"Porque reconocer la verdad nos hará libres en esta tarea, Montserrat siempre estará presente"

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Con estas palabras tan gloriosas, tan épicas, termina la homilía-discurso que pronunció el abad de Montserrat supuestamente para pedir perdón por los abusos reiteradamente denunciados durante su dirección de la comunidad,  sin que hiciera absolutamente nada, primero para evitar más daños, y luego para reparar los daños causados. 

Lo único evidente es que de sustanciarse judicialmente la verdad sobre los abusos en Montserrat, a ese engolado portavoz del monasterio, de la catalanidad y de la Moreneta, a lo único que le llevaría esa verdad, sería a la cárcel. ¿Es ésa la libertad que le granjeará la verdad sobre los abusos al abad de Montserrat? Lo más probable es que tras esas palabras (en las que se incluye una tarea, una “tasca” seguramente excelsa, se esconda algo misterioso, incluso algo místico. Reconocer la verdad.

Lo primero que llama la atención de ese discurso es que el abad no asume, y ni siquiera nombra su propia responsabilidad sobre esos “hechos pasados” de abusos a menores por parte de “hombres de Iglesia”, sino que la diluye en la comunidad. Hechos de los que dan cuenta los medios de comunicación. Ante esos hechos, sus hermanos de comunidad y el mismo abad (i jo mateix), ¡qué valor!, piden humildemente perdón a las víctimas, se solidarizan con su dolor y ofrecen el soporte de la comunidad.

Piden perdón también a todas las personas a las que el conocimiento de estos hechos ha podido escandalizar o hacer perder confianza en instituciones de Iglesia. “Y además (¿) (encara) pedimos perdón por las cosas que en el pasado en Montserrat no se hayan podido hacer suficientemente bien (prou bé) o hayan facilitado comportamientos indignos”. Y sigue: “Los abusos son un problema que se ha dado también en la Iglesia (¡!) y que conviene afrontar conforme a las directrices de la Santa Sede”. “Estos hechos denunciados han golpeado a todo el mundo (tothom). También a nuestra comunidad”. Y luego sigue la humilde petición de perdón.

Toda esa extraña confesión en la que no aparece el menor reconocimiento de culpa ni el menor propósito de enmienda, suena ciertamente rara: con el peculiar tono aristocrático montserratino que ni se tizna ni se mancha, porque son capaces de atravesar barrizales y ciénagas levitando sobre ellas. Envueltos en el manto de la Moreneta y protegidos por la estelada, son doblemente invulnerables. Así que ni abusos a menores, ni mafias rosas ni mangancias económicas son capaces de alcanzar a la altitud de la santa montaña en que se han instalado. Cuentan con su enorme superioridad (¡para qué vamos a engañarnos!), que es la superioridad del pueblo catalán, que tiene en ellos su máxima expresión. Saben que le van de maravilla al supremacismo separatista, y que contarán con ellos aunque la constitución catalana se declare atea, enemiga de la Iglesia y de la doctrina y la moral que siempre ha predicado. Ellos están por encima de estas miserias, y están totalmente seguros de que tanto ellos como sus compañeros de viaje (los políticos) cabalgarán todas las contradicciones que surjan. Ya lo van demostrando.

Tanto flotan sobre las miserias que embarran al mundo y a la Iglesia, que el padre abad (en la misma línea del arzobispo primado de Cataluña), sin despeinarse, viene a decir que tampoco hay para tanto, porque “los abusos son un problema que se ha dado ‘también’ en la Iglesia” (como si ellos no formasen parte de la Iglesia, igual que junto con el resto de separatistas, no forman parte de España). Y si el abad no ha hecho nada absolutamente ni por frenar la comisión de esos crímenes por parte de subordinados suyos, ni tampoco ha movido un dedo para reparar tanto daño, es porque “conviene” abordar el “problema” (no es más que un problema) según las directrices de la Santa Sede. Pelotas fuera: si el Vaticano no ha hecho nada por resolver ese problema, ¿con qué derecho les va a exigir nadie a ellos, ¡a ellos!, que le hagan frente?

