Jueves de la semana anterior a Navidad. Entrega de alimentos a los pobres y marginados (¡qué son legión!), exposición del Santísimo y Adoración Eucarística; misa de 20 h, a la que acuden más feligreses que a todas las demás 7 parroquias de Santa Coloma e incluso más que algunas en día festivo, se apagan las luces y se reza el canto de Nuestra Señora de la Esperanza; todo sencillo, pero vivido dentro de esa magnífica liturgia de Adviento. En la parroquia de San Juan Bautista no falta de nada, dentro de la humildad de una parroquia de esas periferias que tanto refiere el papa Francisco.
Una vez pasada la tarde, nos vamos a tomar una copa navideña, un amigo, Mn. Francesc y el que les habla. El cura toma cerveza sin alcohol, no vayan a hablar mal de él. Un bar de chinos, que ya no quedan autóctonos. En la misma Plaza del Reloj, donde antes salían los obreros que iban a trabajar a Barcelona, cuando no había metro y salían autobuses cada tres minutos. Un bar sencillo, donde solo dan cacahuetes para acompañar la caña. Un bar donde Mn. Francesc va saludando a fulano, zutano y perengano, preguntando a cada a uno por sus padres, sus hijos y el estudio de los niños. Una romería de gente interesándose mutuamente por sus circunstancias personales y felicitándose las Pascuas Navideñas.
Estábamos en la terraza del bar chino, contando anécdotas (Mn. Francesc tiene voz potente y uno la tiene grave, por lo que no es imposible que pasemos desapercibidos) y de repente desde la mesa de al lado, un hombre solo, apurando su quinto, se levanta y pregunta: “Vosté es el rector de la parròquia?” A Mn. Francesc no le viene de nuevo. Hace 23 años que entierra a los santacolomenses que han pasado a mejor vida. Pero el paisano no es del barrio. Al cura no le suena su cara y le pregunta donde es. De la Barceloneta, dice el compadre. En aquel momento se cruzan los astros. Mn: Francesc se viene arriba y con esa boina vasca que le envejece diez años y cual rápido que es le dice: ¿De la Barceloneta? Y se pone a cantar:
m´agrada la tramuntana,
m´agraden les nits d´estiu
i el cel rogent de l´albada.
M´agrada dels pins l´olor
i dels matins la rosada,
però més m´agrada el teu cos
més m´agrada ta besada.
Al acabar la estrofa, todo el bar (¡todo) se levanta a aplaudir. ¿Creyentes? Creo que la mayoría no. Si no creyentes, practicantes ni uno, pero orgullosos del cura de su barrio. Porque Mn. Francesc Espinar es un cura de barrio. Un cura que se encuentra a una comadre del Fondo y le dice. “¡Paquita por qué no te has pintado hoy!” O se encuentra a una niñita dominicana junto a su madre y le dice. “Tú serás Juez. ¡No dejes de estudiar!”
Bondad y jovialidad. La misma jovialidad que tiene nuestro cardenal. ¡Por eso hacen tan buenas migas y se permite hablar de él en una conferencia! Nuestro arzobispo es un hombre simpático y eso ayuda en las relaciones con curas y feligreses. A algunos les repatea el recurso a la conyeta, pero bienvenido sea el buen humor en tiempos de penumbra. Igual les solivianta a muchos un cura humano y accesible. ¡Y un obispo! ¡Cómo si fuera obligada la gravedad de un sacerdote! Se evangeliza mucho más con el entusiasmo que con el pesimismo apocalíptico. Sí, Mn. Francesc Espinar es mi amigo, pero, antes que amigo, es un cura enamorado de Cristo. Un sacerdote de los pies a la cabeza. El cura al que conoce toda Santa Coloma. Desde la princesa más altiva a la que pesca en ruin barca. Ese sacerdote que, andando los años, tendrá a su cargo las 8 parroquias de Santa Coloma de Gramenet e irá con una moto celebrando de una en una. Un sacerdote que se gana su santidad entre los más pequeños de este mundo, incluso entre aquellos que ni pisan su Iglesia, pero que le reconocen en el barrio y se levantan a aplaudir en el bar. ¡Este es Mn. Francesc Espinar! ¡Un hombre de Dios! Oriolt
Excelente escrito pintiparado para el alegre ánimo navideño debido ante la expectativa que no defrauda. "Un hombre de Dios". Se puede pedir más? Qué maravilla, un párroco de barrio querido por ser testigo de Cristo.
ResponderEliminarGracias a Germinans, pude leer las glosas dominicales de Mossén Francesc. Me parecía un hombre de Dios de los que no es fácil encontrar, tanto, que no paré hasta conocerle personalmente: puedo decir que, después de hablar con él, mi opinión incluso mejoró, lo cual era muy difícil.
ResponderEliminarDesgraciadamente, vivo lejos y no puedo verle con la frecuencia que desearía, pero he de decirle, señor Oriolt, que usted en este caso es muy afortunado.
Sólo me queda desearles que pasen unas felices Navidades tanto usted, como Mossén Francesc y todos los germinantes.
"Igual les solivianta a muchos un cura humano y accesible. ¡Y un obispo! ¡Cómo si fuera obligada la gravedad de un sacerdote! Se evangeliza mucho más con el entusiasmo que con el pesimismo apocalíptico."
