En este final de pontificado del cardenal Omella no ganamos para sobresaltos, el arzobispo barcelonés es consciente de que está en el último tramo de su mandato, casi con toda seguridad en el último año, y quiere dejar todo atado y bien atado, el programa que se propuso hacer en Barcelona, quiere dejarlo cerrado, aunque sea a costa de improvisación, carreras a última hora, y ausencia total de sinodalidad, de la que tanto presume, ya que las decisiones las toma en solitario y sin ningún tipo de consultas.
El último capítulo, que no será el último, de este desenfreno, es tremendamente grave para la archidiócesis barcelonesa, Omella dejará Barcelona sin Seminario, es decir que una de las diócesis más importantes del mundo católico, no tendrá Seminario propio, como si fuera una diócesis pequeña, enviará a sus seminaristas a otro Seminario. concretamente el Seminario Interdiocesano de Cataluña, que es el propio de la provincia eclesiástica Tarraconense, Barcelona, junto con las diócesis de Sant Feliu y Terrassa forman parte de la Provincia Eclesiástica Barcelonesa, por tanto, ni siquiera de la misma provincia. Es decir, que Omella pone a sus seminaristas en manos de un Seminario que tiene como máximo responsable al arzobispo Planellas.
Este cambio significará el desmantelamiento total del actual equipo del Seminario barcelonés, ya no hará falta tener formadores, porque el Seminario Interdiocesano ya tiene a los suyos, empezando por su rector, el sacerdote de la diócesis de Vic Pere Oliva. El actual rector barcelonés, Mn. Salvador Bacardit tendrá un papel residual, que ni siquiera sale en el organigrama del Seminario de la provincia Tarraconense, será el representante de Barcelona, más o menos la nada con gaseosa, una figura que tienen todas las diócesis que forman parte de ese Seminario, pero muy alejado del día a día de la vida de los seminaristas.
Los otros dos magníficos sacerdotes que había en el Seminario de Barcelona, quedan automáticamente en el paro, y entrarán en la rueda de nombramientos parroquiales para el próximo curso, estamos hablando del formador Mn. Bernat Gimeno y del Director Espiritual Mn. Pere Montagut. Estos dos sacerdotes son los que aseguraban la confianza de las parroquias y movimientos eclesiales, que son fábricas de vocaciones, ahora todo esto se cae por los suelos. Andamos fatal de vocaciones y ahora se pedirá que se envíen a los seminaristas a otro Seminario fuera del control de Barcelona. Luego se extrañarán de que vuelvan a irse seminaristas fuera de Cataluña, a Seminarios de más confianza.
Los jesuitas Rodríguez y Puig y el salesiano Latorre, en sus manos estará la espiritualidad de los seminaristas de Barcelona
Porque la dirección espiritual de los seminaristas barceloneses, que estaba perfectamente llevada por Mn. Montagut, ahora estará en manos de sacerdotes que no son de confianza, además algunos de ellos no diocesanos, sino religiosos, siguiendo la estela bergogliana de nombramientos, es el caso de dos jesuitas, el P. Xavier Rodríguez, conocido como el "jesuita mago" por su afición a los trucos de magia y el veterano P. Enric Puig, el jesuita de confianza de Jordi Pujol, que lo puso en su gobierno como Director General de Juventud. El tercer religioso es el salesiano Jordi Latorre. Por supuesto, ninguno de ellos viste sacerdotalmente.
Omella estaba dispuesto a ceder lo que fuera necesario con tal de salirse con la suya en su proyecto de crear un solo Seminario para toda Cataluña. El año pasado ya consiguió que todos los seminaristas catalanes, formaran parte del curso introductorio o propedéutico en el Seminario de Barcelona, controlado por esa diócesis y con un formador también de la misma. Pero no ha sido capaz de conseguir lo mismo para el resto de los cursos, y la única fórmula que ha encontrado de consenso es la que estamos explicando. Al cardenal no le importa las consecuencias de semejante decisión, total, él ya no estará cuando el proyecto vaya evolucionando, y siempre podrá presumir, como buen aragonés, que todas las propuestas que tenía para Barcelona las ha llevado a cabo, sin tener en cuenta los costes y desgastes pastorales y espirituales que ello pueda provocar.
Pietro Romano
Omella tendría que haber dejado a su sucesor una decisión de semejante calado. De esta forma está condicionando el pontificado del próximo Arzobispo de Barcelona.
ResponderEliminarEn los próximos meses veremos decisiones diocesanas en Barcelona, sin sinodalidad, sin consultas, sin pies ni cabeza, sin sentido común,… el papel lo aguanta todo (PowerPoint, Excels, word hechos en despachos),… alejados de la realidad de cada día. Una cosa es lo que se dice en público y documentos, y otra es lo que vemos los de a pie.
ResponderEliminarHay ciertas promociones de sacerdotes que ven todo esto con mucha preocupación: personal, ministerial, y pastoral.
La decisión del Seminario es una de las tantas que se toman sin consultar a los diferentes cargos y niveles diocesanos.
Ahora nos toca esperar que haya acierto en los nombramientos de los nuevos arciprestes, de los nuevos párrocos y vicarios, y otros cargos por el bien de todos los diocesanos de Barcelona.
Y que Dios nos mande un buen obispo después de Omella.