¿Galtés episcopable?

Por favor, saben lo que están diciendo!
Hace un tiempo me dirigí a Mossén Galtés a pedir ayuda, el trato que recibí sin ni siquiera ser escuchada, no lo olvidaré nunca, esa prepotencia, ese sadismo, tan poca empatía, por decirlo suavemente, un mal trato..
Por favor, dejémonos ya de hablar como políticos y empecemos a pensar que por encima de todo sean escogidas personas abiertas a la mociones del Espíritu Santo. Ya me dan igual si tienden a ideas progres, nacionalistas, conservadoras, ya da igual porque las ideas, ideas son. Lo importante, lo único importante, ¿Están abiertos al Espíritu? Él cambiará sus ideas por los designios del Señor.
Como comentó alguien en el anterior artículo, que la base sea que escojamos a los más santos.. a los que busquen por encima de todo la Voluntad del Señor, aunque perjudique a sus ideologías.
He podido conocer después a personas que conocen a este vicario y todas coinciden: -Manda más que el obispo y es lo que quiere.
Que Dios nos asista.

Por desgracia, en mi estricta opinión, tenemos obispos muy carentes de personalidad propia. Se ha demostrado durante la época de Francisco, cuando surgió la tontería de la austeridad, con el famoso cuatro latas, la “modesta” residencia de Santa Marta y abandono del Palacio Apostólico, elección de clase turista, Papamóvil sin blindaje, furgoneta de la Guardia Suiza y abandono de la limusina papal, cargando el maletín, yendo a pie con zapatones... casi todo el mundo, copiando por copiar y para quedar bien.

De la misma tesitura parece ser Mons. Omella. Se dice que Mons. Bergoglio iba en colectivo o transporte público, subterráneo o metro preferentemente. La fraseología clericaloide añadía, rimbombante, “compartiendo horizontes de mirada con los hijos de Dios...”. [1]

Pero todo ello tenía una razón. El tránsito o tráfico de Buenos Aires es caótico, imposible a según qué horas, por múltiples causas: manifestaciones, cortes por obras, embotellamientos, roturas de cañerías de agua, averías, accidentes, coches obstaculizando los cruces, cargas y descargas... la velocidad se realiza a paso de hombre, y estarse quieto-parado es una norma.

Por eso, en Buenos Aires, los desplazamientos más veloces son los que realizan los “conchetos” (pijos y ejecutivos) en helicóptero, de heliopuerto a heliopuerto de los rascacielos, compartiendo horizontes de sustentación y planeamiento por los cielos de Dios.

El segundo desplazamiento veloz es el metro, siempre que la estación final esté relativamente cerca del domicilio de destino. Si no se puede ir a pie, entonces autobús o coche de alguna amistad.

Son tales los atascos en Buenos Aires (y en todas las megalópolis de América, África y Asia), que se ha generado un “negocio de los atascos”. Al estar tanto tiempo parado, puede hacer parte de las compras del día desde el coche. Pides lo que sea al vendedor callejero, va al camión, y vuelve con el producto, generalmente barato y chino. Las zonas de compra están delimitadas por las mafias.

Trasladar el contexto transitario de Buenos Aires a Barcelona era, evidentemente, un absurdo. Al caer por su propio peso la falta de lógica, coherencia y congruencia, dado que el tráfico de Barcelona no es el de Buenos Aires, de ninguna de las maneras, nuestro arzobispo se traslada, como ha de ser en lógica, en un hermoso Qashqai. Y si tuviera un chófer, también sería racional, por razón de la edad y del cargo. Una cosa es ser pobre, y otra es hacerse el pobre.

Conclusión: la personalidad consiste en ver la realidad propia, real ya actual de Cataluña, que se resume estrictamente en el desconocimiento y violación general de la recta y sana doctrina católica ortodoxa.

En mi estricto parecer, me es evidente que Francisco traslada su Buenos Aires a todo el gobierno de la Iglesia. Electo el 2013, dentro del contexto del auge de la gran crisis económica-financiera del 1998, con las características de ser persona extra-curia, pastor no intelectual, con carencias teológicas, popularista-liberacionista, político-social y latinoamericano habituado a las Villas Misera de Buenos Aires (“esta economía mata” de Evangelii Gaudium), que vino a Roma ante la tremenda crisis de imagen mediática del Vaticano del 2013 (dimisión de Ratzinger) como un siniestro lugar habitado por corruptos, ladrones, intrigantes y pederastas.

No obstante, Francisco ha cometido una grave negligencia este 2016, originada sólo por su mal equipo de pérfidos consejeros, al publicar Amoris laetitia, donde se contienen tres gravísimas heterodoxias:

1. La omisión de los actus malus per se, intrinsece malus, verdad divinamente revelada contenida en Veritatis splendor.

2. La participación eclesiástica y la comunión, absolución y extremaunción de los adúlteros sin continencia y sin arrepentimiento, como prohíbe el Catecismo, num. 1650.

3. La moral de situación, condenada ya por Pío XII, que niega las verdades morales absolutas, generales y universales contenidas en los Mandamientos de la Ley de Dios (Veritatis splendor).

Lo que va a conducir muy pronto, si Dios no pone remedio, a un grave cisma en la Iglesia [2], a través de cuatro pasos:

- la no contestación a los 5 dubia de los 4 cardenales

- la corrección formal de errores del Papa y reafirmación universal de las verdades católicas por el Sacro Colegio Cardenalicio (quizás el 22 de febrero)

- y si el Papa no obliga a que los obispos deroguen las normas que aprueban aplicar el herético Capítulo VIII de Amoris laetitia, debido a que comete la omisión de su deber de ejercer el carisma de juzgar, se celebrará un concilio general informal (sin unión con el Papa), por el que se declara hereje al Papa por omisión, pierde su jurisdicción, se lo depone y se convoca cónclave, donde puede pasar aquí de todo.

