El obispo Toni, como gusta que lo llamen, Vadell ha sido capaz de empeorar la ya grave situación eclesial de la ciudad de Mataró. Una serie de equivocadas y precipitadas decisiones han agravado el estado de la Iglesia en la capital del Maresme, algo que parecía imposible vista la letargia e inanición de su vida religiosa, fruto de varias décadas de abandono y de haberse convertido en el colector de todo lo que Barcelona no quería.
El cardenal Omella quiere y tiene que aplicar el plan de agrupaciones parroquiales llevadas por equipos de sacerdotes que Roma ha indicado para diócesis como la nuestra. Un plan que conlleva unas instrucciones pastorales escritas y una imprescindible conversión pastoral no escrita. Rezada, madurada, pulida de posibles excesos de incorrectas recepciones (como el de difuminar el ministerio sacerdotal) e incardinada a la realidad histórica de la diversa geografía diocesana puede ser una gran oportunidad y no solo un apaño para salvar una diócesis con un exceso de estructura y poco personal.
El fragante nuevo auxiliar, pese al discurso victimista, “yo solo soy un pobre auxiliar”, come cada día con un príncipe de la Iglesia –el hombre del Papa Francisco en España- y los otros auxiliares en el palacio episcopal, con toda una organización curial a su servicio. Pero pese a todos estos resortes, no da una. Los fracasos en la resolución concreta de problemas sobre el terreno son constantes y se suceden uno tras otro. Hasta el punto que algunos comienzan a dudar de sus capacidades para poner en marchas las ansiadas agrupaciones.
Se pueden apuntar varias causas para este desastre, que en su caso se han experimentado en el Baix Maresme y Mataró por ser estas zonas a él territorialmente y específicamente encomendadas.
En primer lugar, el Maresme no es Inca. La complejidad de Catalunya pide mucha humildad intelectual pues en cuatro cientos metros se puede pasar de un núcleo urbano del siglo XVIII poblado de vecinos con familias catalanoparlates que llevan allí varias generaciones a un barrio edificado en los años sesenta para alojar a familias procedentes del sur de España donde las que hoy marchan son estas últimas, presionadas por la llegada reciente de inmigración extracomunitaria. De Santa María de Mataró a Sant Vicenç de Montalt, uno pueda pasar de un vecindario de abuelas missaires con nietos de la CUP… a la urbanización SUPERMARESME donde residía Fornesa de la Caixa… posando por barrios como la periurbana Rocafonda, hoy caladero de VOX. Y si la complejidad civil es ya elevada, sumemos a ésta la eclesiástica, con más capas y matices que una cebolla. Pese a un panorama complejo, el obispo Vadell quiso tirarse a la piscina a s’horabaixa rápido y sin preguntar. Y se la ha pegado, como era de esperar.
En segundo lugar, hay una preocupante falta de autoridad. Para hacer la agrupación del centro de Mataró necesitaba que el octogenario Segis marchara de las dos parroquias que llevaba: Santa María y Sant Josep. Pero éste se le cuadró y en redondo le dijo que a lo sumo dejaría la primera y se quedaría con la segunda, como así ha sido. Imposible, pues, la agrupación por el momento, aunque quedase libre Santa María.
Para esta última, Vadell escoge, y a título de párroco –con los condicionantes de inamovilidad que conlleva-, a Josep Rodríguez, el sacerdote de Barcelona más incompatible para el trabajo en equipo de la diócesis, condición necesaria para una agrupación parroquial con sentido. En descarga del auxiliar, decir que antes había recibido la negativa de trasladarse a Mataró de como un mínimo dos sacerdotes de mediana edad quienes rechazaron la propuesta por considerar se les mandaba a una zona por civilizar demasiado alejada de un Corte Inglés.
