Cuando mi buen amigo Oriol Trillas Jané vino a mi parroquia del Fondo de Santa Coloma a hacerme una visita sorpresa el jueves 19 de diciembre, asistiendo a misa, como suele hacer de vez en cuando, acabada la celebración me preguntó si tenía tiempo para que tomásemos una cervecita. Yo para los amigos siempre saco tiempo para compartir un rato de colegueo y buen humor, que excepto rarísimas excepciones, suelo mantener. Mi yaya Carmen me enseñó un refrán muy hard (dirían hoy en día los jóvenes modernos o muy heavy, como queráis): “A les penes punyalaes i als mals tragos gots de vi”. Como Oriol sabía que estaba pasando un momento duro con la enfermedad y convalecencia de mi madre, ahora a mi cargo en casa, vino a compartir unos instantes de asueto y esparcimiento conmigo. En mi parroquia de Ceppagna en la diócesis de Isernia-Venafro, 6 km con el confín de la Campania (capital Nápoles) aprendí un dicho napolitano, muy popular entre los meridionales: “Amicche è chille là che quanne te vere chiàgnere vienne en cop a te e te dice: ¿A chi haig d´accidere?” En italiano, Amico è quello che quando ti vede piangere viene verso di te e ti dice: A qui devo amazzare? Amigo es aquel que cuando te ve llorar viene hacia ti y te dice “¿A quién tengo que matar? Eso se cumple con los Trillas, con Oriol y con su hijo Sergi del cual soy padrino de Confirmación. Tíos cabales donde los haya. De una pieza, vaya.
Aperitivo en Ceppagna con mis antiguos feligreses en mi regreso después de 27 años |
Pero una vez publicado el artículo en la ante vigilia de Navidad medité sobre el hecho en cuestión. Y asenté en mí la convicción sobre la importancia del apostolado de la alegría, como dice y repite el papa Francisco, tantas y repetidas veces. Yo no tengo que hacer muchos esfuerzos para patentar alegría: no es una virtud, es mi pronto y temperamento natural, me viene de mi padre. Mi madre es sosa como el bicarbonato sódico. Es su naturaleza. Y la alegría en mí se traduce en canto. En canto gregoriano, en polifonía romana clásica también aunque menos, y en cantos religiosos populares. Pero eso en el templo. Fuera de éste, mi canto es el canto del pueblo, el folklore que llevo dentro desde niño. Mi madre me dice que soy muy festivalero. Mi amigo Paco del barrio de la Florida en Hospitalet, compañero de cuitas en los dos primeros años de Seminario, me lo reitera constantemente y creo que le agrada el hecho. Él es un poquito más tímido y retraído para esos lances que se me antojan tan frecuentemente.
Confirmada esa realidad, y sabiendo que mis grandes válvulas de escape y desahogo, mis hobbys, vaya, son mi jardín con huerto urbano ambos permacultivados y los cantos populares, especialmente las jotas tanto aragonesas como valencianas y las albadas de ambas regiones (mis bisabuelos maternos por parte de madre eran unos del Alto Mijares castellonense, tocando a Teruel y los otros originarios de Vinaròs en el Baix Maestrat confinando con el Delta del Ebro) decidí dar rienda libre a mis pasiones entre mis amigos, mis feligreses y en resumidas cuentas, mi gente. Hay que saber que conservo muy bien definida la distinción que el gran Josep Pla estableció entre “amics, coneguts i saludats” (amigos, conocidos y saludados). Para cantar, todos me valen y a todos les puede hacer bien. Sobre todo a los que pasan malos momentos, a los que están llenos de prejuicios contra curas, monjas y demás gente de Iglesia, a los que la Navidad les sienta fatal porque sólo piensan en los familiares que les falta, o se sienten frustrados porque no pueden comprar todo lo que la sociedad de consumo les exige para pasar unas “Felices Fiestas”. También a los migrantes que están lejos de su tierra y de sus seres queridos. Es lo que yo llamo el apostolado del canto, la alegría y el buen humor. ¡Cuánta gente he atraído a mi rebaño aunque al principio solamente fuese por la curiosidad de conocer al cura excéntrico del barrio! ¡Que además ciñe en su indumentaria invernal una media txapela de Casa Elósegui!, que no me envejece, pero me hace peculiar. Ya hace años que he asumido que soy un cura peculiar. Me lo dijo el Vicario Episcopal de mi zona hace unos meses. Lo tengo asumido y somatizado, dicho sea de paso.
