Curas pederastas... y hasta asesinos.

Sería interesante hacer una investigación sobre este cura pederasta y asesino, sobre todo de los obispos y superiores intervinientes, pues es increíble ver como reingresa viendo cómo cometió el crimen con sus agravantes:

- Preparar durante días o meses concienzudamente el asesinato de la víctima, un niño, y aprovecharse de una situación de superioridad para
ejecutar el delito, como ser cura

- Alevosía, cuando el culpable comete empleando en la ejecución del asesinato usando medios o formas que tiendan a asegurarlo, sin correr el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido, un niño.

- Abuso de superioridad en la fuerza, aprovechando las circunstancias que debiliten la defensa del niño

- Ensañamiento, o aumentar deliberada e inhumanamente el sufrimiento de la víctima, el niño, causando a ésta padecimientos innecesarios

- Prevalerse del carácter sacerdotal que tiene el culpable


Es un asesinato cruel, odioso, repugnante y horrendo, sólo lo exculparía la locura, puesto que quien lo comete es un cura, que es un alter Christi que debe de amparar y defender a los niños.

Interesante ver el íter de reingreso de este criminal:

- 1971: asesinato del niño

- Juicio con pena benigna y ejecución suave de la misma, ¿SE AYUDÓ A LA FAMILIA DEL NIÑO?

- 1985: ejerciendo el sacerdocio en la parroquia del barrio de la Bordeta de Lleida, se supone que con el visto bueno de su Congregación y del obispo Don Ramón Malla, SIN INFORMAR A NADIE

- 2002: trasladado a Barcelona, Vallvidrera, SIN INFORMAR A NADIE

- 2004: ensalzado en un libro

Repugnante y asqueroso , el obispado de Lleida y los Paules deberian de dar cuentas a la familia , a la Iglesia ( a los fieles) ,y a la sociedad de dejar ejercer a ese demonio. Quizá el Vaticano y toda la estructura eclesial debería hundirse y volver a la verdad.

Como católico, esa información me sume en una profunda tristeza. Únicamente hallo, como penoso consuelo, que no justificación, que entonces la Iglesia estaba bien nutrida de clérigos. Y con tantos, pues una abominable bestia o alguna más podía estar entre los hombres de Dios.
Pero hoy el asunto de tanto pederesta en una clerecia menguada y menguante causa mucha más alarma. E indignación. Y decepción.

Els PP. Paüls al Port de Sagunt a la llum de nova documentació (2010 - Josep Dionís Martínez, exalumne, del Port de Sagunt)
"...Al llarg d’aquests anys el poble ha tingut bastants satisfaccions pel quefer dels paüls , i també, per què no dir-ho, alguna que altra decepció, com el brutal acte de l’1 de març de 1971, quan un escolanet morí a mans d’un dels sacerdots, un acte aïllat que desembocà en una resposta generalitzada de la feligresia cap als religiosos du-rant un llarg període de temps..." (pág. 108/4 pdf)
.../...
"... El motivo principal del cierre se presentó solo. Al p. Ángel Miserachs le falló el corazón y falleció el 3 de enero de 1971. Quedaron al frente los padres José prat y Luis Bosch.El Visitador p. José Mulet, ante este luctuoso acontecimiento, se planteó dejar esta parroquia . Así se lo expresaba a la Curia de Valencia, y a los pocos días ya tenía la respuesta del Vicario General favorable a que se dejara. Consultada la provincia, comunicó al Director de AHV esta decisión, aunque dispondría de la ayuda de los padres de la parroquia del Carmen para la Escuela de Aprendices y el Colegio de Begoña. se fijó el 28 de febrero para hacer el traspaso. El p. Antonio Carré asumió la responsabi-lidad parroquial y gestionó todo lo pertinente para la entrega puntual. pero el Vicario General pidió ocho días más para el traspaso. Y en el ínterim llegó una triste y luctuosa circunstancia que precipitó los acontecimientos y la despedida... tristemente rubricada por el infeliz y trágico suceso /65.
/65 Es refereix a l’assassinat d’un dels escolanets de l’església de Begonya a mans d’un dels sacerdots paüls, questió esmentada al punt 1 de l’estudi preliminar. (pág. 137/33 pdf)..."
http://www.lamissio.com/wp-content/uploads/2017/01/ELS-PP.-PAU%CC%88LS-AL-PORT-DE-SAGUNT.pdf

