El asesinato, primera causa de mortalidad infantil

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La Iglesia peca de ponerse demasiado de perfil en aspectos que afectan a su doctrina
(Javier Ortega Smith)

Desde la gran victoria de los abortistas de Nueva York, se hace imprescindible una revisión de las denominaciones y de las estadísticas.

En primer lugar, se hace imprescindible actualizar el concepto de niño, igual que se ha revisado el de anciano. Ya no se lleva calificar de anciano a la persona de 65 años. Igual que se está trabajando muy intensamente para poner el límite de la infancia a efectos de consentimiento sexual en los 12 años (de momento). Y calificar de formación sexual de la infancia a efectos de teoría-práctica con menores de edad en la escuela, lo que hasta anteayer caía bajo el inequívoco epígrafe de corrupción de menores.
 
Y obviamente, según los parámetros que se establezcan, las estadísticas dirán una cosa u otra. Por eso, ante la desvergüenza de tantos legisladores, que en algunas cuestiones se hacen los ciegos y los tontos, parece inevitable revisar el concepto de “niño-niña” y su respectivo adjetivo “infantil”, y a partir de ahí revisar las estadísticas. Porque habiendo avanzado tanto la tecnología ecográfica que podemos ver al niño en el vientre materno como si estuviera fuera, y habiendo avanzado tanto la medicina en cuanto a conseguir la supervivencia del no nacido a una edad cada vez más temprana (estamos ante un simple problema de edad) del no nacido, es absurdo que sólo por motivos de edad y situación anatómica, se les niegue a esas criaturas la categoría de niños.

Apunto entre medio, respecto a la manipulabilidad de los datos (totalmente objetivos), que las dimensiones de los países varían notablemente de una enciclopedia a otra en razón de que se cuenten o no las aguas territoriales, y en razón de que éstas comprendan las antiquísimas 3 millas, las más modernas 12 millas o las modernísimas 200 millas.

Quede claro que no me estoy refiriendo a la condición de ser humano del embrión y del feto desde el momento de la concepción (por eso es el 25 de marzo el día mundial en defensa del ser humano concebido y no nacido). No es eso. Me refiero exclusivamente a la clasificación de los seres humanos por edades, reivindicando la clasificación de niños (y no ya de fetos) para todo el que está en condiciones de vivir fuera del seno materno. 

Es ciertamente lamentable que eso sólo dependa de posicionamientos ideológicos y que sea la adscripción a una u otra tendencia político-religiosa, lo que determine que aquello que para unos es un niño completamente formado, para otros sea un cuerpo extraño en el cuerpo de la mujer, respecto al cual tiene ella absolutamente cualquier derecho, sin excluir el de matarlo.

No cuesta nada ponernos de acuerdo sobre algo tan obvio como que desde el momento en que el feto tiene capacidad de seguir vivo fuera del vientre de la madre, ha de ser tratado como un niño por la ciencia, por la tecnología médica y por el sistema jurídico. Otra cosa es negar la evidencia y comportarnos como si en el otro límite de la edad, nos empeñásemos en considerar y tratar jurídicamente como anciana, a la persona de 50 años.

Y bien, en el supuesto de que no todo el mundo acepte que el niño no empieza a serlo desde el momento que nace (de lo contrario, nacería otra cosa, pero no un niño), sino que empezó a serlo unos meses antes (repito, el debate no es sobre su condición de ser humano, sino sobre su condición de niño, que es una cuestión de edad), sería preciso enmendar las estadísticas sobre mortalidad infantil de acuerdo con este otro criterio, al menos para los que entienden la situación de este otro modo. Por algo tan elemental como que no tiene ninguna gracia proclamar a bombo y platillo que gracias a la ciencia médica, la mortalidad infantil por determinadas causas (luego las repaso) ha descendido tanto o cuanto. Es la manera más burda de amañar unas estadísticas. Si los médicos asesinan a la mayoría de los que sufren esas enfermedades antes de que nazcan, y como aún no han salido del vientre de su madre no son contabilizados como niños, ¡a cualquiera no le salen las cuentas! Así las estadísticas de morbilidad y de mortalidad infantil, quedan realmente vistosas. Y con derecho a enriquecer el medallero.

