Resulta más que obvio que las exequias que conocí en mi más tierna infancia, y de las que recuerdo muchas cosas, fueron cambiando y mutando de forma, pero también de contenido, a una velocidad estrepitosa y a un ritmo trepidante. Mi barrio y parroquia se encontraban en la periferia de la ciudad de Barcelona. Un barrio obrero y una humilde parroquia que aún compartía cementerio con San Andrés de Palomar, el antiguo municipio del que había formado parte antes de su agregación a la ciudad de Barcelona en 1897.
En 1956 el alcalde Porcioles municipalizó en régimen de monopolio el servicio funerario de la ciudad, creando el instituto de Pompas Fúnebres de Barcelona. Doce años más tarde en 1968 creó el primer tanatorio de España, en su primera y única sede de la calle Sancho de Ávila.
Sant Andreu, en el extremo superior derecho |
Esta innovación introdujo el concepto de velatorio fuera de casa. Hasta entonces los servicios funerarios montaban una capilla ardiente en cada domicilio, con mayor o menor pompa (nunca mejor dicho) según las dimensiones del domicilio y las posibilidades económicas de las familias. Las más humildes, pero con una cierta capacidad de ahorro, hacían frente mayoritariamente a estos gastos con los seguros funerarios que mensual y religiosamente se pagaban en pequeñas cuotas. El sacerdote acudía inicialmente al domicilio el día del entierro para las oraciones en el levantamiento del cadáver. Yo no conocí en aquellos finales de los 60 ni los coches de caballos ni la procesión a pie del sacerdote hasta la iglesia. Desde la introducción de los automóviles (al menos siendo yo crío en mi parroquia) el sacerdote subía al coche y en el asiento del copiloto se dirigía así al templo. Ignoro si rezaba el “De profundis” o no. En Italia, siendo yo párroco rural, la costumbre era ir todos a pie (fieles y sacerdote) acompañando el cortejo fúnebre desde el domicilio mortuorio hasta la iglesia. Salvo el difunto que era traslado en coche (si era muy lejos) o lo era a hombros por las viejas y empinadas calles del pueblo.
Velatorio en el domicilio |
Pero volvamos a Barcelona. La ceremonia en la iglesia y posterior acompañamiento a pie hasta el cementerio (poco más de 1 km) desapareció fulminantemente. El sacerdote ya no acudía al cementerio, puesto que despedía el cortejo fúnebre a las puertas de la iglesia. La generalización del automóvil convirtió el traslado en coche hasta el cementerio en algo corriente y habitual. Y el acompañamiento hasta el camposanto dejó de ser exigido por las normas sociales. Una buena parte de los asistentes a los funerales, tras dar el duelo por despedido a la puerta de la iglesia, ya no acudían a la ceremonia de entierro. Eso cambió paulatinamente el ambiente funerario. Y no digamos la postergación casi fulminante del luto en el vestir. Por hablar de cosas externas.
A poco el Arzobispado de Barcelona y el Instituto Municipal de Pompas Fúnebres llegaron a un acuerdo sobre la responsabilidad del traslado del féretro hasta el templo: los funerarios lo acarrearían hasta la puerta de la iglesia; y el traslado a pie de altar sería cuestión de la parroquia, que provista de un carro fúnebre, pasaba a manos del sacristán que lo conduciría hasta su destino. Pronto la misa funeral con el cuerpo presente (“de córpore insepulto”) dejó paso a las exequias sin misa. El párroco y los sacerdotes quedaban atados de horarios por la eventualidad de los funerales. Se libraron de esta atadura. Poco tiempo pasó para que en numerosos arciprestazgos se decidiera que los difuntos ya no pasarían por la iglesia. Los que hacían el velatorio aún en casa debían advertir al sacerdote para que acudiera al domicilio para hacer una oración fúnebre. De allí directamente al cementerio. Eso abocó aún más a la gente a hacer uso del Tanatorio; al menos allí algún sacerdote después del turno de velatorio podría oficiar algún tipo de celebración fúnebre (exequias o a petición expresa, la santa misa). Con el desembarco de los diáconos permanentes en los tanatorios, salvo que la familia se provea ella misma de un sacerdote, las celebraciones exequiales son sin misa. Y aún proveyendo, la condición “sine qua non” es que en ningún caso exceda de media hora. Como mucho. En los tanatorios, el tiempo está muy tasado.
