Omella y Collboni en la Misa de la Virgen de la Merced del año pasado
Sorpresa creó el comunicado del Arzobispado de Barcelona quejándose del cartel de las fiestas de Nuestra Señora de la Merced, patrona de la ciudad condal. Nadie se lo esperaba, y el que menos el alcalde Jaume Collboni, que confiaba que Omella y su equipo de gobierno continuaría con la política de mantener silencio ante los múltiples ataques que recibió la religión católica durante los ocho años de Ada Colau en la alcaldía.
Personas cercanas al alcalde socialista han indicado que no es intención de Collboni estar en confrontación continua con la Iglesia, algo que le importaba un bledo a la Colau, que parecía que disfrutaba con sus muestras de odio hacia lo católico. El primer edil barcelonés intenta tener una actitud similar a la de su jefe de filas catalán Salvador Illa, del que es conocida su buena relación personal con el cardenal Omella.
Illa y Collboni, están dispuestos a hacer unos complejos equilibrios que consisten en no disgustar al electorado de izquierdas, aspirando a irse comiendo el espacio electoral de Colau y los comunes y otras tribus neocomunistas y, por otra parte, mantener un electorado más centrado políticamente entre el que se encuentran creyentes practicantes.
No es tarea fácil, porque los aires que se respiran en Ferraz, sede central del PSOE, son bastante más anticlericales de los que se respiraban en otras etapas del Partido Socialista, pero en Cataluña las cosas muchas veces son distintas, y aunque durante bastante tiempo el catalán Miquel Iceta fue un hombre de confianza de Pedro Sánchez, que incluso le nombró ministro, es conocido que el actual embajador español en la UNESCO, tiene muy buenas relaciones con el mundo católico. Algo que se ha continuado con su sucesor Salvador Illa, que también es hombre de confianza del actual presidente del gobierno. Iceta consiguió colocar en las listas del PSC a altos dirigentes de la democristiana Units per avançar, entre los que se encuentra el conseller Ramon Espadaler.
En el ayuntamiento de Barcelona, Collboni no será una persona tan cercana a la Iglesia como Iceta o Illa, pero intenta hacer equilibrios para no alejarse del voto católico, para ello cuenta con la ayuda inestimable de Albert Batlle, un histórico concejal socialista desde 1983, que viene a ser actualmente el Espadaler de Illa. Porque Batlle, además de haber militado décadas en el PSC e incluso como joven en formaciones más extremistas, actualmente milita también en Units per avançar, por tanto, otro democristiano, al que es habitual verlo en Misa en muchas celebraciones.
De momento Collboni sigue sin ceder en poner la Misa de Fiesta Mayor en el programa de las fiestas barcelonesas, cree que en eso tiene que seguir la política de Colau y tener contento al público más de izquierdas y anticlerical, pero algún gesto tendrá que hacer más allá de calentar banco en la próxima Misa de la Virgen de la Merced.
Francisco Fabra