Los idiotas y los demiurgos

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Como estamos ante un trance sumamente importante en el que los creyentes tenemos un papel y una responsabilidad muy grandes, y es motivo de toda clase de susceptibilidades hasta el mismo hecho de exponer doctrina, en vez de hablar de las elecciones que se nos echan encima (recientes unas, y al caer otras más) y que van a determinar muchísimas cosas que nos afectan de lleno a los católicos, ante ese panorama prefiero divertirme jugando con las palabras.

Es que padecemos un grave déficit de libertad efectiva para defender cada uno aquello en lo que creemos. La dictadura de lo políticamente correcto, nos tiene amordazados. En efecto, ahí tenemos a un eximio representante no de la Iglesia, y menos de la universal, sino de una opción política muy particular que, como nos recordaba Oriolt, el pobre no pudo felicitar cristianamente la Pascua a sus fieles: ni a la mitad siquiera, por los graves descoyuntamientos doctrinales que padece. Pero eso sí, todo dentro de lo políticamente correcto. Efecto evidente de la idiotización, es decir de la particularización de lo que pertenece al démos si hablamos en clave política, y al pueblo de Dios si hablamos en terminología religiosa. ¡Cuánto jeroglífico!, ¿eh?

Bueno, vamos ya a la idiotez que nos atenaza, y veamos qué cosa extraña es. Idiota viene del griego ídios, que significa “propio” (de ahí idioma, idiosincrasia y claro está, idiotez e incluso idiocracia). En griego existe tal y cual el plural “idiotas”. Y demiurgo viene de démos, que es el pueblo. De ahí democracia, que es el poder del pueblo (y también demoscopia y demagogia). En griego, demiurgo es el que “trabaja” para el pueblo, para la comunidad. Érgon es el trabajo. De ahí el ergio, la energía, la sinergia. Encuentro muy interesante la evolución de la palabra “idiota” ya en la misma lengua griega desde sus mismos orígenes. Y me encanta constatar que hasta el día de hoy nos mantenemos en los mismos parámetros. Ni siquiera hemos necesitado traducirla. Nos ha bastado transliterarla.

Lo que me maravilla es que no les hayamos dado nunca a los políticos el nobilísimo nombre de “demiurgos”, los que trabajan (o dicen trabajar) por el pueblo. Les pega muy bien. Otra cosa es que luego la realidad se pegue bofetadas con los bellos nombres que le asignamos. Y justamente este nombre, yo creo que vale un potosí. Espero que algún día lo lleven los políticos con orgullo. Por lo menos el mismo orgullo con que los de a pie llevamos el título de idiotas.

Pero antes de explicar más extensamente el recorrido que han hecho estos nombres, creo que vale la pena detenerse en la más que curiosa, curiosísima oposición entre ambos: los idiotas por una parte, y los demiurgos por otra. Con la particularidad de que cuanto más idiotas son los que han de elegir a los demiurgos, más contentos están éstos. Es bastante sospechoso. De hecho, los tratan como idiotas, les engañan como a chinos: sin el menor rubor. Lo último, lo más enternecedor, es que para estas elecciones ha entrado un nuevo contingente de unos 100.000 votantes más, formado por un colectivo de los que llaman “de capacidades diferentes” y con severas limitaciones de derechos civiles muchos de ellos dada su condición (por ejemplo, no pueden administrar sus bienes para evitar que se abuse de ellos: porque es demasiado fácil engañarlos). A este colectivo, a efectos de votación se les ha declarado (ésa es la novedad) en iguales condiciones intelectuales que al resto de idiotas que votamos. O dicho a la inversa, se nos ha declarado al resto de idiotas que votamos, en las mismas condiciones que ellos. Y francamente está la mar de bien, porque viendo lo que son las campañas electorales, nos han colocado a todos en ese mismo rango intelectual: nos han cortado a todos por el mismo rasero, el más bajo posible. 

Efectivamente, para votar no hay unos más idiotas que otros: todos somos igual de idiotas. Por eso todos los votos valen lo mismo; y para muchos, también todas las votaciones valen lo mismo, incluso las convocadas infringiendo la ley y sin ningún tipo de garantías. Puestos a ser idiotas… Y además da la rara casualidad de que es a los idiotas a quienes menos cuesta convencer de unas cosas y de otras.

Pero no, no, no, no se me malinterprete; lo que pretendo decir no es que votar sea una idiotez, sino que la idiotez está (así lo entendían los griegos) en olvidar cada uno su condición demótica (de miembro de un démos) y descuidar la obligación de participar en la construcción y sostenimiento del démos que formamos: ya se trate de un demos menor (idiotez de barrio), ya de un demos mayor compuesto por demos menores. Y por supuesto, en la elección de los demiurgos. Los griegos llamaban idiota y con intención de insultarle, al que por ocuparse sólo de sí mismo, por empeñarse en ser sólo él mismo (ídios), descuidaba su dimensión colectiva y las respectivas obligaciones comunitarias. Les estaba muy bien que les llamasen idiotas en el peor sentido de la palabra.