Para este complejo menester rector de Basílica y parroquia de referencia del centro de Mataró, Vadell escoge como decimos a Josep Rodríguez, en aquel momento párroco de Cabrils, un antiguo escribiente de gestoría, sin estudios superiores, con un paso anterior por la vida religiosa comunitaria (cistercienses) y con una experiencia pastoral muy limitada. Con las prisas de Sistach, Rodríguez había sido repescado para el Seminario diocesano y ordenado con casi 60 años forzando la máquina. Esto no lo debería saber Vadell, quien tiene el menester de escrutar estas cuestiones preguntando, incluso si se diera el caso, a los Untermenschen del lugar.
Con un carácter psicológicamente alambicado para las relaciones humanas y el trabajo en equipo, Rodríguez tiene malas relaciones -cómo públicamente se ha manifestado- con Segis y con el arcipreste de la ciudad, Mn. Illa, párroco de María Auxiliadora de Mataró. Pero lo más absurdo es que ya las tenían cuando ambos estaban en el arciprestado de la Cisa, Rodríguez en Cabrils i Illa en Vilassar. Vadell puso en Mataró, a dos personas que ya no se soportan con el agravante que Illa es hoy el arcipreste de Rodríguez, cuando este último es rector de basílica. Una subordinación que éste último no lleva con mucha elegancia.
Con los seglares, tampoco la cosa va a mejor. Una compleja personalidad ha generado un cúmulo de desencuentros en materias civiles (Ayuntamiento de Mataró, Museo Archivo y gestión de la capilla de los Dolores, campaneros, Colla Castellera, Sardanistas…). Una obsesión por la vigilancia, un tanto Gran Hermano, lo ha llevado a llenar los espacios donde se reza de cámaras de video-vigilancia. Una relación con el dinero un tanto peculiar y contradictoria lo ha abocado a una gestión económica que ha necesitado el concurso de la Curia de Barcelona para evitar males mayores.
Pero no acaban aquí las consecuencias de la decisión del especialista en agrupaciones parroquiales Vadell por el actual párroco de Santa María de Mataró, parroquia milenaria que tiene que ser la referencial del centro de la ciudad. La incapacidad para el trabajo en equipo con otros sacerdotes, provocó que el auxiliar tuviera que salvar y sacar Mn Litus Ballbé de la parroquia justamente para no tener que trabajar más “en equipo” con el párroco. Entre otras perlas, Mn. Ballbé tuvo que ver como su párroco le bloqueaba premeditadamente, plantando arbustos, el patio de juego donde él como vicario estaba revigorizando un mortecino catecismo. Ante los derroteros que tomaba la convivencia, Vadell saca al subordinado Mn. Litus de vicario de Santa María y lo eleva a párroco a Sant Simó y Sant Pau, con la esperanza de guardarlo en la ciudad para una futura agrupación parroquial de Santa Maria-Sant Josep- Sant Simó y Sant Pau. Y allí espera el pobre sacerdote.
Con este panorama y un cúmulo de quejas reiteradamente informadas en Palacio y fuera de él por diversos feligreses y religiosos, Vadell descubre que tiene que sacar a Rodríguez fuera de Santa María. Y lo intenta en algunas ocasiones en episodios con mucha tensión, pues el párroco se resiste. Vadell reconoce al fin que para desatascar esta situación que el mismo ha creado, solo pueden sacar a Rodríguez si quiere seguir con el proyecto de dejar en Mataró dos agrupaciones, una de ellas centrada en la Basílica de Santa María.
No le faltan razones a Vadell, pues con Rodríguez es imposible la construcción de cualquier agrupación parroquial y trabajo en equipo con sacerdotes. Y ya no digamos con laicos (no tiene ni quiere Consejo parroquial) o con religiosos (escolapios) o religiosas (se ha enemistado con las Franciscanas de los Sagrados Corazones, monjas ejemplares con hábito y escuela que necesitadas de su párroco consejero han tenido que cambiar de parroquia ante los desprecios recibidos) o con las cofradías (los Portants del Sant Crist han tenido que cambiar también de parroquia para los Via Crucis de Cuaresma).