ResponderEliminarYa se dice que sólo es posible un santo alegre y no un triste santo. El problemilla de Omella no es el cuentico, chascarrillo y accesibilidad, eso es cosa de carácter, y yo he tratado con curas graves de sonrisa parca pero juiciosos y serenos e igualmente accesibles, y curas alegres, entusiastas y accesibles pero contra sextum de ese que solivianta, su problema, como me refiero, es que debe de dar el ejemplo de vida consagrada que pide Benedicto XVI: dar acción y pensamiento contra el laicismo radical, y sobre todo, dar el ejemplo supremo que también pide Benedicto XVI, el de la vida dada por la Iglesia y Jesús, como hizo el primado polaco Stefan Wyszyński y del arzobispo de Cracovia Karol Wojtyla, futuro San Juan Pablo II.
Así lo dice Benedicto XVI en su carta de abril del 2017:
1. Vemos la contraposición entre las concepciones de un Estado rádicalmente ateo y el surgir de un Estado rádicalmente religioso en los movimientos islamistas, conduce en nuestro tiempo a una situación explosiva, cuyas consecuencias sentimos cada día.
2. Estos radicalismos exigen urgentemente que nosotros desarrollemos una concepción de Estado que convenza, que soporte el enfrentarse con estos desafíos y pueda superarlos.
3. Los que gobiernan las naciones y la Iglesia tienen la tarea de seguir el testimonio de dos grandes figuras que Polonia ha dado a la humanidad: el cardenal Stefan Wyszyński y san Juan Pablo II, quienes lucharon contra el nazismo, el comunismo y Juan Pablo II, contra el neoliberalismo.
4. Finalmente, estos dos hombre de la Iglesia han REFLEXIONADO sobre tal tema, sino que HAN CARGADO SOBRE SÍ EL SUFRIMIENTO y la experiencia viva, y por lo tanto siguen a indicar el camino hacia el futuro.
...
Traducido a hoy, casi 2020: deben de ir explícitamente contra la cultura de la muerte, el laicismo beligerante de exclusión, el relativismo moral, la ideología de género que defienden las intituciones estatales, catalanas y municipales, y defender los principios irrenunciables de la vida, familia, educación de los hijos y el bien común. Por eso es cardenal y arzobispo, y tiene los colores rojo y púrpura, símbolo del derramamiento de sangre en martirio o testimonio de la fe católica. Y un termómetro de todo ello, es la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas en Barcelona. Dios bendice a quien le sigue, abandona el mundo sujeto a su Príncipe, y lo da todo por su Iglesia, cuya misión primera es la salvación del alma del pecador.
"Los colores rojo y púrpura..."
EliminarY es que estos colores debieran pesar más en el alma de quien los porta que el amarillo y blanco vaticanos, y mucho más que cualquier color del mundanal ruido por muy filarmónico que este se presente y por muy aceptado que se sienta en sociedad. Los príncipes de la iglesia habrían de ser los últimos en agasajo y los primeros en derramamiento de amor: Dar la cara por el Niño que nace esta medianoche.
Ante la polémica del no-pesebre y no-belén de 100.000 euros del Ayuntamiento de Barcelona, hoy sale una noticia que deja claro que los católicos y la gente del siglo XIII sí tenían las cosas claras:
ResponderEliminar"Descubren el vitral figurativo más antiguo de Catalunya oculto en la catedral de Girona"
www.lavanguardia.com/local/girona/20191223/472429974152/descubren-vitral-figurativo-antiguo-catalunya-catedral-girona-octulto-retablo-500-anos.html
www.elnacional.cat/es/cultura/descubren-vitral-figurativo-catalunya-catedral-girona_454524_102.html
En él se ve claramente que hay un belén o pesebre tal como ha de ser: figurativo y de conformidad con el texto evangélico y la tradición: el Niño Jesús, María, José (parece con gorro frigio), y como no, la mula y el buey.
Es notable que sea de los siglos XIII-XIV, pues la tradición del pesebre o belén la instauró San Francisco de Asís en 1223 (siglo XIII) en Greccio, Italia.
Esto demuestra que la devoción prendió con absoluta fuerza en el mundo católico, y la grave amputación que significó el luteranismo y el anglicanismo.
El pesebre del siglo XIII y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús del siglo XVII por Santa Margarita María de Alacoque en 1675, son unos de los grandes momentos de la intervención divina a través de los santos para recuperar a la Iglesia de las grandes crisis y decadencias que periódicamente sufre.
En el siglo XIII, ante la crisis del enfrentamiento del Pontificado y el Imperio (Inocencio III y el emperador Federico II), fue el siglo de los frailes: franciscanos, dominicos, agustinos, carmelitas, mercedarios. Los siglos de la Cristiandad fueron también la época clásica de las ciencias sagradas: la teología y el derecho canónico, que preparó para la crisis del siglo XIV, el Cisma de Occidente.
El siglo XVII, con la aparición de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, vio el racionalismo y ascetismo frío, duro y férreo del jansenismo católico, y la cálida y tierna devoción al Corazón de Jesús preparó a la Catolicidad para la crisis del modernismo racionalista, psicopático y violento de la Ilustración, la Revolución de 1789, el Imperio de Napoleón y las revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX.
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En junio o julio de 1674, Margarita María informó que Jesús quería ser honrado bajo la figura de su corazón de carne. Pidió a los fieles que lo recibieran con frecuencia en la Eucaristía, especialmente el primer viernes de cada mes, y que practicaran una hora santa devocional.
En 1675, durante la octava al Corpus Christi, Margarita María tuvo una visión que posteriormente se conoció como la “gran aparición”.
En ella, Jesús pidió que la fiesta del Sagrado Corazón sea celebrada cada año el viernes siguiente a Corpus Christi, en reparación por la ingratitud de los hombres hacia su sacrificio redentor en la cruz.