Porque al fin y al cabo, se trata simplemente de cosas que “en el pasado, en Montserrat, no se hayan podido hacer suficientemente bien o hayan facilitado comportamientos indignos”.  Todo muy hipotético, y en cualquier caso, se trata únicamente de cosas que “no se haya podido” hacer suficientemente bien (tampoco hay para ponerse así, ni menos con Montserrat) o que hayan facilitado comportamientos indignos. Como dice el arzobispo Pujol, unos simples “comportamientos indignos” tampoco son como para armar la de Dios es Cristo.

Pero lo que es de traca es el final de la homilía-discurso: “Porque reconocer la verdad, nos hará libres”. ¿De qué verdad está hablando el padre abad? ¿De que el Vaticano ha hecho tanto como ellos por resolver ese “problema”, y que por tanto no van a ser ellos más papistas que el papa? ¿Es ésa la verdad de que habla?

¿O se refiere a las cosas que “en el pasado” en Montserrat “no se hayan podido hacer suficientemente bien” (tampoco hay que ser tan puntillosos, ¿no?) o hayan facilitado (por parte del abad, ¿no?) “comportamientos indignos”? Tan indignos como el abuso sexual contra menores encomendados a su custodia. “Comportamientos indignos”, eso sí que es flotar: pura minucia.

O, viendo que aquí no hay verdades que le puedan granjear la libertad, ¿no se referirá a otro género de verdades más sublimes? ¿No estará invocando la libertad que le venga de la proclamación de la única verdad en la que él cree?

Porque quizá no se haya dado cuenta aún el padre abad de que las verdades por las que ha flotado en su homilía-discurso, son tremendas verdades de complicidad continuada a lo largo de muchos años en la comisión de graves delitos. Y no creo que se refiera a esa verdad; porque justamente esa verdad, justamente esa no le haría libre, sino que daría con sus huesos en la cárcel.

Seguro, por tanto, que se refiere el abad de Montserrat a la verdad absoluta en la que vive y por la que vive. Confía, el muy ingenuo, que esa verdad le hará libre, porque en esa tarea, Montserrat siempre estará presente. ¿Hay que aplaudir?

Cesáreo Marítimo

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15 comentarios

  1. Suponiendo la veracidad de las acusaciones de la víctima y de lo que dijo el abad Soler, entonces éste ha cometido lo que en derecho canónico se conoce como "tolerancia", es decir, tener conocimiento y noticia directa de los hechos criminales, pero omitir la debida emisión de la resolución que incoe el proceso debido (canónico y penal) que imponga la pena justa, si cabe, a la conducta típica, antijurídica, culpable y punible: los abusos de un consagrado a un menor.

    Por ello, la tolerancia canónica también es una conducta típica, antijurídica, culpable y punible, en su modalidad de delito de omisión.

    Todo ello parece justicia poética y divina: por las docenas de años tolerando y disimulando todo tipo de delitos, violaciones y abusos en materia de fe, moral y culto, van a tener que responder de un delito que a ojos del mundo es infamante: el abuso a menores.

    Porque todos nuestros consagrados dirigentes (obispos, abades y superiores, incluyendo al de Poblet y todas las congregaciones y movimientos, incluyendo a los colegios católicos):

    - No han hecho nada ante los delitos litúrgicos masivos: alteración de las palabras de la misa, fórmulas de consagración inválidas, administración de la comunión negligente

    - Ni ante las herejías de fe: Dios, purgatorio, infierno, demonio, posesiones, escatología, inerrancia de la Biblia, eclesiología...

    - Ni ante la extensión de la cultura de la muerte (aborto, eutanasia), relativismo moral (divorcio, parejas de hecho, sexualidad, familia, matrimonio, educación), laicismo beligerante de exclusión e ideología de género (homosexualidad y transexualidad)

    - Los escándalos de vida, en este caso sor Forcades, cuando unió la política con su condición de monja, y promovió y promueve un partido político con un programa totalmente anticatólico


    Les ha importado un bledo, un pepino y un pito todo lo referente a su propia religión, han tolerado y disimulado por toneladas durante más de 50 años, desde el fin del Concilio en 1965, y ahora van a pagar, al menos con deshonra y deshonor, con indignidad moral, mala fama y pérdida de imagen, por un delito que sí condena el mundo, el abuso. Orgullosos, soberbios y vanidosos, se han creído señores del mundo, del bien y del mal, diosecillos. Pobrecillos.

