La Glosa Dominical de Germinans

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NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER

Del pozo de Sicar -lugar de enamoramientos y confidencias amables- a la piscina de Siloé: parece como si Cristo, escogiendo la compañía de personajes defectuosos, se divirtiera en hacer explotar casos de escándalo nacional. Y no tanto por el placer de provocar, sino con la intención de despertar conciencias adormecidas, corazones acartonados, almas tan somnolientas y obstaculizadas en la carrera hacia el cielo. Si además lo hace en sábado -día de reposo, de fiesta y de brazos cruzados preceptuado por la ley- entonces el plato está servido. Y la Cruz, próxima. 
Siloé, en los bordes de una piscina. Como Sicar, también aquí agua: agua, palabras y salvación. En torno a un torrente de gente, la misma escena de cuando sucede un accidente en la carretera. Es como si advirtiesen en la propia piel que aquel Hombre -que en pocos días había suscitado simpatías y antipatías- estaba a punto de hacer una de las suyas: la enésima. Todas las miradas fijas en Él, pero no demuestra sentirse incómodo con ello. Mira al ciego -que no puede mirarle- escupe en el suelo, modela el barro con la saliva, se lo extiende en los ojos y le invita a marcharse: “Ve a lavarte”. Como si no bastase levantar los ojos al Cielo y salvarlo. No, Cristo quería palpar la tristeza de aquellos párpados, extender la mezcla de barro y saliva sobre aquellas persianas bajadas desde siempre, como excusándose por aquel apagón tan largo y fastidioso: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé”. En la piscina: delante de tantos, de cara a los biempensantes, a las claras del día. Y él va: vuelve y ve. Punto y aparte. 

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Piscina de Siloé
“¿Quién te ha abierto los ojos, desgraciado?” ¡Tú conoces bien aquel Hombre que se considera tan grande como para abrir los ojos a un ciego! Y justamente en sábado. Admítelo: es un impostor, un pecador, un disidente. 

Pero él esta vez ve. ¿Y qué le importan los desprecios de los corazones envidiosos?  Al fin y al cabo ¿quién es aquel Hombre? Sólo sabe que antes no veía y ahora ve. Si es un pecador no lo sé. Sé sólo que he sentido el calor en sus dedos, una caricia silenciosa. Nadie antes me había acariciado así. ¡Qué emoción! Yo también estoy sorprendido, me gustaría agradecérselo, pero no lo conozco. Quisiera conocerlo. Ayúdame a conocerlo. Yo únicamente sé que puedo jurar que era ciego. Era ciego y ahora veo. Pienso que quizás es un profeta. 

¡Sí, hombre, ahora todos son profetas! ¿Y nosotros quiénes somos? ¿Sabemos o no diferenciar lo justo de lo falso? Pon por caso que hubiese bajado del cielo: ¿por qué te escogería a ti, vagabundo? ¿Dónde están tu padre y tu madre? Y estos no se atreven a defenderlo, no se exponen. Lo máximo que dicen es que es mayor de edad y que se lo pregunten a él. 

Y le brindan la alternativa: ¡Habla, ciego! Explica de una vez por todas cómo ha sido posible. Lo ha explicado antes: quizá sean ellos los ciegos. Paciencia. Empecemos de nuevo. Por un milagro tan grande vale la pena tener la paciencia de repetirlo. Pero lo que ellos quieren es: o que diga que jamás fue ciego, o que siga diciendo que no ve. Y que jamás se encontró con aquel Hombre. Y además que ir en contra de ellos le puede costar caro.
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Pero después de haber saboreado la curación, las intimidaciones no valen. Para la salvación no hay que pagar comisiones ilícitas. Ni cobrar sobornos. Y continúan las trampas, los desprecios, las burlas, las presiones. Decid lo que queráis, pero yo veo. Ahora ya puede mirarse las manos y las arrugas, las sonrisas, constatar la tristeza en los rostros. Y además, rojo, naranja, amarillo, azul, verde. Mi padre, mi madre: ¡qué emoción!