Pero vayamos a nuestros demiurgos, a los beneficiarios de las decisiones de los idiotas. Antes que nada, conviene recordar que tampoco está nada mal el nombre de candidato. Viene de cándidus, relacionado con el candor, que es la blancura, y la incandescencia, que es la máxima intensidad del rojo vivo. Se llamaban así porque en la Roma antigua los que se presentaban a las elecciones, tenían que ir de blanco (in albis) durante nuestro equivalente de la campaña, para que todo el mundo pudiera identificarlos y ver cuál era su comportamiento. Era un auténtico “blanqueado”, que eso significa candidatus, para dar la mejor imagen de sí mismos por más Quasimodos que fueran. Así que nada de cándidos ni de candores. Es la campaña, toda ella diseñada para dar cada uno la mejor imagen de sí mismo, y las promesas más ilusionantes. Pero sabemos desde los romanos que eso no son más que operaciones de blanqueo. Confiando en la idiotez y en la falta de memoria de los electores. Amnesia es la falta de memoria en griego, y amnistía es la proclamación de que esa falta de memoria adquiere carácter oficial. Mira si cuentan con eso (con la idiotez y con la amnesia), que ellos mismos dicen sin el menor rubor que las promesas electorales son para no cumplirlas: es decir, para engañar a los pobres idiotas.

Volviendo pues a nuestros geniales demiurgos, su primer significado es el de operarios o artesanos que trabajan para la pólis. De ahí pasamos al significado de creador, artista. Ya Platón nos habla del demiurgós tu uranú, del artífice o creador del cielo. Y el mismo Platón, al buen orador lo llama demiurgós lógon: creador de palabras, de discursos, de razones. Y ya en el cristianismo, demiurgós fúseos es el Creador de la naturaleza. Y eso no obstante, en el ámbito político se mantuvo el nobilísimo nombre de demiurgós para el magistrado público.

Pero a cuenta de la teoría de las ideas de Platón, se produce una bifurcación interesante entre el creador de la idea (el auténtico creador) y sus ejecutores. Por supuesto que está el arquitecto (el creador de verdad) por encima de los albañiles (los realizadores de la idea, los ejecutores). Así para el neoplatonismo, en la Creación Dios es el Creador, con el Bien como patrón-razón de toda la creación, y por debajo están los demiurgos como ejecutores materiales. Esto se acentúa aún más con Plotino, neoplatónico que intenta armonizar la filosofía griega con el cristianismo. Y claro está, es a los demiurgos (los ejecutores materiales) a quienes se deben los errores; ellos son los responsables del Mal que se produce en la Creación. Otro tanto ocurre en la medicina. Aristóteles llama “demiurgo” al médico empírico, al que la medicina griega llamará también jeirurgós (quirurgo), el que trabaja con las manos, al que nosotros llamaremos finalmente cirujano: que muy al principio era el barbero-sacamuelas. ¿Que los demiurgos, es decir los políticos son sacamuelas? ¡Vaya coincidencia!

Y como la inclinación humana es irrefrenable, he aquí que quien alcanza la cúspide del poder intenta actuar como el dios inspirador de la política, él siempre bueno, por encima del bien y del mal, y coloca como demiurgos ejecutores de sus altas ideas de gobierno del pueblo, a la cascada de cargos subalternos (empezando por los “ministros”, que criados fueron y criados son del que tiene bien amarrado el poder). Siempre serán los demiurgos los responsables de los fallos, de los fracasos y de la corrupción. Nunca el diseñador y dueño del equipo de demiurgos. Un diseñador que por cierto no se limita a diseñar la maquinaria del poder que ha de administrar al démos, sino que se empeña en diseñar-crear al propio démos; ni se conforma con hacerlo desde la dimensión demótica, sino que aspira a invadir hasta lo más profundo el campo idiótico, el de cada uno, hasta definir cuál ha de ser la clase de idiocia o de idiotismo o de idiotez que han de lucir sus súbditos. La cosa es ciertamente grave, porque ya no le queda a cada uno (al ídios) la posibilidad de elegir su propia forma de idiotez: se le impone desde el poder. Estamos abocados a ser idiotas; pero no como mejor nos parezca a cada uno, sino como nos lo imponga el Estado mediante sus leyes y políticas.

