Cada verano llega la lista de nombramientos que suelen ser simplemente parroquiales, es decir cambios e incorporaciones de párrocos, vicarios y adscritos para las parroquias. En Barcelona desde que llegó el cardenal Omella, estos nombramientos suelen ir con retraso en comparación con el resto de las diócesis, que por los alrededores de la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista ya los tienen listos, recordemos por ejemplo al cardenal Sistach que era de los que también se adaptaba a esas fechas. Pero Omella no tiene prisa y los suele dejar para finales de julio, incluso amenaza con dejarlos para setiembre si alguna cosa no cuadra.
Ayer martes se reunió el Consejo Episcopal, en la que probablemente será su última reunión como tal, teniendo en cuenta que están a punto de salir los nuevos Vicarios Episcopales / Arciprestes, y por tanto para el curso que viene habrán nuevos miembros de ese Consejo. En esa reunión estaba previsto cerrar todos los nombramientos y por tanto si se consiguió ese objetivo, esta misma semana puede salir el esperado listado de novedades para la diócesis.
Este año va a ser muy especial, porque pueden ser los últimos nombramientos de Omella, y como es sabido el hombre quiere dejar muchas cosas muy atadas antes de irse, por lo que estos nombramientos del verano de 2025, tienen mucha miga por tres circunstancias, la primera porque serán los primeros nombramientos después de la aprobación de la reorganización territorial diocesana, en segundo lugar porque en esos nombramientos estarán los sacerdotes que capitanearan los nuevos y flamantes arciprestazgos, y en tercer lugar porque a esos nombramientos se unirán el de nuevos canónigos para la Catedral.
Efectivamente la compleja y delicada reorganización territorial diocesana, con la supresión de las vicarias episcopales, sustituidas por enormes arciprestazgos, y con la creación de multitudes de unidades pastorales, obliga a que estos nombramientos estén ya pensados para aprovechar la nueva estructura, y no sólo para parroquias independientes como mayoritariamente ha sido hasta ahora. Entre los nombramientos parroquiales destacan los dos miembros del equipo del Seminario Diocesano que al integrarse en el Interdiocesano se han quedado en el paro, uno de ellos deberá asumir la parroquia de Santa Eulalia de Vilapicina, ya que su párroco Mn. Ignasi Fuster, va a hacer el camino inverso y se incorporará al equipo del casi único, exceptuando Terrassa, Seminario catalán. El otro damnificado Mn. Salvador Bacardit, que se ha quedado prácticamente sin trabajo, volverá a colaborar parroquialmente, ayudando a uno de los párrocos progres-progres de la diócesis.
En cuanto a los nuevos arciprestes, no votados directamente como hasta el momento en la historia de esta diócesis, habrá quien repita y quien se incorpore al equipo. Lo que queda claro es que quien no repetirá es el actual Vicario Episcopal de la zona de Cornellà, Hospitalet y Sants-La Marina, ya que Mn. Antoni Casas ha tenido un ictus y se encuentra en una situación muy delicada lo que le impedirá completamente repetir en el cargo.
También saldrán nombramientos de nuevos canónigos, una maniobra bastante habitual en algunos obispos, cuando ven cercano su final de pontificado, en principio tienen que ser cuatro, recordemos que Sistach a punto de marcharse nombró a sus dos secretarios, Mn. Robert Baró y Mn. Alfred Sabaté como canónigos. En estos casos más que mirar el perfil idóneo acostumbra a primar el agradecimiento episcopal por los servicios prestados.
Muy interesantes van a ser estos nombramientos, que ya comentaremos tranquila y ampliamente cuando se hayan hecho públicos.
Pietro Romano