Pero tampoco le faltan razones a Rodríguez. ¿Cómo se puede nombrar con título de párroco a un sacerdote para la única basílica que tiene el Maresme y facturarlo al cabo de un año? Omella le debería comentar, a la hora de cenar, a Vadell que esto sería todo un desaire, por mucho que la trayectoria de Rodríguez hubiera sido complicada. Al fin y al cabo Rodríguez estaba tan tranquilo de párroco de Cabrils y fue Vadell quien lo sacó de allí pese a que el primero llevara muy pocos años ordenado, pues fue una de aquellas entradas en el Seminario de tiempos de Sistach donde, ante la falta de vocaciones y necesidades de personal, se acortaba la formación académica y el acompañamiento espiritual.
El especialista ha empeorado la situación precisamente por el mal de los especialistas, es decir la especialización, cuando la pastoral es integral. En mi modesta opinión, sobre el sustrato de la era Sistach donde la falta de vocaciones alimentaba un círculo vicioso de precipitación, Vadell se equivocó porque los obispos en Barcelona no conocen realmente a sus sacerdotes, se dejan llevar por prejuicios y por los gestados en la Curia donde viven encapsulados y porque tienen una profunda desconfianza hacia los laicos y sus opiniones, a quienes en la práctica consideran eclesialmente Untermenschen. Quieren ir solos… pues ya recogen los frutos. El clericalismo también tiene efecto boomerang.
Ramon Reixach i Puig
Magnifico análisis, amigo Ramón. ¡¡¡Que espabilen!!!
ResponderEliminarVeo en la foto a un salesiano concelebrando con casulla, cosa rara en él. No es lo que parece, da una imagen muy simpática, de progre...; pero en él se guarda un nacionalismo rancio, intransigente, y totalitario. Cuando es cuestionado saca una agresividad acompañada de crueldad estudiada, esos defectos no le deben venir de un día para otro, es la consecuencia de muchos años de insatisfacciones. Creo que fue director del Colegio salesiano de Rocafort en los 70, salió de allí precisamente por su desprecio a los padres de los alumnos.
EliminarEl, como muchos religiosos y sacerdotes diocesanos, no han digerido todavía que los tiempos del nacional-catolicismo, que tanto desprecian, hace muchos años que ha pasado, y que el poder social que tenían se ha diluído, pero, siguen siendo los que siguen vaciando las iglesias, porque no predican un evangelio que reconoce a Cristo como Dios, sino como un lider social y político en el que meten ese nacionalismo que tanto daño está haciendo en la Iglesia que está en Cataluña.
cortaberri en la última cena cortaron todas las casullas...
EliminarQue pongan palos en la rueda miembros del mismo "equipo" me subleva. Ya están las cosas complicadas como para que las complique más el fuego amigo. Menuda santa paciencia deben tener muchos sacerdotes jóvenes. Ojalá tengan (y tengamos todos) buenos pastores que faciliten su trabajo para Dios y para las almas, y su vocación. Cuántos héroes "anónimos" debemos tener en la archidiócesis... Desde aquí, gracias.
ResponderEliminarUn Humilde Untermensch
ResponderEliminarUn magnífico reportaje sobre la situación pastoral del Maresme ...
Sí. Aquí también se ventea el desastre. Era de esperar teniendo en cuenta lo poco que han cuidado espiritualmente esta comarca.
EliminarAl final, habrá que desplazarse al Vallés a oír misa.
"los obispos en Barcelona no conocen realmente a sus sacerdotes, se dejan llevar por prejuicios y por los gestados en la Curia donde viven encapsulados y porque tienen una profunda desconfianza hacia los laicos y sus opiniones, a quienes en la práctica consideran eclesialmente Untermenschen. Quieren ir solos… pues ya recogen los frutos. El clericalismo también tiene efecto boomerang"
ResponderEliminar1. Pasar de 208 parroquias a 48 y dejar a 160 sin párroco, sustituyendo el nombre de parroquia por comunidad pastoral y centro de culto, es una barbaridad si se hace tal como se ha hecho.
