Llega un momento en que para entender cualquier realidad humana (y por supuesto también la Iglesia, construida con material humano), hay que recurrir al motor biológico. Al final de todo, donde cae la demografía, cae la Iglesia; y donde la demografía es pujante, crece también la Iglesia. Por eso, en la biológicamente decadente Europa, es inexorable que decaiga también la Iglesia. Sin hijos, ni la sociedad ni la Iglesia tienen futuro.
La crisis de valores acentuada por la crisis económica y las tendencias demográficas están intrínsecamente vinculadas: si la población no crece, el país se empobrece y el producto interior bruto disminuye.
Sin ningún temor podemos actualmente relacionar la mutua influencia que ejerce esta combinación de economía y demografía. Se pueden cuantificar claramente las tendencias económicas y la crisis de natalidad vinculándola a la caída del PIB. En estos últimos años, la caída media anual de la tasa de empleo, el número de la población en edad de trabajar y la productividad no encuentran una compensación adecuada en el aumento de la población. Pero hay un elemento más, que es la profunda crisis de valores, puesto que con economías mucho más precarias, la presión demográfica ha hecho progresar a los países.
Muchos economistas identificaron como posibles efectos compensatorios para Europa, el alargamiento de la vida laboral, el aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral y la evolución en la dotación de capital humano de la fuerza de trabajo (con un impacto en las tasas de empleo y mejores niveles de eficiencia de los trabajadores relativamente más altos). Se trata de "contramedidas" técnicas, pero -dada la disminución de la población- parecen insuficientes en comparación con una crisis que ahora ha adquirido características de época y razones para el corte antropológico.
Como se desprende de recientes encuestas estadísticas, la mayoría de los jóvenes europeos de entre 18 y 20 años imaginan su futuro sin hijos. La mitad de los niños encuestados no se imaginan como padres. De ellos, un tercio estima que a los 40 tendrán una relación de pareja pero sin hijos y otro tercio piensa que será soltero. Al evaluar las razones por las que los jóvenes no quieren tener hijos, los encuestados señalan razones que afectan tanto al ámbito social (la falta de trabajo en primer lugar), seguido de la ausencia de políticas adecuadas para la familia, como a una crisis en las relaciones estables, mientras que casi la mitad de los encuestados considera que los hijos son un obstáculo porque afectan a la vida.
Con respecto a esta voluntad, los jóvenes pueden dividirse en tres categorías: aquellos que tienen una actitud que puede llamarse "narcisista", para los cuales un niño, y más generalmente los lazos estables, limitan su libertad; una motivación más "realista" que se refiere al miedo a no poder permitirse esta posibilidad económicamente; y a la tercera categoría pertenecen los que manifiestan falta de confianza en la sociedad como muestra de una actitud "nihilista" que pone de relieve el pesimismo de este objetivo a la hora de mirar al futuro.
Sin embargo, en relación con el futuro, hay diferencias en la percepción de los jóvenes, si atendemos a la dimensión personal o a la colectiva. En el primer caso, la mayoría se siente optimista; pero en referencia a la sociedad la proporción de optimistas se convierte en una minoría. En la parte inferior está la percepción de sentirse excluidos de la sociedad (más de la mitad de los encuestados) y por lo tanto de la posibilidad de "apostar" por el futuro, "imaginándose” como padres. Estamos ante una sociedad moralmente castrada. Con altísimos índices de esterilidad también biológica. Un panorama ciertamente desolador.
Más allá de las deficiencias sociales y laborales referidas, está la falta de certezas que tocan el alma profunda de las generaciones más jóvenes, el sentido de su destino, la idea misma de construir lazos estables y poner la familia (incluidos los hijos) en el centro de sus ilusiones. Y tendemos a olvidar con excesiva facilidad, que esto que ahora nos falta, lo ha estado sosteniendo la fe: no sólo en Dios y en su Iglesia, sino también la fe en sí mismo, la fe en la familia, la fe en la sociedad, la fe en la nación. Ha sido un largo proceso de deconstrucción que, con el pretexto de destruir a la Iglesia, acusada de ser un órgano inútil de la sociedad, ha acabado destruyendo a la misma sociedad y al individuo. Un panorama ciertamente oscuro. Podríamos decir que la crisis de la Iglesia es de muy poca entidad, comparada con la crisis de la sociedad y de las personas.