A partir de ahí, si construimos una estadística seria de la mortalidad infantil, no quedará más remedio que llegar a dos conclusiones: primera, que eso de la reducción de la mortalidad infantil es un cuento chino; y segunda, asignarle al infanticidio el puesto de primera causa de mortalidad. El hecho de que lo ampare la ley, no hace que no sea objetivamente infanticidio (matanza de un infante). Y que al no estar dispuesta la ley a llamarlo por su nombre, lo llame aborto, no cambia en absoluto la naturaleza física del hecho. Lo cual, dicho sea de paso, califica de forma muy transparente a la sociedad que lo establece como jurídicamente bueno. Y no digamos ya a los legisladores que celebran como un gran triunfo que la ley apure hasta el límite el derecho de matar al niño por el simple delito de no haber nacido aún. Y para más inri, esos son los mismos que se oponen furibundamente a la pena de muerte contra los criminales. ¡Vaya cosas! Contra los que han cometido el “delito” de no haber nacido, bien está la pena de muerte con el agravante de tortura; pero es inadmisible que se les aplique a los asesinos y violadores. 

Tengamos en cuenta que las estadísticas calculan la mortalidad infantil desde que nace el niño hasta que cumple 18 años (es en esa edad cuando termina oficialmente la infancia). Es lo que dice la Convención sobre los Derechos del niño: se entiende por niño a aquel ser humano que es menor de 18 años de edad; teniendo eso en cuenta, las principales causas de mortalidad de 0 a 1 año, son los trastornos genéticos y del desarrollo que se presentan al nacer, los problemas de los prematuros y los problemas de salud de la madre durante el embarazo. De 1 a 4 años, en primer lugar están los accidentes (en su mayoría, domésticos), los genéticos y de desarrollo pasan a segundo lugar, y ocupa el tercer lugar, el homicidio casi siempre a manos de la madre. ¡Espeluznante! Y de 5 a 14 años siguen ocupando el primer lugar los accidentes, la segunda causa es el cáncer, y vuelve a estar la muerte infligida (pero esta vez en forma de suicidio) como tercera causa de mortalidad infantil.

Son unas estadísticas nada halagüeñas, que nos advierten bien a las claras de que hemos confeccionado por una parte una lista bien estrambótica de prioridades (seguimos sin enterarnos de que la vida empieza en el vientre de la madre; y que si ahí no es sagrada, apaga y vámonos); por otra parte, no sería nada descabellado empezar a plantearnos si los infanticidios que son segunda causa de mortalidad de 1 a 4 años, y los suicidios que son la tercera causa de mortalidad de 5 a 14 años, no tendrán que ver con la conciencia tan favorable al infanticidio que hemos cultivado legalizando su práctica con tal que se cometa antes de que el niño acabe de nacer (y como la gente no se para en sutilezas…) Es decir que si es tan bueno el infanticidio pre-parto, nada tiene de extraño que se siga luego coqueteando con la muerte. La conciencia ya está entrenada. 

Vivimos en la más pura hipocresía y fariseísmo. Ya constató Juan Pablo II que el mismo aborto y el infanticidio consiguiente, no era algo que afectaba únicamente a los individuos implicados directa o indirectamente: estamos ante una realidad más amplia -decía- que puede considerarse como una verdadera y auténtica estructura de pecado, que en muchos casos se configura como verdadera cultura de la muerte. (…) estamos en realidad ante una objetiva conjura contra la vida (Evangelium vitae 12). En ella están implicadas desde Instituciones Internacionales hasta magnates de la globalización, que alientan financieramente campañas permanentes para difundir la anticoncepción, la esterilización y el aborto infanticida (cf. Evangelium vitae 17). 

Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente -afirmaba el papa Wojtyla-, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Pero esta es la muerte de la verdadera libertad: “En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo” (Juan 8,34).

¿Qué nos pasa ahora? ¿El pecado es ya sólo el deshielo de los polos y la contaminación oceánica del plástico? ¿Es que se apagó con el papa Juan Pablo II el don profético en la Santa Iglesia? Ciertamente, la profecía es cruz, desprecio y la persecución de un mundo que espera que le digamos no la Verdad, sino lo que quiere oír en cada momento. ¿Hemos olvidado cuál es el precio de la gracia que reivindicaba el Rvdo. Dietrich Bonhoeffer? ¿O es que Javier Ortega Smith acabará teniendo más razón que un santo? 