2. 48 párrocos llevarán unas 41.000 almas, mientras que 208 parroquias llevan casi 10.000: una sobrecarga imposible de asumir sin total detrimento de la función canónica que asigna al rector o párroco, pues los demás curas serán vicarios rotatorios repartidos entre 3 y 6 parroquias, lo que implica que no tendrán ningún arraigo y conocimiento del territorio y su población. Por eso, es preciso la sinodalidad, sobre todo para recoger información de las diócesis donde se ha agrupado a las parroquias y saber cómo les va ahora. En Milán me consta que es un fracaso, porque no ha conseguido revertir la situación de crisis con el antiguo sistema, y es que si faltan curas y estos no se ordenan cada año en número suficiente, no hay nada que hacer.
3. El Maresme e Inca (Mallorca), en nada se parecen, eso lo debían de saber en el gobierno arzobispal y debían de haberlo expresado. No es culpa de Vadell, sino de los perezosos de la curia. Precisamente Mallorca es conocida por ser S'Illa de sa calma, quizás la isla del Mediterráneo donde la gente es más sosegada, quieta, apática e inmóvil, y de otro lado, el Maresme y Mataró es la ciudad del jolgorio, juerga y fiestorrón nocturno de las discotecas de la zona. Cualquiera que haya estado, sabrá que hay muchos lugares que en apenas 100 metros tiene realidades sociales de núcleos de población absolutamente dispares, como menciona el artículo, y la temporada de turismo nada tiene que ver con la de invierno, por causa de la sociología, la geografía, el urbanismo, la agricultura y las infraestructuras: se han metido en un jardín y del bueno, pues es una comarca bastante desestructurada y descohesionada.
4. De otro lado, pensar que se pueden ubicar sacerdotes así como así, revela un desconocimiento de relaciones humanas bastante divertido. Mi familia materna estaba llena de sacerdotes de los Pirineos de Lérida, y nos contaban que todos los curas, en pleno 1940, con la Iglesia Triunfalista, entre ellos no se podían ni ver, cada uno se sacaba los trapos sucios del otro con rapidez y mal carácter, y se lo decían a la cara, en la terraza del casino. No saben que el carácter catalán somos más garrulos, toscos, bruscos y rudos, llegando a la grosería, y más en los pueblos: se n'enfot del rei i del bisbe, de la dida i del pagès, del ric i del pobre, del burgesot de Barcelona i de l'abat de Montserrat. Somos un territorio de guerra desde Napoleón, hubo diversas carlinadas, el terrorismo anarquista, la Semana Trágica, la Guerra Civil... Y lo del carácter colaborativo y solidario, necesidad presente en el plan de agrupación, me río un rato: individualismo puro del cura trabucaire y mentalidad gregaria de campanario: lo mismo que pasa en la política. Yo lo he mamado desde pequeño, pero Omella y Vadell no lo saben porque no son de aquí, se creen que esto es Cretas y Mallorca. Hay muchas Cataluñas. Grave error antropológico.
6. Esta serie de artículos de Germinans son muy buenos y están funcionando, en la práctica, como un sínodo de facto: dar información para tener conocimiento y así el pueblo de Dios pueda decidir. En la archidiócesis de Colonia (Alemania), con el mismo número de bautizados que en Barcelona, el proceso de sinodalidad pastoral de agrupación parroquial dura años (zukunftsweg.koeln), porque se trata de poner de acuerdo y coordinar a 546 parroquias, y eso que el alemán actual es disciplinado y concienzudo.