Este año los hechos de marras comenzaron según relato a continuación. La mañana de Navidad, vinieron a misa el hijo del churrero de Santa Coloma, Pedro, con su mujer Mary y su hija Julia. Los había casado, bautizado a la niña y enterrado a su madre, Paquita la churrera, hace tres años. Tras celebrar la Misa de la Aurora a las 9, nos trasladamos juntos hasta la Clínica Quirón en la zona norte de Barcelona. Su padre José María Muñoz Olmedo, manchego natural de Tomelloso en Ciudad Real, estaba en las últimas después de una larga enfermedad. Le dijo a su Pedro que quería que fuese el cura lo más antes posible. No pudiéndolo hacer la Vigilia de Navidad, comencé el día acudiendo a él para administrarle los sacramentos y darle un rato de charla, si lograba hacerlo, para compartir recuerdos de tantas cosas que he vivido como sacerdote con esa buena y trabajadora familia. José María, sentado y lúcido como nadie. Hice salir a la familia. Hizo una confesión de campanillas, los familiares volvieron a entrar. Le administré la Unción de Enfermos (sigo llamándola Extremaunción, la gente mía aún la conoce con ese nombre). Emocionante pronunciar a primera hora de la mañana las palabras del rito, mientras unges todas las partes del cuerpo y repites: “Per istam sanctam unctionem et suam piissimam misericordiam indulgeat tibi Dominus quidquid per (cogitatum, visum, auditum, gustum et locutionem, tactum, humores et gressum) deliquisti” Por esta santa unción y por su piadosísima misericordia, te perdone el Señor todo lo que pecaste con el pensamiento, con la vista, con el oído, con el gusto y con la palabra, con el tacto, con los deleites y con tus pasos. Tras ello, el Santo Viático con la Bendición Apostólica con indulgencia plenaria que por ser párroco y miembro de la Unión Apostólica del Clero tengo potestad de impartir. Finalmente rezamos las tres avemarías y la Salve a la Virgen de las Viñas de Tomelloso. La advocación mariana que llevaba en el corazón desde su niñez
¡Qué gran regalo para un sacerdote comenzar el día de Navidad de esta manera! Acto seguido me traslado a todo trapo hasta el Tanatorio de Santa Coloma. Un solo servicio exequial, Deo gratias, a las 11.15. Llego y me encuentro unos músicos medio dormidos, Mariko una japonesa que toca la flauta travesera y Mario, un andaluz normalmente alegre como unas castañuelas, pero esa mañana medio adormecido. Yo que les veo, y estando la capilla aún vacía de asistentes, les espeto a toda voz una estrofa de La Albada de José Antonio Labordeta: la del video que encabeza este articulo. Yo evidentemente como en las grandes solemnidades, con mi sotana de fiesta. Y para cantar jotas y albadas, brazos en jarra (se ensanchan los pulmones con oxígeno y se canta con más reaños). Sí, soy excéntrico, también lo tengo asumido, gracias.
Continúa el periplo. El martes 31 de diciembre, tras celebrar la misa tradicional en mi parroquia a las 9 de la mañana, propia de Santa Coloma, virgen y mártir, patrona de la Ciudad, con conmemoración de San Silvestre y de la Octava (Misal 1962) me voy a despedir el año con los dueños de mi taller (Talleres JOAL) en la calle Cultura a espaldas del río Besós. Humedad y frío. Vamos al habitual Bar El Abuelo de la Sra. Reme y su hija Paqui en la calle San Joaquín. Montse Martínez y José López, dos gallegos de pro, amigos desde que llegué a Santa Coloma hace 23 años, y que somos de una fidelidad recíproca ya inveterada, me invitan a un orujo. Me niego por temor a que me tumbe. Ese día tenía tres funerales durante la mañana, así que acepto tomarme a cambio un trifásico de Ron Pujol. Me quita el frío, me entona, me equilibra la voz y encarrilo mi alegría navideña por Teruel y sus comarcas: Villancico de Teruel al canto. Villancico de la España vaciada. De los primeros maños llegados a Santa Coloma acabada la guerra. . Y como bis exigido por la concurrida clientela del bar, y en homenaje de gratitud a mis amigos gallegos, el “Ondiñas veñen e van”.
Bar de la Casa de Aragón en Santa Coloma de Gramenet |
Y estos son solo algunos de los ejemplos de lo que ha sido para mí en estas Navidades, el apostolado del canto, la alegría y el buen humor. Dadlo por cierto, se atrapan más almas con estas pocas mieles que con muchos barriles de vinagre. El párroco del Fondo da su palabra. De corazón. De todas maneras, no voy a cambiar. Yo como Miguel Ligero en “Nobleza Baturra” caminando con su burro por la vía con la locomotora a sus espaldas: “¡Chufla, chufla, que como no te apartes tú…!”
Mn. Francesc M. Espinar Comas
Párroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Aunque admiro a mn Espinar en sus glosas, creo que es necesario decirle que peca un poco de narcisismo, o como quieran llamarle. No me cuadra que un sacerdote de Dios hable tanto de sí mismo.
ResponderEliminarEl buen sacerdote cuenta las cosas como son o han sucedido. No lo veo nada narcisista. Si el padre Fortea no dijera que ha publicado más de cuarenta libros, se trataría de una constatación, no de una jactancia.