En 2002, en el Boletín Provincial de Barcelona (CM) se publicó la siguiente necrológica (omitiendo que estuvo "destinado" a finales de 1971 (por condena a 17 años) en la cárcel conciliar de Zamora y de la que salió pronto gracias a la amnistía):
http://vincentians.com/es/p-jose-prat-balaguer/

En enero de 2011, Diario de Mallorca publicó el siguiente artículo:
La familia de un monaguillo asesinado exige que rectifiquen la biografía del cura que lo mató

Querido Màrius, la tolerancia y el encubrimiento se ejercen siempre en función de lo simpático que les caiga el acusado. Justicia extrema para unos e impunidad para otros. Los obispos incompetentes y carreristas, los obispos trepas y amorales nunca lo solucionarán.... son incapaces contumaces.

Preces dominicales:
Por que los encubridores se abajen de su pedestal, se autodegraden y den así ejemplo encarecido de dolor por su omisión y de renuncia pensando en el bien de la tan necesaria credibilidad eclesial, roguemos al Señor.

Cuando yo era pequeño (ahora tengo 70) mis padres me contaron que en el pueblo catalán de Passanant sucedió algo parecido, un cura mató a un niño. Ya que estáis empecinados en esta materia a ver si conseguís traer la historia de Passanant, por la Red en Google yo no lo he conseguido por mucho que he probado,

En la zona del Port de Sagunt y en toda Valencia todavía se recuerda con horror este hecho criminal.Lo que no se sabe es que éste monstruo siguió ejerciendo de cura con el consiguiente encubrimiento de los superiores.

Decía el obispo Eijo y Garay que a los obispos se les agrandaba el corazón y se les reducía la inteligencia. Y ya se sabe que la prudencia es una virtud intelectual. Prudencia sería sacar de la escena pública a quien ha cometido alguna fechoría impropia del estado. Además, por supuesto, de llevarlo a los tribunales civiles cuando se ha transgredido el código penal. El caso recogido es tremendo. Tiene todos los visos de un asesino desquiciado por la guerra civil, en la que participó. Pero en aquellos años, un teniente era un personaje respetable en círculos eclesiásticos. Nadie se atrevió a ponderar su equilibrio, su desequilibrio. La ferocidad --de fiera-- de las puñaladas con el abrecartas reflejan un psicópata de frenopático. Y eso puede pasar en la Iglesia como pasa en la sociedad civil. Estos días anda en los telediarios el enfermo mental que ha asesinado a su madre, la ha troceado y la ha canibalizado.

La lección que, en mi opinión, debería extraerse de estas miserias es la de prudente firmeza. Por favor, que a nadie se le ocurra encubrir esos casos ni los que vendrán en otros terrenos, como las barraganas de clérigos que ocupan hoy en sectores de la Iglesia roles bien pagados, especuladores de legados y testamentos, acosos a niños y padres por razones ideológicas, traiciones sacramentales y rituales por motivos políticos... miserias que en Cataluña están demasiado extendidas. No hace falta echar tres cuartos al pregonero con melindrosas o histéricas peticiones de perdón , ni iniciar una causa general, como la de ese personaje de ayer, sino de prudente firmeza. De no pasar una. Y mientras tanto, mucho cilicio, mucha oración. Los tiempos de hierro no han hecho más que empezar. Al rosario.

Muy preocupante que este blog hable día sí, día también del mismo tema.

José Prat Balaguer – El monaguillo asesinado
(Por Margarita Landi)

Cuando hacía ya dieciocho años que trabajaba como reportera de sucesos, me encontré por primera, y hasta ahora única vez, ante un caso tan extraordinario como el que voy a relatar, que recuerdo como si acabara de producirse.

Fue el 2 de marzo de 1971 cuando un niño de nueve años, Francisco Calero Navalón, que era acólito en la parroquia de Nuestra Señora de Begoña del Puerto de Sagunto (Valencia), fue violado y asesinado por el párroco en funciones, José Prat Balaguer, perteneciente a la orden de los Padres Paúles.