Tira usted de tópicos a mansalva. Los mallorquines, unos pasotas apáticos. Los catalanes, unos garrulos toscos y groseros (lo será ud.). Y Mataró es la ciudad de la fiesta continua.
EliminarY lo triste es que con estos conocimientos de cuñados charlando en el bar, con una copa de Terry, usted se cree suficientemente documentado para pontificar, escribir encíclicas y darle lecciones al prójimo.
Así nos va.
Estimado señor de "una realidad que los supera" 'a la meva humil manera de veure vosté desbarra, i les fot totes pel broc gros' (se lo digo en catalán porqué usted lo usa ) Generalizar no siempre es bueno ni se acierta del todo pero....
EliminarCierto que es necesario conocer la realidad de un pueblo para poder acertar en las decisiones que se toman. De aquí que durante muchos siglos el Obispo de Roma ( el Santo Padre ) haya sido italiano y así lo exigia el pueblo romano .
Y..., cierta razón tenian quienes pedian, tiempos ha, cuando la fe en Cataluña aun tenia músculo, "Volem Bisbes Catalans"
Gracias por recordarmelo indirectamente en su potente artículo.
"El cardenal Omella quiere y tiene que aplicar el plan de agrupaciones parroquiales llevadas por equipos de sacerdotes que Roma ha indicado para diócesis como la nuestra. Un plan que conlleva unas instrucciones pastorales escritas y una imprescindible conversión pastoral no escrita. Rezada, madurada, pulida de posibles excesos de incorrectas recepciones (como el de difuminar el ministerio sacerdotal) e incardinada a la realidad histórica de la diversa geografía diocesana puede ser una gran oportunidad y no solo un apaño para salvar una diócesis con un exceso de estructura y poco personal."
ResponderEliminarEn mi opinión, Omella no puede en absoluto llevar a cabo este plan u otro diferente, porque se necesita tiempo para elaborarlo y aplicarlo bien. Roma, por su parte, que haga los experimentos en otros lugares y se lleve sus prisas para otro sitio. Lo que sí puede es preparar las bases del plan (datos económicos y pastorales de las 208 parroquias), y sobre todo, hacer algún experimento por aquí y por allá, con control de daños. Omella ya es un obispo saliente y jubilado ¿qué va a hacer en plena crisis covid y con sólo dos o tres años?
El plan, sea de agrupación o cualquier otro distinto, ha de ser llevado a cabo por el nuevo arzobispo de Barcelona, el cual debe de implicarse personalmente, con la plena participación de los laicos y consagrados en un sínodo o reunión, porque deberá de conducir su diócesis durante su mandato, por lo que debe de ser su plan, y porque él tiene la obligación de conocer su territorio, sus parroquias, sus fieles y sus consagrados.
Así no podrá desresponsabilizarse diciendo que el plan era una herencia de otro, en la que él no participó para nada y que todo le venía impuesto sin su conocimiento, y que las prisas y la orientación pastoral del plan (bajar a 48 parroquias y suprimir 160) fueron un grave error cuyos perjuicios él no asume. Ya no hay tiempo para estas excusas. El plan debe de tener sus errores y sus aciertos, los del propio arzobispo, para así no escaquearse y poder corregirlos sobre la marcha, y para que por fin, exista algún arzobispo que conozca su diócesis al completo.
