Acabamos de celebrar la fiesta de san Valentín. Fiesta laica donde las haya. ¿Y qué es exactamente lo que se celebra? Yo diría que concretamente, la formación de parejas con cierto espíritu transgresor. En los primeros tiempos del cristianismo, donde la leyenda más antigua coloca a San Valentín, este sacerdote (según otros, obispo), casaba a los reclutas destinados al ejército, a pesar de la prohibición de matrimonio: porque la ley les prohibía casarse. Por evitar el conflicto que representaba servir al mismo tiempo a la familia y al ejército. Pues nada, san Valentín los casaba (alguna licencia prorrogable iría ligada a la reciente boda), favoreciendo así a la pareja, pero perjudicando al ejército.
Mucho más adelante, y ligado a otras leyendas, se trató de casar a las parejas formadas contra la voluntad de los padres que, juntando fortunas, proveían a sus hijos de la casa y los recursos para poder sostener la familia que formarían. En este caso, al san Valentín de la época le tocaba casar clandestinamente a la pareja de enamorados que se unían en matrimonio contra la voluntad de sus padres.
Es que se consideraba en ambos casos, que el amor estaba por encima de la ley. En el más antiguo, por encima de la ley del Estado, que ponía freno al amor de los jóvenes por priorizar la defensa de la nación. En el caso más moderno (muy bien ejemplificado en Romeo y Julieta), es un fraile el que casa a los empeñados en su amor imposible: hay una gran enemistad entre las familias respectivas. En el caso de Los Amantes de Teruel, es la diferencia social la que impone la separación de los amantes. El argumento, ¡ay!, tan cerca de La Leyenda del Beso.
Claro, siempre se consideró que si el matrimonio se celebraba con sometimiento a la ley o a la autoridad de los padres, el amor no formaba parte necesaria de esa unión. Pero si se celebraba a la contra, se daba por supuesto que el móvil era el amor; y que justamente era el amor el que legitimaba y enaltecía esa unión.
Digamos que, en todos estos casos, un elemento inseparable del amor es el sexo, hasta tal punto que amor y sexo se emplean como sinónimos y por tanto intercambiables. De hecho, es un gran avance en la humanización y dignificación del sexo. El equívoco se produce cuando el sexo ocupa finalmente todo el espacio que corresponde al amor, y lo ocupa en exclusiva. No está claro que salga ganando el sexo, porque de él se ocupa la naturaleza; pero parece evidente que pierde terreno el amor, porque se produce mucho más allá del sexo; e incluso en ámbitos que no tienen ninguna relación con él.
Lo sorprendente es que sea el amor transgresor (de hecho, transgresor del matrimonio, tan rigurosamente reglamentado), el que se exalta con esta celebración de San Valentín. Dando además por sentado que es en la transgresión (¡y en la pasión que la acompaña!) donde resplandece el amor. Por suerte, esta celebración ha llegado a institucionalizarse y universalizarse de tal modo que ha invadido también, por lo menos con igual fuerza, el ámbito del matrimonio. De manera que incurre en desafección (en falta de amor, de “enamoramiento”) el esposo que no tiene con su esposa el detalle de regalarle una flor, una prenda, una joya o una “cena romántica”. Y volviendo a la maliciosa diferenciación de conductas por sexos (ahora los llaman “géneros”), estamos en un formato totalmente “machista” y arcaico. ¿Por qué ha de ser el hombre el que manifieste su amor?
Buena pregunta, y es importante que nos la hagamos. En realidad, es una bendición que se haya instituido una fiesta que les recuerde a los que tienen la fortuna de gozar de la bendición de una compañera, sea esposa, novia o amante, que han de esmerarse (y ésta de San Valentín es una buena ocasión) en ejercitar y demostrar el amor que sienten o deberían sentir por la mujer. Claro que las formas de “demostrar amor” que nos ofrece el sistema, siempre desembocan en gasto. Gran fiesta comercial, donde las haya. Pero menos da una piedra.