Salas “polivalentes” en los Tanatorios de Barcelona |
Cómo era de suponer, sin traslado a la iglesia y sin celebración de la misa, pronto las familias eliminaron el velatorio en casa y prescindieron de la insulsa “oración por el difunto” que celebraban los sacerdotes sin ningún ornamento y normalmente vestidos de civil y con una escuálida estola. Todo ello dio paso a una nueva moda: una misa semanal en la parroquia en un día predeterminado para todos los difuntos de las familias de la feligresía. En la mayoría de casos se les nombra pero se prefiere prescindir del estipendio. No se les entrega ningún sobre para la limosna. Han querido borrar así el concepto de estipendio directo. Y a lo máximo se coloca un cestillo en la iglesia para dar “la voluntad”. Hay que saber que no es la norma en muchas parroquias pasar el cesto de la colecta al ofertorio.
Misa semanal por los difuntos |
Cuando se habla de la secularización hoy en día, siempre se piensa en muchas cosas: presión política, ambiente materialista, influencia de los medios de comunicación, falta de formación religiosa en casa y en las escuelas, etc. etc. Pero a mi entender la secularización, al menos en estas latitudes, fue un proceso impulsado por los mismos clérigos. Liberados de la carga funeraria pudieron ya ocuparse en trabajos civiles o dedicar su tiempo a acciones políticas o sociales. O a reuniones para preparar actividades y encuentros. Abandonaron la pastoral sacramental exequial y con ella abandonaron también un momento de relación y acompañamiento de las familias, según mi parecer imprescindible. Paragonando y a la vez corrigiendo a Becquer, me atrevo a exclamar: ¡Dios mío, sin los muertos en las parroquias, qué solos se quedan los vivos! ¡Y qué solas se quedan las parroquias!
Mn. Francesc M. Espinar ComasPárroco del Fondo de Santa Coloma de Gramenet
Estoy muy de acuerdo con Mossen Espinás. Me gustan mucho sus escritos y sus glosas dominicales, creo que tienen un estilo muy vigoroso que transmite mucho, le felicito sinceramente.
ResponderEliminarEn el año 1959 murió mi abuela paterna, toda la familia amigos y vecinos pasaban por la casa de mi abuela, la funeraria puso el catafalco con velas. vino el sacerdote adjunto de la parroquia y dirigió un responsorio, mi padre con sus hermanos la velaron toda la noche, la casa tenia las puertas abiertas el portón de la escalera estaba medio abierto por el lado que estaba siempre cerrado, mi madre me vistió de negro/gris ella totalmente de negro con peineta y mantilla, mi padre traje oscuro con corbata negra y brazalete negro, junto con la funeraria estábamos esperando al rector, este con el vicario el adjunto dos acólitos y varios monaguillos entonaron un responso cantado en gregoriano, iban todos con alba casulla roquete etc. o sea totalmente revestidos y el rector con capa pluvial.
ResponderEliminarLos de la funeraria bajaron el féretro hasta la misma puerta donde el coche fúnebre esperaba, se forma la procesión, coche fúnebre lleno de flores coronas con dedicatorias, cojines florales, etc. un coche pick up cargado con mas coronas le seguía, luego una gran cruz que los monaguillos llevaban por turnos les seguía el rector y los demás sacerdotes subdiaconos acolitos etc. luego mis padres junto con mis tíos y hermanos de mi abuela (familia intima) luego venia yo con mis primos de la mano de las hermanas de mi madre (familia no intima) demás parientes amigos vecinos tenederos etc, a pasar todo el mundo se paraba y los hombres se quitaban el sombrero hasta que terminada la procesión que se dirija a la parroquia (que estaba siempre abierta) donde se oficio la misa de difuntos, al finalizar los familiares íntimos yo entre ellos) formamos una fila desde el final de los bancos hasta casi el coche fúnebre donde la funeraria había depositado a mi abuela desde el pie del altar y todos los presentes nos expresaron sus condolencias. abrazos, lloros, ofrecimientos.....y luego se dirigían al féretro con un saludo mi catalán; ADEU EMILIA (nombre de mi abuela) FINS A TROVAR.NOS EN EL CEL.
Posteriormente el coche fúnebre el de las flores la familia intima con coches negros puestos por la funeraria y otos con taxis o coches particulares se dirigieron al cementerio. Yo me quede con mis primos ya que los niños no fuimos pero el vicario nos reunió junto con muchas otras personas y nos dio una charla corta sobre los novísimos.
