Sistach es un hombre insatisfecho con los diversos papeles que le ha tocado representar en la vida. El ambiente eclesiástico que le ha circundado es un ámbito de poca personalidad, de una gran mediocridad: lo fue en Tortosa, lo fue en Tarragona y lo ha sido en Barcelona. Sistach, de quien siempre se ha apoderado un complejo de profunda inferioridad intelectual, se ha querido rodear de mediocres. Es el mundo en que se podía mover con comodidad, aunque ello lo condenase a una soledad abrupta. La profunda insatisfacción que sufre le ha llevado a un desequilibrio emocional que siempre ha intentado paliar a través de su pose y de las relaciones personales que mantiene con sus más cercanos colaboradores. Elegidos todos oportunamente. Pero en Roma, el deseo de formar parte de algo, le cuesta terriblemente colmarlo en el vis à vis con sus colegas del Colegio Cardenalicio. Sistach en esta semana de Congregaciones Generales en Roma, saluda a bastantes pero intercambia con ellos únicamente cortesías y comentarios superficiales, chismorrean los que tienen acceso e información fidedigna. Aunque ese aislamiento es tónica común para los Cardenales españoles. Están tan descolgados como lo estuvieron los obispos españoles durante el Concilio Vaticano II. Cuan diferente papel al que les tocó jugar en Trento.
La estancia en Roma de Sistach le pone ante su propia realidad, con el dramatismo de no poder reiniciar su vida ni siquiera cambiarla profundamente.
Ni el autobombo que se otorga con el coche alquilado con matrícula CV, que es para coches compartidos, con el que entra y sale del Colegio Español, banderita vaticana en el guardabarros, guiado por su secretario personal y chófer Mn. Sabaté (Pater Schumacher, para los amigos) puede ahorrarle esa mirada con que a sabiendas es observado. Antaño Mn. Joan Obach, estudiante residente que con su coche lo paseaba arriba y abajo durante sus estancias en la Ciudad Eterna, era lo habitual. Como pago de esos favores le vinieron después a este los cargos. Eso insinuaban maliciosamente sus condiscípulos en Roma.
Definitivamente el Colegio Español no es un buen lugar para él. Indirectamente Gérminans sobrevuela en las tertulias y Sistach sabe que muchas sobremesas se alimentan del manantial de información con que nutrimos de noticias a nuestros lectores y seguidores. También planeamos sobre via Torre Rossa, 2. ¡Y qué semana más aciaga esta última!
Pero debe preferirlo a la residencia de nuestra Iglesia Nacional de Montserrat, en via Giulia, donde se hospeda Rouco y también Asenjo, que estos días ha acudido con la peregrinación archidiocesana de Sevilla. Todo es simbólico estos días en Roma. También esa distancia.
Pont.
Colegio Español de San José en Roma
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Sistach no es el hombre de los matices, es un prelado de “bla,bla,bla”, aislado y sin nada que decir cuando no habla de sí mismo. Y presentándose como el prelado de una gran diócesis –como repetidamente proclama- nos sume a todos en un gran ridículo. Que triste papel. El del Caballero de la Triste Figura. Nada más español. Por eso está en el Colegio.
Prudentius de Bárcino
El mal es la corrupción del bien: por tanto, siempre que hay mal, ahí está el bien para notificarnoslo... Interesante artículo.
ResponderEliminarPero no escribía para eso: es para manifestar una preocupación. Creo que al pobre Oriol se le fue la olla. Realmente perdió la razón. Leer su artículo del dia en LV me dio un aire de nostalgia... cuantos "hombres buenos" se irán tras la jubilación de Sistach...
Me tendré que suscribir a una revista de humor.
El mal es carencia de bien.
Eliminarnon malum sine bonum. no es posible el mal absoluto
EliminarTanto amó Dios al mundo, que dio a su hijo único, Dios es amor, quién permanece en el amor, permanece en Dios y Dios permanece en Él.
ResponderEliminarNo resistáis al mal, y si alguno te golpea en la mejilla derecha, presentale también la otra... y así seréis perfectos, como vuestro padre celestial es perfecto, que hace salir el sol sobre malos y buenos, también sobre los pecadores.
Escucha, amigo. El no resistirte al mal se refiere a tu amor propio, a tu personal humillación... Pero cuando están en juego la Verdad y el Bien, cuando está en juego el derecho a nacer de los inocentes que masacran en el Hospital de San Pablo, hay que resistir y luchar contra el mal con uñas y dientes.