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Señores Obispos de la Tarraconense, céntrense exclusivamente en la realidad de Cataluña, una tierra, un pueblo y un gobierno que aprueban legislativamente actos intrínsecamente malos y perversos (homosexualismo, aborto, congelación de embriones, reproducción asistida) y atentan contra el bien común (separatismo), tomen la Eclessia in Europa (2003), la Evangelium vitae (1995), la Veritatis splendor (1993) y el Catecismo de la Iglesia Católica (1997), cuatro grandes documentos proféticos de San Juan Pablo II.

Señores Obispos catalanes, reconozcan la realidad de un Pueblo de Dios catalán, desde los presbíteros hasta los laicos, pasando por los religiosos, cuya media de conocimiento teológico y espiritual es, en general y abrumadoramente mayoritario, de mediocre-malo hasta nulo-ignorante e incompetente, debido a que sus obispos y abades no han ejercido de maestros gobernadores y santificadores. Entonen el mea culpa por sus omisiones y negligencias masivas y prolongadas, abandonen los errores y equivocaciones, enseñen la doctrina ortodoxa contenida en el Catecismo, sean rigurosos en la ortopraxis a todos los niveles fideísticos, morales, rituales y cultuales, prepárense y preparennos para la muy pronta tormenta eclesial que vendrá, y céntrense en eliminar todo el pecado social y la infestación demoníaca presentes en todo el Pueblo de Dios y en el pueblo político catalán, diagnosticado certeramente por San Juan Pablo II y Benedicto XVI para toda Europa occidental: cultural de la muerte y del relativismo, e ideología de género.

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[1] El coche de Don Juanjo (Un rato en Qashqai y al barbero andando), germinansgerminabit.blogspot.com.es/2016/12/el-coche-de-don-juanjo.html

[2] infocatolica.com/blog/reforma.php/1701171229-415-caso-por-caso-es-decir-to

Atendiendo a los aires que llegan de la Roma bergogliana, es de esperar que nombren obispo al candidato más mediocre, carrerista, progresista y nocivo para la salud de las almas, que puedan encontrar.

Mi padre, en paz descanse, siempre me decía que para ser nombrado obispo de la Iglesia católica era preciso tener una edad no inferior a los 50 años y un doctorado en teología.

La primera restricción se debía a que era necesario una persona en plena madurez y disfrutando de la mejor edad de la vida, ya que en ese momento vital se conjugan, a la vez, experiencia y juventud, cualidades ambas necesarias para garantizar una misión pastoral en la que queden atrás las rebeldías propias de la juventud y queden por delante las fuerzas necesarias de una vida dedicada en pleno al servicio de los demás.

La segunda necesidad obedecía al requerimiento de que, un obispo, como el máximo representante de la comunidad de fieles en la diócesis debe ser una voz autorizada en todos los temas relacionados con la fe que profesa junto con el pueblo y, de esta forma, pueda desarrollar su obra evangelizadora utilizando tantos registros distintos como diversidad de fieles existan. No todo el mundo necesita entender, ni entiende y ni puede entender la fe que vive de igual forma.

Por tanto, debería ser un sacerdote en plenitud de su ministerio sacerdotal. Este planteamiento teórico y muy deseable es difícil de conjugar en la realidad práctica. Si fuéramos tan exigentes como mi padre, que por cierto fue doctor en teología, no encontraríamos nunca ningún candidato válido. Ya sea por la edad, demasiado joven o viejo, ya sea por formación, sin suficientes títulos a nivel académico. No hablemos de las posibles inclinaciones ideológicas que la persona en cuestión pueda tener a nivel particular, como todo el mundo. Entonces, la misión de encontrar candidato se convertiría en imposible.

En una elección, además de ser riguroso se debe ser práctico. No existe candidato perfecto ni puesto que encaje como anillo al dedo con una persona. Lo que si es preciso conseguir es que ese encuentro sea el más natural y óptimo tanto para el que lo recibe, el candidato, como para el que lo acoge, el superior. Al final es una cuestión de sintonía donde el ruido que hacen los lobbies de presión, por muy fuerte y estruendoso que a veces parezca, no deja de ser más que un sonoro acompañamiento a la melodía que las partes interesadas están componiendo.

Si escuchan con atención y, no hacen tanto ruido, quizás entonces descubrirán que la música que empieza a sonar quizás, aunque distinta e inesperada, resulta bella y gratificante al espíritu.

Sigo diciendo que D. Custodio Ballester seria el mejor Obispo. Solo hace falta que los obispillos tengan el valor no de uno de la COE sino de un catolico que no le importa nada las presiones y amenazas de los fachas quemaiglesias....por muy altos cargos publicos y sueldazos que ostenten.

Yo no se siesto lo lee Mn. Turull, pero por si acaso le dire:
Mn. Turull VIVA DON RICARD MARIA CARLES

Anónimo 12:47 yo le contesto: VIVA!!!

yo se de un buen sacerdote que seria buen obispo. Mn. joaquin fluriach

Ficus y Galterius de BARCINO,pues que BIEN.Por cierto,PUER HAERES ¿NO?,harian buena TERNA.

Pues prefiero a Joan Costa, da igual si es independentista. Pero he oído sus homilías y muchos fieles coincidimos, sí, esta claro nos toca, nos llega y no por sus ideas, sino porque transmite, nos abre el corazón no a emociones humanas, sino más allá. Osea es un sacerdote de verdad entregado al Señor.