Ahora asisto a entierros algunos católicos, donde nada de novísimos ni capas pluviales ni..... vamos como mucho un alba y estola, ni procesiones, ni responsos a casa o al tanatorio como mucho una misa del día o sea no funeral con solo un sacerdote y olvídense de las parroquias suelen estar cerradas ya que "tienen mucho trabajo". Así las vaciamos y tendrán mas tiempo para sus ocupaciones, que ignoro cuales puedan ser excepto colgar cubanas como el obispillo de Gerona.
Mis compatriotas de Gerona les ha entrado por la tronera lo de la independencia, cosas de esa burbujilla de valles y valles azotados por la tramontana.
EliminarHoy, en el Full Parroquial de Gerona n. 4800, de 3 de noviembre, el la glosa homiliar del obispo Mons. Francesc Pardo i Arigas, titulado "La mort pot ser vençuda?", dice por el final lo siguiente:
"Com integrar... la mort en la vida ordinària?... vivint, perquè ja hem començat a viure la Vida Eterna en plenitud i per sempre. Estem ja salvats, estem redimits...".
Objetivamente, la proposición "ya estamos salvados y redimidos" es mentira. Subjetivamente, la culpa y responsabilidad, la ignoro, no comprendo tal insensatez de Mons. Pardo.
Es verdad divinamente revelada que, ordinariamente, el hombre, al morir, tiene un juicio particular donde va a la Iglesia Triunfante, a la Iglesia Purgante o al infierno.
Es vergonzoso dar la razón teológica, un obispo tiene conocimientos teológicos y cuenta con un teólogo diocesano. El Catecismo, la Tradición, la Escritura, los Padres y Doctores, los grandes teólogos y santos, o Benedicto XVI en Spe salvi 46-47...
Los laicos tenemos el sacerdocio bautismal, que nos da el derecho y deber a Defender la Fé católica, defendiendo la fe y moral, los Sacramentos, los Mandamientos, la Liturgia y eclesiología, y el derecho canónico nos da la facultad de aplicar sobre esta proposición teológica falsa de Mons. Pardo, la censura de suspensión latae sententiae específica no declarada (por autoridad eclesiástica), por delito contra la verdad catolica en la condición de autor mediante acción típica y antijurídica por comisión y omisión.
Mons. Pardo conoce por doble vía (personal y asesor) sobre qué es la verdad y la mentira, y sabiéndolo, quiere decir la mentira y ocultar la verdad, causando escándalo de error en forma de enseñanza mentirosa a los fieles débiles, pequeños y pobres, violando su deber episcopal de la salvación de las almas y de confirmación y conservación del depósito de la fe, extendiéndola e intensificándola.
Dios no bendice a Gerona con vocaciones sacerdotales, pronto morirá porque destruyen la fe desde su cabeza, el obispo, ¡y qué no harán sus subordinados del seminario!
Mons. Pardo, conviértase y rectifique, regrese a la plena comunión con la Iglesia Católica.
Consejo: si el Papa, obispo o cura dicen cosas que chirrían, no hagan ni caso. A corrales. Sí sí no no.
Mns. Pardo confunde la Republica Catalana con la VIDA ETERNA!!!!
EliminarYo le aconsejaría que vaya una temporadita a aquella clínica tan elitista que tienen en Navarra para problemas de salud y Mentales. De paso, que lo pongan a dieta. Tanto tocino y tantas mariscadas le hacen perder EL OREMUS!!!
A "Gerona en construcción".
Eliminar¿Se escandaliza porque el Obispo F. Pardo escribe 'estem ja salvats, estem redimits'?
Escandalízese de nuestra liturgia: "Nos autem gloriari oportet in cruce Domini nostri Jesu Christi, per quem salvati et liberati sumus".
El arzobispo de Tarragona y Primado de España, Mons. Planellas, escribió en la glosa dominical de La Vanguardia, dijo:
Eliminar"El silencio puede ser, a veces, el más elocuente de todos los lenguajes. No saber qué se ha de decir frente a la muerte, es hacer un silencio que deja una puerta abierta a la esperanza."
Lo mismo que Mons. Pardo, Mons. Planellas dice una mentira objetiva, lo subjetivo, su culpa e imputabilidad, no lo sé.
A los sacerdotes y diáconos les pediría que no hicieran ni caso de esta sandez. Un presbítero debe predicar, como mínimo, los Novísimos, por los que toda alma, de ordinario, es juzgada en juicio personal para ir a la Iglesia triunfante, la Iglesia Purgante o el infierno, que nadie es santo hasta que uno no se muere y no puede ni pecar como hace el justo, que cada día peca 7 veces.
