Actualización de las parroquias y párrocos con Adoración Eucarística

I. La presencia contemplativa: un faro espiritual en la crisis de la fe

1.º Fundamentos de la espiritualidad católica

En mi opinión, al analizar lo que la Iglesia enseña en doctrina y vida (todo lo que ese escribe es de otras fuentes), el corazón de la espiritualidad católica, hoy prácticamente destruido y a la espera de su renacimiento, se articula en diversas dimensiones espirituales que se fueron desarrollando a lo largo de la historia. Principalmente, había dos pilares:

1. Adoración Eucarística con Jesús-Eucaristía (adoración nocturna, hora de adoración, procesión eucarística, visita al Santísimo).

2. La vida religiosa en monasterios y conventos rurales y urbanos, en su aspecto contemplativo y activo hacia el laico: escuelas y hospitales, intercesión y petición.

No solo eran estos, lógicamente había mucho más: la Misa, el rezo del Rosario y la Liturgia de las Horas, devociones, las procesiones eucarísticas, el Vía Crucis y el Sermón de las Siete Palabras en Cuaresma, la predicación, el estudio...

Obviamente, todo estado de vida católica, desde diácono, presbítero, obispo, papa, religioso o laico de cualquier condición, era un fruto de aquel "Sígueme" de Jesús en la historia y biografía de cada uno y de cada época.


2.º Crisis de la vida religiosa

Está muy bien la Adoración Eucarística y sus derivadas, pero no hay que olvidar que estamos perdiendo a marchas forzadas no solo sacerdotes, sino también religiosos, y los pocos que hay, en su mayoría, son pseudocatólicos, porque son nacional-progresistas, dedicados en cuerpo y alma a la justicia social y a la liberación nacional para beneficio de partidos de izquierda y nacionalistas, pero no dedicados a la verdad de fe y la salvación de las almas. Dividen, no hacen comunión. Y con culpa de omisión e inacción de obispos, superiores religiosos, cardenales y si no se hace una verdadera reforma, de la misma cúspide jerárquica. La verdad ante todo.

Perder religiosos es una tragedia para el territorio y la población: hospitales, escuelas, pero también la intercesión de los religiosos por los laicos, la lucha contra la acción social e individual de los demonios y malvados, la lucha contra herejías y falsas creencias, la extensión de la paz, la justicia, la verdad, la santidad, la fe, la seguridad y la prosperidad.

Cada uno (sacerdote, laico y religioso), en toda la riqueza de la vida religiosa (tercer orden, eremita, anacoreta, contemplativo, activo, institutos, sociedades, viudas y vírgenes, nuevos movimientos), realiza su misión en la tierra para la extensión de la Iglesia a gloria de Dios. Y hoy está todo descompuesto por el modernismo y el progresismo, aquí llamado nacional-progresismo.


3.º La dimensión contemplativa: un don divino

Especialmente en su dimensión contemplativa, hay una verdad divina: la vida consagrada —de monjes, monjas y ermitaños— es un regalo de amor divino que envuelve a toda la humanidad. Esta entrega silenciosa a Dios es un retiro para un servicio profundo y oculto que sostiene, protege y transforma el mundo desde la intimidad con el Señor.

Como raíces de un árbol, los contemplativos alimentan la vida espiritual de pueblos, territorios y corazones, creando un manto de gracia que cubre la creación entera. Sus oraciones, sacrificios y acción social irradian bendiciones, recordándonos el principio eterno de Lex Orandi, Lex Credendi —la ley de la oración determina la ley de la fe—, consagrado en el Catecismo de la Iglesia Católica y arraigado en los primeros siglos del cristianismo.

Este vínculo indivisible del Cuerpo Místico enseña que el modo de orar moldea la seriedad de la fe, y viceversa: una fe robusta inspira una oración profunda, mientras que su debilitamiento puede llevar a una espiral viciosa de decadencia espiritual y social.

4.º La oración: puente de luz entre el cielo y la tierra

La Sagrada Escritura da fe de que Dios escucha y se complace en la oración de los que viven con rectitud y fe, y esa oración tiene un efecto real en el mundo. Con ternura y fuerza, la Biblia nos ofrece ejemplos que ilustran el poder intercesor de la oración y los sacrificios:

1. Abraham, intercediendo por Sodoma (Gn 18, 22-33): un corazón fiel puede inclinar la balanza de la misericordia divina, protegiendo a ciudades enteras del juicio.

