Carta dominical del arzobispo Joan Enric Vives
En la última reunión de hace justo un mes de todos los Obispos de Cataluña, tenida en Tarragona, en nuestro Comunicado final manifestábamos estar preocupados por "algunas recientes iniciativas legislativas en relación a la eutanasia y el suicidio asistido, y recordábamos el compromiso de la Iglesia en favor de la vida, sobre todo de las personas en situaciones de especial vulnerabilidad, que en palabras bien recientes del papa Francisco «debe ser clara, firme y apasionada». Asimismo, expresamos que la Iglesia pide mitigar el dolor y el sufrimiento mediante cuidados paliativos y el acompañamiento a los enfermos y a los cuidadores, y legislar en favor de buenas medidas sociales que permitan una mejor atención a los enfermos". Preocupa constatar la distorsión con que son tratados a menudo estos temas de la enfermedad grave, el final de la vida y el acompañamiento de la muerte, que son tan importantes para las personas, las familias y toda la sociedad.
Abundando en ello, el 21 de mayo los Obispos de la Subcomisión de Familia y Vida de la CEE han aportado una Nota breve que deseo resumiros para que ayude a la reflexión. Los Obispos la estructuran en 7 puntos y un recordatorio inicial, donde afirman con claridad: "El mandamiento "no matarás" se encuentra en el fundamento de toda ética verdaderamente humana y, de manera particular, en la tradición cristiana. "Explícitamente, el precepto «no matarás» tiene un fuerte contenido negativo: indica el límite que nunca puede ser transgredido. Implícitamente, sin embargo, lleva a una actitud positiva de respeto absoluto por la vida, ayudando a promoverla y a progresar por el camino del amor que da, acoge y sirve." (Ev.Vitae. 54).
- La eutanasia y el suicidio asistido son presentados hoy por algunos como respuestas viables y aceptables al problema del dolor y del sufrimiento. Lo que no queremos es sufrir. Benedicto XVI afirmaba: "es cierto que tenemos que hacer todo lo posible por superar el sufrimiento, pero extirparlo del mundo por completo, no está en nuestras manos, simplemente porque no podemos desprendernos de nuestra limitación, y porque ninguno de nosotros es capaz de eliminar el poder del mal, de la culpa, que -lo vemos- es una fuente continua de sufrimiento" (Spe Salvi, 36).
- La eutanasia en sentido verdadero y propio se debe entender como una acción u omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. La Iglesia siempre ha considerado la eutanasia como un mal moral y un atentado a la dignidad de la persona, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana (cf. E.V. 65).
- La proposición de ley ahora presentada en el Parlamento defiende una absolutización del principio de autonomía y de la pura subjetividad como criterios fundamentales de la decisión. Pero nadie es dueño absoluto de la vida. No existe un derecho a disponer arbitrariamente de la propia vida. Las decisiones terapéuticas tienen su raíz en los conocimientos de la medicina basada en la evidencia y buscan curar.
- Por otra parte, no es posible entender la eutanasia y el suicidio asistido como algo que se refiera exclusivamente a la autonomía del individuo, ya que estas acciones implican la participación de otros, en este caso, del personal sanitario. Ya el juramento hipocrático afirma: "“no daré ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso”.
- La eutanasia es ajena al ejercicio de la medicina y a las profesiones sanitarias, que siempre se rigen por el axioma de “curar, al menos aliviar y siempre acompañar y consolar”. El artículo 36.3 del Código de Ética y Deontología Médica de la OMCE afirma que “el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”. A este respecto, el Papa Francisco afirma: “no siempre se puede garantizar la curación de la enfermedad; a la persona que vive debemos y podemos cuidarla siempre: sin acortar su vida nosotros mismos, pero también sin ensañarnos inútilmente contra su muerte. En esta línea se mueve la medicina paliativa que reviste también una gran importancia en el ámbito cultural, esforzándose por combatir todo lo que hace la muerte más angustiosa y llena de sufrimiento, es decir, el dolor y la soledad.” (Roma, noviembre 2017).
- También es necesario reconocer que la eutanasia y el suicidio asistido conciernen al conjunto de la sociedad y sus instituciones. En el pensamiento que subyace a la proposición de ley (presentada en el Congreso), el ser humano aparece como aislado de los demás, y la sociedad no es considerada como un tejido de interacciones humanas, sino como mero ámbito en el que existe una libertad absoluta de los individuos encerrados en sí mismos sin ninguna referencia a los otros. Ante esta concepción, es necesario resaltar que el ser humano es un ser con los otros y para los otros. Este es el fundamento último de la sociedad. Y en este contexto, el Estado tiene la obligación de proteger la vida de todos los ciudadanos.