Custodio Ballester Bielsa, pbro.
www.sacerdotesporlavida.info

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10 comentarios

  1. La Carta de Benedicto (1/2)17 de abril de 2019, 3:15

    "¿Qué nos pasa ahora? ¿El pecado es ya sólo el deshielo de los polos y la contaminación oceánica del plástico? ¿Es que se apagó con el papa Juan Pablo II el don profético en la Santa Iglesia?"

    En mi opinión, la reciente carta de Benedicto XVI da la solución. La Revolución sexual de 1968 infectó a la totalidad de la Iglesia. Pero en realidad, Benedicto olvida que la Iglesia se adelantó al 1968 con el Catecismo Holandés de 1966, redactado a traición mientras se hacía el concilio de 1962-65, junto con el infame Concilio pastoral holandés de 1967-69.

    Dicho Catecismo Holandés, que estuvo a punto de excomulgar a toda los obispos holandeses, tenía la casi totalidad de los errores y herejías luterano-protestantes que la Teología del Rin (Holanda, Bélgica, Alemania, Austria y Suiza) han contaminado a la Iglesia del Tíber (y la del Tàber de Barcelona):

    - Existencia de ángeles y demonios, creación inmediata del alma, pecado original, Adán y Eva, poligenismo, concepción virginal de Jesús, virginidad perpetua de María, satisfacción expiatoria ofrecida por Cristo en el sacrificio de la cruz, perpetuación del sacrificio en la Eucaristía, real Presencia eucarística, transubstanciación, infalibilidad de la Iglesia, sacerdocio ministerial y sacerdocio común, autoridad en la Iglesia, Primado romano, conocimiento de la Trinidad, conciencia divina de Jesús, bautismo, sacramento de la penitencia, milagros, muerte y resurrección, juicio y purgatorio, <<<<>>>>

    Falta, además, lo que entró durante 1960-1970: el liturgismo innovador (con misas inventadas, sin la fórmula de consagración, con comulgantes en pecado mortal -profanación- y oficiante en pecado mortal -sacrilegio-), el ecumenismo irenista e indiferentista (todas las religiones son queridas por Dios y todas salvan, no hay que hacer proselitismo), y la Nueva Era: parapsicología, orientalismo budista e hinduista, psicologismo del desarrollo personal y autoayuda, técnicas de respiración y meditación, focusing, mindfulness, fuerzas y energías, nueva angeología, incluso adivinación e invocación de espíritus (al menos un párroco barcelonés lo hizo).

    Con el agravante, según el juicio preclaro y profético de Benedicto, de que la Iglesia actual de Francisco está más debilitada para combatir todo este enorme cargamento de errores y herejías: hoy, sólo Hércules puede limpiar las cuadras de Áugeas luego de casi 60 años de estiércol satánico acumulado.

    En efecto, Benedicto dice que el Catecismo de 1992 y Veritatis splendor de 1993 fueron los diques de contención de todos los errores expuestos más arriba. Tanto el uno como el otro establecían la verdad divinamente revelada de la existencia de actos morales perversos objetivamente, con independencia de la situación subjetiva (culpa, atenuante, eximente) del pecador. Son los actos intrinsece malum per se semper et pro semper, de la Tradición clásica: proposición que es buena y por ello, evidente e irrefutable, es verdad absoluta, y es atractivamente bella.

    Pues bien, Amoris laetitia introdujo en su Capítulo VIII toda la moral luterana contraria, la del bonum incompletum et imperfectum. No hay verdad absoluta, no existe lo intrinsece malum. Ejemplo: si un adúltero (también un matrimonio homosexual) tiene la culpa atenuada por alguna circunstancia, muestra amor y fidelidad conyugal y familiar, buen trato y satisface todas las necesidades, entonces todos estos bienes parciales convierten en bueno, aunque incompleto e imperfecto, a un matrimonio adúltero u homosexual: pueden recibir la comunión eucarística y ser absueltos, continuando con su convivencia adúltera u homosexual (por extensión analógica).