Pero es preciso aclarar que los filósofos-teólogos, en cuanto vieron la catadura de los demiurgos, buscaron para Dios una superior categoría, la de “Poietés” que era, en efecto el poeta, el que creaba de la nada, el auténtico autor de la creación que luego ejecutaban los demiurgos. Y así, el Credo empieza: Pistéuo eis tón Zeón Patéra Pantocrátora (creo en el Dios Padre Pantocrátor= Todopoderoso), Poietén (poeta, Creador) uranú kai gés, del cielo y de la tierra (en otra ocasión intentaré explicar cómo yendo de traducción en traducción, hemos pasado de Poietén a Factorem, y de éste a Creador, pasando por Criador).

Pues sí, es realmente difícil, muy difícil llamar a cada cosa por su nombre y calificar a cada persona con el calificativo que realmente la califica. La corrección política no nos lo permite.

Virtelius Temerarius

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16 comentarios

  1. Para idiotez màxima tenemos a los biblistas católicos que no dicen ni pio de los miles de millones de años que el "dios" Ciencia aplica a la edad del mundo cuando en los libros de historia bíblica ya viene el tema del Tiempo especificado.

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    1. Anónimo 0:52,

      Para idiotez máxima, los que confunden la tarea de la religión con la de la ciencia. Me gustaría que alguien más autorizado que yo en estos temas, rebatiese las tonterías creacionistas que aquí sueltan algunos. El más indicado sería el sr Valderas, pero me temo que, anda muy atareado con los secesionistas.

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    2. Hay un mandamiento que dice "no mentiràs" y se puede aplicar a los biblistas catòlicos.

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    3. La tarea de la Religión mezclada con la Ciencia ya hace siglos que existe, la tenemos en el aborto, en el ecologismo (de actualidad hoy según el papa), en el homosexualismo, en la concepción artificial, y etc. No entiendo que al incluir el tema de la verdadera edad de la tierra cause tanto revuelo.

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    4. Caro Anónimo de la 0:52, los secesionistas no me quitan el sueño ni me distraen. El mal que causan sí. Un mal premeditado, venga del obispo Novell, del arzobispo Pujol, del abad X, del cura Y, de la monja Z, o del fraile W. Por ir contra la doctrina de la Iglesia, que es la doctrina de Cristo. Y lo saben, porque la historia está llena de sangre de justos derramada, de violencia de niños, de extorsión a los padres. Tres grados en el daño que causan determinados nacionalismos, en la propia España. Como ha escrito un periodista vasco, gente, mala gente, que maneja con igual desvergüenza la Biblia y la nueve milímetros parabellum. La imagen temblando, como un animalito acorralado, de Miguel Angel Blanco pocos días antes de su asesinato, no se me borrará nunca de la mente.

      El relato literal del Génesis y de otros libros del Antiguo Testamento no tiene justificación racional ni teológica. La ciencia no se cree Dios, sino que se considera un hábito mental, fundado en la contrastación de lo postulado o hipotetizado con la experimentación. Siempre sujeta a refutación, su mayor nobleza, progresa con proposiciones aventuradas que se apoyan en conocimientos previamente adquiridos y comprobados.

      Una de las cuestiones más apasionantes es, justamente, esa: el estudio del cambio en el naturaleza como prolongación de la obra creadora de Dios a través de los procesos de sedimentación y levantamiento, de choques de placas, de acción volcánica, de extensos fuegos, de extinciones en masa, procesos y fenómenos que duraron millones de años, aunque no todos los intervalos fueron iguales. La Biblia no habla del mundo microorganico, virus, bacterias y demás que se escapan a la capacidad de nuestra visión. Aparecieron hace miles de millones de años, como muestran los estromatolitos. La ciencia es un don de Dios. Debiera llevarnos a El. Como escribió Pasteur, mucha ciencia acerca a Dios, poca lo aleja de El. El gran impulso dado a la ciencia por los ingleses de la Royal Society de Londres se debe a que buscaban en sus explicaciones descubrir nada menos que el plan de Dios.

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    5. JMVG: recuerda que formas parte de una Iglesia que apedrea a sus profetas (ejemplo padre Custodio), y en esta Iglesia tenemos deber de enderezarla. El Creacionismo es una tarea pendiente y que cuando se recitan los 7 días de la Creación podamos decir "oficialmente" Palabra De Dios, no como hacemos llenos de dudas. En tu larga respuesta te luces con mucha metralla de letras para intentar convencer pero es imprecisa tu disertación. Te falta la habilidad del bisturí analítico.

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    6. Los cientificistas que rebaten el creacionismo, curiosamente nunca se meten con la teoria de género que no tiene absolutamente nada de científica y sí mucho de política.

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  2. Preciosa divagación filológica para explicar unos comportamientos políticos idiotípicos.