Naturalmente, entonces no era fácil reseñar un suceso de tal naturaleza, y si se publicó fue porque se trató con mucha delicadeza. Al llegar por la mañana a Sagunto encontré la primera negativa en el cuartel de la Guardia Civil; me dijeron que si quería una autorización para realizar mi trabajo tendría que pedírsela al capitán, que «aún debía estar en su casa». Fui a verle y, aunque me recibió en bata y zapatillas, muy amablemente, se negó en rotundo a darme la menor información:

-Usted comprenderá -me dijo-, que de este asunto no se puede hablar; se trata de un sacerdote…

Nos invitó a tomar café y se disculpó cuanto pudo, pero nada más, de modo que, acompañada del fotógrafo Enrique Guerrero, me dispuse a conseguir el reportaje por mis propios medios, investigándolo a mi manera.

Como el Puerto se encuentra a unos cuatro kilómetros de la histórica y heroica ciudad de Sagunto, tomé el volante de mi coche y nos trasladamos allí, donde buscamos primero el cuartelillo de la Guardia Civil, cuyo comandante de puesto era un brigada que estaba sentado a la mesa de su despacho. Tras saludarle e identificarnos, le dije:

-Ya sé que no querrá usted decirme nada sobre la muerte del monaguillo, pero venimos a pedirle que nos indique el domicilio de la familia.

-¿Por qué cree que no voy a querer decirle nada? -fue su sorprendente pregunta, seguida de una invitación a que nos sentáramos. Junto a él estaban dos de los números que tenía a sus órdenes.

El brigada nos los presentó diciendo: -Miren, éstos acaban de dejar en la cárcel de Valencia al criminal, después de haber pasado tres días en las dependencias del Palacio Arzobispal, como está estipulado en el vigente Concordato con la Santa Sede, en calidad de detenido. Ha sido el arzobispo quien ha autorizado su ingreso en prisión, donde ojalá esté por muchos años…

Y aquel guardia civil, que era padre y estaba indignado por el vil asesinato de un chaval de nueve años, nos dijo todo cuanto sabía. El hecho tuvo lugar en el despacho del párroco, junto a la sacristía, entre las seis y las seis y media de la tarde, durante la hora que mediaba entre la salida del colegio y la misa de siete que cada día se oficiaba en la parroquia.

Unos minutos antes de las seis, varias personas que transitaban por la amplia plaza de la Alameda donde se encuentra la iglesia y el grupo escolar, pudieron ver al padre José paseando, tras haber entrado un momento en dicha escuela preguntando por Paquito Calero Navalón, alegando que «le necesitaba».

A las seis salía el pequeño; el cura le llamó y los dos juntos se encaminaron hacia el templo. Menos de una hora después Paquito estaba muerto y el criminal se entregaba al comandante de puesto de la Guardia Civil, mostrándose muy sereno...
https://criminalia.es/asesino/jose-prat-balaguer/

Es una situación la que poco a poco va aflorando, y como diacono sin poder ejercer ya que cometí el agravioso pecado de enamorarme y casarme... me pregunto hasta cuando la iglesia no hará una veritable introspección y pondrá remedio a estos problemas? Que remedio lo hay!Hasta cuando nos sera negado el poder dar testimonio?

Totalmente de acuerdo con el Sr Valderas Gallardo.
Eijo y Garay, grandioso PASTOR con mayusculas.

"... Por fin encontramos a la madre de Paquito en la casa de sus padres. Era una mujer de veintiocho años, Isabel Navalón Collado, y llevaba seis años viuda. Su marido, minero, murió de silicosis y la dejó con tres criaturas de muy corta edad, de las cuales Paquito era el único varón y segundo de sus hijos. Pasó algunos años vendiendo plásticos en la playa; luego hizo trabajos de limpieza en las casas y más tarde pudo colocarse como limpiadora en la empresa Sierra Menera. Era pequeña, pálida, usaba gafas y estaba deshecha por la tragedia. Me dijo:

-Como yo tengo que salir de casa para ir a trabajar, cuando el niño me dijo que le gustaría ser monaguillo me pareció muy bien y le dejé. A mí me parecía que si al salir de la escuela se metía en la iglesia estaría mejor que en la calle, aprendiendo cosas malas con los demás chicos… ¿Quién iba a pensar lo que podía pasarle?