    Ante ello, se han presentado las Dubia y diversas correcciones fraternas, incontestadas todas ellas desde hace casi tres años, aunque aún pueden responderse.

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    1. La Carta de Benedicto17 de abril de 2019, 12:17

      La colocación de estos corchetes <<<<>>>> ha eliminado su contenido interior, el cual se vuelve a reproducir. Como se ve, el Catecismo Holandés de 1966 se adelantó a la Revolución sexual de 1968, es decir, que primero se corrompió la Iglesia antes que el mundo occidental, y esto tiene gravísimas repercusiones en el mundo, pues la Iglesia es la intercesora y protectora de la humanidad ante Dios mediante oraciones, misas y sacrificios, pero si se corrompe, entonces el mundo sufre del mal que le llega de quien debería ser su defensor y benefactor, la Iglesia Católica:

      "...universalidad de las leyes morales, indisolubilidad del matrimonio, regulación de los nacimientos, pecados graves y leves, estado matrimonial."

      Con el tiempo, la Iglesia corrompida en Holanda y en Bélgica, acabó por devastar y asolar a sus propias sociedades: los obispos católicos holandeses y belgas hicieron que su nación fuera pionera en la eutanasia legalizada para los niños, la prostitución y el "matrimonio gay"...

      Para Benedicto XVI, por lo tanto, es irrompible la unidad "intrinsece malum + martirio", frente al luterano protestante "bonum imperfectum + complacencia laxa".

      De todo ello, se puede concluir que cualquier consagrado, sea del color que sea, de blanco, morado, rojo o negro, o religioso blanco-negro, marrón..., sólo y únicamente dan doctrina católica verdadera si en sus escritos y declaraciones incluyen el binomio "intrinsece malum + martirio".

      Si lo niegan o lo ponen en duda, o bien si omiten o silencian su deber de emitirlo, entonces NO dan verdadera doctrina y pastoral católicas, y por lo tanto, sus escritos y declaraciones han de ser rechazados de plano y sin contemplaciones.

      Benedicto habla de este conjunto "intrinsece malum + martirio" como de un requisito esencial y necesario para dar enseñanza católica auténtica y, sobre todo, para santificar y curar y salvar a las almas.

      Si no está, o se niega o duda del duplo "intrinsece malum + martirio", entonces ahí está la mano del demonio y hay que huir, ahí está el espíritu del engaño, mientras que el dúo luterano "bonum imperfectum + complacencia laxa" es pura enseñanza satánica.

      Así lo ha dicho Benedicto, aviso a navegantes, en especial, para los que hoy viven en el Vaticano, y sobre todo, a los consagrados del Palacio Episcopal ubicado a los pies del Tàber, el cerro situado en el Barrio Gótico de Barcelona, a 16,9 m sobre el nivel del mar, y que acogió el primer asentamiento romano de la nueva Barcino.

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  2. La Carta de Benedicto (2/2)17 de abril de 2019, 3:17

    El concepto de intrinsece malum está bien explicado en:

    - Encíclica Veritatis splendor (Juan Pablo II) numerales 79-83 y 95-97
    - Catecismo 1753-56: hay actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio.
    - Catecismo Mayor de San Pío X, numeral 968: ¿Por qué se dice que estos pecados claman al cielo? - Dícese que estos pecados claman al cielo porque lo dice el Espíritu Santo, y porque su iniquidad es tan grave y manifiesta que provoca a Dios a castigarlos can los más severos castigos.
    - Soyez les Bienvenues, Discurso sobre los errores de la moral de situación, 18 de abril de 1952, Pío XII, numerales 9-10
    - Dignitatis humanae 7: orden moral objetivo.
    - Ecclesia de Eucharistia 37: comportamiento externo grave, abierta y establemente contrario a la norma moral, manifiesta indisposición moral.
    - Reconciliatio et paenitentia 17: “existen actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto”.
    - Declaración Persona Humana (1975), n. 10: El hombre «peca mortalmente (…) cuando consciente y libremente elige un objeto gravemente desordenado, sea cual fuere el motivo de su elección»

    Los concretos actos concretos intrinsece malum:

