignificación. Y ha errado gravemente siendo tan condescendiente con la pornografía, porque con ella no sólo se la degrada, creando en sus usuarios la expectativa de que la habilidad sexual de cualquier mujer ha de estar a esos niveles de película, sino que esa industria diabólica no hace otra cosa que poner a la “porne” como modelo normalísimo de la mujer. Y en los usuarios de ese lamentable producto “de cine”, crea la expectativa de que todas las mujeres sean como las que les presenta la pornografía. El desquiciamiento que eso crea en el comportamiento, es inenarrable. Y no digamos cuán descolocadas deja a las mujeres que no son del oficio.


Por eso me desazonó tanto el hecho de que al obispo Novell lo sedujera precisamente una mujer dedicada a la creación de los guiones tan buscados para producir pornografía. Lo cual me hace pensar que eso de la pornografía le parecería al obispo poco menos que un pasatiempo inofensivo que, como mucho, afecta a cada cual, y no a la colectividad. Y por lo visto les parece lo mismo no sólo a él, sino a la inmensa mayoría de los obispos, que no se han inmutado en absoluto ni han abierto la boca ante tamaño dislate. Y una vez implantado en las conciencias que eso de la pornografía es socialmente inofensivo y que afecta exclusivamente a sus usuarios y adictos; una vez implantada esa idea en las conciencias, al que se atreve a cuestionar la moralidad de la pornografía, se le tilda de estrecho, puritano y retrógrado.


Igual que las películas de ciencia ficción, las de sexo ficción requieren el empleo de una serie de recursos que no tienen nada que ver con la realidad, pero que consiguen dar una impresión de realismo del que es muy difícil escapar. Ése es el mérito de la película, que aunque se hagan tomas y tomas para llegar a la imagen prediseñada, parezca todo puro registro de la realidad, totalmente al alcance del espectador. Si para la ciencia ficción eso no tiene ninguna relevancia, puesto que la ciencia seguirá su curso al margen de esas fabulaciones, con el sexo ficción es al revés: esas producciones alteran la conducta de la gente igual o más que las fake news, porque alimentan unas expectativas que no producen más que frustración, puesto que no hay la menor posibilidad de que se vean satisfechas. 


Es que la pornografía alimenta conductas muy problemáticas: conductas que ponen a la mujer en situaciones cada vez más insostenibles, por más que se vaya acostumbrando a ponerle al mal tiempo buena cara y a fingir lo que haga falta para no defraudar. Para los consumidores de estos productos, es evidente que sus expectativas respecto a la mujer que tienen a su lado, son que se parezca cada vez más a las profesionales de esos videos, lo cual es ya muy grave.


 

 

Pero es que el mismo producto que los bienpensantes han considerado inofensivo, ha dado un salto cualitativo escalofriante: la pornografía infantil, en la que se alimentan conductas gravemente delictivas, y a menudo con tintes horripilantes. Que sí, que sí, que la pederastia y la pornografía infantil y viceversa son vasos comunicantes. La una alimenta a la otra, y la otra a la una. Y nos corre un hondo estremecimiento que nos cala hasta la médula al ver el poco empeño que ponen tanto la Iglesia (que no es en absoluto la institución que más se ha engolfado en estos delitos) como el mundo, en perseguir tanto atropello. Hoy nos encontramos con que el papa no ha aceptado la renuncia del arzobispo de Munich, que la presentó por sentirse corresponsable del fracaso de la Iglesia en la persecución y evitación de la pederastia. Una tremenda marea de delitos a cuya retroalimentación tanto tantísimo contribuye la pornografía infantil, el capítulo más extremo de la pornografía genérica.


Es que aquí pasa algo horrible relacionado con la agenda 2030, con el Nuevo Orden Mundial, con la cancelación de la legislatura de los 10 Mandamientos, con la lucha a muerte contra la Iglesia, con la implantación de una nueva moral basada en la bondad intrínseca del hombre, con la negación frontal de la naturaleza en la ideología de género, con la liquidación de la familia, con la devaluación bestial de la mujer y de los niños… (ahí, ahí, en la devaluación de la infancia, entra de lleno la pederastia). Algo horrible.