-Ya ve -intervino el abuelo del niño-, ella decía siempre: «Mientras esté en la iglesia no le ocurrirá nada malo», ¡y mire!… Es que como don José y sus compañeros son padres Paúles, se iba a ir para dejar la parroquia a otros curas seculares, que son los que deben llevar las parroquias. El día señalado era el domingo día 7 de este mes, y don José había prometido a los cuatro monaguillos y otros niños llevarles de excursión el sábado para despedirse, pero el martes mató a mi pobre nieto…

Lloró el anciano y por unos minutos estuvimos en silencio; después, secándose las lágrimas y con voz entrecortada, exclamó:

-¡Y bien que lo mató!… A golpes, mordiscos, estrujones, porque le quiso estrangular, ¿sabe usted? y clavándole un puñal cuarenta y siete veces… ¡Bien que lo mató!, mientras le violaba, que nadie quiere decirlo, ¡y lo hizo!… Que nosotros tenemos toda su ropa y en los calzoncillos se ve bien que lo hizo…

Su hija, llorando, asentía mientras se levantaba de la butaca e iba en busca de las ropas ensangrentadas y desgarradas, entre las que estaba la pequeña prenda íntima. Fue una patética escena que me impresionó muchísimo.

-A mí que no me vengan diciendo lo que no es -me advirtió el abuelo-. Yo la he recibido a usted, porque ha venido de buenos modos y porque quiero que se sepa como ha muerto mi nieto. Yo lo que temo es que ese cura, que es muy listo, haga creer al juez que se «volvió loco», que «no sabía lo que hacía». Lo sabía muy bien; a él le gustaba el niño y, como tenía que marcharse, le violó y le mató para que no pudiera contárselo a nadie. Se sabe que era el preferido suyo, que le daba dinero y caramelos para que se encariñara. Ahora, ¡sabe Dios lo que dirá! Que fue una tentación, un arrebato… Pero bien pudo lavarse, cambiarse de ropa y perfumarse para salir a entregarse. ¡Pronto se le pasó!…

Luego nos enterarnos de lo que el padre Prat había dicho: que al despertar se vio asaltado por una idea fija que le «decía» que tenía que matar a un niño o una niña. Fue a Valencia para distraerse, pero siguió preocupado y, a la vuelta, pasó por el Puerto de Sagunto, como buscando una víctima, mas sin decidirse a matar a nadie.

Tenía que decir misa a las siete y salió en busca de Paquito a la escuela una hora antes; el niño le siguió hasta el despacho, confiado, le dio unas chocolatinas y cuando se volvió a meterlas en su cartera trató de estrangularle, pero como él quiso defenderse cogió el abrecartas y se lo clavó «varias veces»..."
https://criminalia.es/asesino/jose-prat-balaguer/#Jose_Prat_Balaguer_8211El_monaguillo_asesinado

¿Para cuándo la denuncia social de los obispos ante esta campaña mediática contra la jerarquía eclesiástica? Ayer un programa de la Sexta (Scoop) señalaba a los sacerdotes de la Iglesia católica como los sospechosos principales de esta lacra que azota a los más pequeños, dejando su imagen como si de siniestros cuervos se tratara que esperan al acecho cazar a su presa cuando esta se encuentre indefensa para asediarla. ¿Cuándo se hará la denuncia social de los obispos contra los medios de comunicación que bombardean a la escuela concertada?¿Para cuándo la denuncia social de los casos de pederastia en las escuelas públicas?¿Para cuándo la denuncia social de nuestros obispos contra el abuso sexual en los núcleos familiares?¿Para cuándo el apoyo moral de los obispos a sus sacerdotes que, en estos momentos, aguantan este embate mediático? Y así, suma y sigue...

Si buscamos en el tiempo podemos encontrar casos de curas perversos, y de laicos, y de ateos, y de agnósticos, y de sacristanes, bomberos, abogados, costureras, etc, etc.

¿Por qué motivo fue destinado a Lérida?

Y que Le paso a la Joséfina Vilaseca de Manresa, hace dècadas?

Cuando lees algo así, en un primer momento llegas a pensar si Dios existe por permitirlo. Es obvio que este hombre era un enfermo mental, lo que no puedo comprender es que pudiera volver a actuar como sacerdote. Cuando consagraba la eucaristía ¿era válido? ¿en que pensaba entonces? y cuando confesaba...Si de verdad se arrepintió, él mismo debiera haber pedido la renuncia a administrar sacramentos.