Este pasado fin de semana vimos en familia, en casa de mi hijo, la película "El 47" a través de una plataforma audiovisual, se ha hablado mucho de ella, ha recibido grandes reconocimientos y teníamos ganas de poderla ver y comentar en una especia de cinefórum casero.
La película narra las peripecias de un inmigrante extremeño que vino a Barcelona en busca de porvenir, y que se instaló en el barrio de Torre Baró, donde luchó por sus derechos, entre ellos que el transporte público llegara hasta allí, al no conseguirlo decidió secuestrar el autobús que él mismo conducía y hacerlo llegar hasta al barrio para demostrar a las autoridades municipales que era posible, porque se le había dicho que era imposible que pudiera llegar por las calles estrechas y las subidas tortuosas.
El inicio del film es impactante, y se ve a unos vecinos, entre los que se encuentra Manolo Vital, el protagonista, intentando levantar una casa ante la presencia de la policía nacional que mandaba destruir las construcciones si no se les había puesto el techo en el mismo día. En la discusión interviene una religiosa, que provoca la reacción del policía al frente, que le dice: "Hermana, usted no debería estar aquí". A pesar de la coincidencia de posiciones sobre los intereses del barrio, el comunista Vital y la monja catalana, llamada Carme Vila, no empiezan con buen pie, él le dice que no se lleva bien con los curas, a lo que la religiosa le contesta que ella no es sacerdote. Al cabo de muy poco tiempo, la película muestra que la relación ha cambiado, que la monja ya no es monja, y que se ha convertido en la esposa del sindicalista de Comisiones Obreras (CCOO).
Eso que dice en la película Manolo Vital no es del todo cierto, no era un hombre religioso, y no debería tener buen concepto del clero más franquista, pero sí tenía amigos en el clero más cercano a los postulados comunistas del PSUC, que en aquel momento los había y unos cuantos. De hecho, en unos hechos anteriores a los que refleja la película, concretamente en 1969, nuevo años antes del incidente del autobús, Vital fue juzgado por formar parte de una cédula de Comisiones Obreras que había organizado diversos actos subversivos contra el régimen de Franco, entre los juzgados por pertenecer a ese grupo, estaban además de Vital, Pedro García Ruiz, Manuel Corral Martínez y Santiago Vila Ribas, este último sacerdote católico, según consta en la ficha policial: "Nacido el 30 de mayo de 1934 en Badalona (Barcelona), célibe, sacerdote, hijo de José y de Leonor, con domicilio en... considerado progresista y catalano-separatista".
Los hechos de la monja que se acabó convirtiendo en esposa del comunista Vital, y del sacerdote que formaban parte de la misma cédula sindicalista de CCOO, y del que imagino que acabó dejando el sacerdocio, porque no he encontrado datos de él posteriormente como clérigo, muestra la realidad de unos tiempos en que sacerdotes, religiosos y religiosas, con la intención de implicarse socialmente en los problemas vecinales de barrios marginales, acabaron vinculados a la política de izquierdas y abandonaron en muchas ocasiones su vida de consagrados.
Visto desde la distancia, parece incomprensible que curas y monjas olvidaran su misión de acompañar en la fe a los fieles y trabajar por la evangelización de los no creyentes, para dedicarse puramente a cuestiones sociales que normalmente acababan derivando en la política. Pero no olvidemos que cuando llegó el fatídico Procés, se volvió a repetir una situación parecida, sacerdotes y religiosos que abandonaron a una parte importante de su rebaño, y muchas de sus obligaciones pastorales, para dedicarse en cuerpo y alma a la causa política del independentismo.
Francisco Fabra