2. Moisés, con manos alzadas en súplica (Ex 32, 11-14): la perseverancia en la oración puede cambiar el destino de un pueblo, atrayendo la clemencia de Dios.

3. Los profetas responden al llamado divino de “ponerse en la brecha” por los demás (Jer 5, 1; Ez 22, 30), defendiendo a naciones de la ruina espiritual.

4. En el Nuevo Testamento, Santiago nos anima: “La oración ferviente del justo tiene mucho poder” (Sant 5, 16), subrayando cómo los sacrificios ofrecidos en oración generan gracias que fluyen hacia el mundo.

5. La vida de los santos, abandonada hoy en día por el modernismo progresista —que no quiere ejemplos de fieles a la doctrina tradicional—, nos ofrece miles de efectos prácticos, operativos y eficientes de la oración que pide todo tipo de cosas, e incluso hay milagros. Todo ello es despreciado por el modernismo progresista: se considera como una oración a un Dios-bombero al que pedimos y nos da cosas, cuando Dios sí es bombero, por eso existe la oración de petición e intercesión, como la de la madre por la salud de su hijo.

Los consagrados, con sus vidas dedicadas a la oración y el sacrificio, se convierten en faros que iluminan la humanidad, atrayendo bendiciones y protección espiritual sobre tierras y personas. Sus ofrendas no solo elevan el alma, sino que también inspiran acción social en el mundo laico, como el cuidado de los pobres y marginados, recordándonos que la oración auténtica impulsa la caridad evangélica.

Lamentablemente, los religiosos progresistas han hecho prevalecer la acción social y han denostado y denigrado la misma Verdad de Fe y moral, calificándola de “oscura”, “medieval”, “anticuada” y, a veces, “absurda”.

Por eso han perdido miembros y deben abandonar conventos y monasterios: Dios no les da ninguna bendición, y son castigados a luchar con sus solas fuerzas, con el resultado de la muerte de la orden y la congregación, tanto en miembros como en casas.


5.º El monacato: un corazón que late por todos

Los grandes santos del desierto y fundadores monásticos no se retiraron para olvidar el mundo, sino para amarlo desde lo más profundo de su ser, combatiendo el mal a través de la oración y el sacrificio:

1. San Antonio Abad y los Padres del Desierto (s. IV) con su ascetismo como una batalla espiritual por la salvación universal. Según San Atanasio en Vida de San Antonio, su oración expulsaba espíritus inmundos de ciudades, llevando a conversiones masivas y al fin del pillaje, transformando regiones plagadas de violencia en comunidades de paz.

2. San Benito de Nursia, con su regla “Ora et labora”, legó monasterios como oasis de armonía. Lugares como Montecassino (s. VI) convirtieron áreas paganas de Italia central, azotadas por bandidismo, en sociedades estables, irradiando la “paz de Cristo” que reducía el pecado.

3. Los monasterios han sido cunas de cultura, hospitalidad y esperanza. Los cistercienses, en abadías medievales como Fountains Abbey (Inglaterra), revitalizaron economías rurales empobrecidas mediante la oración y el trabajo, aliviando hambrunas espirituales que fomentan el crimen y promoviendo la caridad que inspiraba a los laicos.

Desde sus claustros, los contemplativos dan beneficio espiritual a ciudades y campos, ayudando con su acción social: misiones evangelizadoras, hospitales y escuelas, acciones de caridad y justicia social, sosteniendo a la humanidad durante siglos, como las órdenes que gestionaban centros urbanos, reduciendo indigencia, miseria, pobreza y violencia doméstica y social.

6.º El Cuerpo Místico: una comunión de amor que todo lo une

En el misterio del Cuerpo Místico de Cristo (1 Co 12, 26), la santidad y los sacrificios de unos benefician a todos.

Los consagrados, ofreciendo sus vidas como “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Rom 12, 1), se convierten en intercesores silenciosos y corredentores que sostienen al mundo:

Sus oraciones y penitencias enriquecen el Tesoro de la Iglesia, un manantial de gracia que purifica sociedades enteras, como enseña Pío XII en Mystici Corporis Christi: la vida contemplativa “contribuye poderosamente al crecimiento del Reino de Cristo”.