No es una buena visión para el futuro (económico y no sólo) de Europa. No es sólo la economía la que está disminuyendo, sino nuestra propia cultura, nuestro sentido de pertenencia y de futuro. Está en juego la propia identidad social, junto con el mantenimiento de nuestro sistema económico y social: nos enfrentamos a un desafío no fácil, que obviamente va mucho más allá de alguna intervención de amortiguación o de posibles ajustes parciales (contribuciones a familias, guarderías, formas de protección de la mujer-madre). Están en cuestión las mismas razones de ser de Europa como síntesis cultural y también de identidad, dispuesta a apostar por un destino común. Un destino que, sin la expectativa de los hijos, es muy difícil de imaginar. Porque lo que tenemos a la vista es un envejecimiento vertiginoso de Europa. Y como muestra, la Iglesia. Para la inmensa mayor parte de los miembros activos de la Iglesia en Europa, la vejez cada vez más provecta es la forma propia. Sin sucesores que tomen el relevo, metidos en un inexorable proceso biológico de extinción. Efectivamente, sin hijos, ni Europa ni la Iglesia tienen futuro.
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Lo curioso es que estas nefastas políticas demográficas se hagan precisamente cuando se ven los problemas de no tener hijos en Japón y especialmente China.
ResponderEliminarSin contar con que esto significa promover el consumismo a costa del esfuerzo y gasto de tener hijos. Y si hay que asesinar al hijo, pues se le cambia el nombre ("feto") y todos contentos.
Parece que sustituyendo a la población blanca, europea y cristiana por musulmanes vamos a ser más humanos y alguien nos va a pagar alguna pensión...
Está bien urdido, pero echando las cuentas, estas no salen ni por equivocación:
Las cotizaciones sociales (entre ellas las franquistas de jubilación y viudedad) y los impuestos son un tanto por ciento del salario. Como estos extranjeros ganan muy poco, porque no saben hacer nada, es imposible que con lo poco que cotizan puedan pagar la pensión a alguien; además de que hay que ayudarles ahora con ayudas sociales para que puedan sobrevivir aquí y, en su momento, pagarles su pensión de jubilación, porque no la han cotizado.
Esta tomadura de pelo la llevamos votando todos desde hace 40 años.
Y vienen los clérigos ahora, como el episcopo Novell, recomendando el voto precisamente a los que promueven estas medidas antihumanas y anticristianas, simplemente porque llevan el rotulo de "socialdemocracia" (de democracia no tienen nada).
"Sin hijos, ni la sociedad ni la Iglesia tienen futuro."
ResponderEliminarExcelente artículo. Pero esta conclusión, obviamente, la vienen diciendo desde hace muchos años (recuerdo que desde ya los 1980) los demógrafos, personajes públicos y Germinans (desde el 2007), todos ellos preocupados por su nación, su patria: la fecundidad mínima de las mujeres de un país.
Contra la mujer se ha alzado la serpiente antigua, hoy a través de la cultura de la muerte, la ideología de género y las políticas antifamilia, antimatrimonio y antinatalistas, promovidas por el globalismo, y aquí indistintamente por el gobierno central y la Generalidad, tanto por el PP, PSOE, Ciudadanos, CiU, PSC y ERC, pues en este tema del aborto o asesinato de los niños más indefensos, inocentes y vulnerables, los no nacidos, no tienen ninguna diferencia ni compasión, ni tampoco el pueblo que los vota.
En Cataluña ya hemos realizado el monumento al asesinato de inocentes e indefensos, el más querido por satanás, el que viola el V Mandamiento de la Ley de Dios, o que vulnera el principio de no agresión en ética laica, con un total estimado de más de 550.000 abortos u asesinatos previstos ya para este 2021:
PUJOL
1987-2000: 113.787
2000: 14.136
2001: 15.207
2002: 16.710
MARAGALL
2003: 16.605
2004: 17.278
2005: 18.434
MONTILLA
2006: 21.976
2007: 23.799
2008: 26.932
2009: 26.046
ARTUR MAS
2010: 24.305
2011: 22.614
2012: 21.956
2013: 22.083
2014: 19.130
2015: 19.521
PUIGDEMONT
2016: 19.661
SORAYA SÁENZ DE SANTAMARÍA
2017: 19.686
JOAQUIM TORRA
2018: 21.015
2019: 21.936... TOTAL: 508.681 abortos
2020: 22.000... Estimado: 530.000 abortos
ARAGONÉS
2021: 22.000... Estimado: 552.000 abortos
A esta matanza hay que añadir los abortos inducidos en la reproducción asistida (unos miles) y los embriones congelados, quizás más de 100.000, pues las estadísticas oficiales de la Generalidad, iniciadas el 2001, están paralizadas desde el 2014.