 

 


Ocurre, en efecto, que tras ensayar largamente y con tremendo éxito el campo de las conductas, nos hemos situado en el campo de las doctrinas con que se justifican esas conductas. Las doctrinas, las doctrinas. De donde resulta que si horripilantes son las conductas, más lo son las doctrinas. Es horripilante que el lugar más inseguro para un niño sea el vientre de su madre y que se convierta en práctica habitual descuartizarlo para poder sacarlo con el menor daño para la madre. Pero más horripilante es aún, que esa práctica se convierta en un derecho, y como tal no sólo se legisle, sino que además se enseñe obligatoriamente en la escuela (¡una suerte de imposición de ese derecho!) y se fomente a través de todos los medios de que dispone el poder. ¿Y dónde está la voz de la Iglesia? ¿Dónde están los obispos? Mudos. Una condena al año y va que chuta.


Y otro tanto está ocurriendo con todo lo demás: doctrinas, doctrinas y más doctrinas en que se sostienen las aberraciones del nuevo orden, impuestas en la escuela y en todos los medios. Así, lo terrible, lo estremecedor de la pederastia, vaso comunicante de la pornografía infantil, es que ni se persigue ni se castiga en proporción a su extensión y monstruosidad. ¿Por qué? Pues porque circulan doctrinas de fondo que la sostienen ideológica y moralmente. ¿También en la Iglesia? Quizás.


El gran promotor de toda esta movida, Alfred C. Kinsey, un pervertido de mucho cuidado, le dio a la pederastia más extrema el espaldarazo “científico” que necesitaba. Explicó que los niños muy pequeños no han desarrollado aún la capacidad de manifestar diferenciadamente el placer y el dolor, por lo que no se deben interpretar sus llantos y gemidos desesperados durante su utilización sexual por el adulto, como manifestación de dolor, sino de placer. Y tanto más intenso el placer, cuanto más desgarradores son sus gemidos y su llanto. Pues sí, esa es una doctrina de curso legal (para iniciados, ¡claro!) con la que se blanquea la pederastia. Una doctrina que circula por ahí para tranquilizar conciencias. Si Kinsey tiene razón, si lo que dice es tan “científico”, ¿qué tienen de malo la pederastia y la pornografía infantil que la fomenta? Hasta partidos pedófilos van ganando poder y representación y van proponiendo leyes “avanzadas”.


Y la Iglesia, depositaria de la doctrina en que se funda nuestra salvación, esconde con vergüenza su doctrina para evitar que ésta sea un impedimento para la circulación de las nuevas doctrinas. Y eventualmente estimula la “creatividad” en la doctrina propia, para ver de adaptarla a las doctrinas del Nuevo Orden Mundial: ahí hay que encajar, p. ej., el empeño en desarrollar una teología de la homosexualidad, que nadie ha condenado.


Y es al llegar aquí cuando hay que dirigir la mirada a ese imponente ejército de obispos y cardenales bajo la batuta del obispo de Roma que, como Nerón, se dedican a tocar la lira mientras arde Roma. Porque la civilización occidental, que durante bastantes siglos fue “la cristiandad”, está ardiendo en un incendio devastador. ¿Qué hacen todos esos obispos?¿A qué se dedican si tienen lamentablemente abandonada su principal función? Grave es que ante sus narices se cometan tantos delitos y no tengan ni voluntad ni capacidad de ponerles freno. Pero gravísimo es también que la inmensa mayoría de los obispos hayan desistido de alzar la voz para defender la doctrina de nuestra fe. Pastores dormidos que dejan descuidado el rebaño que Dios les encomendó, mientras lo atacan lobos rapaces. 