Me asomnra el mediocrísimo nivel espiritual y teológico de los Mons. Pardo y Planellas, lo que hace comprender el nivel en modo "infra" y "apostático" de sus ayudantes los presbíteros. Todo se explica.
10:07, nunca jamás debe de decir el obispo Mons. Pardo que estamos redimidos y estamos salvados,porque en lenguaje normal se entiende la Herejía Luterana de la predestinación, donde uno, si cree en Jesús, va sí o sí al Cielo, sin importar los pecados, suprema irracionalidad demoníaca de la sola fides luterana.
EliminarEstamos redimidos, pero no aún salvados ni del infierno ni del purgatorio.
La redención puede malograrse con la condenación. Estamos redimidos, pero ni salvados ni condenados, la estadistica indica más bien imperfectos, merecedores del purgatorio, pues al Cielo entran los que son perfectos como el Padre Celestial,y eso lo realiza el purgatorio, el perfeccionatorio.
Estamos redimidos del pecado original por el bautismo, pero eso no es suficiente, faltan las obras, pues sin obras, la fe es muerta.
Hay que reparar los pecados, y comulgar sin pecado grave.
Para salvarnos, además, hay que pedir perdón en el sacramento de la confesión, pero eso sólo sana la culpa, NO LA PENA, la cual se sana con la reparación de los pecados, como las indulgencias, las obras de misericordia, el ayuno, la oracion y la limosna, cumplir la moral, los mandamientos y los sacramentos, no ser hereje...
Es herejía luterana decir estamos ya ahora redimidos y estamos salvados, sin esperar ni la muerte ni el juicio, dando a entender que es una certeza total, plena y definitiva... sólo lo estaremos ciertamente después de la muerte y después de pasar el juicio particular.
Antes, en vida, no en absoluto, hay que esperar a la muerte y al juicio.
Poe eso Dios nos da la gracia de las consagraciones a los Corazones de Jesús y María, para tener una buena vida, una buena muerte, la abreviación del purgatorio y el premio del cielo.
Por eso se reza a los difuntos, para que si han ido al purgatorio, paguen su pena más rápido si es el querer de Dios, y si van al cielo, obtengan gracias y dones que ofrecer a los vivos.
Es la comunión de los santos: los vivos de la Iglesia Militante rezan a las almas de la Iglesia Purgante y Trinfante, y así reciprocamente.
Hombreee , Sr. Anónimo 16/11, usted no ve qué les importa un bledo los NOVÍSIMOS?? Primero, que no sé lo creen y segundo, tiemblan pensando que hay VIDA DESPUES DE LA MUERTE, porque LA REPRIMENDA que tendrán SERÁ GRANDE ALLÁ ABAJO !!!!
EliminarEl PRIMADO DE ESPAÑA es el Arzobispo de Toledo. Planellas es el Primado DE LA NADA, Gracias Dios.
EliminarEs Primado de LAS ESPAÑAS. Este es su titulo correcto. Mire como Pla y Deniel firmaba asi.
EliminarAl aprender a envejecer y morir le llamaban los clásicos “ars moriendi”. La Iglesia consideró siempre una de sus principales tareas la preparación para una buena muerte, desde la primerísima comunidad fiel, como da fe la Carta de Santiago (Sant 5, 14-16). El pensamiento cristiano sobre la misma se fue desarrollando con la práctica oracional, la liturgia, el acompañamiento pastoral a enfermos terminales y, por encima de todo, en la praxis sacramental de la unción. El primer texto sistemático se remonta al siglo XV, se supone que a petición del Concilio de Constanza (1414-1417): Tractatus artis bene moriendi. Cito el texto porque viene a cuento de la situación actual. El propósito de la obra era ayudar a los moribundos para prepararse a una buena muerte, es decir, morir en paz y gracia de Dios. La escasez de sacerdotes y la abundancia de enfermos terminales por culpa de la peste negra obligó a concienciar a los laicos sobre la importancia del ministerio del acompañamiento a los moribundos.
ResponderEliminarMagnífica reflexión la suya, mosén Francesc, que usted acompaña con el ejemplo. Siempre está al pie del cañón en el cementerio de santa Coloma. Es usted un auténtico avaro del tiempo de evangelización.
Totalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
EliminarLo dijeron Cicerón y Séneca, que en latín macarrónico es
EliminarSi vis salutem,
para iuventutem
El que quiera salud, que se la prepare en la juventud, pues
mens sana in corpore sano
Esto de FARSALIO es un nombre o un pseudònimo político?