Es de lamentar el silencio actual de la Iglesia, tanto desde el Vaticano como desde la CEE y la Tarraconense. Nuestros obispos se han dedicado a las inutilidades de la calentología y la necia economía sin propiedad, en lugar de hacer como San Juan Pablo II y Benedicto XVI, luchar contra la acción del diablo en las instituciones y sociedades humanas. Muy mal, Papa y obispos y cardenales, muy mal, pues veamos lo que pasa en España:
1. A lo largo de 2019 se practicaron 99.149 abortos en España, casi 80 veces más que los muertos de tráfico
2. Desde 1985, ya se superan los 2.300.000 abortos acumulados, casi 1/3 de Cataluña
3. El 90,9% de los abortos es sin motivo, libre
4. 1 de cada 5 abortos es químico
5. 1 de cada 5 embarazos termina en aborto
6. Casi todos los abortos se realizan sobre fetos jóvenes, menos de 14 semanas
7. La mitad de los abortos se hace en menores de 30 años, siendo adolescentes y niñas las grandes afectadas, pues abortaron la mitad de las menores de 20 años que quedaron embarazadas, y abortaron 3 de cada 4 niñas menores de 15 años embarazadas
8. De cada 3 mujeres inmigrantes embarazadas 1 aborta, duplicando el porcentaje sobre las mujeres españolas
9. El aborto es el método anticonceptivo de último recurso
10. 1 de cada 3 mujeres aborta más de una vez
l1. El aborto es un negocio que mueve más de 60 millones de euros anuales
12. El método abortivo está muy diversificado:
a) Abortos quirúrgicos (dilatación y aspiración, dilatación y evacuación, etc.)
b) Abortos farmacológicos: i) Abortos químicos; i) Píldora día después (PDD)
13. Las estadísticas del aborto está camuflada por errores y omisiones, por lo que la cifra real es más alta, mínimo un 7% de más (sin protocolos, sin notificaciones, sin conteos diferenciales, datos incompletos)
14. Leyes 1982-1996: PSOE aborto en España(1985); 1996- 2003: PP Consolida: no hace nada; 2004-2012: PSOE aprueba aborto libre como “derecho” (2010); 2012-2018: PP Consolida: mínimo retoque (2015); 2018-2021: PSOE conserva, TC lleva 11 años prevaricando si dar sentencia del aborto. En la UE hay 1 millón de abortos anuales.
Muy buen artículo. El único pero es La afirmación de que la crisis de la Iglesia es comparativamente de mucha menor entidad: circunscribiéndonos a Cataluña, hay que ver la escasez de católicos practicantes y de vocaciones; el escaso número de sacerdotes diocesanos en activo, que en la diócesis de Girona es de tan solo 34; el pésimo ejemplo de la totalidad de nuestros obispos y de un buen número de sacerdotes, religiosos y monjas al saltarse el primer mandamiento y preterir a Dios en beneficio del nacionalismo, junto a una evidente dejación de funciones por parte de los primeros al no defender la religión frente a las asechanzas de los políticos y consentir flagrantes ataques a la fe por parte de clero, religiosos y monjas, con la complicidad del Vaticano.
ResponderEliminarLa crisis demográfica de los católicos están relacionadas.
EliminarDirectamente porque las vocaciones son un tanto por ciento de la población católica.
Indirectamente porque el aborto es tabú en el catolicismo, por lo que el que voluntariamente lo cometa -o lo justifique- se está poniendo al margen de la doctrina católica y en la práctica está apostatando, aunque no lo sepa. Su (mal) ejemplo a los demás disgrega la comunidad católica.
No quiero pensar que el autor del artículo esté justificando de alguna medida la falta de acciones concretas respecto a las vocaciones ni el voto católico a partidos abortistas, como ERC y PSC (promovido hace unos días por un obispo político opusdeista)
Si todos tenemos una responsabilidad en el problema, unos -los que tienen esa responsabilidad por razon del oficio o cargo- son mas responsables que otros.
Aborto = genocidio cristiano.
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