- Lo que realmente demandan los enfermos y sus familias es la ayuda para asumir los problemas y las dificultades personales y familiares que se suelen presentar en los últimos momentos de la vida. El tratamiento del dolor y el abordaje del sufrimiento, el control de efectos secundarios y colaterales, la mejora de la calidad de vida y de la autonomía del paciente, la ayuda a las familias en estas situaciones, el morir en compañía de los seres queridos, con la asistencia espiritual y sacramental, y otros muchos aspectos importantes, son los elementos reiteradamente demandados. Y estos elementos son precisamente los que configuran lo que conocemos como cuidados paliativos. Es llamativo que se quiera proponer una ley de eutanasia cuando no se ha legislado a nivel estatal sobre la instauración de los cuidados paliativos, así como la necesaria formación reglada de esta disciplina de altísimo valor científico y ético en el ámbito universitario y sanitario. Son precisamente estos cuidados los que son demandados ampliamente por la sociedad y por los profesionales sanitarios en particular.
- Todo ser humano es un don que refleja el rostro de Dios y que merece acogida, protección, respeto y amor. “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40). Es lo que el Papa Francisco ha denominado “el gran protocolo” sobre el que seremos juzgados (Gaud.Esx. 95).
Nos acogemos al cuidado materno de la Virgen María, salud de los enfermos. Ella nos enseña a amar a los más débiles y vulnerables, los que han perdido el gusto por vivir o están en un momento de total dependencia. No recurramos a soluciones rápidas o fáciles que pueden esconder otros intereses. Defendamos la vida y ayudemos a mitigar el dolor con respeto por la dignidad de toda persona.
Joan Enric Vives Sicilia
Arzobispo-Obispo de Urgell
Escrito publicado en la Hoja Dominical y la Web del Obispado de Urgell
Nota del Directorio: Desde esta web hemos sido muy críticos con el obispo Joan Enric Vives, pero cuando se hace algo bien, como en esta ocasión, no hemos tenido ningún reparo en reflejarlo.
"Desde esta web hemos sido muy críticos con el obispo Joan Enric Vives, pero cuando se hace algo bien, como en esta ocasión, no hemos tenido ningún reparo en reflejarlo."
ResponderEliminar1. Estoy de acuerdo, pero no es suficiente. El documento quedará pronto sepultado por el alud de documentos y noticias del día a día.
2. El Papa, los cardenales y los obispos son mártires, con su sangre, por las verdades de fe, moral y costumbres de los mandamientos de la Ley de Dios. Son sucesores de los mártires primigenios: Pedro y los Apóstoles.
3. Falta una orientación escatológica y demonológica: estamos ante la Gran Apostasía previa al Anticristo, y luchamos contra las potestades demoníacas. Y falta la poderosa acción de la Iglesia, en nombre de Dios, que sólo los consagrados pueden hacer. No puede haber otra inacción como en Irlanda y Argentina con el aborto. Las manipulaciones genéticas, la ideología de género, la cultura de la muerte, el relativismo moral, la Nueva Era, las sectas, el transhumanismo, son todas ellas ideas transmitidas por Falsos Profetas del Anticristo que superan el catolicismo.
4. La eutanasia puede llegar al 4% de las más de 400.000 muertes anuales, unas 16.000, si lo proyectamos con Holanda. Hay 100.000 abortos anuales, y otros 100.000 de congelaciones de embriones. Además de la ley de eutanasia, que abrirá el suicidio asistido, está pendiente la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley del aborto de Zapatero, sobre menores y plazos. Hay una urgencia espiritual gravísima sobre España.
5. Hay diversas acciones que pueden hacerse sólo dentro de la Iglesia, sin necesidad de hacer manifestaciones, y son mucho más eficaces... si se tiene fe y parresía, claro.
a) Que el Papa realice un Día (o una semana) de Oración Universal de toda la Iglesia en favor de España, de la vida, la familia, la educación y el bien común.
b) Que el Papa reivindique la actualidad del Catecismo, la Evangelium vitae, Humanae vitae, Donum Vitae y Veritatis splendor, sobre la eutanasia y el aborto como pecados graves intrinsece malum, tanto desde el punto de vista objetivo y subjetivo.
c) Que convoque un Sínodo, universal o en España, sobre vida y familia, y que publique un documento revalidando la doctrina ortodoxa tradicional de la Iglesia.
d) Realizar por los obispos catalanes y españoles de un exorcismo magno o unas súplicas y exorcismos que están en el apéndice I del Rito de Exorcismo de 1998, o el Exorcismo de León XIII. También pueden hacerse oraciones de liberación personales.
e) Misas, jornadas de oración, Adoración Eucarística...
6. Sugeriría que todo el mundo realice el testamento vital, les ahorrará problemas a los familiares y se sabrá con certeza su posición antieutanasia: al final se matará a todo anciano y enfermo por defecto.
7. Pediría oraciones de todos los lectores de GG para que esta mi petición llegue a éxito. La situación es gravísima, y la Iglesia está inerme e inerte, no cumple su misión ni ejerce su poder.
Muy bien. Y además, EXCOMUNIÓN.
EliminarExcomunión pública contra todos los diputados y senadores que voten a favor de una ley de eutanasia. Y del Gobierno que la promueva. Y del Jefe de Estado que la refrende.