Y por otra parte, eso de traducir burdamente el amor como sexo, de tal manera que en lo que piensa mayormente el “enamorado” para demostrarle a su compañera el amor que le profesa es en “hacer el amor” (una expresión que nos retrata), no es bien-bien el tema de san Valentín, aunque por lo general acabe siéndolo: y esta vez sí, con gran ventaja sobre otras, el amor hace acto de presencia.
Es que es la diferencia de sexos la que hace necesario educar al varón en el amor: algo que la mujer lo lleva de serie. Se lo ha dado la naturaleza, porque el amor es conditio sine qua no para ser madre y sacar adelante las crías hasta que se valgan por sí mismas. Y es un regalo que les hace la naturaleza a todos los seres que, por su diseño anatómico y fisiológico han de contar en sus vidas con el designio de la maternidad. A este doble diseño le sigue el psíquico, el que la empuja al amor. Es que no se puede ser madre sin amor.
Y el milagro maravilloso de nuestra especie, es que la mujer sea capaz de convertir en amor muchos momentos de la vida: no sólo los que están vinculados a su función de madre, sino toda su vida de relación. No nos extrañemos de que muchísimas mujeres a la hora de elegir profesión, se sientan inclinadas a elegir aquéllas que requieren para su ejercicio, una buena dosis de amor. Ellas son el manantial del amor.
Y, acostumbrados como estamos a vincular el amor con el sexo (¡claro que van de la mano!), nos olvidamos fácilmente de que con la gran prolongación de la vida que hemos conseguido; nos olvidamos, digo, de que el amor de pareja no se extingue con el apaciguamiento de los ardores juveniles, sino que se prolonga durante toda la vida y adquiere, cuando nos alcanza la debilidad de la vejez, una solicitud y una ternura que sólo conocimos y practicamos con nuestros hijos cuando al no valerse por sí mismos, necesitaban nuestra dedicación amorosa. Ese amor también es bellísimo, y vale la pena ponerlo bajo la protección de nuestro particular san Valentín, igual que el amor juvenil y el de segunda hornada.
En fin, que no es poco prodigio el haber convertido los ardores juveniles en auténtica pasión amorosa, en una creación del amor. La humanidad entera lleva milenios en ese empeño; pero ha sido el cristianismo el que mayor acierto ha tenido en atar bien atado el sexo al matrimonio, a la familia y al amor. Creo que podemos decir, con pleno acierto, que es el cristianismo el que mayores raudales de amor ha hecho brotar de la humanidad en todos los sentidos. Amor de varón y mujer, amor de esposos, amor al prójimo ya sea hambriento, sin techo o enfermo. Amor en todas sus dimensiones. Hasta llegar al Dios es amor, y quien permanece en el amor, en Dios permanece, y Dios en él. Puro don, pura gracia. Gocemos, pues, de ese plus de amor al que nos empuja San Valentín.
Virtelius Temerarius
En esta materia existe el blog de un sacerdote del Opus que es el más avanzado: Nupcias De Dios https://nupciasdedios.blogspot.com/ Pero el problema teológico que yo le he planteado hace tiempo es si se puede considerar el matrimonio de José y María Virgen válido según los cánones actuales del Derecho Canónigo porque en José y María no se consumó el matrimonio, y un matrimonio no consumado puede ser causa de anulación eclesiástica. Todo un verdadero lío. Julio Iglesias se casó con la Preysler y fué anulado habiéndose consumado con hijos. Realmente, vale más hacer teología del Diluvio, de Noé y del Arca que al menos nos levantamos el pensamiento hacia la contemplación de milagros que no teología matrimonial católica que es un verdadero laberinto deprimente que nos pone enfermos.
ResponderEliminarSr. Garrell, está usted disparando peligrosamente en materia Teológica.
EliminarCon su comentario se está auto-excomulgado usted solito.