El paternalismo del "rector" de parroquia no es evangélico, ya lo advirtió en mismo Cristo: "No llaméis padre a nadie sobre la tierra, solo Dios es vuestro padre". El cambio frecuente de sacerdotes para oficiar misas aunque para algunos creyentes acomodaticios de mayordomo que les sirva el café esto creen que les perjudica espiritualmente, pero a la larga les favorece porque añade aún más "cruz" de penitencia. Existe una espiritualidad especialmente católica de que el fiel creyente debe permanecer pegado a la sotana del sacerdote y esto es un clericalismo absurdo de colmo máximo. Los rectores de las parroquias bien pueden ser laicos al estilo de los alcaldes de pueblo, no hacen falta sacerdotes para chupar tintas de despacho, el sacerdote esta ordenado para celebrar e impartir los Sacramentos. Existen suficientes curas en Barna. para celebrar en todas las iglesias de la Ciudad, si algunos fieles se quejan de poca familiaridad y cercanía del sacerdote hay que decirles que la salvación exige penitencia. En algunas apariciones de la Santísima Virgen ésta aconseja mucha penitencia, pero algunos sólo entienden de "penitencia" el uso frecuente del director espiritual dentro del confesionario, que en cierto aspecto es disponer del mayordomo que nos lleva el café. El fiel cristiano debe ser aprendiz de prepararse el mismo su café espiritual diario, la Penitencia Sacramento es liberación no penitencia austera de renuncia, de ahí que muchos confunden los términos. Con una renuncia a las comodidades de rectores mayordomos, muy bien podría nacer una nueva catolicidad de gente de misa más colaboradora. Ef.
ResponderEliminarPues el rector o párroco es el padre espiritual de las iglesias domesticas, o sea, las familias. Y sí, se puede llamar padre a un cura, como se llama Santo Padre al Papa o Pontífice, según la Tradición. Cada monje es un hijo de esa familia monacal, y el Abad su padre.
EliminarEsa es la tradición. Pero lo que señala el anónimo de las 6:41 es que el propio Jesucristo veía que eran posibles otras maneras de organizarse, que no tenían por qué ser peores. La de la tradición ha funcionado durante siglos, así que no es mala. Pero no tiene por qué ser la mejor pues "No llaméis padre a nadie sobre la tierra, solo Dios es vuestro padre".
EliminarSe duplica el número de templos protestantes que se abren en Cataluña. Dobla su número el número de centros islámicos en el Principado. En las celebraciones de los evangélicos se emplea el idioma común, por lo que muchos sudamericanos aumentan sus filas, sea en un pueblo costero del Alto Ampurdan o en la barriada del Paralelo barcelonés.
ResponderEliminarMientras, el clero y la jerarquía católica "fan caixa" con la venta de inmuebles, cierra los templos o abre las iglesias otros a actividades ajenas a la religión (políticas, predominantemente). En algún caso he visto cómo el "bisbat gironí" cede el templo a otras confesiones, como si dijeran "ja que nosaltres no ho fem pas servir, que d´altres ho facin".
Pobre barquilla mía, entre peñascos rota, sin velas desvelada, y entre las olas sola.
Totalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
EliminarNo seamos hombres de poca fe Recordemos... Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertasd del infierno no prevaleceran contra ella.
Eliminar1 Fake demostrado (del resto paso): Fue ordenado con 55 años: https://esglesia.barcelona/es/actualitat/ordenacion-de-presbiteros-en-la-sagrada-familia/
ResponderEliminarBah! De lunes a martes, poco te apartes.
EliminarDE LUNES A MARTES, MIÉRCOLES TRES!!!
EliminarYo creía que Segismundo estaba jubilado del todo.
ResponderEliminarGuaita aquí, que Picazo sigue tan cabreado.
Donde dice “El fragante nuevo auxiliar”, creo que quiere decir “flamante” a no ser que sea una ironía y se refiera a que usa perfume caro o no lo usa en absoluto
ResponderEliminarHe leido todos estos comentarios, posibilidades,futuros cambios y distintas relaciones entre las diferentes comunidades parroquiales de Mataró, pero he encontrado a faltar una actitud de servicio y humildad. Pienso q cuando leeis el evangelio, teneis problemas de comprension lingüística... Jesucrusto quiere una iglesia POBRE al SERVICIO DE LOS POBRES....
ResponderEliminarDespués os preguntais como es que en las iglesias solo se ven personas de la tercera edad. FALTA HUMILDAD Y ACTITUD DE SERVICIO. Esto es lo que nos dice el Evangelio.