EliminarComo elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia.
EliminarSopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo.
Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
No todos los cardenales son iguales ni en dignidad ni en mérito. Entre los que elegirán al nuevo Papa, los hay de escalafón (porque a tal diócesis -¡a la diócesis!- hay que añadirle la dignidad cardenalicia), y los hay por méritos personales: los que se han distinguido por sus obras. Entre éstos no está Martínez Sistach. No es, evidentemente, de los que tienen algo que decir respecto al rumbo de la Iglesia y a su nuevo timonel, y está claro que a nadie se le ocurrirá pedirle opinión al respecto (si le ha distinguido el silencio y el lavarse las manos ante todos los escándalos, no será a él a quien le pregunten). En este momento reza más que nunca la sentencia evangélica "por sus obras los conoceréis". ¿Son sus obras la defensa, promoción y propagación de la Fe o el impulso de la frecuentación de los sacramentos en su diócesis ? ¿Y qué frutos pastorales puede ofrecer a quienes dirigen hacia él su mirada? ¿Qué balance ha ido presentando nuestro cardenal a lo largo de todo su ministerio sacerdotal, y sobre todo el episcopal? Hay obispos y cardenales y hasta sacerdotes rasos de los que tenemos noticia por sus frutos. Sistach no es uno de ésos. El fruto de su cardenalato del que está más ufano y del que más presume, es de haberle hecho consagrar a Benedicto XVI el parque temático de la Sagrada Familia (porque no es para el culto, sino para el turismo). Lo saca en cada homilía y en cada conversación. Y saben todos por ahí de sus hospitales, también muy fotogénico el de San Pablo, en los que se practican abortos ¡a pesar de sus excelentes relaciones con el poder civil que los impone! ¡Cómo no va a estar solo! Más solo que la una, si no fuese por su chófer-secretario (con la escasez de curas que padece la diócesis, ¿no podía hacer ese trabajo un seglar?).
ResponderEliminarBueno, la familia (Delegación) ha organizado sus festivales. Mi "amigo" Claret me dijo en una carta que me alegraba del fracaso de los demás; poco me conoce; me entristece la situación que nos toca vivir; de hecho escogieron el marco catedralicio para la celebración final y no el de la Sagrada Familia (claro es más fácil de llenar....), que lejos estamos de los años del Agápito y Carles que llenaron el Palau Sant Jordi con 30.000 personas.
ResponderEliminarBueno, para consolación de Calret y su amigo Taltalvull, si la cosa se complica en Roma, podrá hacer su apoteosis en la Sagrada Familia para la ordenación que tiene programada Martinez.. Será el primero, a parte de Martínez y de Benedicto que tendrá el privilegio de celebrar en el altar del Templo Expiatorio. La efemérides merecería una lápida conmemoratoria. jejejeje
Salvador Biarnés (ElCidCabreador)
Haiendo honor a su "pseudónimo" Ud.sigue "cabreándose"(con perdón) con esta fina ironía y crítica constante que le caracteriza,y cómo no, también al prudente Prudentius.
ResponderEliminarNos iría bien en esta Cuaresma,(a mi también,claro) una conversión a ser más positivos y menos criticones.
Perdón: yo no me cabreo, cbreo a los demás, es mi cometido jejejeje. Siempre he dicho que SOY FELIZ!!!!! gracias a aquella paz de corazón que sólo Dios da.
EliminarSalvador Biarnés (ElCidCabreador)
Vivir una felicidad razonable e intentar hacer felices a los demás deberïa ser su objetivo. Le sobra esta altanería de cabrear a los demás. Ud es un cabreador....para no decirle un nuevo piropo. ¿Es feliz? No lo creo.¿Hace que lo demás lo sean?.No lo creo. Ud sólo sabe cabrear.
EliminarÁnimo!! amad a la Iglesia, habéis leído a Sta Teresita? a San Pablo? La Iglesia nos necesita entusiastas, rezando, intercediendo por los más débiles, con la alegría que da el Espíritu Santo! con intrepidez evangélica!
ResponderEliminarQue importa si un cardenal es calvo? o es listo?
Ciertamente el Sr. ha elejido lo más necio e inútil, para que se manifieste que lo sublime de este amor viene de Dios, y no viene de nosotros.