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  2. Cuánto dinero estará recibiendo este joven?

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    1. Para saberlo, y aún sólo sería una posibilidad, es una investigación inquisitorial del Ministerio Fiscal: si ingresó en cuenta, entonces hay que mirar las libretas bancarias; si ingresó en efectivo, entonces hay que mirar los signos externos de enriquecimiento (unos bienes cuyo valor no cuadran con sus ingresos). No obstante, todo el mundo sabe que hay métodos elusivos.

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  3. Quienes están detrás de todo esto y pagando a este joven?

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    1. Si han reconocido la culpa los de Montserrat, sin esperar una investigación, es que sabían que había verdad.

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    2. No hace falta estar detrás ni pagar para que la verdad salga a la luz. Tarde que temprano, la verdad sale a flote

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  4. No dejan de asombrarme con tan repugnante manipulación de la verdad y del propio Evangelio. Ahora se comprende mejor el reproche del Evangelio: ¡hipócritas!, ¡sepulcros blanqueados!. Es difícil encontrar acusaciones más duras, excepto quizás la del escándalo, precisamente a los niños:¡más les valiera que se ataran una piedara de molino!

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  5. Muchas gracias, don Cesáreo por su fina hermenéutica de un mea culpa...acusador. La culpa es de los otros. Es de un monje que actúa por libre, pese a recibir el homenaje escrito de quienes dicen conocerlo a fondo. Burda contradicción. A un tal Bernabé Dalmau, del mismo clan, le han puesto púlpito una entidad secesionista, por supuesto so capa de evangelización, no faltaba más, para que ponga de relieve la labor incansable de los abades del monasterio en pro de la catalanidad. Como suena. Todas las gentes contadas son actos políticos. De hecho llega a resumir la semblanza del principal de ellos como "fou un gran politic". Y ciertamente, cuando llega al período rosa de Bardalet y cía, ni mencionar el grave escándalo del lobby homosexual entre los monjes. Es el peor servicio que podrían prestar a la Iglesia. Justificar la pederastia poniendo de relieve su contribución al separatismo. Inevitablemente, la gente en Cataluña y en el resto de España asociará pederastia a separatismo en la Iglesia. Así son de cretinos. (Para lectores hipersensibles, explíqueles usted, don Cesareo que es experto en griego y en latín, el significado del individuo cretino.) Menudo favor hacen a la Iglesia.

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    1. Don José Mª , son Cretinos y HACEDORES de Pecado NEFANDO. Están mas cerca del ABISMO, sino en el mismísimo fondo. Y el Ragué ese ¿ que opina de eso?!!!

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    2. La maldad en la Casa de la Madre y del Hijo13 de febrero de 2019, 15:12

      "...cuando llega al período rosa de Bardalet y cía, ni mencionar el grave escándalo del lobby homosexual entre los monjes."

      Ahora sabemos todo el silencio de Montserrat, o por las manipulaciones de la doctrina, ante la cultura de la muerte, del relativismo, del laicismo y de género, sólo para favorecer a los políticos catalanes impulsores como Pujol, Mas, Puigdemont y Torra: tenían muchos muertos en el armario.

      Todo Montserrat estaba amenazada por el "outing". Según la Wikipedia, significa esto:

      Outing es un término de origen anglosajón que literalmente significa «excursión». A finales del siglo XX el término adquirió un nuevo significado como «sacar a alguien del armario» en el sentido de hacer pública la homosexualidad de una persona sin su consentimiento. Se utiliza este término cuando se hace pública la orientación sexual de alguien relevante con el fin de apoyar los derechos de homosexuales o buscando denunciar su hipocresía por no defender los derechos LGTB.​ También puede emplearse, pero es una utilización inexacta, para desvelar públicamente características que las personas prefieran mantener en secreto como su posicionamiento política o su adscripción religiosa.

      Nuestra Madre la Virgen María está siendo usada, instrumentalizada, y para orquestar, urdir, tramar, conspirar y maquinar en asuntos políticos (independencia, nacionalismo, procés, catalanismo) y morales que son un gravísimo intrinsece malum, un pecado nefando que clama al cielo, la sodomía, que causó la destrucción de las cinco ciudades, entre ellas, Sodoma y Gomorra.