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  3. Totalmente de acuerdo con

    el Sr Valderas Gallardo.
    Al anónimo 11:35 le diría : Cree el ladrón que todos son de su condición!

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  4. Parece, según Virtelius, que la política sólo puede construirse sobre la idiotez, que por ahí anda el juego. Y que quien mejor traza se da para manejar la idiotez de la ciudadanía, es el que se lleva el gato al agua. Bien está, muy bien está, si eso nos cierra el camino al enfrentamiento por el poder mediante las armas, que ése parece ser el sentido de la democracia. Pero tiene un grave inconveniente, y es que si los poderes públicos se dedican a cultivar la idiotez de su clientela, es inevitable que ésta crezca. Y puesto que según decía Einstein la estupidez humana es tan infinita y tan expansiva como el Universo, es difícil saber adónde nos llevará este imponente crecimiento de la sociedad en idiotez.


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  5. Los millones de años son la mentira más escandalosa del s. XX. Nada tiene millones de años. El libro Darwin se equivocó demuestra que los Andes tienen 10.ooo años solamente y otras muchas cosas que pulverizan la teoría evolucionista, que no puede existir sin los millones de años añadidos a priori... Por favor, pensemos con nuestra cabeza, nada tiene millones de años, lo han hecho a propósito para atacar la fe de los creyentes y a fe que lo han conseguido. Qué ha pasado con el gran libro Darwin se equivocó del ingeniero alemán Hans... pues que lo ha censurado el Ministerio español de Cultura, y ya no lo podréis comprar en el mercado editorial. Señal que les hacía pupa. ya es hora que despertemos, estamos controlados sin saberlo. Hoy mismo nos han fumigado todo el día para detener las lluvias en lo posible y las redes van llenas del pucherazo español.

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  6. La paleontología y la Geología son muy anteriores a Darwin, cuyas aportaciones a ese terreno fueron mínimas, salvo la interpretación del fenómeno del cambio por selección, tesis que compartió con Wallace. No tiene sentido invocar a Darwin para datar la edad de la tierra o de un fósil, ni siquiera de su propio genoma. Existen distintos mecanismos y métodos para hacerlo, con una precisión finísima unos más toscos otros. Cuando a usted le dicen que porta genes neandertales o denisovanos, ¿qué cree que es literatura o ciencia ficción? En el seno del catolicismo esta discusión carece de sentido. No hay enfrentamiento entre ciencia y fe para un católico. Si desea enterarse cuál es la opinión oficial al respecto puede leer la encíclica Fides et Ratio.

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  7. Un idiota que juega con las palabras : llamar idiota a un idiota es lo propio de un IDIOTA. No he leído el "post" porque me huele a insoportable.Servidor soy un idiota,ji,ji.

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    1. Al ermitaño Daniel Martí.

      ¡Oh, qué juego de palabras tan divertido el suyo, señor Martí!, ji ji, incluidas las mayúsculas.

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  8. Señor anónimo de la 1:17.

    Yo nunca he considerado la Biblia un libro científico; por lo cual no me conmueve en absoluto constatar que las cuentas de la Biblia sean negadas por unos, reexplicadas por otros y recalculadas por lo de más allá. A mí me interesa mucho más la palabra de Dios que los números de Dios. Y si tenemos en cuenta que el amanuense de Dios no era matemático ni geólogo ni nada parecido, está claro que el contenido de la palabra de Dios no es numérico ni científico. Ir por tanto a contar las sílabas para encontrar en ese número el mensaje bíblico, se me antoja un desenfoque del tema. De todas maneras, señor anónimo, le leo siempre con respeto; porque es difícil que tras una afirmación de buena fe, no haya un núcleo de verdad. ¿Quid est véritas?, que le preguntó Pilatos a Jesús. Y en Él tenemos la respuesta.

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    1. Eso será para usted, pero no para la mayoría, que actúan de forma racional como corresponde al ser humano.. No es lo mismo 100.000 años que 4500 millones de años que dicen tiene la Tierra, los muy sabios. No existe ni un millón de años probado. Eso no es ciencia ni nada que se le parezca. Además, el engaño llega a tal límite que ni siquiera es verdad la foto de la Tierra desde el exterior que nos presentan. Las pocas, están apañadas,cuando tendrían que haber millones. Y por qué lo hacen? Pues porque la Tierra está achatad por los polos una barbaridad y está travesada de arriba abajo por los polos. Nadie puede ir a los polos. Y con esto quiero decir que la Ciencia que nos quieren vender es totalmente falsa. Resulta mucho más fácil desacreditar a la supuesta ciencia que a la religión católica. Ustedes están acomplejados.

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