Juan Pablo II, en Vita Consecrata (1996, n. 84), afirma que estas comunidades “santifican el mundo desde dentro”, contrarrestando la secularización que fomenta la desintegración social; las "fuerzas disgregadoras" son divorcios, abortos, suicidios, delitos y divisiones y conflictos sociales, al actuar la comunión de los santos y la lucha contra las potestades invisibles de los demonios y diablos.

Este aspecto salvífico, presente y operativo, lo hemos perdido totalmente por culpa de los religiosos que han abrazado las herejías modernistas y progresistas: se han autodestruido como órdenes y nos han desamparado, y serán juzgados con suma justa dureza por Dios si no se convierten.

Este vínculo nos recuerda que la oración de un monje remoto puede sostener pueblos, purificar territorios heridos por el pecado y atraer paz a comunidades en conflicto, extendiendo efectos sociales como la promoción de la unidad familiar y la reducción de conflictos de todo tipo imaginable, incluso hambrunas, epidemias, terremotos, incendios: cuántas historias de santos catalanes, españoles y universales tenemos para llenar miles y miles de páginas.


7.º El monasterio: un pulmón espiritual para la sociedad y la creación

Un monasterio es más que un edificio: es un corazón que respira por el mundo, un faro en la oscuridad (no como hoy, que son un faro de oscuridad). Según la tradición católica, la presencia contemplativa genera efectos espirituales profundos en territorios y poblaciones, actuando como escudo contra el mal y catalizador de conversión:

1. Protección espiritual: La oración incesante crea una “zona de gracia” que disipa tinieblas, reduciendo influencias demoníacas ligadas a la delincuencia y la violencia.

- Santificación de entornos: Santa Teresa describe en Fundaciones cómo sus conventos reformados fomentaban la devoción y transformaban espiritualmente las comunidades locales, lo que apoya la idea de “santificar” áreas, incluso “barrios marginales”.

- Disminución de prostitución y robo: la influencia moral y espiritual de los conventos implica indirectamente un impacto en los comportamientos pecaminosos, según la tradición católica.

- Adoración eucarística y ángeles custodios: La adoración eucarística es un pilar de la espiritualidad carmelita descrita en Fundaciones, y destina ángeles protectores para el entorno humano.


2. Santificación de la vida: La Eucaristía, el Oficio Divino y la adoración purifican el ambiente, elevando lo humano hacia lo divino y restaurando la armonía en lugares divididos.

3. Atracción de gracias y acción social: Como imán de misericordia, atrae bendiciones de paz y renovación. Históricamente, órdenes como los cartujos han sido “semillas de esperanza” en zonas pobres; San Juan María Vianney (Cura de Ars) advertía que, sin conventos, las ciudades carecen de “guardianes espirituales”, exacerbando el alcoholismo, la vagancia y el crimen.


Algunos estudios muestran tasas bajas de criminalidad en regiones monástica atribuidas a “redes invisibles de oración” entre laicos, curas y religiosos. Además, su acción social —misiones globales, hospitales y escuelas— ha aliviado la pobreza y la violencia urbana, beneficiando a la humanidad entera.

Santos como San Pío de Pietrelcina afirmaban que sus oraciones protegían aldeas de desastres morales, transformando zonas mafiosas en centros de paz. San Francisco expulsó a todos los demonios de discordia de una ciudad.

8.º La decadencia y la responsabilidad de los dirigentes: una espiral viciosa

Sin embargo, esta presencia vital puede debilitarse, como advierten autores en estudios sobre la cuestión bíblica de la “viña devastada” (cf. Is 5, 1-7).

El principio Lex Orandi, Lex Credendi explica cómo la crisis litúrgica —el debilitamiento de las oraciones universales— prepara el terreno para una crisis doctrinal, llevando a una fe menos seria que busca mayor laxitud en la oración, en una espiral que puede culminar en la pérdida total de la fe.

Las cualidades espirituales que influyen en la vitalidad de los institutos religiosos, cuya falta incide totalmente en la crisis y desaparición de la orden, incluyen:

1. Enseñar y predicar según el Depositum Fidei.
2. Vivir según el carisma fundacional de la Orden
3. Vivir la liturgia como expresión fiel a ella.
4. La respuesta de los fieles como Iglesia Doméstica.

Las congregaciones en declive comparten un alejamiento del catolicismo pre-Vaticano II, mientras que las florecientes lo abrazan. Aquí surge la responsabilidad de prelados y superiores, empezando por León XIII: ¿por qué tanta reticencia a reconocer el declive y responder volviendo a las espiritualidades originales de los fundadores?