EliminarPues sí, unos huelen a oveja, otros a si mismo, pero nosotros solo queremos el perfume de Cristo.
EliminarQuien conoce a Mn.Francesc sabe que no es un narcisista . Eso cree usted amable anónimo de las 18,46? . A mí personalmente me gusta cuando cuenta cómo es el día a día de un cura de una periferia de Barcelona. Pero eso que nos cuenta es solo la parte amable de su experiencia sacerdotal, la realidad le garantizo que supera lo que podemos imaginar. Casi 24 años en Santa Coloma dan para mucho. Sólo una pincelada de su labor pastoral en el Tanatorio .... 24 años un promedio de 300 días al año por 2 difuntos diarios.... El cálculo arroja una cifra importante... Pues el canto, la alegría y el buen humor son los instrumentos que Dios pone en sus manos para seguir adelante para repetirse cada día y recordar las palabras de su ordenación ", tu es sacerdos in aeternum.." Y como dice la canción Mn. siga usted siendo el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro... Y por supuesto siga cantando
Eliminar... Y si lo cree oportuno cualquier día cuéntenos su también labor pastoral con la sardana y el ball de gitanas ...
A mi, me ha encantado leer y conocer como vive un sacerdote en su parroquia los dias de navidad y fin de año, me ha parecido muy ameno y además me ha parecido muy buen ejemplo de cómo un cristiano debe vivir en medio del mundo. Gracias por el artículo y siga transmitiendo esa alegría, es desde luego el mejor apostolado de una vida llena de Dios.
ResponderEliminarTengo amor por los curas pero con el sistema actual quiérase o no se les pone en el candelabro para que los fieles les adoren y vean a Jesús en la persona del sacerdote. El sistema del Vaticano debería cambiar y dar mucho más protagonismo a la Comunidad. La Comunidad consiste en que cada miembro esta especializado en algo y entre todos hacen La Iglesia, pero vemos generalmente en el Catolicismo que cuando se habla de la Iglesia la gente común solo la considera los sacerdotes y obispos, no la Comunidad. EF.
ResponderEliminarMosén Espinar es un Sacerdote como Dios manda, Germinante de pies a cabeza. El narcisista lo es el anónimo 18/46,la envidia es muy mala consejera!
ResponderEliminarMe gusta su extroversión, aun a riesgo de ser llamado “botifler” por el fuego amigo.
ResponderEliminarNunca vi mejor resuelto el problema de la explicación del mensaje de Dios al pueblo llano a través de la homilía que oyendo a mosén Francesc, el mismo que es autor de esta expansión de su alma y de su cuerpo --verdadera unión substancial en él-- al servicio de Cristo. No es caótico, en absoluto, sino que las palabras y las ideas le fluyen a borobotones, con imágenes felicísimas y referencias inmediatas que hacen que el pueblo llano no pierdan comba.
ResponderEliminarSu extraordinaria formación teológica, sumada a su amplitud académica (historia, cánones, liturgia), le facultan para hilvanar, con el chorro de vida que emana, unas enseñanzas que son una auténtica lección de reflexión para toda la semana.
Me imagino que a alguno --no a muchos- le habrán explicado, por citar un ejemplo de ayer mismo, que celebrábamos la tercera epifanía. De su relación teológico-litúrgica partió el mosén para su homilía, le puso un foco práctico con el comentario de san Pablo sobre las funciones a cumplir y el relato de las bodas de Caná, unas bodas sazonadas, por supuesto, de su experiencia sacerdotal en el Mezzogiorno.
No da puntada sin hilo. Al despedirse de los fieles, lo hace de tú a tú, es decir, con conocimiento de la situación de cada uno en el marco de la Iglesia. Zelus domus tuae comedit me.
Gracias por sus enseñanzas, gracias por su ejemplo de vida.
Grandioso Mosén Espinar e idem del Sr. Valderas!
ResponderEliminarNo me gustan los curas vestidos de camioneros. Tampoco me parece bien que un cura se ponga a cantar en medio del bar, la verdad, las cosas como son, se puede predicar alegría y buen humor sin caer en el histrionismo, no? El sacerdote tiene que preservar su dignidad entre otras cosas.
ResponderEliminarPues la verdad, no sé , pero viendo la que está cayendo en nuestra Iglesia Católica, podemos estar muy " de buen humor ", la verdad. Empezando por ARRIBA, " EL PRESUNTO JEFE " dando manotazos como un ENERGUMENO, acuérdense del Geraseno, el primero que tendría que dar ejemplo de bondad hace totalmente lo contrario. Luego vemos a gerifaltes que se hacen llamar Católicos proclamado a los cuatro vientos comentarios e insinuaciones totalmente heréticos por no llamarlos SATÁNICOS. Yo personalmente no estaría para estar con tanta ALEGRÍA Y BUEN HUMOR , la verdad.
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