ResponderEliminarTremendo y verdadero final el de este escrito sobre la evolución en las costumbres y ceremonias funerarias, con esa paráfrasis de los versos de Bécquer.
ResponderEliminarSi en las poblaciones pequeñas del interior de la "España vacía" que aún se podría hacer todo ese ritual que se describe, resulta qué no hay cura!...pues me imagino que se lo arreglará todo el mismo enterrador.
ResponderEliminarMe resultó muy sorprendente, hace poco tiempo, un pueblo pequeño que visité y me dijeron los ancianos que por allí no va ningún cura..¡Claro en las grandes ciudades o poblaciones que es donde suelen estar los curas pues, los rituales funerarios como antigüamente lógicamente ya no se pueden hacer...y se simplifica todo esto de forma y manera que los curas ni se enteran del entierro.
Hoy, por desgracia, la sociedad prefiere olvidar el único trance por el que pasaremos todos sin excepción. Me pregunto si es sano esto. Y lo peor es que la Iglesia haya cedido a la presión.
ResponderEliminarEl laicismo puede atacar, cierto y lo hace; pero el destructivo cáncer está en el pulmón de la Iglesia. Ayer vi y compré este libro, de segunda mano, en una librería católica, impreso en 1965, “Los nuevos curas” y su autor Michel de Saint Pierre. En la solapa de la portada se lee: ¿Los llamados curas progresistas, al confraternizar con el marxismo, no corren acaso un riesgo excesivo? ¿No serán a su vez absorbidos por estas doctrinas a las que atribuyen tan hondas afinidades con el Cristianismo? ¿Su arriesgada actitud no acabará siendo al fin un terrible peligro para la Iglesia y en definitiva un enorme triunfo para el marxismo?
ResponderEliminarEn las páginas introductorias ya se leen las profecías:
…Los artífices de yerros no hay que buscarlos entre los enemigos declarados. Se ocultan y constituyen una causa de inquietud y de angustia vivísima en el seno mismo de la Iglesia, enemigos tanto más temibles cuanto que lo son menos abiertamente. Nos referimos, Venerables Hermanos, a un gran número de católicos laicos, y, lo que es aún más de deplorar, a ciertos sacerdotes que so capa de amor a la Iglesia, completamente carentes de filosofía y de teología serias, impregnados, por el contrario, hasta la médula de una ponzoña de error extraída de los adversarios de la fe católica, se erigen, con menosprecio de toda modestia, en defensores de la Iglesia…
San Pio X (a propósito del modernismo)
En vez de afirmar sus ideas frente a las de los otros, se apropian las de los otros. No se convierte, se deja uno convertir. Tenemos el fenómeno inverso del apostolado. No se convierte, sino que se rinde uno. La capitulación está velada por todo un lenguaje, por toda una fraseología. Los antiguos amigos que han permanecido en el camino recto son considerados como reaccionarios, como traidores. No se consideran verdaderos católicos más que a los que son capaces de todas las flaquezas y de todos los compromisos.
Monseñor Montini, Arzobispo de Milán, 4 septiembre 1956.
La apertura a la izquierda acarrea consecuencias muy graves para las almas en lo que respecta a la fe y la vida cristiana, y a las condiciones de la Iglesia en Italia; no se han dado garantías suficientes, a fin de que el peligro de la apertura a la izquierda no se resuelva en perjuicio y en deshonor para la causa católica.
Cardenal Montini, 21 mayo 1960.
Seguid aportando vuestra cooperación multiforme al pensamiento, a la vida de la Iglesia, y poned generosamente al servicio de los demás vuestros propios hallazgos y vuestra propia experiencia. Pero que el pensamiento de las posibles repercusiones os incite sin cesar a unir al celo la cordura, al espíritu emprendedor una razonable fidelidad a las tradiciones del pasado, a la osadía de concepción la preocupación por una sumisión amante con respecto a los que asumen la primera responsabilidad del apostolado, pues solo así podréis responder plena y fructuosamente a la expectativa de la Iglesia y trabajar con eficacia por el bien de vuestra patria.
S.S. Pablo VI, mensaje a los franceses, 6 diciembre 1963.
Hay gente con suerte. La tía Mari, del excelente camarógrafo Juan Rayos, falleció en Biar en 2011 en plenas Fiestas de Moros y Cristianos. Vean la comitiva que se organizó hasta la iglesia:
ResponderEliminarhttps://vimeo.com/23849496
Madrid es mucho Madrid...