Ante ese lamentable panorama, ¿qué importa un obispo más o un obispo menos, mil obispos más o mil obispos menos? ¿Se reducen parroquias y no se reducen diócesis? ¿Mueren párrocos y no se cubren las vacantes, y en cambio sí que se cubren todas las vacantes de obispos? En medio de la guerra más atroz que ha sufrido la Iglesia (y que por lo visto no va con ellos), ellos, salvo escasas excepciones, descansan en paz. Pues bueno, que sigan descansando en paz mientras esperan a ver en qué acaba la guerra.


Virtelius Temerarius

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17 comentarios

  1. Goyo
    Me ha parecido muy bien y a la vez me ha llenado de tristeza su artículo. ¿Cómo es posible que ante la tremenda realidad que nos toca vivir a los católicos, no se manifiesten los obispos?. Echo a faltar la dignidad y compromiso de los últimos Papas que he conocido. El actual Papa mucho bla,bla,bla y misericordiar a aquellos que no piensan como él. Que el Espíritu del Señor ilumine al Papa Francisco y le haga reflexionar sobre su manera de pensar. San José ayuda a tu Iglesia.

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  2. La izquierda anticristiana domina desde hace tiempo el arte de la pornografía como medio debilitador de la coherencia ideológica, en lo religioso y en lo moral en general. En cuanto llegan al poder, toman la pornografía como un arma sutil de su propaganda corrosiva. Recordemos dos ejemplos recientes de la España democrática: la concesión de Canal Plus al grupo El País, de Cebrían-Polanco, y la prensa destructora de la moral o el grupo Zeta, de Asensio. Concesión del gobierno socialista, para ganar suscriptores, Canal Plus introdujo sesiones X en su programación. El grupo Zeta sacó una serie de publicaciones periódicas veladamente o no pornograficas, con tiradas millonarias. Aquel en Madrid, éste en Barcelona. Ni que decir tiene que los periódicos de ambos grupos han sido los arietes contra la visión cristiana de la vida y de la sociedad defendida por la Iglesia. Como siempre, hubo prestes y algún obispo aplaudiendo esos medios. Martín Patino y el obispo Iniesta, por botón de muestra.
    Hoy, Virtellius, la Iglesia tiene las manos atadas. De entrada, parece que tiene la mente roma, con declaraciones inexplicables en santa Marta y gestos no menos desconcertantes en aquellos lares. Unase a ello el triste espectáculo de pederastas, sodomías y adulterios que han pasado a primer plano de los diarios.

    Y, sin embargo, es imperiosamente necesaria la exposición de la moral social de la Iglesia. Subrayar la dignidad de la persona, el valor de la virtud, la sacralidad del matrimonio entre un hombre y una mujer. La sinrazón de las desviaciones antinaturales.

    Se necesitan, ciertamente, mayores esfuerzos. Por ejemplo, conocer qué dice realmente la bioquímica, la neurología y la psiquiatría sobre los comportamientos contrarios a la naturaleza. Para afirmar que algo es contrario a la naturaleza hay que saber qué nos dice, por ejemplo, la genética sobre la existencia (la no existencia) de un cromosoma gay. Y así, por demás.

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    1. Totalmente de acuerdo con el Señor Valderas Gallardo.

      Esto se acaba, pero nosotros a lo nuestro.

      Dios está con nosotros!

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  3. En tiempos de Enrique VIII, cuando éste rey se inventó el Anglicanismo, solo 1 obispo se resistió, S. Juan Fisher, que pagó con su martirio.

    Hoy en día estamos igual, salvo honrosas excepciones, la mayoría de obispos son funcionarios (en el mal sentido de la palabra). No harán nada.

    Tal como decía hace pocos días un obispo emérito suizo: "Ahora los obispos y el papa se han convertido en expertos de la salud (y ecología, inmigración, etc, añado yo), en lugar de ser testigos de la Fe".