Este retroceso no solo afecta a las congregaciones, sino a toda la Iglesia y la humanidad: la pérdida de misioneros ha perjudicado la evangelización; el cierre de hospitales y escuelas ha dejado ciudades violentas e indigentes.

Los efectos espirituales negativos incluyen el agravamiento de la “devastación” social —aumento de la delincuencia juvenil, divisiones y secularización—. Los superiores religiosos deben ser llamados a rendir cuentas; deben iniciar la recuperación corrigiendo la doctrina y la liturgia, o enfrentar la supresión si se niegan, como insta la tradición. Los institutos prósperos deben ser modelos.


9.º Esperanza y renovación

La vida contemplativa implica mirar con ojos nuevos: cada monasterio es un regalo de Dios, una lámpara que brilla en la penumbra. Nos recuerda que el amor silencioso transforma tierras, sana heridas y acerca a la humanidad al corazón divino. Con gratitud, valoremos a estos hermanos que, desde el silencio, sostienen nuestro camino. Con esperanza, unámonos a su oración, fortaleciendo la fe para revertir las decadencias. Con horror hemos de mirar a todas las órdenes y conventos que han abandonado la verdadera fe católica y han sufrido el justo castigo divino por ello.

Juntos, como un solo cuerpo, laicos y religiosos laten por la redención del mundo, inspirados en doctores como Santa Teresa y San Juan de la Cruz, que nos guían hacia una renovación colectiva fiel al Depositum Fidei.

Pero desde el Concilio Vaticano II y el mal fruto del modernismo progresista nos han demostrado que son un seguro camino de muerte primera y segunda (peligroso para la salvación de las almas). Nos hemos barbarizado por culpa del nacional-progresismo, regresado a la era pagana brutal e ignorante de los corintios, donde no discernían ni respetaban el Cuerpo de Cristo (la Eucaristía), ni el Cuerpo Místico de Cristo (la Iglesia y sus miembros), ni la Creación de Dios (Creador y criaturas).

1 Corintios 11, 27-30:

“Por tanto, el que coma el Pan o beba la Copa del Señor indignamente será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.

Examínese, pues, cada cual a sí mismo, y coma entonces el Pan y beba de la Copa.

Porque quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación.

Por esto hay entre vosotros muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto.”

Por eso hay que actuar con urgencia: la vida religiosa se nos muere, y el Papa debe de imponer una disciplina es este mar de anarquía en que viven muchos religiosos.

Muy bien la adoración eucarística pero dirigida en general por los laicos en ausencia de sacerdotes ya que estos escasean, y así muchos se acostumbrarán a adorar al Señor antes que a la persona del sacerdote como generalmente suele pasar que, si no está presente el cura que les gusta a algunos ya no sienten devoción.

Interesante. Pero justo la foto que sale en el encabezado no es ningún párroco. Y, ya entiendo que no son párrocos, pero no sé por qué no aparecen las capillas de adoración perpetua. Cuál es el objetivo? Alabar a los párrocos? O dar gloria y adorar a Dios?

En un mundo tan desnortado donde miles pagan por clases de Yoga, Reiki o no sé qué más de la Nueva Era...cuando uno entra en una Iglesia y se sienta frente al Sagrario nota/siente Paz. Es triste que se tenga que ir o no ir si hay tal o cual sacerdote, el simple hecho de exponer al Santísimo en la Custodia nos debe hacer pensar en Él y no en él.

Siempre se da gloria a Jesús Eucaristía, nunca al obispo, sacerdote o a nadie de los presentes, ni que hubieran "famosillos"...

Tal como está actualmente el Arzobispado de Barcelona y después de los cambios de arciprestes mejor que no salga ninguna foto de la lista. No sea que perjudiquen a ese párroco o sacerdote.
A veces la hace un diácono permanente, otras el vicario y/o adscrito, otras el párroco.
Que importa, lo importante es que hay exposición y bendición con el Santísimo.
Y se entiende que el último responsable de las parroquias donde hay, es con el visto bueno del párroco o encargado del centro de culto.

Se agradecería saber si en Tortosa hay adoración perpetua o simple en alguna de sus Parroquias.

Muchas gracias.

En la parroquia de San Francisco de Asís de Poblenou hay adoracióm eucarística los viernes desde las 17.30 hasta la misa vespertina.