¿Sabían que el bus 110 tiene 12 paradas en el monumental cementerio de Ntra. Sra. de la Almudena?
Viaje en el 110, el autobús urbano que recorre 'la ciudad de los muertos' de Madrid
El Punto sobre la Historia 52: La Almudena
MANUEL BECERRA-CMTº ALMUDENA / CMTº ALMUDENA-MANUEL BECERRA
Yo recuerdo, de crío,que cuando se moría una persona en el barrio suponía una " fiesta-espectaculo, para la chiquillada.
ResponderEliminarPrimero, a lo lejos de la calle aparecía el coche funerario y el primero que lo divisaba gritaba " ya viene el coche", que solía llegar con notable adelanto.
Posteriormente, hacia acto de presencia el cura y los monaguillos, caminando, perfectamente revestidos y con la cruz procesional al frente.
El sacerdote no entreba en casa, esperaba en la puerta a que los funerarios sacarán el féretro, pronunciaba una oración y se ponía delante del coche mientras el séquito lo hacía detrás. Siempre caminando.
Llevaban al difunto hasta la Iglesia, donde tras la ceremonia correspondiente, ( responso, nunca Misa), el sacerdote despedía el duelo. Los familiares acompañaban al difunto al cementerio y el resto de la comitiva, se disolvía.
Recuerdo algo curioso que me gustaría que alguien lo ratificara y es que las mujeres no iban al entierro, solo hombres. Las mujeres se quedaban en casa del finado hasta el regreso de los hombres y con ello finalizaba todo el protocolo funerario.
Estoy hablando de una ciudad del cinturón de Barcelona y a principio de los años 60.
PD. La misa funeral se celebraba en la Parroquia no más tarde de una semana desde el óbito.
El obispo Pardo está demostrando que es un Falsario del carajo de la vela.
ResponderEliminarVeo que olvida las oraciones en latín y bendecir con agua bendita el cuerpo y, en el cementerio, la fosa abierta.
ResponderEliminarEn los pueblos de Grecia, es costumbre poner la tapa del ataúd a la puerta de la casa del difunto, en la calle.
En centro Europa, se hacen fotos de la cara del difunto en el ataúd (creo recordar que rodeado de flores de plástico)...
Era muy común, tanto en Europa como en Estados Unidos, el día de difuntos ir al cementerio a pasar el día y comer allí con toda la familia (como se sigue haciendo en México)
Parece que la moda de olvidarse de la muerte -y por consiguiente de la vida- es muy moderna y occidental. Muy seguramente, como tantas cosas, fruto de un plan para destruir nuestra civilización e imponernos sus ideologías que nadie quiere: la muerte da valor a la religión; sin muerte, la religión es innecesaria.
Sin los !muertos en las parroquias, estas se quedan sin vivos.
ResponderEliminarY sin vivos, los sacerdotes se quedan sin clientes.
Luego nos quejamos que pasa lo que pasa y que si el Concilio y lo que no es el Concilio.
Ya decía muy acertado San Pablo: "el que no trabaje, que no coma"
El día 1 de noviembre, día que la Iglesia Universal dedica a conmemorar los fieles difuntos...
ResponderEliminar...¿Cuántas misas de difuntos, con catafalco, velas y casullas negras, se han celebrado en Barcelona?
Aunque sean por los muertos de la parroquia fallecidos durante el año.
Es claro que, como los protestantes no creen en el purgatorio ni en la efectividad de misas y sacrificios personales (las famosas indulgencias) para ayudar a las almas a cumplir lo que le falta de pena y vayan al cielo, por razones ecumenicas, ecologistas y progresistas, la Iglesia de Cristo ha dejado estas prácticas, como ha dejado otras demasiado católicas.
Ahora recoge lo sembrado.
No entiendo que hablen de "nueva evangelización" cuando se ha desprendido con demasiada soberbia de sus fieles tradicionales .
Los tenderos dicen que cuesta mucho más hacer nuevos clientes que conservar los que ya tienen.
Menos la Iglesia, que como recibe el dinero sin necesidad de trabajar, pues no trabaja...
Hasta que se ha quedado sin clientes y la competencia amenaza con cerrar el grifo si no adora a Satanás, como cuentan los Evangelios.Y
R.I.P.
El dia le lo Fieles Difuntos es el DOS de noviembre, No el UNO!!!
ResponderEliminarEl día uno de noviembre es el de todos los Santos.
Eliminar¿Qué día es Halloween?