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    1. Ahora, Sr. Fred, casi ningún Obispo está por el martirio.

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  4. Ante problemas tan graves y crecientes, los obispos españoles a menudo se han manifestado por escrito. Pero los documentos de la Conferencia Episcopal o de algunas diócesis como este (https://www.elizagipuzkoa.org/adjuntos/pastoralobispos2017JUNIO.pdf) son leídos por muy pocas personas. Los fieles en gran mayoría no reciben educación religiosa y moral católica continuada, como si hubieran acabado de aprenderlo todo el día púber de la Confirmación.
    La cuestión surgente inmediata es por qué el mensaje de los escritos no pasa al medio oral; me refiero no solo pero sí sobre todo a las homilías o sermones, que se distinguen habitualmente por una moderación vaga, plana y correctísima hasta el sonrojo, o sea, el "púlpito sin pálpito" elevado al pedestal de la antonomasia.

    La "legislatura de los Diez Mandamientos" está vista por cada vez más personas como algo antiguo o con fecha de caducidad. Antes, matar o no honrar al padre o a la madre eran algo malo; hoy, hay que demostrarlo. Solo un ejemplo que atañe al cuarto mandamiento: ¿Hay estadísticas de los abuelos que llegan a morir sin haber conocido a sus nietos por el odio inyectado por yernos o nueras a los hijos desde la más tierna edad? Eulàlia Solé (La Vanguardia, 05.01.2007) se expresaba así: http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2007/01/05/pagina-19/54246843/pdf.html.

    Los ejemplos se multiplican en los campos de la pornografía no combatida, del daño físico y psíquico que produce el alcoholismo grupal no penalizado (fenomenazo de los botellones, jóvenes que "necesitan desfogarse", con la consabida suciedad por toneladas —justo en este tiempo tan pedagógico con la recogida selectiva de basura y la ecología— e incluso a veces actos vandálicos), del perjuicio moral que significa ver a los policías agredidos y perseguidos por los incívicos, de las leyes de "género" que acarician la ignominia tanto como la ignorancia, etc.

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    1. ¿De qué sirven los bonitos documentos de la Conferencia episcopal si luego en las homilías, catequesis, encuentros parroquiales, etc. no se habla de estos temas?

      Con la excusa de que "la Conferencia episcopal ya ha sacado un documento", los temas quedan olvidados en la práctica.

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    2. Se trata de cubrir el expediente.

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  5. JMVG:Si bien es verdad que en la biología "no hay un gen gay"(al menos de momento,porque eso puede cambiar).No es menos cierto que NO sólo de biología vive el hombre.En palabras de K.Jaspers: "la herencia es el TODO LEGADO,pero NO es el TODO DEL HOMBRE".En palabras menos filosóficas y más actuales:está la genética y la EPIGENETICA que usted muy bien conoce.

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  6. La doctrina católica romana es moralmente perversa y castradora en algunos temas de la sexualidad humana... Decir que la pastilla o el preservativo es pecado, pero dejar la libertad de tener relaciones sexuales los dias de infertilidad es una hipocresia.. Pues en ambos casos el fin es el goce sexual evitando tener hijos. La visión católica del matrimonio es errónea, pues se pone como el fin del matrimonio el tener hijos. En la espiritualidad ortodoxa y protestante, el fin del matrimonio es el amor conyugal a imagen de la vida trinitaria, y la apertura a tener hijos como consecuencia de este amor, y no como fin del matrimonio. La anticoncepcion "no abortiva" es legítima moralmente hablando. No es legitimo la pastilla del dia después, pues en este caso sí que es abortiva. Por otra parte, el matrimonio tiene derecho al goce conyugal sin que la Iglesia entre en la alcoba...

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    1. Típico comentario de alguien que se ha dejado impregnar por la sociedad hedonista actual.