    - Pecados que claman al cielo: Catecismo de San Juan Pablo II, numeral 1867, y Catecismo Mayor de San Pío X, n. 867:
    1: Homicidio voluntario, asesinato, aborto
    2: Práctica de la homosexualidad o sodomía
    3: Opresión contra el pobre
    4: Agravio al forastero, a la viuda y al huérfano
    5: Injusticia con el asalariado

    - Casti connubii (Pío XI, 1930), n. 20: evitar los hijos en el matrimonio... es un acto torpe e intrínsecamente deshonesto

    - Gaudium et spes 27:
    1. Respeto al hombre... sin excepción de nadie... [no] cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente
    2. anciano abandonado de todos
    3. trabajador extranjero despreciado injustamente
    4. desterrado
    5. hijo ilegítimo que debe aguantar sin razón el pecado que no cometió
    6. hambriento
    7. atentado contra la vida
    8. genocidios
    9. aborto, la eutanasia y el suicidio deliberado
    10. toda violación de la integridad de la persona humana:
    - mutilaciones
    - torturas morales o físicas
    - conatos sistemáticos para dominar la mente ajena
    11. todo cuanto ofende a la dignidad humana
    - condiciones infrahumanas de vida
    - detenciones arbitrarias
    - deportaciones
    - esclavitud
    - prostitución
    - trata de blancas y de jóvenes
    12. condiciones laborales degradantes
    13. ...son en sí mismas infamantes, degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador

    - Humanae vitae 14: aborto, esterilización, anticonceptivos
    - Donum vitae 2 (desarrolla Humanae Vitae 14)
    - Evangelium vitae: 62 aborto directo, 73 aborto y eutanasia
    - Catecismo 2357: homosexualidad
    - Catecismo 2356: violación, incesto, pederastia
    - Catecismo 2370: anticoncepción
    - Catecismo 2352: autoerotismo
    - Catecismo 1756: blasfemia, perjurio, homicidio, adulterio

    Por lo tanto, la verdad absoluta, los actos intrinsece malum, están unidos a la vida MARTIRIAL según Benedicto:

    "Hay valores que nunca deben ser abandonados por un valor mayor e incluso sobrepasar la preservación de la vida física. Existe el MARTIRIO. Dios es más, incluida la sobrevivencia física. Una vida comprada por la negación de Dios, una vida que se base en una mentira final, no es vida.

    El MARTIRIO es la categoría básica de la existencia cristiana. El hecho que ya no sea moralmente necesario... demuestra que la misma esencia del cristianismo está en juego."

    Como demuestra Amoris laetitia, el asumir la moral luterana del bonum incompletum et imperfectum, conduce a la vida relajada y consentida, donde el martirio es visto como un crimen contra los derechos humanos.

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    1. "El órgano de los obispos alemanes carga contra la carta de Benedicto infovaticana.com/2019/04/17/el-organo-de-los-obispos-alemanes-carga-contra-la-carta-de-benedicto-xvi

      Para algunos obispos alemanes, la carta de Benedicto es una incitación al cisma. Bien, eso demuestra que Benedicto les ha descubierto con el carrito de lis helados, y que hacen tufo a Lutero y su teología es un pufo protestantizado. Ponen en un grave compromiso a Francisco, pues los alemanes de la mafia de San Galo son sus apoyos y asesores. El cisma avanza, y un día, puede venir de sopetón.

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    2. ¿Conoce algún pecado que no sea "intrínsecamente malo"? Esta expresión, novedad de Juan Pablo II, parece designar la gravedad del pecado y no otra cosa. Y así acaba diciendo el Catecismo en su 1756: "son siempre gravemente ilícitos"

      La Iglesia siempre ha distinguido entre pecados mortales y veniales, aunque la distinción sea imprecisa. Creo que la expresión "intrínsecamente malo", que algunos han manipulado usando "intrínsecamente perversos", no aporta nada.

      Los pecados siempre los cometen las personas.

      Por ejemplo, tener relaciones sexuales es bueno o malo, depende de las circunstancias personales. Mutilar, es bueno o malo, depende de las circunstancias.

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  3. “Y calificar de formación sexual de la infancia a efectos de teoría-práctica con menores de edad en la escuela, lo que hasta anteayer caía bajo el inequívoco epígrafe de corrupción de menores.”