Vaya con mucho ojo!!!
Garrell, está usted deturpando el mismísimo origen del Cristianismo.
EliminarPásese a los testigos de Jehová, hombre!
Por lo visto le encanta las disquisiciones que no llevan a ningun sitio. Un matrimonio no consumado es totalmente valido, si hay pacto entre los 2 interesados de mantenerse virgenes por razones graves.
EliminarLa Provincia dels Caputxins de Catalunya i Balears s'ha fet ressò del comentari malagradós i indocumentat que se'ls va dedicar a Germinans Germinabit. Els lectors el poden conèixer a l'adreça:
ResponderEliminarhttps://caputxins.cat/caputxins-en-resposta-a-germinans-germinabit/
Anónimo 18:00. La resposta que han donat els caputxins és un clatellot al Sr. Trullas i a Germinans Germinabit i els seus col·laboradors. Aprenguin a tenir una mica de dignitat moral.
EliminarNormal, tienes que leer G.G como si leyeras la prensa del corazón. Eso si cuidado porque allí hay periodistas que contrastan su información.
EliminarComo anteriormente dije hay fuentes en el mejor de los casos anticuadas, otras difamatorias y siempre bajo una misma línia muerta y ya casi enterrada, pues los años pasan que le vamos hacer y remplazos pocos. Siempre escriben los mismos y bajo control, no vayan a decir que G.G, brilla la diversidad vigente en la Iglesia, que ellos dicen defender y siempre acusan de herejía, etc... Un gran ejemplo de cristianismo siembran, el odio al Papa, el odio al cardenal de Barcelona y auxiliares, y ahora a por las ordenes religiosas.
Lo único que veo en sus escritos es lo que no debo hacer nunca como cristiano que soy gracias por ello.
Por cierto cuando suben el nivel un poquito es para hablar del Génesis, supongo que saben que Jesús nos trajo la definitiva salvación y única. Nada hay que añadir a lo revelado, porque si fuera así, Cristo no seria Dios.
Hermano/a teólogo/a de las 11.53. Intensa su diatriba, ya sabe usted lee GG porque le da la gana y va viendo que no es de su cuerda, pues ya sabe hay tanto por ahí donde distraerse sin sufrir en GG. Pero claro, nos argumenta, como si fuera un modernista poco cultivado, que Jesús ya vino y va y aparece el Nuevo Testamento y el Antiguo desaparece. No se entiende que si Yahvé es el protagonista del AT y, Jesús significa Yahvé Salva, se encarna para borrar de un plumazo todo lo que hizo en el AT...eso más bien precedentes ina herejía tipo Arrio o Islamista de un "dios" inaccesible y distante.escriba un artículo en GG y no enrede
EliminarAnonimo 11:53. Que quiera malevolamente confundir la critica con el odio es su problema. ¿O es usted de la generacion de cristal que no soporta que le digan las verdades? ¿O simplemente sigue la tactica zurda de acallar al discrepante haciendose la victima ?
EliminarAlgo que deseo poner de manifiesto: Germinans Germinabit es una web que admite todo tipo de comentarios, sean contrarios a lo que se vierte en el artículo publicado o no sean afines al catolicismo en general. Hasta el presente no he visto censura alguna. Doy fe de ello. Y les felicito.
ResponderEliminarPues a mí sí me han censurado algún comentario crítico.
EliminarAsí es. Se da cabida a muchas voces y, si se censura es autocensura, pues al Cojo de Calanda y al Tío Caldú los deben tener en la Mamertina
EliminarEntiendo, Sr. Garrell, que el Derecho Canónigo existe desde el momento en que se aprobó y no se debe juzgar con su normativa un hecho anterior a él y menos aún, juzgar con su normativa un hecho producido por la voluntad de Dios, ni aún en el supuesto de que ya hubiera existido la normativa con antelación al hecho.
ResponderEliminarTEROL