      El acto marital es una donación mutua de cuerpos, con un amor tan grande que es capaz de generar vida, pensar que solo está para el propio placer es visión reduccionista. Por tanto, poner barreras artificiales está radicalmente contra del amor de donación sin reservas. No es hipocresía el acto marital en días infértiles, ya que es la naturaleza biológica que pone límites, y no el egoísmo humano. Aunque hay que recordar que, usar el matrimonio solo los días infértiles, porque no se quiere tener hijos, sin ningún motivo importante, solo por egoísmo, tampoco es correcto.

      Los métodos naturales, tienen otras ventajas: son más ecológicos, ya que liberan al cuerpo de barreras artificiales sean físicas o químicas. En un mundo que valora lo más natural, es un contrasentido, abogar por métodos artificiales.

      Otra ventaja de los métodos naturales, es que fomenta el autodominio tan necesario para una vida más racional y más espiritual. En general todas las personas, y en especial los cristianos, no podemos estar sometidos a los impulsos y apetencias que nos pide el cuerpo en cada momento. ¿Le suenan los pecados capitales? Orgullo, pereza, envidia, odio, lujuria, avaricia y gula. Desde la antigüedad, y no solo cristiana, se ha considerado que la persona es más persona cuando posee las virtudes necesarias para dominar sus propias pasiones.

      En cuanto a los protestantes, ha habido un cambio en su mentalidad en los últimos decenios, tal como explica el apologista católico, Scott Hahn, (ex pastor presbiteriano) señala que, desde principios del s. XX, los protestantes dejaron de tener familias numerosas, pero antes no era así.

      La Iglesia no entra en la alcoba, sólo nos enseña el camino para conducirnos a Dios. Pero Dios si está en la alcoba, tanto si queremos como si no queremos, por tanto, que todos nuestros actos sean santos.

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    2. Anónimo 21:25,totalmente de acuerdo con usted.

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  7. Parte usted de una idea prefijada --la doctrina católica es moralmente perversa y castradora-- y luego se inventa una explicación de la doctrina en cuestión que nada tiene que ver con la realidad.

    La doctrina católica se basa en la ley natural. A ello le añade la visión teológica de la gracia sacramental. La gracia sacramental se expresa en la unión de los cónyuges como Cristo y su Iglesia. Propio del matrimonio es la permanencia de la especie y el "remedium concupiscentiae". Los dos fines son elevados por la gracia. Cuanto impida el curso de la naturaleza en la procreación, en la permanencia de la especie, se considera contrario a la naturaleza. Y, en cuanto contrario a la gracia sacramental, pecado. La Iglesia no se mete en la alcoba de nadie. Reconoce usted al menos que el aborto es contrario a la moral. ¿Sabe que el 60 por ciento de los blastocistos no logran implantarse en la pared uterina y, por tanto, se abortan? Si fuera coherente con su tesis tendría que decir que el aborto tampoco es pecado.

    No es honrado partir de un prejuicio y luego armar un muñeco ridiculizador de la tesis que se quiere combatir.

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    1. La ley natural no es la Palabra de Dios, ustedes utilizan conceptos filosóficos y enciclicas para defender sus tesis.. Decir que el condón es malo porque lo dice tal enciclica, es seguir una religión, pero nada que ver con el evangelio.

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    2. Fred de las 12:12, me llama reduccionista cuando usted reduce la libertad de los matrimonios a tener relaciones.. Quien reduce yo o usted? Está claro. En cuanto a sus argumentos, son tan absurdos, que me parto..

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    3. Anónimo 20:18.
      "Usted reduce la libertad de los matrimonio a tener relaciones", esto lo dice usted, no lo digo yo, ni se puede deducir de mi escrito.
      "En cuanto a sus argumentos son tan absurdos, que me parto", si claro porque lo diga usted. En realidad, yo alucino con su capacidad tan profunda de argumentación, ja, ja, ja.

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  8. Fred, los Testigos de Jehová también dicen que es pecado las transfusiones de sangre... Sigue con tus enciclicas.. Ja ja ja

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