Y para todos cuantos la apliquen.
Eso sí sería decir las cosas en serio. Y a la hora de las elecciones, volver a recordarlo.
Totalmente de acuerdo con el Sr. Simplicio.
Eliminar13:12, esto sería un milagro...
EliminarMonseñor Vives como Novell,etc....Una de CAL y Dos de ARENA. Nada nuevo BAJO EL SOL!
ResponderEliminarMortalidad en España 2017 ----423.643 defunciones, 13.032 defunciones más que el año 2016....
ResponderEliminarRanking paises tasa de mortalidad : hemos pasado del puesto 134 en 2016 al puesto 136 en 2018...
Puede que este aumento de defunciones sea casualidad, pero realmente nos morimos cuando nos toca..???...
Nos morimos en la cama rodeados de nuestros familiares y con la compañía de un sacerdote que nos da la última unción ? o eso es un cuento de pura ficción?..
Soy una persona muy conservadora, de natural, pero nos han engañado tánto que ya pongo en duda todos los tejemanejes de estas sociedades tan evolucionadas.
Los chupócteros de siempre son los que deciden cuando nos toca morir.
EliminarEllos,los Mitrados Catalanes que les aplauden hasta con las OREJAS a los de la GENE,que hagan el favor de PROTESTAR AIRADAMENTE a sus amigos de correrías,puchi,torra y demás R....! Pero mucho me temo que no caerá esa BREVA,NO!!!
EliminarLa doctrina, desgraciadamente, no es el fuerte ni de los obispos de la provincia eclesiástica tarraconense, ni de la Conferencia Episcopal nacional. En Roma se está promoviendo una auténtica disolución de la doctrina sobre la familia. El mismo discurso del Papa a que hace referencia la alusión de aquí dejó mucho que desear porque se movía en una nebulosa ante la reunión internacional de médicos. Cierto es que no se enrocó en su ambigua tesis de la conciencia, equivalente moral del principio de autonomía.
ResponderEliminarEl principio fundamental del juramento hipocrático, del que se deriva, a modo de aplicación, el mencionado aquí, es primum non nocere. Es lo que en bioética se llama de no maleficiencia, que con los tres restantes –el de beneficiencia, el de autonomía y el de justicia—constituyen los pilares de la bioética.
A los obispos les han soplado una chuleta donde se mezclan conceptos como si fueran apotegmas científicos, quizá por lo que tienen de eufónicos: la medicina basada en la evidencia, por dar un ejemplo. Podrían haber añadido la comorbilidad consustancial al envejecimiento y a muchas patologías letales y les hubiera quedado la cosa redonda, dicho sea con una pizca de ironía. Es una prueba más de la demanda clamorosa de una doctrina moral, que sepa incardinar los cuatro principios de la bioética en un todo coherente de moral del sujeto y moral social. Fundada en una metafísica de la persona, o como prefieren los teólogos a la violeta en una antropología trascendente. ¿Dónde está la persona aquí?
Claro queVives compadrea y echa unas risas con quien sostiene que hay personas –los de la ceba—y fieras con forma humana. Y claro, a las fieras que les apliquen la eutanasia activa.
Resulta hipócrita que quienes han promovido, bendecido y alentado a los que traen esas doctrinas con un fervor disonante con su mitras se vuelvan finolis por el engendro. Uno no tiene el corazón ancho de Germinans.
La mitad de lo que dice no se entiende. Quizá conviene que sacrifique un poco la (aparente) elegancia en aras de la claridad. De lo contrario lo que queda es la pedantería.
EliminarEsta vez estoy totalmente de acuerdo con una de sus afirmaciones, no tiene el corazón ancho de Germinans...
EliminarMe alegro, por supuesto, de la carta dominical. Sin embargo, los obispos en sedes catalanas manifestaron preocupación pero su repercusión en medios fue (casi) nula, no hubo trípticos repartidos advirtiendo de la gravedad ni los sacerdotes en las homilías se refirieron al asunto, al menos en parroquias catalanas (la propuesta del cambio de ley partió del Parlament hacia el Parlamento central). Para otros temas, los mismos obispos se muestran más diligentes. Para dejar que te nombren obispo no se trata tanto de oler a oveja ni de ser sumiso al poder civil, se trata de dar la cara por Cristo, sabiendo de antemano que se la van a partir o que lo intentarán.
ResponderEliminarEs cierto, no es suficiente, en absoluto, con quedarse únicamente con declaraciones y documentos que se los traga el tiempo: es necesario su permanente acción proactiva.
EliminarPor desgracia las cartas pastorales de la mayoría de obispos, no tienen más trascendencia del propio documento. Ni las homilías, ni las catequesis, ni las plegarias de las parroquias suelen hacerse eco de tales escritos.
ResponderEliminarAcaban siendo bonitos escritos para archivar.
Comparto plenamente la nota del Directorio.
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