El delirio de los celos: con la piel enrojecida por la furia, los rostros del odio: ¿pero qué tiene ese Hombre fastidioso?, ¿cómo te ha curado esos párpados malditos? Quizá malditos en otro tiempo. Ahora bendecidos, son los ojos de ellos los realmente ciegos. Los que ven mal, los que no quieren ver. 

C:\Users\Cesc\Desktop\escribas-y-fariseos-1.jpgEn este momento no sólo el ciego ve, también sabe hablar: la suya es una palabra, una voz, una profecía. Os lo he dicho una y otra vez: barro, saliva, manos, era ciego y ahora veo. “¿Quizás tenéis añoranza de ese Hombre? ¡Yo creo, Señor! ¡Vaya por Dios!: tocados y hundidos. Mira los ciegos. ¡Qué horror con aquellos que están cegados! Han entendido todo, es decir, que cuando se escupe al Cielo, uno sale derrotado a ultranza. Han entendido y quieren regular todo a su antojo. Y finalmente lo expulsan. La más antigua solución de los imbéciles y los cobardes. Si no entiendes, si no aceptas, si te molesta: expúlsalo. Hasta el más pequeño de los milagros resultará molesto para quien no soporta al Amor. También en los evangelios, especialmente en los evangelios, no hay peor ciego que el que no quiere ver. 

Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet

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6 comentarios

  1. Suele contraponerse la exposición exegética de Benedicto XVI a la de los hermeneutas contemporáneos. Los hermeneutas ilustrados, para entendernos. Aquellos que han retomado los postulados histórico-críticos que condenó la Comisión Bíblica en los primeros decenios del siglo pasado. Estos hermeneutas se centran en un Jesús de Nazaret rabí. Un profeta más de los tantos que había en su tiempo. Y, con ese enfoque, abordan toda la doctrina que sería elaborada a partir de Nicea. Benedicto XVI recupera el pulso perdido por la teología bíblica y ahonda en el sentido espiritual, en una suerte de vuelta a la interpretación patrística y al sentir de la Iglesia a través de la liturgia. Porque no hay rabí capaz de curar con lodo y saliva a un ciego, si no es Hijo de Dios.

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  2. No entiendo cómo podéis predicar la palabra de Dios en esta web, hablar de amor, y a la vez ser fuente de crítica descarnada y muchas veces con un tono "populista" que saca de contexto y de quicio actuaciones, frases, y hechos. No lo entiendo. No me bloqueéis el comentario. Me parece evidente que escudriñáis al milímetro a otra gente mientas vosotros no hacéis autocrítica, que creéis poseer la verdad absoluta de una manera muy soberbia, y que sois un foco de desunión y de mentira. Porque las medias verdades y las sacadas de contexto son mentiras. Me parece grave lo que hacéis. También prendo que es una suerte que no estéis al frente de nada importante, porque tendríamos una escabechina mayor de gente débil. Lo dice una persona que tiene el virus, hubo un foco en mi trabajo. Es extremadamente contagioso, y conozco a mucha gente que está hospitalizada. Dios me libre de ser tan crítico, ácido, y populista con mi obispo, y demás autoridades de nuestra madre Iglesia.

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    1. Totalmente de acuerdo con usted, sr. Anónimo 10:36. Ojalá su comentario dejase rastro en la conciencia de algun responsable de esta web.

      Por cierto, espero que se mejore del virus.

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  3. "Era ciego y ahora veo". En mi opinión, todos nacemos ciegos y necesitamos la "saliva" de Jesucristo para que podamos ver. Ver claramente la naturaleza trascendente de nuestra persona humana y actuar en consecuencia. Pero para ello es precisa nuestra voluntad.
    "...no hay peor ciego que el que no quiere ver."
    Una excelente glosa, para releerla varias veces, como todas las que usted publica.
    Gracias, Mossén Francesc.

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  4. Ha muerto el primer ssacerdote catalán, 77 años, como consecuencia de coronavirus, Párroco del Verdún y Les Roquetes.

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    1. Hará, este breve comentario, reaccionar a aquellos que no ven ningún pelgro saliendo a la calle, criticando al obispo porque las iglesias están cerradas??? Lo dudo!

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