    Es mucho peor. Algunos propugnan hacerlo “desde los cero años”. Se dicen católicos y se dicen guardianes de la ortodoxia. Y los hay que ni por estas se quieren enterar de lo que son realmente:

    “los psiquiatras consultados por RC recomiendan que también es importantísima la educación y la formación sexual desde los cero años”

    04/09/18

    https://religion.elconfidencialdigital.com/articulo/familia/psiquiatra-da-algunas-pautas-pregunta-papa-diria-padre-hijo-homosexual/20180903192721026094.html

    Repito con mayúsculas: “DESDE LOS CERO AÑOS”. Se trata del medio "religioso" de José Apezarena. Nadie le ha dicho nada. Es correligionario del obispo renunciado Jaume Pujol. Impunidad absoluta.


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  4. "Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente -afirmaba el papa Wojtyla-, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Pero esta es la muerte de la verdadera libertad: “En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo” (Juan 8,34)."

    Sobre la eutanasia, en Holanda se practica el mayor porcentaje sobre difuntos, el 4%.

    En España, el 4% sobre 400.000 de esos anuales implica unas 16.000 eutanasia anuales, practicadas quizás por los mismos médicos que te están curando.

    La eutanasia, según la experiencia belga y holandesa, demuestra que cuando entra, se queda y no se va.

    Además, es expansiva en números, cada vez más, intensiva en su facilitación, médicos, familiares y sociedad te exigen que optes por la eutanasia, con mayor legitimación, se ve como un acto cruel que elijas las curas paliativas, y cae por una pendiente resbaladiza más inclinada hasta desembocar en un precipicio de muerte, más muertos, más causas para morir.

    En Bélgica, hubo 24 eutanasia en el primer año, 2002, y hoy son 2000, para 11.000.000 de habitantes y unos 100.000 fallecimientos.

    Su expansión es voraz, típico de la influencia demoníaca: se matan a recién nacidos enfermos, por homosexualidad no querida, por sordera y ceguera, por estar preso, por cualquier enfermedad que se considere que ataca la vida digna, e incluso por simple voluntad (Suiza).

    Como dice el P. Custodio, y Benedicto, asistimos a un inédito cambio cultural que convertirª el catolicismo en un residuo cultural, siendo sustituida por una sociedad sumisa a la cultura de la muerte, el laicismo de exclusión, el relativismo moral y la Ideología de género, promovida por parte de la falsa iglesia, cuerpo místico de Satanás.

    Verdadera ingeniería social de dirigismo cultural de masas, que con tiempo, lobotomizará el recuerdo y memoria de lo que fuimos: nuestros abuelos cuidaban de nuestros enfermos y moribundos bisabuelos y tatarabuelos, los hijos abortan ya a sus propios hijos, y los nietos a sus ascendientes los abandonarán y eutanasiarán, si se tercia.

    Lamento la inactividad colectiva de los obispos: ¿por qué?

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  5. Grandioso artículo de Mn. Ballester, como todos los suyos.
    Siga ASÍ!!!

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  6. LO VERDADERAMENTE IMPORTANTE ES EL AGUA

    Causa una pena muy profunda que encontrándose la Iglesia totalmente sola como institución que defiende la moral cristiana tradicional, y rechaza toda la basura de inmoralidades que nos están imponiendo desde el poder, causa enorme pena ver que nuestros obispos o callan alevosamente, o se sacan de la faltriquera las estupideces esas del agua, de la ecología y demás. Y no porque sean estupideces per se, sino porque lo son atendiendo al orden de prioridad de las cuestiones específicas de la Iglesia, de las que nadie más se ocupa.

    Es una vergüenza que tanto el papa como nuestro cardenal arzobispo se hayan apuntado al populismo fácil de la escasez de agua. Les faltan los plásticos. Y para disimular, hablan una vez al año de las grandes cuestiones morales que les atañen. ¡No van a estar hablando siempre del aborto! Pero del agua sí, nuestro cardenal ya van dos veces bien seguidas.

    ¡Qué pena y qué vergüenza!

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  7. La falta de ética en la sociedad actual es escalofriante. Parece que cuanto más conocimiento hemos adquirido en todos los aspectos, en lugar de superarnos intelectualmente, descendemos hacia comportamientos cada vez más primitivos y egoístas. ¿Volveremos a ser Neardentales?.

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