      ¡Basta ya!

      ¡Madre, demuestra tu Reinado en tu propia Casa!

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    3. Por lo que escribe, da la impresión que conoce a fondo a Dom Bernabé Dalmau. ¿Sabe de qué clan es? ¿Sabe en qué materias es competente?
      Si le digo que mi conversión a una fe profunda se produjo como resultado de unos "Ejercicios" predicados por el P. Bernabé, ¿puedo considerarme un humilde cristiano? ¿O quizás Udes me condenan ya desde ahora al fuego eterno?
      Lea las palabras que el Papa Francisco ha dicho en la Audiencia de hoy. ¡Qué diferencia de talante entre D. Cesáreo y el humilde Papa Francisco!

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    4. Totalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.

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  6. Nota de los obispos de Cataluña sobre la protección de menores

    En las últimas semanas, la Iglesia Católica en Cataluña se ha visto sacudida por algunas noticias referidas a abusos de menores, que nos llenan de vergüenza y de dolor, ya que algunos de los agresores eran personas consagradas o sacerdotes.

    Los abusos a menores, que condenamos rotundamente, y la cultura que los fomenta o justifica, son un grave problema que afecta a toda la sociedad. Y la Iglesia, como parte de la sociedad, también se ve afectada.

    Pedimos perdón a las víctimas y nos solidarizamos con su dolor; y también a todas las personas a las que el conocimiento de estos hechos ha escandalizado y ha hecho tambalear su confianza en la Iglesia.

    Sufrimos y rogamos por las víctimas, que han quedado marcadas en su vida. En solidaridad con todos los que hayan sufrido algún tipo de abuso y con sus familias nos comprometemos a colaborar en el esclarecimiento de los hechos del pasado y encontrar la manera de ayudar a las víctimas en su restablecimiento.

    La Iglesia actuará con determinación para proteger a los niños y los adultos vulnerables, eliminando todo tipo de tolerancia o encubrimiento y para erradicar de nuestras comunidades y de toda nuestra sociedad la cultura del abuso sexual, económico, de poder y de conciencia. Asimismo, tomamos el compromiso de adoptar rigurosas medidas de prevención, que impidan su repetición, a partir de la formación de aquellos a quienes les serán confiadas misiones de responsabilidad y educativas.

    Creemos que es justo valorar la dedicación generosa y madura de tantos sacerdotes y religiosos, de educadores en las escuelas y el tiempo libre, hacia los niños y jóvenes, y sus familias, y conviene que los defendamos de la sombra de sospechas generalizadas, así como queremos recordar el derecho que toda persona tiene a la presunción de inocencia. Mucho trabajo bien hecho así lo avala.

    En estos momentos, reiteramos nuestro firme compromiso con el cumplimiento de la legislación vigente, canónica y civil, y que pasa por: poner en conocimiento del Ministerio Fiscal los hechos acaecidos que pudieran constituir delito contra la libertad e indemnidad sexual, para la valoración jurídica que corresponda; instar a las víctimas a que denuncien los hechos ante las autoridades civiles; e informar a la Congregación para la Doctrina de la Fe de cualquier caso de abuso fundamentado. Y estamos atentos a lo que el Papa Francisco, reunido próximamente con los Presidentes de las Conferencias episcopales del mundo, determine para combatir estas acciones deshonestas y delictivas que tanto afectan el anuncio del Evangelio.

    Pedimos que en todas las celebraciones religiosas de nuestras diócesis el próximo miércoles de ceniza, día 6 de marzo, al iniciar la Cuaresma, que es tiempo de conversión, se rece y se ayune de una manera especial por las víctimas de los abusos y hacemos nuestra la firme determinación del papa Francisco que señala que «el abuso sexual es un pecado horrible, completamente opuesto y en contradicción con lo que Cristo y la Iglesia nos enseñan».

    Barcelona, 12 de febrero de 2019

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  7. Lo raro es que se hable sólo de los monjes y nadie mencione a algún laico colaborador en la administración del Monasterio. Tal vez en Monistrol sepan más de este asunto.

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